Strike 3: Enigma para un domingo
Bien sé yo que el deporte conoce de misterios, y que más vale no exprimirse la cabeza intentando encontrar explicaciones para ellos. Eso, claro, lo hace más sabroso al paladar, pone siempre en tensión cualquier augurio, y le da ese perfume seductor que caracteriza a los enigmas. Pero, vamos, que a veces...
A veces me olvido de todo lo anterior, y juego a ser Poirot. Pero igual es en vano, porque no hay pista alguna que seguir, y solo quedan en el aire, como burbujas gordas, unas dudas enormes. Y ahora mismo, saber por qué desaparecieron los dinosaurios me resulta tan desconocido como saber por qué Santiago no logró clasificar sobre Mayabeque.
Era en el Guillermón, la plaza más caliente del país. Y era Santiago, un equipo con galones de jefe de tropas. Y eran juegos cruciales, que son los que Santiago mejor juega. Y al frente estaba Mayabeque, la novena más débil de todo el campeonato, feto informe nacido del capricho de formar dos escuadras donde solo tenía que haber una.
La misión -alcanzar el boleto- parecía muy fácil. A otros, como Las Tunas y Ciego de Ávila, los esperaban compromisos finales mucho más exigentes, y en terrenos contrarios. A los indómitos, en cambio, el calendario les había reservado un cordero a domicilio. Solo era cuestión de afilar los colmillos, y comer, comer, comer...
Pero el animalito fue indigesto, y se le atravesó a Santiago. Al gran Santiago, ese mismo que lleva dos años seguidos sin llegar a la fiesta de la postemporada. Ese Santiago que, aunque sufrió lesiones importantes, supo erguir la cabeza y ponerse a las puertas de la etapa de play off. Ese Santiago que, inconcebiblemente, acaba de caer en dos de tres partidos contra Mayabeque, para vergüenza de sus peloteros y desconsuelo de su fanaticada.
Mala cosa. Terrible para el béisbol nacional. Porque cada cual tiene todo el derecho de este mundo a pensar como le venga en ganas, pero lo indiscutible es que Santiago e Industriales -más que todos los otros, ellos dos- son aurícula y ventrículo de esta pelota nuestra. Sístole y diástole. Sangre y corazón.
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Estoy de acuerdo, aunque debemos admitir que en este final de serie, hay varias cosas raras.
Soy industrialista, pero respeto mucho al equipo de Santiago y me duele que hayan perdido tanta calidad y tanta garra. Aunque a algunos no le guste, sin Santiago e Industriales la pelota cubana no tiene el picante y la pólvora que lleva un buen campeonato. Hay otros muy buenos como Pinar del Rió y Villa Clara, los 4 grandes, pero los azules y las avispas le dan un sabor y un colorido diferente a la pelota cubana. Hay que ver ese latinoamericano y ese Guillermon Moncada cuando estos dos equipos se enfrentan en una discusión por la clasificación o por el titulo. Desde los tiempos de Alarcon y Manuel Hurtado.
He leído la preselección actual de Santiago. Me gustó el grupo de entrenadores y técnicos seleccionados, lo único que le queda a Santiago es trabajar y trabajar duro en pos de la próxima serie. La pelota cubana necesita un Santiago fuerte. Santiago es mucho más que Santic Spíritus, que Las Tunas, que Granma y otros tantos. Repito, soy industrialista, pero respeto a Santiago.
Señores: ¿Alguien pudiera decirme sobre algo sobre la última ubicación del estelar lanzador cubano Pedro Luís Lazo?