Imprimir
Inicio »Opinión  »

Revolución es sumar y unir

| +

La actitud golpista que ahora no anida exclusivamente en los cuarteles, el separatismo extemporáneo y oportunista que avanza en Bolivia y asoma en Venezuela y Ecuador, así como las apelaciones al imperio para que intervenga a su favor, son las muestras más evidentes de que la oligarquía y la derecha latinoamericana se han quedado sin argumentos y ahora intentan el consenso por chantaje, practican el terrorismo mediático y llaman a la violencia, incluso a los magnicidios. 

El debut de líderes de nuevo tipo, capaces de retarlas en un terreno hasta hace poco exclusivamente suyo y las sucesivas y cada vez más contundentes derrotas electorales, confirman que la burguesía, la oligarquía y las derechas han perdido base social, mientras su capacidad para reconstruirlas se reduce e incluso puede desaparecer. Sin nada que decir a los pobres, sin ofertas reales para las clases medias y sin opciones para sumar a la juventud, los militares jóvenes y a las tropas, el menaje político reaccionario se torna indigente. 

Al perder la bandera de la democracia, que ha pasado a manos de los sectores populares, no poder invocar ningún factor externo, explotar el miedo al comunismo, el ateismo o anticlericalismo ni acusar a las nuevas autoridades de atentar contra la propiedad, la familia o Dios, la oligarquía ha perdido solvencia para el debate ideológico o político. 

No obstante, esa indigencia ideológica, el poder económico y la influencia política que le otorga el hecho de haber ejercido el poder durante siglos en los cuales creó estereotipos, miedos y lazos de dependencia difíciles de deshacer, hacen a la derecha oligárquica un  adversario peligroso. 

Aunque en los países donde se han puesto en marcha procesos de cambios, la reacción, encabezada como en Bolivia, por espurios caciques locales, orientada por los medios masivos de difusión, como ocurre en Venezuela, la derecha suele actuar de modo errático, es preciso alertar sobre la existencia de espacios y sectores que no deben ser descuidados por el movimiento popular. 

La apelación de Chávez a la "clase media en positivo" y sus constantes búsquedas para favorecer el empresariado nacional, apoyar a la pequeña y mediana empresa, incentivar las cooperativas en el campo y favorecer la prosperidad del campesinado, son ejemplos de fórmulas concretas de trabajo político, para no descuidar a sectores que desorientados y mal atendidos pudieran ser manipulados por la oligarquía a la que naturalmente no pertenecen. 

Aunque por su sensibilidad, por la naturaleza y la función social de sus obras, la intelectualidad literaria y artística es un sector proclive a apoyar las causas populares, frecuentemente, aprovechando la debilidad de sus organizaciones y el aislamiento en que suelen realizar su labor, la reacción trata de confundirlos, actividad que es preciso confrontar con argumentos específicos. 

Sumar a los maestros y profesores, el proletariado de la intelectualidad, que viven de salarios miserables, conocen el paro y la cesantía, es de importancia estratégica. Lo mismo ocurre con los médicos, periodistas, juristas, los técnicos de las empresas públicas y privadas, los empleados públicos, los militares, las fuerzas del orden y los científicos e investigadores. El hecho de que los profesionales alcancen un nivel de vida relativamente elevado, no los convierte en burgueses ni en adversarios de las causa populares. 

Nada debe inducir a pensar que los cambios en marcha son exclusivamente en beneficio de los más pobres, sino que abarcan a toda la sociedad, que será usufructuaria de las ventajas del progreso y del desarrollo. Se trata de una batalla de ideas de la que nadie debe ser olvidado ni excluido y en la cual ningún aporte carece de meritos. 

La característica más sobresaliente de esta hora latinoamericana es que la democracia y la inclusión se han convertido en patrimonio de una izquierda no doctrinaria y no sectaria, a la vez democrática, revolucionaria y socialista, que no rechaza aliados ni desprecia a compañeros de viaje y encuentra en cada patriota y cada ciudadano honesto a un protagonista de proyectos inspirado en el interés nacional.

Mientras más variadas sean las huestes mayor será la fuerza y mientras mayor sea la capacidad de convocatoria de los proyectos populares, mayores serán las posibilidades de éxito. A la izquierda de hoy no le interesa tanto el radicalismo de la retórica como la contundencia de los actos.                                   

 

 

 

Haga un comentario



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Jorge Gómez Barata

Jorge Gómez Barata

Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.