Imprimir
Inicio »Opinión  »

Japón, los Estados Unidos y la economía mundial

En este artículo: Estados Unidos
| +

Traducido por Francy Pérez Perdomo y revisado por Asunción Aday, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión

En ocasiones, las noticias asombrosas y reveladoras se entierran en las páginas traseras de los medios noticiosos.  El 3 de octubre, el The New York Times publicó una pequeña tabla en su sección de negocios acerca del acceso a la Internet.  En una lista de diez países económicamente fuertes mostró dos cifras por cada uno. Velocidad promedio de las conexiones de banda ancha en megabits por segundo y precio mensual del servicio (un megabit por segundo).  El país con la conexión más rápida y barata era Japón (61,0 y 0,27 dólares).  Le seguía Corea del Sur (45,6 y 0,45 dólares).

Lo interesante en esta tabla era la posición de los Estados Unidos respecto al Japón.  Con una velocidad de 4,8 megabits por segundo a un costo de 3,33 dólares; los Estados Unidos tienen una conexión catorce veces más lenta y doce veces más cara que la del Japón.  Resulta irónico que Francia, frecuentemente menospreciada en los Estados Unidos por su atraso económico, sin llegar al nivel del Japón, tiene una conexión tres veces más rápida que los Estados Unidos (17,6) y a la mitad del costo (1,64 dólares).
La explicación a esta enorme discrepancia está en la relación de las empresas en Japón y en los Estados Unidos con el mercado capitalista.  Para que Japón haya llegado a ser lo que la Times llama un "paraíso de banda ancha", las empresas japonesas han tenido que hacer grandes inversiones y conceder descuentos considerables a los clientes.  Ellos siguen esta política basándose en la teoría de que no tomar en cuenta las ganancias a corto plazo e invertir miles de millones en proyectos a largo plazo, cubrirá al final los gastos.  Fue esta la filosofía que permitió al Japón crear una de las dos líneas ferroviarias más rápidas del mundo: el Shinkansen.  Su único rival en este campo es el Tren de Alta Velocidad de Francia.  Como todo el mundo sabe, los Estados Unidos tienen un miserable sistema ferroviario conocido como Amtrak que prácticamente nadie usa y reporta más pérdidas que ganancias.

Las dos diferencias fundamentales entre el Japón y los Estados Unidos es que los ejecutivos corporativos estadounidenses están fuertemente presionados para justificar cualquier inversión en bienes de capital que pueda mermar las ganancias del año y que el gobierno de los Estados Unidos no está dispuesto a dar incentivos financieros a las compañías para ayudarlas a financiar las inversiones a largo plazo.

Las razones de ambos son obvias.  Las compañías estadounidenses están dominadas en la actualidad por un espíritu especulativo en el cual hay movimiento constante del personal más destacado y las compras de compañías por parte de sus ejecutivos o trabajadores están a la orden.  El resultado final de este año es lo único importante para un ejecutivo principal quien podría no estar en condiciones de beneficiarse con los resultados del próximo año (para no hablar de los resultados finales de la próxima década).  Y el gobierno de los Estados Unidos está gastando todo su capital en inversiones militares y exoneraciones fiscales para los muy acaudalados.  No queda nada para la inversión capitalista a largo plazo.  Según Kazuhiko Ogawa, gerente general de la sección de estrategia de redes en la Nippon Telegraph & Telephone, los japoneses, por el contrario, invierten de una sola vez en la "transformación única del siglo".

La burbuja de los valores mobiliarios en los Estados Unidos posiblemente continuará por un tiempo más.  Pero en un decenio, los Estados Unidos estarían vergonzosamente atrasados con respecto a los japoneses (y los surcoreanos, e incluso los franceses) en materia de informática que, como todo el mundo dice, es el sector clave de la economía capitalista de hoy en día.

Esta es la forma en que se está gestando la decadencia hegemónica.  El país puntero se concentra en la situación del momento, e invierte excesivamente en gastos militares improductivos.  La especulación remplaza las innovaciones como fuente de ganancias.  Antes de que uno se dé cuenta, los otros (en este caso los japoneses, pero no ellos solos) tomarán la delantera y controlarán la tecnología del futuro.  Esto es lo que los Estados Unidos hicieron cuando eran una potencia económica en ascenso, hace ya muchísimo tiempo.  La única manera de revertir esta situación, al menos parcialmente, es haciendo un cambio cultural importante en los Estados Unidos.  George W. Bush no está en lo absoluto preparado para pensar en ello siquiera.  ¿Están Hillary Clinton o Barack Obama en condiciones para ejercer un liderazgo en esta dirección? Nada es menos seguro.

Derechos de reproducción a nombre de Immanuel Wallerstein, distribuido por Agence Global.  Para obtener derechos y permisos, incluidos traducciones y envíos a sitios no comerciales, y establecer contacto: rights@agenceglobal.com, 1.336.686.9002 ó 1.336.286.6606.  Permiso otorgado para descargar, reenviar electrónicamente, o enviar por correo electrónico a otras personas, siempre y cuando el ensayo permanezca intacto y la nota de derechos de reproducción sea incluida.  Para contactar al autor escriba a: immanuel.wallerstein@yale.edu.

Estos comentarios, publicados dos veces al mes, tienen el propósito de ser reflexiones acerca del acontecer mundial contemporáneo, no desde la perspectiva de titulares inmediatos, sino a largo plazo.]

Estoy protegido por SpamBrave
http://www.spambrave.com/

Haga un comentario



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Immanuel Wallerstein

Immanuel Wallerstein

Sociólogo y científico social histórico estadounidense. Principal teórico del análisis de sistema-mundo.

Vea también