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La otra guerra del sargento Carlos Lazo

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Prensa Latina

El sargento Carlos Lazo pudo haber muerto en Iraq, donde prestó servicio en las filas del Pentágono, pero ahora su condición de veterano resulta insuficiente para librarlo de las prohibiciones del bloqueo contra Cuba.

Este cubano-americano es uno de los cientos de miles de latinos que integran las fuerzas armadas estadounidenses, aunque por su origen sufre de serias limitaciones para relacionarse con su familia en la isla.

Lazo ya había cobrado notoriedad cuando intentó viajar a La Habana durante unas breves vacaciones, tras un primer período de servicios en tierra iraquí.

En Cuba vive su hijo de 16 años, pero Washington le negó la licencia especial requerida tras las disposiciones adoptadas el pasado año por la administración del presidente George W. Bush, que refuerzan el bloqueo contra el vecino país.

Tales medidas, incluidas en el llamado plan para una transición pacífica en la nación caribeña, espacian durante tres años los contactos entre familiares de ambos países, previo permiso especial del Departamento del Tesoro.

Por decreto de la Casa Blanca la familia cubana sólo se circunscribe a padres, esposas, hijos y abuelos, pero quedan fuera tíos, primos y qué decir de amigos u otras relaciones que no clasifican para un permiso de viaje a Cuba.

La política anticubana de sucesivas administraciones norteamericanas llega a puntos inimaginales, e incluso provoca la reacción de sectores de la llamada comunidad cubana en aquel país.

Resultó inédito en abril pasado que una delegación de varias organizaciones de cubanoamericanos utilizara el podio en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en Ginebra, para denunciar tales atropellos.

Pero la Casa Blanca no sólo desoye esos reclamos, sino que aprieta las tuercas en el Congreso, donde el año pasado la Cámara de Representantes y el Senado se pronunciaron por suavizar las restricciones del bloqueo, en particular respecto a las visitas a la isla.

Esta vez la Cámara baja votó contra tres enmiendas que perseguían levantar el bloqueo, incrementar la frecuencia de los viajes familiares y aumentar los contactos académicos.

También el Senado rechazó una propuesta que tenía el caso de Lazo en mente, y que suavizaría las prohibiciones a las visitas familiares.

El senador demócrata Byron Dorgan (Dakota del Norte), había hecho la propuesta para facilitar el reencuentro del sargento cubanoamericano con su hijo por razones humanitarias, pues el padre aduce que el menor sufre de una infección bactereológica.

De haber prosperado la enmienda la rendija al férreo bloqueo beneficiaría a otros que quieren reencontrarse con familiares enfermos o de avanzada edad.

El congresista calificó de "imperdonable" que a un veterano de guerra se le impida reunirse con su hijo. Pero aunque su proposición ganó la mayoría de votos entre los senadores, la ventaja resultó insuficiente para imponerse.

La votación resultó 60 votos a favor y 35 en contra de aligerar la prohibición bajo motivos humanitarios. Sin embargo, necesitaba dos tercios de los 100 votos de la Cámara alta, es decir, no menos de 67.

Al final todo quedó igual, por lo que muchos cubanos en Estados Unidos seguirán sufriendo la inhumana política de la administración republicana hacia la tierra que los vio nacer, y en particular a sus compatriotas y parientes.

Es probable que Lazo pueda volver a ver a su hijo dentro de dos años, si recibe la licencia requerida, pero para otros cubanos la longevidad de sus familiares será la principal apuesta para poder abrazarlos otra vez.

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Orlando Oramas León

Orlando Oramas León

Periodista cubano, subdirector del diario Granma.