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CUBA Y LA MIGRACIÓN

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Me escribe un lector: "defiende usted a Cuba pero no explica ¿por qué porque hay más cubanos afuera de Cuba que en Cuba misma? ¿Por qué tantos cubanos quieren salir de Cuba y ponen su vida en peligro, si la isla ofrece tantos beneficios? Eso no pasa en ningún otro país." Esa carta demuestra, una vez más, que la maquinaria de distorsiones, calumnias y presentación sesgada y embustera de los hechos domina una parte de la opinión mundial.

Primero, es incierto que haya más cubanos fuera de Cuba que dentro. La población de la isla es de once millones de habitantes y fuera del país hay algo más de un millón. En febrero de 2005 el número de emigrantes ascendía en el mundo a cerca de 50 millones de personas, lo que significa que una de cada 115 personas de la población mundial  se ha  mudado  de su lugar de origen, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Cuba no es  el primer país que atraviesa un fenómeno migratorio.  Millares de irlandeses emigraron a Estados Unidos a partir de 1846. Entre 1880 y 1910 --treinta años solamente--, diecisiete millones de europeos entraron en Estados Unidos.  A partir de 1820 alrededor de quince millones de sudeuropeos emigraron a América  del Sur. En razón del tráfico de esclavos se calcula que diez millones de africanos llegaron a América.

La emigración cubana se ha ido formando por oleadas yuxtapuestas. Primero se marcharon los comprometidos con la dictadura batistiana recién concluida. Más tarde salió del país la alta burguesía azucarera, los grandes propietarios, los administradores de la industria, latifundistas, banqueros. En una tercera ola emigraron  profesionales de clase media que habían aspirado a cambios reformistas sin llegar a fondo en la solución de los males sociales.

Un millón y cuarto de cubanos abandonaron su país en un lapso de cuatro decenios y medio. La diáspora cubana abarcó no solamente los Estados Unidos sino que se extendió a España, México, Venezuela y Puerto Rico principalmente. Su diversa composición social, la fragmentación de sus intereses, es la causa del vasto mosaico actual del exilio cubano y su falta de unidad. En su amplio espectro hay sectores liberales, flexibles, dignos de respeto, junto a ultra reaccionarios que con reclamaciones extremistas hacen que  se juzgue a justos por pecadores. Una minoría salió por inconformidad con la revolución. La inmensa mayoría partió  tentada por la esperanza de mejorar su nivel de vida en Estados Unidos, fascinados por el atractivo de las oportunidades económicas y las facilidades que  otorga el gobierno de ese país a los cubanos.  La llamada "ley de ajuste cubano" permite a los inmigrantes acogerse a los beneficios de la seguridad social y a la tarjeta verde, autorización para desarrollar un trabajo legal, en el lapso de sólo un año de residencia.

Contrasta el recibimiento dispensado a los cubanos con la persecución de que han sido objeto los "wet backs" mexicanos que logran cruzar el Río Grande que son recibidos a balazos del otro lado de la frontera. O el duro tratamiento y la devolución masiva de emigrantes haitianos o dominicanos a su país. Si a cada expatriado latinoamericano se le hubiese dado la categoría de "freedom fighter", como se le hizo a los cubanos en la era de Reagan, no cabe duda de que Suramérica se hubiese vaciado en pocos años.  En total, a fines del siglo pasado, los emigrantes del mundo sumaban nueve mes millones 145 mil 400 personas.

El mundo desarrollado se protege de los pobres. Las leyes antimigratorias dictadas en Estados Unidos, que tanto lesionan a los inmigrantes mexicanos, son similares a otras medidas que se están adoptando en Europa. Francia y España para  protegerse de los magrebinos, Italia de los albaneses, Alemania de los turcos, Gran Bretaña de los hindúes y pakistaníes, etc. El desbordamiento demográfico del Tercer Mundo, los índices de desempleo, la precaria calidad de la vida impele a buscar, en otras tierras, la prosperidad que no logra alcanzarse en la propia. Pero la prensa mundial no habla o habla poco de todo ello. Sin embargo un  grupo de aventureros que se lanza al estrecho de la Florida para alcanzar una supuesta prosperidad es inmediatamente proclamado con gran desenfreno de la prensa internacional como "las infelices víctimas del castrismo que huyen de la tiranía roja para alcanzar la libertad y la democracia". Y lo peor es que hay ingenuos que todavía lo creen.

gotli2002@yahoo.com

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.

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