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Iraq: entre el poderío y las debilidades del ocupante

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La celebración del Memorial Day en Estados Unidos trajo el homenaje a los caídos en combate en tierras extranjeras, pero resultó ocasión para poner de relieve el impacto de la guerra de Iraq en las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

El presidente George W. Bush quiso capitalizar a su favor la solemnidad de la efeméride, en momentos en que las encuestas muestran una mayoritaria opinión desfavorable a su desempeño en el país árabe.

A su vez, su rival demócrata, John Kerry, a quien varios sondeos colocan delante en la carrera por la Casa Blanca, también aprovechó la coyuntura para iniciar una ofensiva sobre temas de seguridad y de críticas al gobierno.

De cualquier manera, el asunto compete a ambos contendientes, sobre todo porque Kerry podría heredarlo, y no es extraño que por estos días se le encuentre rodeado de veteranos de guerra, como para recordar que su curriculum incluye su participación en la intervención en Vietnam.

No es sorpresa tampoco que analistas y políticos estadounidenses evoquen cada vez más aquel conflicto armado, devenido sonado fracaso para Washington. Sobre todo cuando las bajas del Pentágono en el país árabe crecen en un goteo diario, y superan ya los 800 muertos.

Pero llama la atención que desde las propias filas militares se escuchen voces de alarma, mientras la realidad evidencia que las tropas de Estados Unidos están a la defensiva, y se han visto obligadas a combatir en las condiciones impuestas por la insurgencia.

"No hay manera de perder militarmente en Iraq, pero no hay manera de ganar". La frase corresponde al general Richard B. Myer, que la suscribe en un documento de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Su aseveración está bien lejos de aquella euforia que acompañó a las unidades blindadas norteamericanas, que en apenas 96 horas se desplazaron desde la frontera de Kuwait hasta las puertas de Bagdad. La ocupación se anunciaba como un paseo.

Pero más de un año después del inicio de la agresión los análisis indican que en aquel "tour" intervino también la estrategia de los iraquíes de presentar combate en las ciudades, donde la superioridad tecnológica y el poder de fuego del agresor se ven disminuidos.

De ello dan fe las acciones de la resistencia, que han puesto en jaque a los ocupantes con sus tácticas de ataques repentinos de grupos pequeños de gran movilidad y armados con armas livianas.

Ahora se recuerda que el régimen de Saddam Hussein distribuyó alrededor de cinco millones de fusiles AK y otras armas que hoy se utilizan contra las fuerzas extranjeras, en particular las de Estados Unidos.

La imagen repetida por la televisora estadounidense CNN y otros medios de comunicación de un iraquí armado de un lanzacohete RPG, quien dispara desde una esquina de Najaf contra un tanque estadounidense, evidencia la asimetría de la guerra, pero también las debilidades del ejército más poderoso del planeta.

Los RPG han sido particularmente efectivos contra los transportes de la infantería, en particular los Hummer, para los que ahora los militares reclaman un mayor blindaje.

Pero los lanzacohetes antitanques también han sido usados para derribar helicópteros militares de Estados Unidos, mientras en las carreteras y avenidas las bombas de fabricación casera hacen estragos en las caravanas del Pentágono.

Hace unas semanas el general retirado Anthony Zini, ex jefe del Comando Central, enumeró una serie de fallas en la conducción de la la guerra por parte de la Casa Blanca, que inicia con los falsos argumentos utilizados para llevarla a cabo.

Zini asegura que la administración Bush subestimó la envergadura del asunto y critica lo que califica de falta de planificación general, malas decisiones en el terreno e incapacidad para instalar un gobierno con apoyo popular.

Asimismo compartió la opinión creciente de que las tropas desplegadas en el país árabe, unos 138 mil efectivos, resultan insuficientes para lograr la denominada pacificación y crear un clima de seguridad.

De cara a la anunciada devolución formal a las nuevas autoridades iraquíes de la soberanía limitada, el alto mando en Bagdad ordenó a sus tropas evadir las acciones ofensivas contra la insurgencia y reforzar la custodia del flamante Consejo de Gobierno iraquí y de la infraestructura económica.

Pero incluso esas misiones no parecen fáciles de cumplir, y ello lo demuestra el atentado suicida que costó la vida el 17 de mayo a Ezedine Salim, entonces jefe del gobierno interino, amén de otros atentados contra las autoridades colaboracionistas.

"Estaremos allá por el tiempo que sea necesario", expresó el mandatario estadounidense en la Casa Blanca al comentar la designación del nuevo gabinete iraquí. También dijo que la violencia proseguirá en Iraq.

De tal forma, las tropas de Estados Unidos seguirán empantanadas en el país árabe, donde la asimetría de la guerra no garantiza la victoria del Pentágono, y mucho menos las aspiraciones reeleccionistas de George W. Bush.

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Orlando Oramas León

Orlando Oramas León

Periodista cubano, subdirector del diario Granma.