Cubadebate

Foto: Iram Guzmán/Periódico Invasor

En días de marzo pasado tuvo lugar la más importante fiesta cultural cubana de cada año. Esta vez, en pequeña escala y a pesar de las condiciones defensivas que vive el país, se manufacturó la Feria del Libro en Ciego de Ávila. La palabra empeño se volvió microscópica, ante el arduo quehacer en el derribo imprescindible de obstáculos. Y así fue, parida dentro de la impedimenta, pero donde pequeños espacios se hicieron gigantes en el homenaje por el 46 aniversario de la masacre de Cassinga.

La Plaza Ciego del Ánima se estremeció como si fuese un viernes final, allí retumbaron las palmeras y hasta el mármol del Martí testigo, tras la sensación volcánica provocada por el multipremiado escritor cubano Rafael de Águila, quien hizo la emotiva presentación de la novedad de Ediciones Ávila ¨Guardianes de Cassinga. La epopeya de los avileños¨, de los autores: Yeniska Martínez Díaz y Dagoberto Massip Puentes.

Foto: Iram Guzmán/Periódico Invasor

En la presentación, un prólogo conmovedor de manos de Ángel Dalmau Fernández, primer Embajador cubano en Namibia, estremeció a una treintena de combatientes protagonistas, familiares de los caídos por la defensa de Cassinga, amigos, vecinos y familias, quienes sumaron alrededor de 200 espectadores, que entre lágrimas valientes encarnaron a los miles de internacionalistas forjadores de la gran epopeya, que por más de 25 años, sostuvo Cuba en el continente africano.

Como representante de una hermandad perpetua, en ese espacio que fortificó lo cultural con lo histórico, emocionaron las palabras sinceras del Embajador namibio en Cuba, Excelentísimo Sr. Samuel Hendrik Goagoseb, quien acompañado de su esposa Esther Goagoseb, agradeció a los cubanos su heroísmo: “Desde el 4 de mayo de 1978 en Cassinga, cuando se mezcló por vez primera la sangre namibia y cubana, proseguimos hermanados hasta Cuito Canabal, para obtener la soberanía total en Angola, la independencia de Namibia y el derrocamiento del Apartheid engendrado en Sudáfrica”.

Este aniversario del horrendo crimen en Cassinga, está marcado por la lamentable pérdida de un gran amigo de Cuba, el presidente de Namibia Hage Geingob, lo que impidió su presencia en el recibimiento de la Orden José Martí, la cual había sido anunciada por el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez, desde su visita a Namibia en agosto pasado. El quebranto de la esencia física del mandatario, impuso la Orden de manera póstuma a su familia. Pero no olvidaremos jamás sus palabras en el discurso trasmitido a la nación cubana durante las honras fúnebres, en homenaje al Comandante en jefe Fidel Castro:

“¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Cuál es el costo de liberar una nación? ¿Cuánto pagar cuando alguien ha luchado por ustedes, cuando otros entonces eran aliados de su enemigo? La lucha de Fidel nunca fue para buscar un beneficio económico, sino para ayudar a los países oprimidos. Y es por ello que estamos aquí. Estamos aquí para saludar y despedir a un compañero que siempre estuvo al lado de nosotros y cuya pérdida jamás podrá ser reparada”.

En aquellos tristes días acompañaron además a Cuba en su dolor, el primer presidente y padre fundador de Namibia, el Dr. Sam Nujoma, el segundo presidente, Hifikepunye Lucas Pohamba, el Secretario General del Partido SWAPO, altos oficiales del Ejército Popular de Liberación de Namibia, sobrevivientes de la masacre de Cassinga, y ello, a decir del presidente Geingob, ilustraba el amor de su pueblo por Fidel Castro y por los cubanos.

Hoy, conmemorar el 46 aniversario de Cassinga nos dignifica, orgullosos de esa herencia africana y del legado inmortal de grandes líderes del humanismo. Cuando defendimos con heroísmo a los países africanos del colonialismo y la expansión del Apartheid, nos defendíamos a nosotros mismos, a nuestras esencias humanistas. Esas, que son imperecederas.

También hoy demandamos con fuerza la barbarie en Gaza, que como en Cassinga, la prensa cómplice trata de minimizar. El 4 de mayo de 1978 los medios occidentales junto a Sudáfrica tejieron una historia falsa de una supuesta batalla contra el PLAN, brazo armado de la Swapo, cuando verdaderamente masacraron a refugiados namibios en Angola. Los cubanos fuimos testigo, no espectadores, sino salvadores.

Nuestro homenaje en esta fecha va dirigido también al repudio de quienes se empeñan en seguir alimentando las viejas estrategias de colonización, ahora en su peor versión, la cultural, y a quienes denigran su propia existencia, apoyando la destrucción como oda a la incivilización y la irracionalidad; arrasando todo enfrentamiento a sus intereses predadores desde sus monstruosas entrañas.