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Guerra…¿Política?

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El joven historiador cubano Elier Ramírez Cañedo habla sobre la "guerra política" y su relación con el contexto actual de Cuba y América Latina. Foto tomada de Facebook.

El joven historiador cubano Elier Ramírez Cañedo habla sobre la "guerra política" y su relación con el contexto actual de Cuba y América Latina. Foto tomada de Facebook.

El llamado Libro Blanco del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de EE.UU. desarrolla y unifica dos conceptos históricamente contrapuestos: “guerra” y “política”. Les ofrecemos algunos fragmentos de un extenso diálogo que sostuvimos con el joven historiador cubano Elier Ramírez Cañedo sobre este tema y su relación con el contexto actual de Cuba y América Latina.

¿Cómo entender ese concepto de “Guerra Política”?

No hay tanta distancia, al menos históricamente, aunque sí lingüística porque todas las guerras tienen un fuerte trasfondo político. Lo que pone de manifiesto este Manual o Libro blanco es no establecer una diferencia marcada entre dos palabras muy distanciadas, guerra y paz.

(…) Plantea que Estados Unidos necesita volver un poco su mirada a la guerra política. Incluso, en su introducción dicen que con el fin de la guerra fría Estados Unidos abandonó un poco la guerra política y hacen alusión a un documento de 1948 de George Kennan, que fue algo así como el arquitecto de la  contención del comunismo y quien diseñó en gran medida la guerra política contra el campo socialista. (…) Estados Unidos requiere, necesita colocar la guerra política en la máxima prioridad dentro de la estrategia de seguridad nacional y retoman esas ideas que estaban ya en el documento de Kennan como que la guerra es permanente o que adopta distintos instrumentos.  La guerra convencional, utilizando las fuerzas armadas es cada vez menos efectiva a los intereses hegemónicos de los Estados Unidos. Hay muchas formas de hacer la guerra por vías no convencionales que han demostrado ser más efectivas (…)

(…) Ese concepto de guerra política no está tan distante de lo que pudiéramos catalogar como guerra cultural, guerra no convencional o la guerra de cuarta generación; es decir, hay pequeños matices conceptuales que lo diferencian pero al final están refiriéndose de alguna manera a lo mismo: cómo utilizar cada vez  menos las fuerzas militares directas, las hostilidades, y hacer la guerra con otros medios, ya no serían los soldados con fusiles sino utilizar el propio internet, las redes sociales, la influencia política y eso ayuda también - como plantea el documento-  a invisibilizar la presencia directa de la estructura de poder de los Estados Unidos en determinados escenarios internacionales y le da más posibilidad de poder enfrentar todos los retos que está enfrentando hoy la hegemonía norteamericana a nivel internacional.

Ellos están en un momento de sobredimensionamiento imperial, es decir, que tienen más desafíos a su hegemonía que en otras épocas y que sus capacidades para hacer una guerra de este tipo – convencional- se están reduciendo cada vez más y están siendo cada vez menos efectivas. Por tanto, estas variantes de guerra no convencional le dan la posibilidad de enfrentarlo, de acuerdo a las circunstancias y el terreno donde se desarrollen, obtener mayor éxito.

En el contexto actual, ¿cómo se implementa?

Es impresionante la cantidad de elementos que se están llevando a la práctica y de alguna manera se piensa en Cuba. Algunos podrían pensar que son estrategias distintas, que no hay coherencia en el diseño de la estrategia que Estados Unidos está llevando adelante respecto a Cuba y lo que está haciendo en América Latina, (…) responde todo a la misma lógica. Incluso, en el documento utilizan los términos diplomacia coercitiva, diplomacia persuasiva y entonces uno se da cuenta como lo que ha pasado en Brasil, en Argentina, lo que está pasando en Venezuela, en Bolivia, evidentemente Estados Unidos está detrás de muchos de estos procesos, pero como son estrategias mucho más inteligentes, mucho más sofisticadas, de guerra política, de guerra cultural, se trata de invisibilizar la presencia norteamericana en esas circunstancias.

Es volver a la etapa de Eisenhower en la que ellos hablaban de la negación plausible, tratar por todos los medios de que la mano de Estados Unidos no aparezca y todo el mundo interprete que se debe a fenómenos internos que están pasando en eso países (…) una estrategia muy clara hacia estos países de América Latina pero también hacia Rusia, hacia China, hacia todas aquellas realidades que de alguna manera desafíen la hegemonía norteamericana a nivel global.

En el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ¿cómo entender la guerra política?

Se adecua perfectamente a lo que está pasando con Cuba a partir de los anuncios del 17 de diciembre de 2014. Cada vez más tenía razón Esteban Morales cuando dijo que Obama dividía el bloqueo en dos: lo que afecta directamente al gobierno cubano y en eso mantiene de alguna manera la presión, no hay cambio significativo y en todo aquello que afecta más directamente al ciudadano común cubano se busca hacer las flexibilizaciones con una motivación política detrás muy clara que respalde  los intereses de guerra política (…) Es una manera de implementar tanto la diplomacia coercitiva que sería el bloqueo y otros instrumentos de la estructura de hostilidad que todavía permanecen junto a Ley de juste cubana y otros programas que politizan  el tema migratorio, la presencia norteamericana en Guantánamo, el financiamiento a la subversión interna que atenta contra el orden constitucional de Cuba.

(..) Uno puede ver como los paquetes de medida han tenido una intención política muy clara que va hacia lo que ellos llaman “empoderar” a la sociedad civil cubana, sobre todo dirigido hacia el sector privado y como en aquellos aspectos del gobierno cubano para desarrollar su estrategia económica mantienen una gran presión. Son pequeñas flexibilizaciones. Una de las más significativas es la de los vuelos directos. Trascedente hubiera sido que Cuba pudiera usar el dólar en sus transacciones financieras. Eso hasta este minuto no se ha podido llevar a la práctica, continua la persecución financiera, continúan las sanciones y Estados Unidos sigue tratando de dar una imagen, una buena cara hacia el concepto que ellos tienen de sociedad civil que, por supuesto, es muy distante al que manejamos nosotros.

(…) Lo que están haciendo contra Venezuela, contra Bolivia, contra Argentina, contra Brasil, también es contra nosotros mismos apostando al 2018, el cambio que esperan, donde prevén que Cuba no tenga el contexto que tenía en 1999 o el propio 17 de diciembre y estaríamos en una posición negociadora más débil y mientras puedan seguir presionando en la mesa de negociación con Cuba lo seguirán haciendo en función de que cedamos en aquellos aspectos que tienen que ver con nuestra soberanía, con el orden político que hemos decidido soberanamente para nuestro país. Es una táctica que han empleado en otros momentos. Siguen manejando esta idea de la presión y el contacto que no es nueva y que retoma este documento porque alcanzan con la administración Obama su mayor madurez, mayor consenso dentro de la clase dominante.

¿Por qué entonces la negativa del Congreso de poner fin al bloqueo a Cuba?

Algunos congresistas de la extrema derecha norteamericana  ni siquiera son partidarios de la guerra política sino del aislamiento total, que no haya ningún tipo de contacto, ningún tipo de influencia y consideran que el bloqueo económico manteniéndolo intacto, sin ningún tipo de cambio, es funcional a la guerra política, a la subversión.

Hay otros dentro del Congreso y de la administración Obama que consideran que no, que el bloqueo y la política anterior respecto a Cuba sin el mas mínimo cambio no es funcional a la guerra política y que hay que buscar una mejor instrumentación de ese bloqueo: flexibilizar aquellos aspectos que puedan dar una mejor imagen de los Estados Unidos a lo interno de la sociedad cubana y también a nivel internacional y por otro lado, mantener la presión en aquellos aspectos que dificulten el escenario al gobierno cubano para su desarrollo.

El termino más popular es el del garrote y la zanahoria que el propio Obama lo empleó dos días después del 17 de diciembre, es decir, estarían con este nuevo enfoque en condiciones de emplear con Cuba tanto palos como zanahorias.

Vea la entrevista con Elier Ramírez Cañedo

Se han publicado 1 comentarios



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  • francesco monterisi dijo:

    Para saber màs acerca de Kennan y la guera cultural se puede leer el libro 'La Cia y la guerra fría cultural' de Frances Stonor Saunders.
    Articulo traducido en italiano http://www.cubainformazione.it/?p=19771

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Bertha Mojena

Bertha Mojena

Periodista cubana del equipo Videos Cuba Hoy. Analista de temas internacionales y redes sociales.

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