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El primer bailarín del American Ballet Theatre abandona la danza

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Ethan Stiefel

Ethan Stiefel

Por: Lauren Cleto Herrera, estudiante de Periodismo de la Universidad de La Habana.

Ethan Stiefel ha decidido retirarse y el American Ballet Theater (ABT) lo dejará ir. El sábado 7 de julio bailará por última vez con la compañía estadounidense y el Metropolitan Opera House de New York se tragará los aplausos de esa presentación.

Y la noticia me conmueve, a pesar de que Ethan no es ni un Carreño, ni un Acosta, es decir no integra el cuerpo de baile de cubanos que alcanza su esplendor fuera del territorio.  Ethan no está, ni por asomo, vinculado con Cuba. Pero como bailarín, impacta tanto como nuestros diamantes masculinos y compite al mismo nivel que ellos.

Stiefel es un americano que cautivó a dos de las compañías más renombradas de los Estados Unidos: en 1991 al New York City Ballet y desde abril de 1997 al ABT. Comenzó casi a la misma edad de los aspirantes a bailarines en Cuba y de seguro se desgastó en esfuerzos, como los nuestros, por sobreponerse a lesiones, períodos de suplencia, injusticias en la selección del elenco y más.

Stiefel baila de todo, DE TODO; tiene la facilidad de ir de lo clásico a lo popular con la sutileza de los grandes y algo en su danza enamora. Es elegante y viril; virtuosísimo y técnico. No sé si prefiere lo neoclásico, o lo académico, pero en ambos casos sus movimientos fluidos y gráciles embriagan como el humo en el aire.

La nostalgia me devuelve a la primera vez que lo vi bailar. Nada menos que en el film Camino a la fama o Center Stage, en el rol del seductor bailarín Cooper Nielson. Jamás imaginé que ese rubio capaz de ejecutar una combinación espeluznante de doublé tours con pirouttes de quinta posición, era este Ethan, el primer bailarín del ABT. Desde ese entonces lo rastreé con esmero.

Tiempo después me fue grato ver cómo transmitieron por la televisión un documental sobre cuatro de los mejores bailarines de esa compañía norteamericana, donde figuraban la dinamita española Ángel Corella, quien lucha hoy por conquistar Barcelona como sede de su propia institución danzaria; el señor José Manuel Carreño, el ucraniano irresistible Vladimir Malakhov y este joven atractivo y desenfadado de Pennsylvania.

Ethan se despedirá en El Corsario y no querré ver la función. Mi mano derecha será incapaz de moverse de un lado a otro como si quisiera borrar algo. Según dicen se dedicará a dirigir artísticamente el Royal New Zealand Ballet, y se casará con una de las estrellas del ABT, la frágil Guilliam Murphy, de quien se teme abandone la compañía al contraer nupcias. "No será fácil estar alejado del escenario, pero estaré feliz por el hecho de continuar contribuyendo a la formación artística".

Es difícil renunciar a la pasión de tantos años de vida. Debió serlo para Carreño, cuando se despidió del ballet clásico para incursionar en el contemporáneo en julio pasado; debe serlo ahora para Ethan, quien se retira de lleno para dirigir; o como lo será dentro de poco para Acosta.

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Se han publicado 1 comentarios



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  • Diana Labori dijo:

    que triste noticia, todo acaba en la vida y mucho más rápido en la del ballet

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