Palabras  »

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No es que yo vaya a ponerme --a estas alturas-a describir los pasos que reconocíamos como los más apropiados para que no se perdiera la cadencia aquella que sólo la voz de Roberto Faz supo encontrar para que se hiciera posible el milagro de que el feeling entrara por los pies. No era necesario invocar a un santo para que el cuerpo se erizara hasta la cabeza y el corazón abriera la gavetica donde el pulso guardaba sus latidos en compás de 4x4.