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Jordi Espresate Xirau y una vida rodeada de libros

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Jordi Espresate Xirau en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Foto: Sheyla Delgado/ Cubadebate.

Tras el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, la familia Espresate Xirau se trasladó a Barcelona hasta que, en 1946, se exilió en México. Luego, 14 años después, fundaron junto a Vicente Rojo Ediciones Era, dedicada a la publicación de autores de izquierda como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Rosa Luxemburgo, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Roger Bartra, Antonio Gramsci o Leonora Carrington.

De los tres hermanos, Jordi Espresate Xirau defiende la hipótesis de que sin libros la vida está vacía.  Gracias a esa misma entrega a la literatura y a una  trayectoria en defensa de obras de calidad que llenen el espíritu, fue invitado especial a la  pasada Feria Internacional del Libro de La Habana.

Según cuenta, tuvo la suerte de descubrir desde muy joven la magia de los libros: “Desde los 12 años o 13 años ya estaba leyendo a Julio Verne y a Emilio Salgari. Siempre he creído que los libros van reuniendo el saber humano. Si te quieres enterar de las cosas, hay que leer, porque son ellos los que te enseñan. Hay libros buenos, malos, positivos y negativos. Te educan y te forman. Es cierto que viajar también ilustra, pero no hay nada como poder estar en tu casa, leer una aventura y seguir ese viaje”.

-Desde su profesión de librero, ¿en qué se basa a la hora de recomendar un libro?

“Eso es algo muy personal. Ahora veo a mis nietos que están todo el día con el celular en las manos. Les pregunto, ¿no has leído tal cosa? La suerte que uno de ellos me ha hecho caso. Recuerdo que en mi juventud leí Los amotinados del Bounty, un libro fabuloso de Julio Verne. También Espartaco de Howard Fast. Eso fue cuando tenía 20, hace casi un siglo. Leí esos libros y me cambiaron, me hicieron pensar.

“Soy de esos que cuando va a una oficina lleva un libro en la mochila. Si hay que esperar dos horas aprovecho el tiempo leyendo. Los libros tienen esa función. Hay autores que saben mejor decir las cosas que otros, y la solución es aprender a leer también. Hay veces que dices: ‘acabo de leer la página y no me he enterado de nada; tengo que volver a leerla’. Según el autor te puede pasar eso, por el tema que habla o por cómo lo dice.

“Por ejemplo, Vargas Llosa es increíblemente fantástico, aunque en el plano político sea una bestia. La guerra del fin del mundo es el mejor libro que he leído. Sucede en Brasil. Hay muchos libros que me impresionaron por el tema, o a veces te gusta por cómo lo cuenta el escritor. Esa es la habilidad que tiene el que crea la historia.

“A la hora de recomendar un libro no hay que ponerse topes. Ahora, por ejemplo, no leo Ciencia Ficción.  He leído muchos textos de ideas políticas, de relatos de viajes, de mi formación. Novelas también, pero menos. Las novelas son mundos inventados, a veces maravillosos como El Celta de Vargas Llosa. Ese libro cuenta las tribulaciones de un señor que lo van a matar porque hizo bestialidades en el Congo. Y esas bestialidades son verdad y es lo terrible. Vargas Llosa lo novela. Mark Twain me lo contó como reportajes periodísticos. Eso depende de los gustos. Los respeto todos. Lo importante es tener algún interés. Ese que dice que no lee porque no le interesa nada, está mal, hay que ayudarlo y empezar a ponerle libros con muñequitos o con colores para poco a poco ir despertando el hábito de la lectura. Leer es parte de la vida, es como comer, pero para alimentar el espíritu. Te abre el mundo, te hace sonreír o llorar. Vives otra vida más”.

-¿Cuáles son sus consideraciones sobre la literatura cubana?

“Viví en Cuba 60 años. Creo que la literatura cubana se ha desarrollado muchísimo. Antes el escritor tenía un sueldo, no vivía de las ventas de los libros. No importaba si tenía éxito o no. Eran editoras estatales y los escritores nuevos no lo han tenido fácil. Creo que el país ha hecho un buen trabajo creando premios en donde los autores han podido presentar sus obras. Ha sido la manera en que muchos han podido publicar su libro. El gobierno ha fomentado la literatura.

“En mi editora tenía mis ideas de lo que quería publicar y divulgar, con una intención marcada. Libros de izquierda, de la revolución, socialismo. Todas esas cosas vivían en mi cabeza y buscaba títulos y autores que reflejarán eso. Creo que la revolución cubana ha sabido también, en ese sentido, divulgar su cultura y enriquecerla con los nuevos escritos”.

-¿Cuán difícil ha sido defender una ‘literatura de izquierda’ en su editorial?

“La realidad de lo que estaba pasando en el mundo era muy tergiversada y creo que eso fue los que nos movió, sobre todo a mí, como editor. Tenía que poner al alcance lo que estaba pasando en el mundo y los movimientos de independencia en África, Asia y América.

“Teníamos una colección que se llamaba ‘Ancho mundo’, que reflejaba las luchas de Vietnam, la de Corea, la de Salvador, la de Cuba. Todas las batallas por la soberanía de esos países las pusimos al alcance del pueblo mexicano”.

Para Jordi Espresate, el libro es fundamental en la vida del hombre. “Siempre es una creación; un invento que muchas veces que se hace el autor. Es un universo que construye quien lo escribe y cuando lees esa historia puedes descubrir tú también esos mundos”.

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  • Jacinto dijo:

    Con esta lectura me encuentro más motivado a continuar escribiendo. Lo que falta es que las instituciones culturales en el Ecuador motiven al escritor con facilidades para la publicación de libros.

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Thalía Fuentes Puebla

Thalía Fuentes Puebla

Periodista de Cubadebate. Licenciada en Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2019). Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2022). Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo "26 de Julio". Contactos: thalyfuentes14@gmail.com. En Twitter: @ThalyFuentes

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