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Siete puntos para entender el feminismo

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“Yo no soy machista, pero tampoco feminista”. “Si ya las mujeres tienen un montón de derechos, no es como antes… ¿para qué hace falta el feminismo?” “Con tantos problemas graves que hay en el mundo, para estar preocupándose por esos detalles”. “Son unas radicales, extremistas, feminazis, no tienen términos medios”.

Ya perdí la cuenta de las veces que escuché esas u otras frases, más o menos agresivas, sobre la lucha por la equidad de género. Probablemente tú también las oíste… Quizás dijiste alguna. Porque si hay alguna certeza en torno al feminismo, es que durante años nos contaron una versión manipulada. Lo desacreditaron y minimizaron hasta hacerlo parecer un movimiento cruel, injusto y desesperado de mujeres histéricas en busca de supremacía. 

Pero mira, pausa, hoy vamos a rebobinar el cassette. Nos acercaremos un poquito a sus orígenes y desarrollo, también en Cuba, para intentar desmontar algunos de esos mitos que a fuerza de mucha repetición, se asocian automáticamente a una corriente que esencialmente “es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”. Punto. No es tan difícil. Lo dijo Angela Davis, la reconocida activista por los derechos humanos. Pero empecemos por el principio.

1. Nació siendo una mala palabra

La filósofa francesa Simone de Beauvoir dijo del feminismo que era “una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”. Más cerquita en el tiempo, la antropóloga mexicana Marta Lamas aseguró que “ser feminista es no aceptar que la diferencia sexual se traduzca en desigualdad social”.

Mucho antes, el término nació asociado al desprecio. En la segunda mitad del siglo XIX se usaba en medicina para designar un trastorno del desarrollo en los varones que afectaba su “virilidad” y les hacía parecer femeninos. 

Sin embargo, fue el reconocido periodista y escritor Alejandro Dumas -que no por ser brillante escapó al machismo predominante en su época- quien lo sacó a la palestra pública. Corría 1872 cuando intentó ridiculizar y apagar las aspiraciones sufragistas y en favor del divorcio, usando el manido vocablo.

En el artículo “El hombre-mujer”, el autor de La dama de las camelias aseveró irónicamente que “las feministas” pretendían que “todo lo malo viene del hecho de que no se quiere reconocer que la mujer es igual al varón, que hay que darle la misma educación y los mismos derechos”. ¿A quién se le ocurre? Habrá pensado…

Una década después, la sufragista francesa Hubertine Auclert reinventó la palabra para identificar los movimientos que buscaban la justicia social y la igualdad de derechos para las mujeres. Desde aquel momento quedaron claros dos puntos de partida: las luchas por la equidad no serían fáciles, pero las feministas convertirían la burla en fortaleza. 

2. Más allá de lo contado…

Si así fueron los orígenes, lo que vino después no fue mucho mejor. Durante décadas los medios de prensa mainstream, los machistas, los que se resisten, satanizaron al feminismo. Un breve repaso histórico nos muestra cómo el patriarcado ha blanqueado las luchas de género quitándoles todo sentido. Aún lo hace.

Cuando las sufragistas estadounidenses reclamaron su derecho al voto, las tildaron de malas madres,  violentas y se burlaron de ellas diciendo que no habían sido besadas. En 1992, Rush Limbaugh, locutor de radio, comentarista político e integrante del Partido Republicano de Estado Unidos, relacionó al feminismo con el nazismo, comparando el derecho al aborto con el Holocausto de la Alemania de Hitler. Con los años, la palabra feminazi se convirtió en la más repetida del discurso antifeminista.

En los tiempos que corren, tropezamos a menudo con memes donde se asocia a las feministas con frustraciones sexuales o egocentrismo. Se habla de ellas desde el desconocimiento y la naturalización de muchos de los mitos que históricamente se le han asociado; no para bien. 

Y es que así ha sido el relato. Forma parte de un círculo vicioso en el que, para desacreditar nuestros reclamos, nos ridiculizan. Si protestamos, es porque ya no nos contentan, porque somos malcriadas, radicales. En ningún caso importan las causas que defendemos; las inequidades no forman parte de la narrativa impuesta.

3. No, no es lo contrario al machismo

Un argumento muy frecuente entre quienes se enfrentan al feminismo es equipararlo al machismo e intentar alinear el enfrentamiento contra ambos. Vamos, la frase recurrente, “el machismo es malo, pero lo contrario también”.

En realidad, el machismo es la ideología que engloba actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias que niegan a la mujer como sujeto público, político. Es la manifestación de una cultura patriarcal según la cual la mujer debe ser controlada, subordinada e incluso agredida. 

El feminismo, en tanto, defiende para una mitad de la población mundial, oportunidades y derechos que han estado históricamente reservados para los hombres. No busca supremacía; batalla por la igualdad. Busca construir otras maneras de vivir, que pasan por desmontar una estructura patriarcal que ha ubicado a los varones en lugares privilegiados y ha naturalizado una cultura de dominación y exclusión.

4. ¿Mujeres contra hombres?

Conectado con el argumento anterior, está otro clásico: describir al movimiento como una guerra sin cuartel contra los hombres, la lucha de las mujeres por dominar el mundo… así, bien peliculero. De ahí, que se nos muestre como radicales y se usen términos como “feminazi” o “ideología de género”. 

En realidad, ni las feministas levantan un discurso de odio ni proponen un enfrentamiento contra ellos. No es blanco y negro. La verdadera batalla es contra el patriarcado, los roles preimpuestos y la discriminación que -pista clave aquí- también afecta a los varones. 

Se trata de desaprender un machismo heteronormativa que les exige a ellos ser fuertes, masculinos, proveedores y a nosotras, sensibles, madres, hogareñas. Para luego excluir, rechazar y agredir a todo el que no encaje en las normas. 

El feminismo, por tanto, busca la liberación de las mujeres, pero también de la sociedad en su conjunto; el fin de la opresión, la igualdad de derechos, la redistribución justa del poder y el cese de la violencia de género. Una propuesta tan rica y abarcadora no puede reducirse a una simple “guerra de sexos”.

5. Sin normas ni restricciones.

El feminismo no es rígido, ni dogmático, ni aburrido. Al menos, no debe serlo. Desde la crítica, se pretende dibujar a estas corrientes como espacios de restricción, donde todo está pautado y hay leyes que cumplir para lograr encajar. No faltan quienes se sorprenden al ver que mujeres identificadas con la causa se pinten las uñas, se arreglen el pelo o construyan una familia tradicional de mamá, papá y nené, por solo poner algunos ejemplos. 

Según el mito, quienes defienden esa causa son poco femeninas, lesbianas, frustradas, intolerantes o tiranas con mal carácter. Pero en la vida real, da igual: pelo corto o largo; vestido o pantalones; heterosexuales, homosexuales o trans; maquillaje a lo diva de cabaret o ninguno en absoluto; tacones o chancletas; madre y esposa o soltera hasta los 40… 

Ser feminista no es una apariencia, no es un rol impuesto, es una actitud ante la vida, una militancia. Va de la libertad de elegir, de eliminar etiquetas y sumar opciones, de hacernos con el control de nuestras vidas. Es también corriente de pensamiento social, filosofía y cultura.

6. Más que feminismo… feminismos

Si acordamos que el feminismo no es dogmático, chocamos de frente con otra necesidad. Una conclusión que se volvió impostergable en la medida que la lucha evolucionó, creció en demandas y se extendió a diferentes realidades geográficas, sociales, económicas…

No hay una causa en singular, sino una gran pluralidad. Existen varias maneras de ser feministas y todas son válidas. El movimiento, en su interior, tiene lugar para reivindicaciones bien diversas; no es un bloque unitario y homogéneo. Aunque a nivel global sigue siendo un desafío el respeto y la inclusión dentro de la propia militancia. 

Ya no se demanda únicamente derechos básicos, sino también a la integridad física y psicológica, a decidir sobre nuestro cuerpo, orientación sexual e identidad de género, a la igualdad de salario, a romper el techo de cristal en los espacios laborales, a acceder a responsabilidades políticas, a repartir de otras formas las labores domésticas y de cuidado, a relaciones de pareja respetuosas y equitativas, por mencionar sólo algunas. 

Se asumen otras causas como el anticapitalismo, el ecologismo, la migración, la discapacidad, el antirracismo y la erradicación de la discriminación LGTBI, especialmente la que sufre el colectivo de personas trans. 

Y varía en función del contexto. No son las mismas demandas en La Habana, Buenos Aires, Madrid o Afganistán, aunque el tronco sea común. La igualdad es el objetivo, pero los caminos y aliados para conseguirla varían. Son diferencias que, a fin de cuentas, enriquecen.

7. No es una moda… mientras haya desafíos

Para el final, una de las opiniones más preocupantes que andan por ahí: “Si ya las mujeres tienen derechos, ¿para qué hace falta el feminismo?”.

En su última entrevista, la periodista Isabel Moya dijo que el primer peligro de las mujeres cubanas en la segunda década de los 2000, era pensar que ya todo estaba hecho y conquistado. Nada más lejos. La reflexión bien podría ser global.

Partiendo de ahí, las luchas feministas no son una propuesta superada, no es una moda. Nos permite, día tras día, seguir develando las inequidades de género, los micromachismos, las violencias intrafamiliares y sexuales. Nos permite trabajar desde los microespacios del poder, sobre las múltiples formas de producción y reproducción del patriarcado. 

Para Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía de Cuba, entre sus múltiples desafíos en Cuba se incluye validar que “lo cotidiano es político, que se trata de batallas no solo de mujeres, sino también de hombres”; y que incluye “el respeto a la diversidad desde identidades múltiples”. 

En definitiva, tenemos una deuda: vivimos en tiempo de reposicionar el feminismo, de establecer alianzas, de explicar y sumar. Por las que abrieron el camino, además, nos toca reclamar lo que falta. Mientras los desafíos estén ahí, mientras queden demandas, harán falta feministas. El primer paso es despojarnos de los engaños, tener la mente abierta. Luego, buscar un mundo más justo para ellas, para todos.

 

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Se han publicado 35 comentarios



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  • alina dijo:

    pienso que las mujeres al igual que los hombres tenemos el mismo derecho, amar, respetar, trabajar, tener obligaciones en la familia y en el trabajo, y hasta cargos de direccion, somos capaces de enfrentarnos ante cualquier dificultad. y asimismo debemos enfrentar y respetar la diversidad de generos. no tenemos porque discriminarlos. asi como no tenemos porque tener discriminacion de razas.
    todos somos seres humanos y tenemos detecho a la VIDA

    • Habana100% dijo:

      Y si tenemos el mismo derecho que los hombres por qué no nos jubilan a la misma edad?

      • A Name dijo:

        Habana100% Eso mismo quiero saber yo

    • Alexis@uci dijo:

      El feminismo muchas veces es radical y desconoce que hay diferencias naturales entre hombres y mujeres. No es que unos sean mejores que otros, los dos tienen la misma dignidad humana pero sí hay diferencias que no se pueden soslayar, físicas, emocionales, psicológicas. Por ello se plantea con razón muchas veces que el feminismo es un machismo de signo contrario.
      Y hablando de ideología de género hay una fundadora de esa ideología que se nombra Shulamith Firestone que plantea algo escalofriante y es que según ella debe legalizarse el sexo entre miembros de la misma familia y el sexo entre adultos y niños

  • Pancho Castellano dijo:

    Estoy de acuerdo que tanto las mujeres como hombres puedan gozar del mismo derecho en todo y cada uno de los espacios en nuestra sociedad.
    En desacuerdo que hay países como en España, decirle algo agradable a una mujer es casi ofensivo y te pueden valorar hasta como acosador, pero sin embargo, abiertamente e incluso en programas de televisión las mujeres si le pueden decir piropos a los hombres y hasta se ve bien.
    Ojo, los extremos son malos no, malisimos.

  • Silvana dijo:

    Muy buenas precisiones...muy necesarias ante tanta desinformacion, muchas veces mal intencionada... Si bien en Cuba hay muchos logros respecto al papel de la mujer en la sociedad, si bien la Revolucion ha brindado muchos derechos a las mujeres rumbo a la igualdad...aun persisten en la cultura popular muchos indicios de machismo, la cultura patriarcal aun permea muchas acciones cotidianas en nuestra sociedad. Es necesario seguir trabajando para que la Cuba Socialista del siglo XXI se vaya despojando de la cultura del patriarcado y avance a una sociedad mas equitativa para todas y todos sus integrantes. Como dice el articulo "Por las que abrieron el camino, además, nos toca reclamar lo que falta"...totalmente de acuerdo...La Revolucion sera Feminista o no sera!

    • Chey dijo:

      Silvana

      Muchas genarilidades y nada concreto. En Cuba las mujeres están muy bien empoderadas, podemos afirmar que ante la ley gozan del beneficio de esta por encima al de los hombres; ya quisieran las mujeres del mundo desarrollado tener los derechos de los que ustedes disfrutan en nuestro país, pués aquí así son los hechos y no lo hayo mal.

      • Uno ahi... dijo:

        al fin una mujer que lo reconoce!!! en cuba las mujeres tienen mas derechos que los hombres por LEY Y POR COSTUMBRES!!!

      • Piensa Bien dijo:

        Fíjate si gozan de derechos que pueden entrar a los bancos y otros establecimientos públicos vestidas como quiera que nadie les dice nada: licras, shorts cortos, blusa desmangada etc

        Mientras que a los hombres le prohíben los shorts y la camisetas. Lo he vivido en mi propia carne

        ¿Quién es el discriminado aquí?

    • Raubel dijo:

      En Cuba las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y más beneficios que los hombres. Ejemplo: una mujer se jubila a los 60 y un hombre a los 65. Y en igualdad de condiciones, les llega lo mismo de jubilación.

  • jesus dijo:

    El feminismo ya, a mi entender, no tiene sentido. Busca problemas donde no los hay.

    Existen países donde las mujeres dicen que a los hombres se les paga más por igual trabajo. MENTIRA. Lo que pasa es que los hombres buscan profesiones que ganan más salario que las que buscan las mujeres. Si le preguntas a un hombres cuál es su incentivo para estudiar tal o cual carrera, casi siempre te dicen que el dinero. Si le preguntas a una mujer, te dice que tal carrera porque es bonita, muy humana, muy adecuada a ella, etc. Entonces, si sacas promedio del salario de estos dos grupos, claro que los hombres ganan más, pero es porque eligen carreras que son más cotizadas en el mercado laboral.

    En España, por ejemplo, ya la gente no quiere tener hijos, debido a esta tendencia. En Madrid, según estadíasticas, hay más perros y gatos domésticos que niños de 0-10 años. Si un hombre está enamorado de una mujer y ocupa un puesto de más rango que ella en el trabajo, no le puede coquetear, porque si a ella se le ocurre decir que él la está acosando, y que si ella no cede él la va a despedir, el hombre se busca un tremendo problema. Se pierden todos los incentivos para formar familias.

    Lo otro son las Leyes Cremallera, o las Leyes de Cuotas. Esto consiste en que se establece qué porciento de los cargos en las empresas serán ocupados por nujeres y cuántos por hombres. Eso es una estupidez. De este manera le quitas el cargo a un hombre, que quizás tiene más conocimientos o habilidades que la mujer que va a ocuparlo, sólo porque ella tiene vagina. Eso es humillante para cualquier mujer, saber que ocupa un cargo porque tiene vagina y no porque tiene las condiciones y habilidades adecuadas.

    • Realismo vs. posiciones no edificantes dijo:

      Eso de las cuotas sucede lo mismo con el género que con la raza y en mi opinión ha sido una práctica nefasta que denota falta de realismo, visión y contacto con la realidad. El resultado: como mismo usted plantea, la existencia de cargos ocupados por personas que no son las más idóneas para los mismos y la prolongación de una práctica absurda que solo aporta una visión cosmética de supuestamente apoyar determinados derechos (cuya autenticidad nadie discute) pero que nada concreto y real aporta.

      • Uno ahi... dijo:

        y como sucede esto en cuba!!!

    • Catalina dijo:

      Y le digo por experiencia propia aquí en Cuba, desde que inicié mi vida laboral los peores ambientes de trabajo han sido los que han estado dirigidos por mujeres, ojo soy mujer. Yo creo en la igualdad plena del hombre y la mujer pero por ley aquí es así tenemos las mismas oportunidades estudiar trabajar superarse es más las mujeres tenemos más beneficios. Y si imagínense si somos una sociedad machista que aún caundo un matrimonio se separa lo "lógico" es que el hombre le deje la casa a la mujer y él se vaya porque sino es malo, si una embarazada se sube a la guagua esperamos que sea un hombre quien le ceda el asiento.

  • Sergio dijo:

    Pero es lo que al final se ha generado, porque los extremos se tocan.

    Y dentro del feminismo, se han llegado a decir cosas de un EXTREMISMO FEROZ, que no le hacen para nada bien al movimiento ni a la escencia

    Un poco de "autocritica" tampoco viene mal

    Saludos,

  • jesus dijo:

    Si el feminismo es igualdad de hombres y mujeres ante la ley, entonces hasta yo soy feminista, pero le preguntas a una feminista qué puede hacer un hombre ante la ley que no pueda hacer ella, y se queda callada. ¿De qué va esto entonces?

    • BHM dijo:

      Exactamente, a lo mejor este movimiento tiene sentido en otro pais u otra cultura, tal vez en los paises arabes etc, pero en cuba??? Todavia estoy esperando q alguien me diga que cosa pueden hacer los hombres aqui, que las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres no pueden hacerlo...

      • Mi percepción dijo:

        Yo tengo la misma percepción. Y me da la impresión, sin que nadie se ponga bravo, que muchas causas y movimientos por derechos legítimos que tienen lugar en el mundo nos las cogemos para nosotros y queremos hacer copia y calco de lo que hacen en otros países sin percatarnos de que la situación de dicho tema en nuestro país dista mucho de ser la misma que en el resto del mundo.

  • Orlando Jimenez dijo:

    Comenzaré primero manifestando toda mi admiración y respeto por todas las mujeres, que a lo largo de los años, les ha tocado la exclusividad de las labores domésticas. Afortunadamente creo que eso ha ido cambiando mucho y para bien. Mi respeto mayor para mi madre, mujer campesina y ama de casa, que le tocó vivir, vive, y yo creo que ya hasta disfruta hacer el 99 % de este tipo de labores, donde mi excelente padre, ha sido un trabajador incansable, un proveedor como nadie, pero que según sus códigos, sus funciones comienzan cuando a sus 80 años sale todavía a “pelear la calle” muy duro para traer el sustento, pero termina cuando pone las viandas en el viandero y la carne en la meseta. Todo lo demás, es “femenino”
    Yo estudie becado todo el tiempo fuera, desde los 10 años, y me independicé a los 20, formando mi hogar, donde mi esposa y yo estudiábamos en la universidad, y teníamos que compartir todo. Después me casé con una excelente trabajadora, con un cargo y responsabilidad que por una parte aporta mucho al sustento, alimentación y confort de mi hogar y por otro lado es todo un ejemplo para mi hijo en cuanto a su crecimiento sin límites como profesional.
    Entonces puedo decir con sano orgullo que no solo es que compartimos las labores domésticas, sino que hemos aprendido a disfrutarlas, no solo ya cocino, poco a poco he ido especializándome en algunos platos que hacen del menú, algo diferente. He involucrado a mi hijo, que pone su música, prepara toda una parafernalia, pero que ya nadie limpia el baño como él. Hemos aprendido a compartir la limpieza juntos, y ponemos también música, preparamos algún trago de cocteleria, y entre todos lo hacemos rápido y bien, y nos permite tener espacio para compartir una serie de televisión, una película, una salida, o un rato de descanso.
    Mi padre que no dejó trabajar nunca a mi mamá, y que al principio, no entendía y hasta le molestaba que su hijo macho alfa, se pusiera a cocinar, hoy se sienta a mirarme y hasta tiene frases de elogio sobre los platos que hago y hasta reconoce la ventaja de que en una pareja trabajen y aporten los dos. De mi hijo, no me quedan dudas que la mujer que le toque ser su esposa, será muy afortunada, porque tendrá un hombre preparado para hacer de todo, desde la albañilería más compleja, hasta el tipo capaz de prepararle un carpaccio más grumete, con todas las de la ley.

    • yuri dijo:

      Felicitacionesss miles

  • AMTineo dijo:

    No sé cómo son las feministas que conocen quienes firman el trabajo, pero he podido ver expresarse en público a no pocas "especialistas" que se consideran como tal y el rasgo predominante que percibí en sus discursos fue, precisamente, el extremismo. Claro, no todas las personas que defiende la equidad social -no solo de género- caen en ese grupo, pero realmente no son casos aislados y han deteriorado enorme y radicalmente (también entre las mujeres) las nociones generalizadas sobre ese movimiento al que tanto se le debe en la historia de emancipación de la mujer.

  • Armando Enrique dijo:

    No creo que en nuestro país exista una contradicción antagónica entre los derechos del hombre y de la mujer, como tampoco una crisis en este aspecto. Que debemos seguir escribiendo artículos sobre el tema sí creo que es importante, pues la juventud debe alcanzar un nivel cultural, educacional, religioso y político que le sitúe correctamente en una sociedad desarrollada como queremos. Los adultos mayores han desarrollado su mentalidad en un gran porciento, pero ya por su edad no le podemos pedir mucho más. Por ello es de los jóvenes la tarea del desarrollo de la mujer en el sentido más amplio de la palabra y la Constitución la apoya al recoger en su Artículo 43. La mujer y el hombre tienen iguales derechos y responsabilidades en lo económico, político, cultural, laboral, social, familiar y en cualquier otro ámbito. El Estado garantiza que se ofrezcan a ambos las mismas oportunidades y posibilidades. El Estado propicia el desarrollo integral de
    las mujeres y su plena participación social. Asegura el ejercicio de sus derechos sexuales
    y reproductivos, las protege de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y espacios, y crea los mecanismos institucionales y legales para ello.

  • Humanismo y no feminismo dijo:

    El primer error que no podemos cometer es comparar como transcurre el feminismo internacionalmente y como lo hace en Cuba (si acaso pueda llamarsele un movimiento en Cuba).

    No es falso que el feminismo en algunos países (no en Cuba) ha evolucionado hacia conductas y enfoques muy agresivos y extremistas que han provocado, y con mucha razón, rechazo por parte de muchos incluyendo mujeres que no aceptan alinearse con actitudes insensatas y que no conducen a nada positivo.

    Otro error muy común es tildar de actitud machista a toda actitud, opinión o pensamiento que se aleje de proposiciones que en ocasiones se desplazan a extremos insensatos que proponen el igualitarismo a rajatabla, en cualquier aspecto, con los hombres. Como si hasta el resultado de millones de años de evolución en la fisiología, características neurofisiologicas y morfología de ambos géneros pudiera borrarse a capricho de un eslogan o una falsa bandera que a menudo se enarbola con muy buena intención pero con total ausencia de contacto con la realidad.

    Humanismo, inteligencia y racionalidad es lo que necesitamos y no feminismo. Lo menos que nos conviene es estar dividiendo a la especie humana a la hora de organizar y proveer de derechos a nuestras sociedades.

  • dania Isabel dijo:

    Tanto mujeres como hombres tienen el mismo valor, Dios no hace diferencia entre ambos géneros; solo que a cada uno se les dio roles diferentes y misiones diferentes para bien de ambos, para que uno le haga bien al otro y para que uno no esté mas cargado que otro.

  • juancy dijo:

    Si, ser feminista es creer que las mujeres merecen los mismos derechos que nosotros los hombres, "soy feminista". Ahora punto y aparte, creo que decir que ser feminista es ser emancipador, idealista y buscar la igualdad, no entiendo por que ser machista es ser "el machismo es la ideología que engloba actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias que niegan a la mujer como sujeto público, político". O sea que ser feminista es bueno y machista malo. Razonamientos como estos llevaron la estigmatización del feminismo y a la concepción de la palabrita "Feminazi". Y perdonen mi ignorancia etimológica y en cuanto a concepto, pero es una conceptualización al más puro estilo "Feminazi" o "Utra Feministra" y "anti-hombre" por decirlo de alguna manera. Dios nos hizo iguales como persona, pero diferentes fisiológica y mentalmente. Por ello tenemos funciones en las que nos desempeñamos mejor unos que otros por nuestra características fisio-mentales; si es que existe la palabrita compuesta. Por eso pienso que todos los extremos son malos y en este tipo de temas hay que tener mucho cuidado como se habla, para evitar caer en parcializaciones.

    • jesus dijo:

      De acuerdo con usted, se ha llegado a límites en el feminismo que ubican a las mujeres como enemigas de los hombres, es un desastre. La mujer y el hombre se complementan, no son antagonistas. Fíjese que el Día del Hombre es el 19 de Noviembre, nadie lo menciona, y hasta coincide con el Día Internacional del Inodoro, para más desgracia. Qué desastre.
      En cuanto a Cuba, siempre queremos copiar lo que está de moda en otros países. Yo quiero que copien los salarios de Europa, ¿qué les parece?

  • Vc dijo:

    Si de manera justa se debe pagar el mismo salario por igual trabajo no importa si es hombre o mujer por qué no nos jubilan con la misma edad? Mi mujer y yo somos maestros en el mismo centro escolar desde hace 25 años donde comenzamos a trabajar el mismo día, tenemos la misma edad, recibimos el mismo salario por que hacemos igual trabajo. Por qué tiene ella derecho a jubilarse 5 AÑOS que yo??. Esa ventaja es una forma de discriminar a la mujer, lo que pasa es que al beneficiado no le conviene "reclamar esa jugada".

    • Alexis@uci dijo:

      Muy certero su comentario. El tema está que la jubilación reconoce que los hombres tienen mayor fortaleza física que las mujeres(en general) y por ello pone una edad mayor para el retiro, lo cual considero que está bien, pero estas corrientes feministas radicales y de ideología de género no reconocen las diferencias naturales entre hombre y mujer y los quieren igualar a toda costa. Si seguimos así en cualquier momento se verá mal que un hombre le ceda un asiento a una mujer en una guagua. Quizás también el Comité Olímpico Internacional eleimine el deporte femenino y que todos compitan juntos.

  • Sencillo dijo:

    Mal dirigida tienen esa lucha las feministas. Ya tienen más garantías legales que los hombres, más facilidades laborales y de superación y aún así dicen que cobran menos. El problema no es que cobren por igual trabajo, el problemas es que no hacen igual trabajo porque no les gustan los empleos donde se gana más dinero pero es de mayor esfuerzo. Cuantas eligen albañilería, electricidad, chofer, etc? Ahi radica el problema. Dirijan los tiros por ahi.

  • ynr dijo:

    El problema del feminismo es que ha caido en extremos en los paises desarrollados existe una especie de caza de brujas que se puede considerar el nuevo puritanismo

  • Siliceng dijo:

    Soy partidiario de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero en nuestro país esta igualdad no se cumple (el cachumbambé se inclina la mayoría de las veces a favor de las mujeres). Ya lo he plasmado en otros comantarios, hay muchos ejemplos donde se beneficia a las mujeres sobre los hombres: no asisten al servicio militar obligatorio, se jubilan 5 años antes que los hombres (y no me digan que es porque la mujer se desgasta más, ya que los hombres mueren primero que las mujeres estadísticamente), se les da preferencia de la guarda y cuidado del menor en un litigio de divorcio (espero que este punto se solucione en el nuevo código de las familias), no reconocen el día internacional del hombre en nuestrop país (19 de noviembre) al punto de que las mujeres a las que le he comentado esta fecha lo que hacen es reirse y burlarse diciendo que nosotros no nos merecemos ningún día (mmm... discriminación contra el hombre que nadie ve), si les da el deso no te dejan ver a tu hijo después de un divorcio y nadie les dice nada, la lista es larga pero son problemas que existen contra los hombres a los cuales no se les hace caso alguno. Espero me publiquen.

    • Alexis@uci dijo:

      !!!!Estupendo y simpático comentario!!!!

      • Se precisa un enfoque más amplio dijo:

        Y sobre esos matices no he visto un solo artículo que lo aborde. Cuando se haga podremos decir que estaremos comenzando a analizar la problemática en toda su multidimensionalidad y profundidad.

        Hay una tendencia a ver este tema y otros con formalismo y rigidez.

    • jesus dijo:

      Quiero agregar que cuando "el niño está enfermo", faltan al trabajo unos días y casi siempre se les paga como si no hubieran faltado. Haz eso tú, siendo hombre, para que tú veas. Lo menos que te van a decir es "blandito".

  • CarlosG dijo:

    En Cuba, hombres y mujeres tienen los mismos derechos ante la ley e incluso las mujeres gozan de algunos beneficios más, como la jubilación más temprana y la no obligatoriedad del servicio militar. Ante la sociedad y la cultura es donde hay ciertas exigencias que en muchas familias pueden variar; la mujer se asocia más con el hogar, la cocina y los niños, mientras que los hombres están más asociados a las actividades fuera de casa, la protección y el trabajo rudo. Pero OJO, esto en Cuba ha variado mucho, muchísimo. Usar formas y métodos de otros países aquí sería un error, pues nuestra realidad es otra. Creo que sería más comprensible y productivo si enfocáramos nuestros esfuerzos en la EDUCACIÓN, en denunciar los casos de violencia de genero (femenina o masculina), en trabajar más por la solidaridad, caballerosidad, respeto y consideración entre todos, en particular en la pareja. Algunas personas (hombres y mujeres) confunden igualdad con grosería y falta de tacto. Me atrae una mujer femenina y sencible, como las hay en puestos de dirección, y repudio la mujer que habla y se comporta como un pirata borracho en una taberna. Rechazo igualmente las modificaciones del lenguaje, como si con eso la mujer fuese más reconocida.

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Ania Terrero

Ania Terrero

Periodista de Cubadebate. Graduada en 2018 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
En Twitter @AniaTerrero

Edilberto Carmona Tamayo

Edilberto Carmona Tamayo

Subdirector de Desarrollo y Soporte a los Medios de Ideas Multimedios. Licenciado en Periodismo en 2016 por la Universidad de Holguín. Contacto: edilberto@cubadebate.cu

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