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Tennessee Williams vivió como ese tranvía llamado Deseo

Por: Yohamna Depestre Corcho
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Si la escritura es honesta
no puede ir separada del hombre que la ha escrito

Tennessee Williams

Falleció, el 25 de febrero de 1983, en Nueva York, Thomas Lanier Willams III, uno de los más grandes dramaturgos, escritor y guionista, de los Estados Unidos. Premio Pulitzer, premio Tony.

Contaba con la edad de 71 años cuando se atragantó con la tapa de un pomo de medicina que trataba de quitar con la boca. No tuvo control de sus movimientos, se encontraba bajo el efecto de barbitúricos y el alcohol. Hallaron su cuerpo en un hotel de Nueva York donde vivía.

Fue enterrado en el cementerio Calvary de St. Louis, Misuri, denegando su deseo de ser enterrado junto al mar, en el lugar donde descansa el poeta Hart Crane, una de sus influencias más significativas.

Conocido por su seudónimo de Tennessee Williams, dado por sus compañeros de estudios, debido a su acento sureño y su lugar de origen, Mississipi, alcanzó la fama a los 34 años con su obra El zoo de cristal en 1945. Con ella gana el premio de la crítica Teatral de Nueva York. Los personajes principales representan a su hermana y a su madre.

El entorno familiar es el motor impulsor para sus protagonistas: abuelo rector de la Iglesia episcopal, padre abusivo, mayormente ausente del hogar –Cornelius Coffin Williams–, hermana esquizofrénica con vida vegetativa –Rose Isabel Williams–, madre de buena familia con modales finos, de rígida moral –Edwina Williams–, hijo –él– homosexual, alcohólico, con sentimientos de culpa.

Todo esto es absorto, metido en el caldo de sus letras, para parir: Un tranvía llamado Deseo, La rosa tatuada, La gata sobre el tejado de zinc, Dulce pájaro de juventud, Obra de té; hasta llegar a 19 obras.

Nacido el 26 de marzo de 1911, fue el mediano de tres hermanos y la difteria, enfermedad infecciosa, sería el pretexto para que comenzara a crear. La madre lo anima a que use su imaginación en esos dos años que estuvo en cama. Más tarde, a los 13, le regala una máquina de escribir.

A los 16 gana su primer concurso en 1927, en 1935 escribe su primera obra, y a los 29 decide trabajar en Williams The Parade or Approaching the End of Summer (Williams el desfile o acercándome al fin del verano), obra autobiográfica que escribiría durante toda su vida; siendo exhibida, póstumamente, el 1 de octubre del 2006.

Nadie como él supo exponer ese Sur marcado por la derrota de la Guerra de recesión, dulce y violento, con el olor al negro que recogía el algodón, esos mismos que ahorcaban al pie de una cruz. Ese Sur con su orgullo decadente, sus héroes blancos marginados, dentro de una burguesía vencida.

Personaje de arquetipos sólidos y claustrofóbicos, muestran un interés a la discapacidad, no solo física, también mental, a la inadaptación y al desamparo. Los hipócritas y los rebeldes están, casi, en una misma esquina. Mezcla de realismo y sueño es el análisis a una sociedad alienada. Es el deseo de añoranza, la lujuria, la soledad de la que nunca pudo huir.

(Tomado de Cubaliteraria)

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