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Fidel y el Primer Frente, últimos días de 1958 (+ Video)

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Fidel en la Sierra Maestra enseñando el manejo de los fusiles a combatientes del Ejército Rebelde. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.

A poco de terminarse el año, Cubadebate y el sitio Fidel Soldado de las Ideas le invitan a recordar aquellos últimos días del Ejército Rebelde en diciembre de 1958, que darían paso al Triunfo de la Revolución el primero de enero. Aquí la historia, en las voces de sus protagonistas:

¿Y con qué vamos a tomar el Moncada ahora?

El día 27 se corrió la bola de que el Moncada se había entregado. Al ocurrir esto, era libre Oriente completo. El estado de ánimo del pueblo y de los rebeldes fue tremendo, y las balas que nos quedaban las tiramos al aire.

Después Fidel nos mandó a buscar y nos dijo hasta “alma mía”, porque habíamos gastado municiones, y la rendición del Moncada era una mentira. Dijo: “¿Y con qué vamos a tomar el Moncada ahora?”.

En horas de la noche Fidel se apareció sorpresivamente en Palma Soriano y se puso en contacto con el pueblo y los combatientes que habíamos participado en la liberación de la ciudad. Dijo que quedaba un largo camino por recorrer y que aún estaban por tomar las guarniciones de Santiago de Cuba y de Maffo, donde se combatía desde hacía más de quince días.

Ni contacto con la embajada norteamericana, ni golpe de Estado, ni que Batista se escape

El jefe de operaciones militares en la provincia de Oriente, general Eulogio Cantillo Porras, quien dice ser representante de un supuesto movimiento de oficiales honestos, solicita una entrevista con la alta dirección del Ejército Rebelde.

La cita se concerta en las ruinas del ingenio azucarero Oriente, cerca de Palma Soriano. Allí, desde las primeras horas del 28 de diciembre de 1958, se encuentra Fidel para sostener la entrevista con Cantillo, quien viene acompañado por el coronel José M. Rego Rubido, jefe del Regimiento No. 1 “Maceo”, de Santiago de Cuba.

En un llanazo entre árboles y a distancia algunas palmas, se posa el helicóptero H-10 de la fuerza aérea de la tiranía. Pasadas las nueve de la mañana, de la nave desciende el general Cantillo, un señor mayor, fuerte, de mediana estatura, con quepis, el uniforme de caqui amarillo, camisa de mangas cortas; a la cintura, una pistola. Avanza con paso torpe.

Pasa entre una fila de rebeldes, que llevan la dignidad en los rostros con barbas. Maltrechas las ropas, le presentan armas. El general mira asombrado a estos hombres que tienen en jaque a su ejército y lo hacen acudir, obligado por las circunstancias, a conversar con el Comandante en Jefe de la guerrilla convertida en el Ejército Rebelde, quien por primera vez se encuentra con el alto jefe militar, representante de las fuerzas armadas de la tiranía.

Las conversaciones se realizan en medio de las tensiones naturales. Después de las consideraciones de cada jefe, acuerdan que el 31 de diciembre, a las tres de la tarde, el general Cantillo hará un llamamiento pidiendo al gobierno la renuncia, serán detenidos los criminales de guerra y los cuarteles de Oriente se rendirán a las fuerzas rebeldes.

Sale también el compromiso de no golpe de Estado, no dejar escapar al tirano y no injerencia interna. Fidel le recomienda a Cantillo que no vaya a La Habana, porque corre el riesgo de ser apresado y seguir el mismo camino de otros oficiales que participaron en conspiraciones contra el régimen, pero este le dice que tiene que ir a La Habana. Terminado el encuentro, que dura más de una hora, el oficial toma de nuevo el helicóptero.

De este encuentro, Fidel recuerda:

Entrevista de Fidel y el general del Ejército de la dictadura Eulogio Cantillo, en las ruinas del central Oriente. Foto: Libro "La Contraofensiva Estratégica"/Fidel Soldado de las Ideas.

“Hemos perdido la guerra” [dijo Cantillo]. Yo le sugiero que organicemos un levantamiento conjunto: “Podemos salvar a muchos oficiales bien preparados y valiosos, no comprometidos con los crímenes”. Estuvo de acuerdo, pero insistió en ir a La Habana. Yo le recomendaba que no lo hiciera; le dije: “Hay riesgos”. Él insistió en que tenía suficientes contactos y que no podían tocarlo.

Entonces es cuando le planteo tres cosas: no queremos contacto con la embajada norteamericana, no queremos golpe de Estado en la capital, y no queremos que dejen escapar a Batista. Desgraciadamente, este hombre, vaya usted a saber quién lo convenció por el camino, qué lo perturbó de tal forma que después de concertar el acuerdo, en virtud del cual el día 31 de diciembre se iba a producir el levantamiento de las tropas en operaciones, hace exactamente las tres cosas que se había comprometido a no hacer: se pone en contacto con la embajada norteamericana, da un golpe de Estado en la capital y despide a Batista en el aeropuerto.

Mientras esto ocurre en Oriente, en la misma fecha, en la región central de Cuba, comienza la batalla de Santa Clara, dirigida por el comandante Ernesto Che Guevara, en la que participan tropas de la Columna No. 8 “Ciro Redondo” y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.

Fidel en la Sierra Maestra junto a su fusil. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.

En video, relatos de los últimos días de 1958

Se han publicado 1 comentarios



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  • Alexander dijo:

    Se extraña a nuestro Comandante Fidel Castro !!!! hombre de admirar , soy Fidelista al 100%

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