La FEU de Cuba en su centenario: El diálogo
Como prometí, mi segundo artículo en homenaje al centenario de la FEU está dedicado al diálogo, su importancia y maneras de llevarlo adelante. Diálogo principalmente entre los estudiantes universitarios liderados por la FEU. Nuevamente compartiré vivencias y experiencias de mi etapa como dirigente estudiantil y juvenil, y mis apreciaciones actuales, con la mayor humildad y reconocimiento de mi zona de ignorancia y desinformación.
Tuve la oportunidad de ejercer la dirección de la FEU en la base (1966-1968), luego en la UJC-FEU a instancia de facultad y universidad (1968-1970), y nuevamente en la FEU a instancia de universidad y nacional (1971-1973).
Fueron años de transformaciones en la universidad, de efervescencia política, lucha ideológica y recrudecimiento de las agresiones imperialistas.
En algunos temas asociados a valoraciones sobre comportamiento humano, cometimos errores, que algunos años después fueron rectificados. Por mencionar algunos de los más populares: el enfrentamiento a jóvenes por problemas de forma como el uso de melenas y manera extravagante de vestir; las preferencias sexuales diferentes, ya declaradas o sospechadas; las creencias religiosas y su práctica militante.
También surgieron debates sobre apreciaciones e interpretaciones filosóficas, históricas y en la creación artística y literaria, no exentas de extremismos.
Fue una etapa de transformaciones de fondo en las universidades, centradas en el proceso de universalización de la universidad, de la combinación estudio trabajo, de la vinculación con las empresas, de la creación de grupos de investigaciones de estudiantes y profesores en la práctica social concreta, de la extensión cultural universitaria en campos y poblados de toda Cuba.
No sería justo suponer que no se produjeron debates y que no hubo respeto a criterios diferentes. Compartiré vivencias al respecto, algunas inéditas hasta hoy.
No olvido una candente asamblea en la Escuela de Letras y Artes de la entonces Facultad de Humanidades de la Universidad de la Habana, en la que se discutió sobre los estudiantes melenudos y su identificación como jóvenes no revolucionarios.
Como sucede en debates sociopolíticos, la cosa no queda en un solo plano, también emergió el concepto de lucha generacional, lucha de clases, etc.
Un joven estudiante de la Escuela de Letras defendió con pasión y razón el derecho de dejarse el cabello largo y lanzó una expresión que dura en mi memoria ya añeja: “Hay que vaciar el símbolo”. Y a continuación dijo: “Si Palomino y Néstor deciden dejarse el pelo largo, nadie va a dudar de su condición de revolucionarios, y habremos ‘vaciado el símbolo’”.
Aquel joven era Abel Prieto, quien algunos años después sería presidente de la Uneac, ministro de Cultura y miembro del Buró Político del PCC, con una copiosa melena que todavía mantiene.
Sobre ese polémico asunto, voy a hacer público algo que me confesó pocos días antes de su muerte el querido compañero Jaime Crombet, en su casa en Altahabana, a la que fui a visitarlo.
Participé en un pleno ampliado del Comité Nacional de la UJC, en enero de 1971, en el que fui invitado como miembro del Buró Universitario de la UJC, realizado en el círculo social Cristino Naranjo.
Allí surgió el debate sobre qué hacer con los militantes de la UJC universitaria que tenían melena. Fue un debate intenso. Por la tribuna pasaron importantes dirigentes políticos y personalidades del arte y la literatura. Algunos abogando que debíamos convencerlos de que se cortaran el cabello, pues algunos estudiantes universitarios con posiciones de enfrentamiento a la Revolución eran melenudos.
Otros opinaron diferente. Recuerdo dos intervenciones importantes. Una del cineasta Santiago Álvarez, que dijo que los rebeldes bajaron de la Sierra con melenas, y que connotados mafiosos norteamericanos estaban pelados al rape.
Una intervención sustanciosa fue la de Carlos Rafael Rodríguez, que afirmó lo injusto que podría ser juzgar a un joven por su manera de llevar el cabello o de vestirse, que lo que decidía era su comportamiento moral y revolucionario. Allí estuvieron y hablaron Jesús Montané, Jorge Enrique Mendoza, Secundino Guerra y otros altos dirigentes.
Entonces se produjo un receso de más de dos horas en el que Jaime se ausentó, presumiblemente para consultar la decisión con Raúl o con Fidel. Al regreso de Jaime y la reanudación de la reunión, se informó la decisión del Buró Nacional de la UJC: los militantes de la UJC tenían tres meses para cortarse el cabello si querían mantenerse en las filas de la organización.
Siempre tuve la duda de a quién Jaime había consultado. Sé que, en una ocasión un periodista de Alma Mater entrevistó a Jaime y le preguntó, pero él no le respondió.
Yo me acerqué a Jaime, que estaba en una cama reclinable con oxígeno puesto, y le hice dos preguntas, pero la que viene al caso es la de la supuesta consulta.
Su respuesta fue directa y con la honestidad que lo caracterizó siempre. “Néstor, no consultamos a ninguno de los dos, fue una decisión nuestra; sabíamos que si nos equivocábamos podríamos rectificar”. Le pedí autorización para en algún momento revelar ese secreto.
Me dijo que me autorizaba, siempre que fuera en el marco de un acontecimiento que lo ameritara, y que fuera con apego a la verdad. Jaime fue presidente de la FEU, entonces he decidido hacer pública su confesión en el año del centenario de la FEU. Creo haber honrado mi compromiso con Jaime, y así rindo homenaje a la organización que marcó y seguirá marcando mi vida hasta el último aliento.
La otra vivencia que voy a compartir en este artículo de homenaje a la FEU centenaria, es lo sucedido en la llamada reunión de Jaimanitas, en que se puso de manifiesto la importancia del diálogo.
La reunión de Jaimanitas se celebró el 4 de abril de 1971, varios días antes del Congreso de Educación que por decisión de sus participantes tuvo también el apellido de Cultura. En aquella reunión de Fidel con los presidentes y secretarios de Cultura de las organizaciones sociales y de masas, él convocó a dirigentes de instituciones afines y varios intelectuales cubanos (Roa, Mendoza, Carlos Rafael, Alfredo Guevara, Chomi Miyar, Serguera…) que expusieron sus ideas y criterios sobre la política cultural de la Revolución. Hubo un vivo debate.
Conservo mis anotaciones de aquella histórica reunión. Por la FEU también estuvo la compañera Mariela Columbié, entonces secretaria de Cultura de la FEU de la UH. Afortunadamente, Mariela se mantiene activa y firme junto a la Revolución. También estuvo Julio Cesar Castro Palomino, entonces primer secretario del Comité Universitario de la UJC en la UH, fallecido en plena madurez, en un accidente en la autopista nacional, cuando se desempeñaba como inversionista principal de la Central Electronuclear de Juraguá, en Cienfuegos. Palomino, fue el único presidente de la UJC-FEU.
En su intervención, Carlos Rafael argumentó la necesidad de preparar a las nuevas generaciones en la cultura del debate, de estar bien informados y formados para que puedan jugar el papel que le corresponderá en esta larga batalla. Planteó visionariamente que el desarrollo tecnológico en las comunicaciones posibilitaría en un futuro no muy lejano que con una antena satelital de baja órbita puesta en el techo de una edificación se podrían captar programas producidos en cualquier parte del mundo.
Recuerdo que Fidel lo interrumpió y le dijo que cómo, con toda su inteligencia, no se daba cuenta de que éramos una plaza sitiada, y que no podíamos ser ingenuos. Al terminar de hablar Fidel, Carlos Rafael se puso de pie y comenzó a aplaudirlo, pero acto seguido pidió la palabra, y dijo: “Fidel, pido derecho a réplica”. Fidel le dijo “adelante Carlos”.
Él dijo, “tú no has sido justo conmigo, para los que no me conozcan explicaré por qué fui el primero en pararme y aplaudir. Cada vez que hagas una arenga revolucionaria estaré a tu lado, pero tú nos convocaste para meditar, y es eso lo que yo he tratado de hacer”.
Aquel episodio quedó ahí, y hubo nuevas intervenciones y nuevos debates. Las de Alfredo Guevara y las de Raúl Roa fueron muy profundas y sabias.
Roa, con su gracia natural, comenzó diciendo: “Fidel me ha puesto en 3 y 2 y tengo que batear”. Honestamente, yo me quedé preocupado y de alguna manera confundido; incluso con las energías de presidente de la FEU recién electo, quise intervenir, y el compañero Palomino me dijo, “tranquilo Néstor, que esta valla no es para nosotros”.
Y ahora viene algo que me devolvió la tranquilidad. En el discurso de cierre de la reunión, al filo de la madrugada, cuando parecía que Fidel terminaba, nos pide comprensión a los asistentes, ya que no podía dejar de tratar lo sucedido en el debate con Carlos Rafael.
Dijo que tenía que reparar una injusticia, y reivindicó los planteamientos de Carlos Rafael, y realizó una reflexión mucho más allá, planteando que no podíamos pretender educar a nuestra juventud en una campana de cristal. Apreté la mano a Palomino, y le dije “ese es nuestro Fidel”.
Desmenucemos tres conceptos: diálogo, debate y discusión.
El diálogo
Según el diccionario de la RAE, “diálogo” en primera acepción es “plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas y afectos”, y en tercera acepción se define empleando la palabra discusión: “discusión o trato en busca de avenencia”.
El diálogo suele partir de posiciones compartidas o cercanas y del interés expreso de arribar a un consenso o de profundizar un consenso ya existente. No quiere decir que como resultado de un debate o una discusión no se pueda llegar a un consenso, sino que en el diálogo hay una mayor predisposición positiva para ello. Si los interlocutores que participan en un diálogo pensaran exactamente igual, este sobraría.
El debate
Debate es una técnica o modo de comunicación oral que cuenta con un moderador y público presente. Puede darse en un estudio de televisión, donde los participantes exponen sus argumentos sobre diferentes temas que tienen dos o más posiciones antagónicas y, por tanto, existe controversia.
Un debate sirve para confrontar opiniones con cultura y educación, el moderador plantea los temas, debe impedir las discusiones, evitar que se desvíen del tema propuesto y que respeten el tiempo pactado. No debe demostrar favoritismo por ningún participante. El debate no es una competencia, es el sano intercambio de ideas que enriquece el conocimiento del público con opiniones y puntos de vista diferentes.
La discusión
Cuando escuchamos la palabra “discutir”, la relacionamos con pelear o imponer una verdad sobre otra, disputarse supuestas verdades; sin embargo, la discusión es también el ejercicio en el que existe un intercambio de ideas sobre un tema determinado entre dos o más personas y forma parte del método científico.
Tal vez haya tenido demasiada influencia la palabra “discutir” en las competencias deportivas. Al decir que hoy se discute la medalla de oro, deja claro que uno ganará y otro perderá.
La frontera entre debate y discusión es menos nítida, y a los efectos de nuestro artículo, vamos a centrarnos en diálogo y debate.
Cuando participamos en un debate, compartimos opiniones y defendemos nuestro punto de vista. Este ejercicio nos sirve para entrenar las habilidades de comunicación, para ser más críticos, aprender a tomar decisiones, escuchar visiones diferentes a la nuestra, estructurar ideas y responder rápidamente a objeciones.
En cualquier intercambio de opiniones resultan importantes las variables siguientes:
–El objetivo del intercambio
–La precisión del tema
–Las definiciones elementales
–La cultura de los interlocutores
–La organización del modo y la vía de intercambiar opiniones.
Si no logramos basar los intercambios en hechos, las emociones ocuparán el terreno de las ideas. Se correrá así el riesgo de habilitar una batalla donde unos ganen y otros pierdan. Las energías del proceso serán mal direccionadas y no podemos permitirnos ese despilfarro.
Varios expertos cubanos en la materia han escrito sobre el tema, de los cuales he aprendido. Menciono a tres intelectuales cubanos, los dos primeros afortunadamente vivos y activos, y el tercero ya fallecido, pero con una obra escrita que merece ser estudiada a fondo. Ellos son Darío Machado, Enrique Ubieta y Alfredo Guevara.
Aunque el tema en sí mismo es una fuente de motivación para opinar, no obviaré la poderosa técnica de la pregunta.
1 ¿Cuáles son los principales requisitos para dialogar con efectividad?
2 ¿Consideras acertado el siguiente apotegma: “Cuando la razón de la fuerza desplaza a la fuerza de la razón, el ambiente y la efectividad del intercambio pierde su esencia”?
3 ¿Cómo lograr que el diálogo intergeneracional sea efectivo?
4 ¿Qué propones para que el diálogo y el debate, utilizando las redes digitales, sean eficaces?
5 ¿Qué opinas de estas 10 recomendaciones para participar en un debate organizado:
1. Conocer el tema y documentarse.
2. Ser breve y conciso.
3. Respetar opiniones.
4. Saber defender opiniones que no son la nuestra.
5. Ser capaz de responder a las objeciones y criticar los argumentos de los oponentes.
6. Identificar las falacias.
7. Respetar el turno y las indicaciones del moderador.
8. Tener una actitud abierta al diálogo.
9. Tener conciencia del lenguaje no verbal.
10. Ser un buen perdedor, pero entrenarse para ser un vencedor respetado.
Considero que mucho más que antes, la máxima dirección de nuestro Partido y del Estado cubano promueve y declara la necesidad de que haya debate culto y virtuoso, de que haya diálogo.
Termino mis palabras con el legítimo orgullo de haber formado parte activa de la FEU, y de seguir llevándola en mi mente y en mi corazón.
Valoro la importancia de lo que la actual dirección de la FEU de Cuba viene impulsando en dos vertientes fundamentales: el diálogo franco y profundo con y entre los estudiantes, y su participación extramuros en los cruciales procesos que la Revolución lleva adelante, en que la unidad dentro de la diversidad ha de ser factor clave del éxito. ¡Viva la FEU, en camino a su centenario!
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Magnifico el artículo , ojalá que se propicie una cultura del debate en nuestra Cuba de hoy , pues hoy el diálogo es la asignatura pendiente en nuestro país .
Excelente la anécdota de Carlos Rafael!!!
Con detenimiento y mucha curiosidad leí el primer artículo sobre la FEU y ahora leo este, es un tema muy interesante, yo fui estudiante universitaria en la época que se aborda y tengo referencias personales de lo que acontecía. Aplaudo la honestidad con que el autor hace referencia al funcionamiento de la FEU y de la UJC-FEU.
Pensando en el tema me llama la atención lo siguiente: ¿cuántos de los dirigentes de ambas organizaciones se mantienen en Cuba y luchando por la Revolución? ¿Eran entonces revolucionarios honestos? Si lo eran, entonces ¿por qué decidieron vivir fuera de Cuba? ¿Qué faltó en su formación?
Dentro de unos años, ¿serán válidas estas preguntas con los dirigentes estudiantiles de hoy?
Hola Luga, gracias por su comentarios y por las preguntas. Tengo previsto hacer otros dos artículos en homenaje a la FEU en camino a su centenario. El de noviembre estará dedicado al centenario de la Revista Alma Mater, y el de diciembre al X,Congreso de la FEU y su arribo a los 100 años. En ese segundo tengo previsto abordar el complejo asunto de los caminos tomados por los presidentes de la FEU de Cuba desde 1971.
Considero este artículo como de referencia en este momento histórico. Felicitaciones al autor.
Gracias, Néstor, por este espectacular artículo en estos tiempos en que tanto estamos necesitados de diálogos, debates, discusiones y, también (es mi opinión) de acción revolucionaria, a partir de los resultados de las primeras.
Profesor, muy instructivo su artículo, soy un poco mas joven ,pero no tan , y recuerdo de todas aquellas campañas contra el pelo largo , los pantalones estrechos, los pantalones campanas , los homosexuales, los religiosos, etc, que ya son historia antigua. Creo que los términos de su artículo , dialogo , debate y discusión, fueron escasos en aquellos días y aún hoy y cuanto los necesitamos.
Siempre es inspirador leer un articulo como los dos que nos ha regalado el compañero Néstor, las anécdotas, solo hacen enriquecerlos y demostrar una vez mas que clase de lideres hemos gozado de tener en esta difícil tarea de hacer revolución.
Creo que el debate sensato y el dialogo son necesarios, pero la educación de nuestro relevo pasa primero por prepararlos adecuadamente y si, dialogar y debatir no entre nosotros, sino con ellos. Guardo con mucho cariño un libreo dedicado por una grande de la enseñanza revolucionaria. Gaspar Jorge Garcia Gallo. Titulo: Problemas de la Formación de las Nuevas Generaciones, Editora Política. Creo que le estamos debiendo muchas nuevas ediciones.
De nuevo. Magnifico articulo profesor, saludos. Lo que magistralmente suscribe referente a la FEU es válido para todo donde interviene el ser humano, una catedra sobre lo que es la actitud, usted recrea diálogos y toma de decisiones que confirman esa tesis; la actitud como clave que hace invencible al ser humano, eso que cultivamos y pone la diferencia, convirtiéndonos en protagonistas. Porque como bien usted sabe el conocimiento, la inteligencia, la cultura por sí solo, descontextualizados de la armazón o estructura que es la actitud, se convertirían en recursos irrelevantes en el ser humano, no se traducirían en resultados o rendimiento.
Se trata de un asunto estratégico para el país en la formación del hombre nuevo, una acción que se decide si revolucionamos y modernizamos la herramienta más importante, la que DETERMINA en la formación del ser humano; el sistema de enseñanza de un país.
La conversación forma parte de la actitud, es la cara más visible y dinámica de lo que somos, algo que necesita entrenarse. En un dialogo somos esclavos de la interpretación, la imaginación y el razonamiento y eso solos es posible si somos conscientes de que la base que sostiene esa interrelación es el derecho que tenemos todos a equivocarnos. Eso nos da libertad y nos hace ser coherentes con lo que fundamentamos, con lo que deseamos, atrincherándonos en argumentos, aguantando, resistiendo y defendiendo un punto de vista. Pero todo eso es posible por la actitud. Un país culto es el que dialoga.
Mientras más diálogos, más conversaciones más probabilidades existen de acercarnos a conversaciones cruciales, a esas donde los resultados podrían tener un enorme impacto en la calidad de vida de las personas que participan en ellas. Pero en todos los casos profesor, algún elemento de la rutina cotidiana podría verse alterado para siempre. Lo que sí es evidente que una conversación crucial siempre fue antecesora o punto de origen del 100% de todo lo logrado por el ser humano en su desarrollo histórico. Hay que conversar mucho más.
Para tener éxito en cualquier conversación o diálogo, especialmente en el proceso de dirección; hacerlo empáticamente es la clave. Dialogar con empatía es lo primero, ante que los argumentos y los razonamientos cuando se quiere convencer y sumar al interlocutor.
Hola amigo, mucho me estimula contar con tu comentario en mis publicaciones. Gracias por tus reflexiones que tanto valoro.
Genial profe! Este artículo sin duda supera al anterior que estudié con detenimiento. No diré mucho esta vez, creo que usted nos deja varios temas para reflexionar y herramientas para hacerlo. Las anécdotas magistrales, creo que debemos generar un espacio para que pueda compartirlas en vivo, tal vez con los Secretariados nacionales de la FEU y la FEEM y otros muchachos, lo hablaré con Karlita, se que usted aceptará.
Gracias por su contribución al diálogo, en mi anterior comentario le hablé sobre lo importante que lo considero entre nuestras juventudes actuales. Las herramientas que usted nos brinda desde sus anécdotas nos convidan a mejorar. Gracias
Muchas gracias por compartir estas memorias en el centenario de la FEU, son tiempos de estudiarlas, llevar a la práctica cotidiana estas enseñanzas. A la espera de las próximas.