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Símbolos

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Los tres Chevrolets clásicos que permanecieron parqueados frente a la Embajada de los EEUU, en el Malecón habanero, durante la ceremonia oficial de izamiento de la bandera a la que asistió John Kerry. Foto: Pablo Martínez/ AP

Los tres Chevrolets clásicos que permanecieron parqueados frente a la Embajada de los EEUU, en el Malecón habanero, durante la ceremonia oficial de izamiento de la bandera a la que asistió John Kerry. Foto: Pablo Martínez/ AP

Parquearon tres impecables Chevrolets de los años 50 frente al Malecón, como atrezo para el discurso del Secretario de Estado. La Habana de los carros viejos, tan cara a los turistas de la nostalgia, le tocaría ser símbolo de la reapertura de la Embajada de los Estados Unidos, un magnífico pase de ilusionista. Incluso, en algún momento, antes de que comenzara la ceremonia para izar la bandera, aquellos automóviles se revelaron como los protagonistas del decorado, recordándonos que la frontera entre un país y su estereotipo es más frágil que la que separa la realidad de la ficción.

Realmente no debió extrañarnos la puesta en escena. Si utilizamos la convencional distinción entre poder duro y poder blando que popularizó Joseph Nye, está claro que el de Obama es el imperio de lo simbólico, y a diferencia del uso que hacía George W. Bush de la amenaza militar, la actual administración confía ante todo en la fuerza de la palabra y de la imagen para conseguir sus objetivos políticos. Una diferencia que a veces es poco sutil y acorta la distancia entre el halcón y la paloma, como cuando la Subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, nos dijo en La Habana, en conferencia de prensa en la casa del entonces Jefe de la Sección de Intereses de Washington, que la estrategia de los Estados Unidos hacia Cuba era la misma de las administraciones anteriores, y que solo había cambiado la táctica.

Pero volvamos al símbolo. En un artículo del diario The New York Times publicado en 2004, Ron Suskind relató que, tras objetar la manera en que Bush conducía la guerra en Iraq y la convertía en un espectáculo de masas, el principal asesor del Presidente, Karl Rove, contestó: "Ustedes creen que las decisiones surgen del análisis de la realidad, pero el mundo ya no funciona así; ahora somos un imperio, y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad." Así fue que el discurso político convirtió a Iraq en un país pacificado sobre el que reinaba una estabilidad democrática, envidiada por los países del entorno, a quienes no iba a quedar más remedio que ayudar también. Más de diez años después, aún no ha terminado la subasta de símbolos que crean y recrean la incómoda realidad de aquellos “oscuros rincones” del planeta.

Y por ese camino el símbolo suele tener muy buena prensa, de modo que el del 14 de agosto en La Habana se filtró en todas las reseñas. En la ceremonia de la Misión de los Estados Unidos, los carros antiguos aparecieron debidamente enlazados a la bandera de las barras y las estrellas que se negaba a volar –hacía un sol implacable y ninguna brisa en el Malecón este viernes- y a los tres marines que esperaron 54 años para verla trepar por el mástil. Y a John Kerry, por supuesto. Pero los carros antiguos, conservados de modo impecable como si hubieran estado todo este tiempo en un museo o esperando por el retorno de la Embajada norteamericana, eran la guinda, la metáfora perfecta de la Cuba que se quedó congelada en el pasado. Una exótica postal del regreso.

Lo que nadie dijo es que la magnífica carrocería de la mayoría de estos autos clásicos que circulan en toda Cuba, hijos del hierro y el estaño de la II Guerra Mundial, sobrevivió a un bloqueo que no dejó pasar ni una arandela –como nada de lo que necesitaron los cubanos para vivir-. Sin embargo, por dentro están ingeniosamente rehechos con motores rusos, baterías chinas, frenos polacos, llantas angolanas, bombillos de cualquier parte y amortiguadores que tienen níquel de la fábrica "Che Guevara" de Moa. La forma no es inocente respecto al contenido y este símbolo, para aquellos que habitan la Isla profunda, parece un chiste. Por no decir otra cosa.

El podio en la Embajada de los EEUU, donde hablaría el Secretario de Estado John Kerry. Foto: Ramón Espinosa/ AP

El podio en la Embajada de los EEUU, donde hablaría el Secretario de Estado John Kerry. Al fondo, los Chevrolets negro, rojo y azul cielo. Foto: Ramón Espinosa/ AP

Se han publicado 117 comentarios



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  • Palmiche dijo:

    En última instancia, eso fue un vulgar comercial de Kerry a la Chevrolet, y una falta de tacto al equiparar ese hecho con los veteranos marineros que trajo de vuelta (bueno, si de símbolos hablamos, Cuba regresó la última bandera que ondeó en su legación).
    Y si aquellos chevys, que eran buenísimos, pudieron ser reparados a contrapelo del bloqueo, los de hoy no se podrían ni reacondicionar, por malos. Por eso los norteamericanos prefieren autos japoneses y coreanos. Los cubanos, hasta donde he podido indagar, también los prefieren.
    Ojalá no inunden el país de Chevrolets, ni de piezas para "salvar" a los contaminantes almendrones de hoy. Lo bueno de levantar el bloqueo es que dejaríamos de ser el Disneylandia de los carros.

  • Reynier dijo:

    Estimado Jose de Oro.
    Con respeto a todos los foristas, solo leo la noticia y sus comentarios.
    Muy inteligentes todas sus reflexiones. En hora buena.
    Un saludo.

  • verdi dijo:

    Pero esta "lucha" simbolica la empezaron los cubanos que llevaron la bandera que habian bajado en la embajada cubana alla y no llevaron a los que lo hicieron porque o estan muertos o nunca regresaron a Cuba se quedaron a vivir alla, ahora no se quejen ni le busquen las 5 patas al gato.

  • Luis Remedios Hernandez dijo:

    Codigo de todo cubano actual, no importa donde viva, y los que estan por llegar:
    1. Los yanquis no son amigos de nadie y menos de nosotros.
    2. Nunca confies en quien siempre te amenaza
    3. No pierdas jamas tu identidad y menos tu dignidad ante nadie.
    4. Ten siempre presente tu historia, tu bandera, tu himno, tus martires, tus héroes, tus glorias, no los cambies por nada.
    5. Manten presentes y vivas tus conquistas, fueron obtenidas con mucho sacrificio y austeridad.
    6. No desilusiones a tus verdaderos amigos.
    7. No mancilles el criterio que el mundo tiene de tu patria y de ti.
    8. Este suelo, esta tierra y todo lo que en ella habita es tuyo, defiéndela y cuidala.
    9. Acepta los riesgos, no los rehuyas, pero no te duermas en los laureles.
    10. (invito a los que piensan como yo, que la lista siga aumentando)

  • George dijo:

    Basta ya de tanto BlaBlaBlaaaa, y retoricas que solo empañan nuestra imagen, miremos la paja en el ojo ajeno; pero antes miremos el marabu que tenemos en el nuestro.

  • George dijo:

    No pude resistir el deseo de replicar esta carta en el foro, leanla y que les sirva de enseñanza.
    Amaury Pérez le escribió, el 13 de agosto, esta carta a sus hijos y uno de ellos la colocó en Facebook. Como las cosas cuando son del alma vuelan, más si andan por la red, nos llegó a la redacción y la compartimos con nuestros lectores.

    Queridos hijos:

    Mañana, día 14 de agosto, será un día importante para Cuba aunque sea solo un simbolismo (izar una bandera o arriarla puede ser un espejismo de la ilusión), pero que tiene para mí un largo recorrido memorioso que quiero transmitirles porque no lo hice antes. ¿Como podía?

    En las nebulosas de estos días he visto al niño que fui, con 7 años, sentado en un ahora desaparecido camión de control remoto televisivo, junto a mi padre, a un costado de la entonces Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en La Habana, mirando, sin comprender totalmente lo que veía pero atento, como descendía de su mástil la bandera de las barras y las estrellas mientras hasta el malecón habanero se revolvía entre el estupor y el asombro. Algunos (la mayoría) dentro de aquel vehículo refrigerado, gritaban histéricos sentencias desafinadas en un ingenuo, ahora lo sé, cúmulo energético de intensos y perturbadores decibeles afirmativos. Otros, entre los que estaba vuestro abuelo, controlaban los switchers con la mirada extraviada, en lontananza, presintiendo lo que aquel acto significaba: “Esto no termina con la ausencia provisional de una bandera”, dijo uno con una voz de ultratumba a lo que mi padre agregó como para sí mismo: “Ojalá estemos mejor después de esto, pero lo dudo”.

    ¿Que hubiera pensado él si viviera, siempre tan discreto y comedido, con 89 años, de lo que ocurrirá mañana? Desgraciadamente no puedo saberlo con certeza, pero lo imagino; se sentiría feliz.

    54 años de totales (y a ratos ambiguos) desencuentros, solo nos llevaron a confrontaciones innecesarias, lamentables adioses con sus correspondientes lejanías, y descalificaciones mutuas que muchas veces nos impulsaron a imaginar un escenario apocalíptico. Mañana hay algo que al menos en apariencia, insufla esperanza, a menos que la esperanza solo sea una burla bien diseñada para camuflar la realidad.

    No voy, ni quiero, disimular mi entusiasmo aunque éste sea reposado desde la altura de mis casi 62 años.

    Dios, en su inmensa sabiduría y misericordia, ha querido regalarme (regalarnos debo puntualizar porque la Patria es del que la ama y honra) algo que nunca esperé ver y lo celebro sobrecogido y emocionado. Igual me sentí cuando izaron nuestra enseña nacional, la de todos los cubanos, en Washington DC hace semanas.

    Aires de renovación se perciben. Pienso en mis amigos de ambos lados, en ustedes tan lejos y en mi Papá. Al Amaurito de 7 años, entonces desde la televisión y no dentro de ella esta vez, se le aguarán los ojos. El adulto de casi 62 se sentirá complacido.

    Parafraseando los versos de Lorca en el final de su obra teatral “Bodas de sangre” repetirá como un mantra: “Con una bandera, con una banderita que apenas cabe en la mano pero que penetra firme por las carnes asombradas y que se para en el sitio, donde tiembla enmarañada, la oscura raíz del grito”.

    ¡Viva la cordura, abajo la intransigencia!

    Amén.

    Los ama y celebra cada día.

    Su Papá.

  • ingchaviano dijo:

    No solo fue la aparición de los vehículos allí como recordando los tiempos pasados, los años 50, sino como machucando el señor Kerry lo usó para desacreditar nuestro desarrollo, sabemos que cambiaron los métodos para con la revolución y así para con su pueblo pero no el fin, ahora somos vecinos no enemigos u oponentes, la cosa cambia en el 2015, volvemos a los años del buen vecino, donde se vendía la tierra a las grandes compañías norteamericanas, donde el petroleo que se refina es solo de las compañías americanas, solo produciremos azúcar para el mercado norteamericano y recibiremos por ende productos terminados de las compañías norteamericanas, equivocado señor Kerry, esos vehículos no representan que volveremos al pasado, representan el duro bregar de la vida de todo un pueblo, su creatividad, su inteligencia y como esta revolución nos enseñó a superar necesidades sin derrochar lo que tenemos, dicen que pudiéramos ser el museo rodante mas grande del mundo, entonces que vengan los turistas a disfrutar que eso nos permitirá sostener nuestra economía, no niego las buenas (nuevas) relaciones (intenciones) pero de estas está empedrado el camino del infierno, ahora la guerra es de ideas y apuesto por 11 millones de cubanos, cuidado no se equivoque somos vecinos pero llegado el momento pudiera volver a tronar en el monte el clarín con la llamada de a degüello.

    Me sumo a tu criterio periodista, que los nuevos tiempos no nos nublen la mente, cada símbolo tiene si significado y un fin previo, cada quien lo lee según su propio mirar.

  • Mario dijo:

    Más que tratar de descifrar simbolismos (vamos que eso de los carros no es un performance en el sentido de las artes plásticas, aunque no deja de serlo en otro sentido), pienso que lo mejor es preguntarle a los dueños de los carros para qué los parquearon en ese lugar.

  • MAC dijo:

    ¿ Quién parqueó los autos de la década del 50 en el Maleccón, frente a la embajada ?. Evidentemente tuvo que ser expresamente autorizado. La habana el día 14, tenía las principales vías, con prohibición de parqueo y de circulación vehicular. Entonces,¿ quien los parqueó y con qué propósito ?.

    • Divina dijo:

      Obviamente no los parqueó a la cañona el gobierno cubano, debe haber sido solicitado por la Embajada de EEUU. Como dice otro comentarista, no es Cuba la que quiere ser conocida como la Disneylandia de los carros.

  • tf dijo:

    "la frontera entre un país y su estereotipo es más frágil que la que separa la realidad de la ficción." Eso es una gran verdad, pero para ambas partes.

    La felicito por el tono poético-simbólico que dio al artículo. Efectivamente, esta es una era de símbolos. Pero es que los símbolos son materiales. El rascacielos tan anónimo y criticado, la casa de madera en un suburbio, que se la lleva el tornado, versus el feo prefabricado de oficinas y la casita de bajo costo con grietas y goteras. Nuestros reguetoneros, versus los suyos. Nuestra música culta y popular versus la suya. Nuestros dirigentes versus los suyos. En cuanto a vocabulario, modales, presencia, promesas, nivel cultural. Fíjese que no hablo de honradez, porque eso no salta a primera vista. Nuestras fuerzas armadas versus las suyas, en el plano simbólico. Nunca he visto a un general norteamericano con barriga. Nuestros productos, versus los suyos.
    Nuestro cine, versus el suyo. A ello súmese que emprenderán una alegre campaña de fabricar productos materiales y culturales "cubanos", "para los cubanos", pondrán protagonistas cubanos buenos y malos en sus series y películas, etc.

    Creo que la cuestión no es analizar los símbolos de forma contrapuesta, sino cómo nos apropiamos de ellos. A fin de cuentas, entre los milicianos que fueron a Girón seguro que muchos habían tomado toda su vida Coca Cola, manejado almendrones, bailado Rock'n Roll, seguido las Grandes Ligas y empleado vaselina en el pelo.

  • Raúl dijo:

    Los carros de la foto son los últimos modelos que circulaban en Cuba cuando los Estados Unidos rompieron las relaciones. Para mí esto quiere decir que estos carros han estado allí desde esa época esparando a que se reinicien de nuevo las relaciones. Es mucho major pensar así que considerarlo como una humillación al pueblo de Cuba.

  • Orlando J. Gonzlaez Sáez dijo:

    Excelente el artículo, Y MUY NECESARIO, es todo un homenaje a Galeano, debería ser publicado también en Granma y Juventud Rebelde para que la mayoría de los cubanos de a pie tengan acceso a él, solo me queda una duda que me parece no aclara el artículo. ¿De quién fue la idea de colocar esos tres carros ahí y quién la concretó en la práctica?
    Agradecería una respuesta.
    Saludos cordiales de Dr. C. Orlando José González Sáez.

  • DMV dijo:

    HE LEIDO SU ARTICULO EN CUBADEBATE. REALMENTE SE AJUSTA A NUESTRA REALIDAD ACTUAL Y CREO VERDADERAMENTE QUE LO DE LOS AUTOS FUE UN MENSAJE SUTIL.MUCHOS LE DIERON LA LECTURA QUE QUISIERON PERO LA VERDAD ES QUE MAS BIEN FUE PARA RECORDAR LOS TIEMPOS EN QUE CUBA AUN ERA COLONIA DE LOS EUA .
    LA FELICITO Y LE DOY MI APOYO EN ESTE TEMA.
    SALUDOS
    ROLANDO

  • Hugo Andrés Govín Díaz dijo:

    Bueno, llegué muy tarde para comentar. Me mantuve fuera de la red por problemas técnicos hasta hoy 28. Solo quisiera destacar que la periodista ha logrado encerrar toda una época de desencuentros utilizando solamente 8 letras para el título. Mejor no se puede pedir....

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Rosa Miriam Elizalde

Rosa Miriam Elizalde

Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP. Es Doctora en Ciencias de la Comunicación y autora o coautora de los libros "Antes de que se me olvide", "Jineteros en La Habana" y "Chávez Nuestro", entre otros. Ha recibido en varias ocasiones el Premio Nacional de Periodismo "Juan Gualberto Gómez" y el Premio Nacional "José Martí", por la obra de la vida. Fundadora de Cubadebate y su Editora jefa hasta enero 2017. Es columnista de La Jornada, de México.

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