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Tras la tempestad…, la vida

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 Quién no ha sentido sobre su cabeza un huracán no sabe lo que es la vida. Y la frase está lejos en este momento de parodiar con tono jocoso las expresiones de un humorista cubano. Un ciclón tropical es uno de los fenómenos de la naturaleza más impresionantes por el ruido inigualable del viento, la lluvia sin parar y hasta la embestida de los mares.

 

  Delante de los ojos vuelan los árboles centenarios y los techos, se destruye todo; sólo el suelo queda ahí, descubierto, destapado, como mudo testigo del embate.

 

  Siempre he pensado que cuando un meteoro como IKE "barre" la isla de oriente a occidente, lo más adecuado es ver y analizar los hechos de modo general, salvo alguna particularidad demasiado trascendente que domine el hacer periodístico en un momento determinado.

 

   Decir que Gustav e IKE dejaron a su paso una estela de destrucción y daños se ha convertido en un lugar común del lenguaje. La esencia está ahora en lo que se hace para buscar la normalidad gradualmente, aunque cueste tanto trabajo y demande tal proporción de recursos de todo tipo.

 

  Asombra conocer que muchas provincias ahora afectadas `por IKE ejecutan las labores de recuperación, sin "recoger" las brigadas de diferentes sectores que se encuentran en la Isla de la Juventud y Pinar del Río. La solidaridad es compartir lo que se tiene, no dar lo que sobra.

 

  Más llamativo es aún observar cómo comenzaron a llegar enseguida los medios de transporte con madera, tejas de fibrocemento y otros materiales para comenzar a cubrir las casas que IKE desnudó. Dondequiera trabajan en la restauración de las redes eléctricas y telefónicas, los caminos y carreteras, las escuelas, los centros de distribución de alimentos, con los recursos disponibles, porque la pareja de huracanes "bombardearon" dos veces seguida el archipiélago y las cifras financieras están, lógicamente, cargadas de ceros que no tenemos.

 

  Ninguno de los dos pudo llevarse el apoyo entre vecinos; el afán por restablecer la vida, sobre todo; el funcionamiento estable y con prioridad máxima de hospitales y otros centros asistenciales; la preocupación permanente de los dirigentes de la Revolución y de cada territorio del país; la actitud de los combatientes de las FAR y el MININT en las tareas de resarcimiento de los daños junto con la población, hasta donde resulte posible.

 

  Alguien dijo que cuando se cae, la única actitud valedera para el hombre en la tierra es pararse con más ímpetu y avanzar. Eso tratamos de hacer los cubanos, porque tras la tempestad…, seguirá la vida.

 

 

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Ramón Barreras Ferrán

Ramón Barreras Ferrán

Periodista cubano, colaborador de Cubadebate.