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Dialéctica de la tortura y la violencia

En este artículo: Estados Unidos, George W. Bush
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La popularidad del presidente George W. Bush desciende día a día, entre otros factores, por el repudio de los estadounidenses a los métodos represivos que su administración ha intensificado en los marcos de la guerra contra el terrorismo, eje de su política de gobierno.

Ello no obsta para que un programa de televisión dedicado a promover la tolerancia de la tortura como método legítimo de defensa de la seguridad nacional disfrute de amplio favor de los televidentes.

El programa "24", es una serie de la cadena televisiva Fox en el que, en los últimos cinco años, un bravo agente antiterrorista enfrenta conspiraciones que ponen en peligro a la nación. Cada capítulo dominical incluye al menos una escena de interrogatorios a sospechosos con aplicación de torturas.

En todos los casos, el argumento utiliza la socorrida técnica de la bomba de tiempo. Hay que impedir una acción terrorista a todo costo y mediante la tortura a un sospechoso, el héroe logra salvar de la muerte pocos minutos más tarde a miles o, a veces, millones de personas.

El protagonista principal es el actor Kiefer Sutherland, quien aquí representa al torturador más popular del mundo, lo que resulta paradójico, porque su padre, el también actor Donald Sutherland, fue un prominente activista contra las guerras estadounidenses desde los tiempos de la guerra contra Vietnam. Su abuelo, Tommy Douglas, fue el primer socialista que se desempeñó como jefe de gobierno de Canadá y recientemente fue electo "el más grande canadiense de todos los tiempos" porque fue quien introdujo en Canadá el sistema universal de salud pública que aún hoy prestigia la atención médica de ese país. Es lamentable que ahora el nieto cobre 10 millones de dólares por serie actuando como torturador y asesino de sospechosos detenidos.

Según explicaba el periodista Jon Wiener en un artículo en The Nation aparecido el 15 de enero de 2007, la conexión de la Casa Blanca y el "establishment" conservador con   este programa se hizo evidente en junio de 2006 cuando Michael Chertoff, Jefe de la Seguridad de la Patria (Homeland Security) se presentó con tres realizadores de éste en un evento patrocinado por la Heritage Foundation para debatir acerca de la imagen pública de la política antiterrorista estadounidense.

El debate de dos horas, registrado en DVD, se distribuyó a precio promocional y su mensaje, evidente, era que la tortura no solo es necesaria sino que funciona… y que presenciarla es excitante.

Sobresale en la temática del programa "24" de la Fox el hecho de que algunas de las principales batallas no se libran contra inmigrantes árabes, latinos o asiáticos que cuentan con armas de exterminio masivo, como es habitual en la propaganda de los medios estadounidense que explotan el argumento del terrorismo, sino contra personas de piel blanca que, por ingenuidad o ignorancia, creen que las unidades combatientes contra el terrorismo deben respetar las leyes y atenerse a las reglas de la sociedad.

Por eso, en ocasiones, el protagonista se ve obligado a dejar su unidad de combate y convertirse en un ciudadano común para poder partirle los dedos a un sospechoso arrestado, dado que algún burócrata inconciente no consiente que el detenido sea torturado.

Según datos del Consejo de Televisión de los Padres (Parents Television Council ), en los cinco años previos al 11 de septiembre de 2001 se presentaron en televisión un total de 102 escenas de tortura. En los tres años siguientes al acontecimiento, el número había aumentado a 624. El programa "24", con 67 escenas de tortura en sus cinco primeras series, ha encabezado la lista de los programas de televisión que muestran actos de tortura.

Según dijo a la revista The New Yorker el  profesor retirado Gary Solis, quien impartió clases de Derecho de Guerra para Comandantes en la Academia Militar de West Point, en las discusiones acerca de lo que es permisible en los interrogatorios a sospechosos de terrorismo, sus educandos con frecuencia citaban a Jack Bauer, el héroe del programa "24" representado por Kiefer Sutherland.

Según el profesor Solis, tanto ante las leyes de los Estados Unidos como para el Derecho Internacional, Jack Bauer es un criminal que, en la vida real, merecería ser procesado y castigado. Pero sus estudiantes están hasta tal punto identificados con el lema "cueste lo que cueste" de Bauer, que por más que él trataba de trasladarles la idea de que esas técnicas conducen a resultados contraproducentes, era como pretender tapar cuevas de hormigas a patadas.

No se trata de que Estados Unidos aplique ahora la tortura de prisioneros, la ha practicado reiteradamente -a escondidas, a la sombra- a lo largo de la historia. Solo que, antes, lo desmentían oficialmente y condenaban en teoría los hechos. Lo nuevo es que ahora lo hagan desvergonzadamente y pretendan arrogarse un derecho a torturar legitimizado mediante nuevas definiciones y nuevas leyes.

Los "líderes de los derechos humanos" no solo han practicado la tortura pródigamente, han inculcado su aplicación en América Latina por intermedio de sus asesores militares y policiales y, entre 1946 y 1984, en la infausta Escuela de las Américas (SOA).

Como indicara la activista y escritora canadiense Naomi Klein, "cuando la tortura se practica en secreto pero es oficial y legalmente rechazada, existe siempre la esperanza de que, en caso de que las atrocidades salgan a la luz, la justicia pueda no obstante prevalecer. … Cuando la tortura es seudo-legal y sus responsables niegan que se trate de tortura, …las víctimas no se preocupan ya de obtener justicia, convencidas de la inutilidad y del peligro que implica esa búsqueda."

Así interactúan dialécticamente la tortura y la violencia extrema.

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Manuel E. Yepe

Manuel E. Yepe

Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.

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