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Costa Rica: El colmo de la desvergüenza

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De los vendidos a los mandatos de Washington se puede esperar cualquier cosa, no se sabe hasta dónde pueden llegar. Ahora resulta que el ejecutivo centroamericano de San José -que se ve perdido ante la presión popular- parece que va a echar mano a la política del miedo parar imponer el ingreso de Costa Rica al  Tratado de Libre Comercio (TLC).

En vista de que la perserverancia popular logró llegar al referendúm, a uno de los más cercanos colaboradores del inexplicable Premio Nobel, un tal Kevin Casas, segundo vicepresidente, se le ocurrió -no sin ocasionar el rechazo de medios políticos y sociales- mandar un memorando a su jefe, conociendo su calaña, donde propone utilizar la estrategia del miedo para imponer el apoyo al tratado de marras.

La propuesta de Casas -cuya inmediata destitución ha sido exigida por el Movimiento Patriótico de Lucha contra el mencionado tratado- recomienda, con todo desenfado, advertirle al elector que perderá su empleo si se llega a rechazar el TLC, decirles que no apoyarlo sería antidemocrático, y exigir a los alcaldes de los  ochenta y un municipios promocionar el "sí", so pena de retirarle los fondos si triunfa el "no". Si eso no es una incitación al más descarado fraude, que venga Dios y lo vea.

El pueblo costarricense ha dado muestras de tenacidad y firmeza en los últimos meses en lo que se  refiere a rechazar las intenciones del gobierno de Oscar Arias de asociarse a  Washington adhiriéndose al TLC. Los trabajadores, los pobres, los que saldrían peor  parados en el caso de que triunfara la política oficial, lograron, con constantes manifestaciones de protesta, que el Congreso decidiera llevar el asunto a referéndum, lo cual ocurrirá el siete de octubre.

  Ahora, luego del primer año de su segundo mandato al frente del ejecutivo josefino, con una depauperada situación económica y social ocasionada por el fracaso de su política interna, enfrenta la tenaz oposición popular que lo obligó a  aceptar que el Congreso aprobara un referéndum sobre la eventual participación de ese país en el TLC. Puede que la fuerte resistencia de las capas más desposeídas impida instaurar una medida que sólo reforzaría el proyecto neoliberal que Arias defiende a capa y espada. Como el mismo ha afirmado: "Hablaré del TLC hasta en mis sueños".

     Tras su primer período en la presidencia de San José, hace más de tres lustros, Oscar Arias, el muy "inmerecido" Premio Nobel por la Paz -explicable sólo por su genuflexa postura hacia Washington que lo catapultó hasta Oslo a recibir el galardón- quedó Costa Rica sumida en abundantes problemas domésticos, con un déficit fiscal elevado e innumerables desgracias para los pobres, en virtud de las políticas económicas neoliberales aplicadas en aquel momento.

     Las movilizaciones y los movimientos sociales en América Latina impidieron que triunfara el  ALCA, que sólo habría significado beneficios para las transnacionales yanquis mediante la aplicación del más férreo neoliberalismo que conllevaría el  más descarado saqueo de las economías de Centro y Sur América, así como la privatización de múltiples sectores que deben ser propiedad de los pueblos y no de las oligarquías nacionales y extranjeras. Pero nunca  renuncian a seguir extendiendo sus dominios. Ahora buscan otras formas. "Estos Tratados de Libre Comercio bilaterales o plurilaterales son pequeños ALCAS por su extensión geográfica, pero en ellos se condensan los contenidos del paquete de política neoliberal con el énfasis propagandístico puesto en las bondades del libre comercio", sentenció Osvaldo Martínez en la inauguración, hace algunos meses, del  Encuentro hemisférico de lucha contra los TLC y por la integración de los pueblos, celebrado en La  Habana.

Ha tenido la desgracia esta pequeña nación de volver a padecer a este fantoche y sus adláteres al frente de un poder ejecutivo que no es más que una sucursal centroamericana de la Casa Blanca y el Departamento de Estado a quienes cumple todos sus deseos incluyendo la política anticubana de la que ha sido siempre un destacadísimo testaferro. Esa fauna depredadora de los pueblos y los trabajadores, que se titula democrática, carece de vergüenza, pero le sobra el cinismo cuando califica de antidemocrático no acatar sus fraudulentos y oportunistas designios en cuanto al fatídico TLC.

Arias, de una de las familias de mayor abolengo y de la más arraigada línea conservadora, sació en su primer mandato, que finalizó en l990, su gran necesidad de protagonismo al lanzar aquel llamado Plan de Paz para Centroamérica, y dejó a su país en el más absoluto deterioro. Pero le encanta destacarse en la arena internacional. En un año de nuevo en el poder ha hecho once viajes, diz que para lograr un tratado que regule las armas, y lograr la candidatura a un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.  El país atraviesa por una emergencia energética que el mandatario achaca a la necesidad de darle participación en el sector privado a la generación de energía eléctrica. Según él, impedir que la empresa privada entre en este sector es "una forma de sacrificar al pueblo costarricense en el altar de los dogmas de unos cuantos sindicalistas. Y eso no lo permitiremos". ¿Qué pude esperar el pueblo tico de un ejecutivo encabezado por semejante personaje?

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Lillian Lechuga

Lillian Lechuga

Periodista cubana especializada en temas internacionales.