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El Paso, segunda audiencia: Testimonio desde el banco de la prensa

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El Paso, 30 de agosto de 2005. El primer testigo fue el abogado venezolano Joaquin Chaffardet.  Hace 37 años que es amigo de Luis Posada Carriles, a quien representó por poco tiempo en el esfuerzo de Venezuela para que lo extraditaran a ese país desde Panamá en el año 2000. 

Asistió a diversas escuelas, incluida Georgetown, después fue a la escuela de derecho en Venezuela, recibió licencia para ejercer en los años sesenta, trabajó para una compañía petrolera, realizó labor de "seguridad", estuvo activo en el Partido Demócratacristiano, en la oficina del Fiscal General, en investigaciones.

A principios de los años setenta trabajó en la DISIP, agencia venezolana de inteligencia. Su primer encuentro con Posada fue en 1969. Cuando Posada vino a Venezuela tras pasar de la CIA a la DISIP en 1972, Chaffardet era jefe de la DISIP y nombró a Posada como su Jefe de Operaciones Especiales.

Después relató una historia del juicio en Venezuela de Posada, Bosch, Lugo y Ricardo, la cual era moderadamente incierta.  Indicó que existía un acuerdo entre varias naciones, incluida Cuba, de que fueran enjuiciados en Venezuela, pero el tribunal penal allí consideró que no tenía jurisdicción porque el avión estalló en Barbados y lo transfirió a un tribunal militar.

Con el tiempo el tribunal militar de apelaciones determinó que los militares no tenían jurisdicción porque no se trataba de un asunto militar.  Luego los remitieron nuevamente a un tribunal penal donde todos, salvo Posada, fueron acusados de "traición" y condenados por esa causa.  Posada también fue acusado de traición y enjuiciado por ese motivo, pero "abandonó" Venezuela antes de que se dictara el veredicto final porque estuvo bajo custodia durante mucho tiempo.

Chaffardet posteriormente describió el clima político en Venezuela ahora y por ello indica que resulta imposible que Posada concluya su juicio allí con un veredicto justo.  Señaló que Fidel Castro forma parte del gobierno venezolano, que el régimen de Chávez ha organizado una campaña contra Posada en el canal 4 de televisión del gobierno y en otros lugares, que ya no existe ninguna separación de poderes, que los jueces tienen que hacer lo que el régimen quiere, que reina un clima de temor, que con una campaña de varios millones de dólares, el régimen ha creado una "matriz" de culpabilidad de Posada etc., etc.

En cuanto a la tortura, Chaffardet ofreció como ejemplo un caso que presenció: se relacionaba con los tres hermanos Guevara (oficiales de la policía) que fueron llevados al tribunal tres días después de ser arrestados por el asesinato del fiscal Anderson hace un año más o menos.  Eran de ojos negros,  tenían los labios hinchados porque se los habían vendados y habían recibido una golpiza.  Notificó que estaba de acuerdo con el reciente informe del Departamento de Estado en relación con este incidente. En ese informe se dice que "sus abogados hicieron acusaciones de tortura, con inclusión de descarga eléctrica, privación sensorial y tortura sicológica,  y el juez ordenó una investigación, pero no se han obtenido resultados".  Chaffardet también se refirió a un general cuya familia manifestó que él fue torturado.  Indicó que se podían encontrar otros incidentes acudiendo al sitio Google de Internet.

Manifestó que Posada tenía dos posibilidades:  Si los Estados Unidos deciden no extraditarlo, Chávez criticaría la decisión.  Si lo extraditan, probablemente será condenado por la voladura del avión de Cubana.  En cuanto a las personas de edad avanzada a veces permiten el arresto domiciliario. Además, existe una ley venezolana que dice que las personas de más de 70 años no pueden ser sentenciadas a más de 4 años.  Indicó que Posada estaría sujeto a la "humillación" de la policía y la guardia, que después de 4 años Venezuela lo despojaría de la ciudadanía venezolana y probablemente lo entregaría a Cuba.  Si fuera a prisión por 4 años, lo cual es muy peligroso en Venezuela,  ya que 50 personas resultan asesinadas todos los años en sus prisiones, Posada sería objeto de "denigración" por los guardias y oficiales.  Existen "motivos para creer" que "prisioneros políticos" como Posada estarían "sujetos a tortura y humillación".  No cree que el gobierno venezolano protegerá a Posada en la prisión porque sería excepcional, "no se ha hecho con nadie".

El abogado del gobierno no contrainterrogó a Chaffardet quien estará de regreso en Venezuela en un par de semanas, salvo para preguntarle si tenía miedo de regresar, a lo que respondió que las personas de su edad no tienen miedo.

Posada testificó toda la tarde, alrededor de 15 minutos de forma directa ante el tribunal y el resto del tiempo fue sometido a contrainterrogatorio.  No entraré aquí en detalles, porque pienso que no es importante para el asunto jurídico crucial: la tortura.  Pienso que es muy improbable que este juez le conceda asilo, pero el caso no se trata realmente de eso.  La Convención sobre Tortura prohíbe la deportación y extradición cuando el país receptor tortura y se muestra que el acusado o el deportado va a ser torturado.  Lamentablemente, ahora me parece que ambas partes en este caso están tratando de lograr conclusiones de este juez en el sentido de que Venezuela tortura y torturará a Posada.  Esto tal vez ofrezca al Secretario de Estado no una excusa jurídica sino una justificación pública para denegar la extradición.

Posada testificó que trabajó para la CIA en los años sesenta, en su trabajo de 1972 a 1975 para la DISIP fue jefe de "inteligencia y prevención", involucraba vigilancia, protección de personas y explosivos.  En Guatemala en 1990 los agentes de la inteligencia de Cuba le dispararon y eso le ocasionó un defecto del habla.  Parece que existe un acuerdo secreto de ambas partes de no analizar ninguno de sus tantos delitos que no sean los de los hoteles turísticos de Panamá y La Habana.  Su única condena fue en Panamá donde se declaró sin lugar el cargo de intento de asesinato y posesión de explosivos, pero fue declarado culpable por representar un peligro para la sociedad y portar documentos falsos.  Posada negó hoy toda culpabilidad al decir que cuatro de ellos fueron a Panamá a conversar con un general cubano que estaba considerando la posibilidad de desertar, que las 30 libras de explosivos que había en su auto se encontraron realmente en un "jardín" de alguna parte, donde fueron plantadas por la inteligencia cubana.

En cuanto a los hoteles negó todas las declaraciones que había hecho a Anne Louise Bardach en 1998, alegó que no podía entender el inglés (aunque vivió 12 años en los Estados Unidos y respondió la mayoría de las preguntas que se le hicieron en inglés, antes de que el traductor las pudiera traducir). 

Bardach ha estado presente en el tribunal los dos días con un pase de la prensa, por lo que no podía testificar.  Alega que el New York Times no la dejaría, pero a partir del testimonio de Posada no hubo acuerdo de confidencialidad, ni siquiera una solicitud de hacerlo "extraoficialmente", por tanto, no existen privilegios y ni el Times ni Bardach tendrían ninguna excusa legal para no testificar.  Este no es un caso de "proteger su fuente", la entrevista se coordinó entre amigos mutuos y ambas partes sabían que ella iba a publicarla.  Sin embargo, ahora parece que ella no puede testificar, porque el Gobierno le permitió asistir y escuchar a los demás testigos.

Si los abogados del gobierno estuvieron interesados en sacar a relucir la verdad, la habrían utilizado como un testigo y no como un miembro de la prensa. 

Obviamente Chaffardet estaba teniendo dificultad al decir que Venezuela tortura, pero sí ofreció algunas declaraciones ambiguas sobre este tema y al parecer constituye la única prueba que se pondrá a la vista del juez.  Los abogados del gobierno no cumplieron su deber de sacar a relucir la verdad al contrainterrogarlo en este aspecto (ya se fue) y citando como un experto a alguien que conoce algo sobre el sistema venezolano, como un juez u otro funcionario. 

Pudieron también haber sembrado alguna duda en cuanto a la credibilidad de Chafferder al analizar el hecho de que varios de sus agentes de la DISIP participaron en las reuniones de planificación de la voladura del avión de Cubana, y él mismo debe haber participado.  Le pregunté sobre este asunto en la conferencia de prensa que celebró después de su testimonio, pero se negó a responder.  No pierdo la esperanza de que el juez vea lo que está sucediendo aquí.  Veremos mañana.

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Tom Crumpacker

Tom Crumpacker

Es abogado que trabaja para la Miami Coalition to End the US Embargo of Cuba. Es colaborador sistemático de Counterpunch.