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La transición hacia la oligarquía: planes para la recolonización de Cuba

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Counterpunch
Traducción: Cubadebate
La "Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre"  creada por el gobierno de Bush, presidida por nuestros secretarios de Estado y de Comercio, presentó al presidente la semana pasada un largo y exhaustivo informe en el cual se detallaban las medidas que el gobierno de los Estados Unidos y otros "protagonistas fundamentales", tomarán para traer a Cuba nuevamente a la familia de abiertas colonias estadounidenses, entre las cuales se incluye en la actualidad a algunas islas del Pacífico, Puerto Rico, Kabul, y la Zona Verde en Bagdad.

El gobierno fue duramente criticado por no haber tenido un plan como éste para Irak después de sus conquistas en el país árabe. Algunos incluso aseguran que esa fue la razón del fracaso de la ocupación. Uno de los objetivos que persigue este plan puede ser impedir ese tipo de crítica en el caso de Cuba.

 Sin embargo, este plan es bastante parecido al que se diseñó para Irak (el cual no se dio a conocer públicamente de antemano). Al hacer en secreto lo que solía hacerse de manera pública, este plan llevará a Cuba a un mundo moderno, civilizado, mediante la creación de de una utopía capitalista en la cual los empresarios privados de la "comunidad internacional" (corporaciones estadounidenses en su mayoría) y la "comunidad cubana en el exterior" (compuesta fundamentalmente por ciudadanos estadounidenses), libres de los estorbos impuestos por las limitaciones sociales, desatarán todo su poder creativo para salvar al sufrido pueblo cubano de seguir en la miseria y la tiranía - mientras que de paso, se benefician así mismos.

La recomendación para que se lleven a cabo actividades de desestabilización en Cuba que se incluye ahora en el informe, es continuar o incrementar todo lo que se venía haciendo, en especial, los proyectos de radio y TV impuestos ilegalmente a los cubanos por los Estados Unidos, la negación de entrada de moneda dura al país mediante el recrudecimiento del bloqueo, es decir, multar a los bancos extranjeros que operen con transacciones cubanas, castigar o recompensar a los gobiernos extranjeros que aumenten o disminuyan el comercio con Cuba, hacer más estrictas las restricciones a los viajes y castigar con mayor severidad a los que las violen, el costo de estas operaciones ya triplica lo que se gasta en tratar de rastrear los fondos "terroristas". 

El financiamiento para esto será un nuevo fondo de 80 millones de dólares para sobornos y propaganda corruptiva con un aumento de 20 millones anuales, más todo el dinero sucio para la desestabilización (cifras multimillonarias anuales desconocidas) que en estos momentos se canalizan a través de AID, NED, las llamadas ONGs de la Florida, y la Oficina de Intereses en la Habana.

Según este plan, en el futuro, toda empresa cubana de comunicaciones, eléctrica, de transporte, minería, industrial, agrícola, institución médica, y otras del sector productivo será privatizada y los protagonistas fundamentales (los Estados Unidos y  sus empresarios) construirán y crearán un sistema de acueducto y de alcantarillado y manejo de desechos para Cuba, un sistema de atención médica, un sistema educacional, un sistema de transporte, un sistema de comunicaciones, un sistema de refugios (hogares para todos), un sistema de seguridad alimentaria (un pollo en cada olla), todo de manera similar a lo que hacemos para o por el pueblo iraquí. Mucho más, en realidad, de lo que estamos dispuestos a hacer por el pueblo de Nueva Orleáns.

Sin embargo, nuestra generosidad hacia los cubanos está condicionada a la aceptación de una nueva economía política que sea similar a la nuestra. En el plan se dice muy poco acerca de lo que ya existe en Cuba, y nada sobre los efectos que nuestro bloqueo y nuestro terrorismo han causado a los cubanos. Es como si las instituciones, la infraestructura y las capacidades de protección que se han creado en 45 años de independencia sean tan insignificantes que no vale la pena hacer referencia a esto. 

No es sorprendente, que este plan esté plagado de palabras comunes en código que este gobierno utiliza para manipular a la opinión pública, tales como, "democracia" (oligarquía comercial), "libertad" (del pez grande que se come al más pequeño), "disidentes" (los pocos cientos de cubanos, mercenarios pagados por el gobierno de los Estados Unidos en la isla). El plan está lleno también de afirmaciones acerca de qué cambios quiere el pueblo cubano (sin prueba que lo sustenten), pero dice muy poco con respecto al papel que ellos cumplirían en continuar con sus presuntos deseos. En realidad, loa cubanos son tratados en su conjunto como los objetos de una transformación que otros llevarán a cabo. Son considerados los indefensos e ignorantes que tienen una necesidad imperiosa de recibir educación y capacitación en medio de las complejidades de la sociedad consumista moderna.
Algo similar en cuanto al tono, pero mucho más intenso que la idea francesa del siglo XIX de "noblesse oblige" (la obligación noble) o la idea inglesa de "la carga del hombre blanco" (Kipling).

El plan consiste en reconstruir la nación cubana desde la base hacia arriba, desde la nada hasta una posible neo-colonia similar a aquellas que existen en la actualidad en Centroamérica y el Caribe. Sin embargo, nada se dice acerca de la manera en que iremos de la realidad actual hasta el "comienzo".
Se dice que los primeros seis meses serán decisivos. Es en este momento cuando se establecerá el Gobierno Cubano de Transición  (CTG, por sus siglas en inglés). Esto significa evidentemente un gobierno títere igual al creado en Afganistán e Iraq. La construcción de la nación se llevara a cabo a solicitud de esos títeres. El financiamiento  consistirá en préstamos de ajustes estructurales impuestos por el FMI, otros préstamos de bancos internacionales, inversiones internacionales, en especial, las que realizará la "comunidad cubana en el exterior", y ayuda directa  de los contribuyentes estadounidenses donde se considere conveniente.

La Constitución Cubana

En el plan se expresa mucha preocupación por la "estrategia" de Fidel Castro con respecto a la sucesión. Cuba tiene una constitución, pero no se hace referencia alguna a esta en el plan. Ni, al parecer, no hay ninguna escrita por ellos, como se hizo en Afganistán e Irak. Según parece,  las constituciones ya no son necesarias. El plan dice que la estrategia de Castro es que su hermano sea el presidente una vez que Fidel abandone el puesto, algo que los protagonistas fundamentales del plan (el gobierno de los Estados Unidos y los empresarios) no permitirán que suceda.

La Constitución Cubana se elaboró a niveles local y provincial a principios del decenio de los 70 y fue aprobada por el 97 por ciento de los cubanos que reunían los requisitos indispensables para votar. Después del periodo de rectificación a finales del decenio de los 80, esta fue enmendada considerablemente en 1992 a través del mismo proceso y por una votación de más de dos tercios en la Asamblea Nacional como se exigía. En 2002, en respuesta al "Proyecto Varela", esta fue reafirmada mediante el voto de más de 8 millones de cubanos, el 95 por ciento de la población adulta.  
La constitución establece un sistema electoral no partidista, participativo/representativo, que no es igual al nuestro, pero en algunos aspectos es más responsable y democrática. Se deben elegir dos o más candidatos para cada cargo a nivel municipal y provincial, a nivel nacional es un sistema  de tipo parlamentario donde cualesquiera de los  candidatos, a ocupar uno de los 619 escaños  por los 5 años que dura la legislatura, deberá recibir por lo menos el 50 por ciento de los votos para ocupar el puesto.
El ejecutivo (llamado Consejo de Estado, análogo a nuestro presidente y gabinete) está compuesto por 24 miembros de la Asamblea Nacional (elegidos cada cinco años) encabezada por el presidente y el vicepresidente, cargos que ocupan en la actualidad los debidamente elegidos hermanos Castro.

La constitución estipula que si el presidente es incapaz de continuar en el cargo o lo abandona por algún motivo, el vicepresidente ocupará su lugar hasta que la Asamblea Nacional elija a un nuevo presidente. La Asamblea y los hermanos Castro han dicho con frecuencia que la sucesión tendrá lugar según la constitución. La única forma en que este proceso se podría detener o modificar es a través de una intervención militar estadounidense. Por consiguiente, este plan es en realidad, como lo calificara el Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, una declaración de guerra. Es una combinación de conceptos generales imprecisos y sin fundamento, burda exageración, insultos, hipocresía y descaradas falsedades. Es un ultimátum de estrechez de miras que no reconoce ninguna posibilidad de que puedan existir otros puntos de vista y opiniones sobre Cuba. Elimina la posibilidad de debate público de este tema en los Estados Unidos antes de que nuestra potencia militar superior se inmiscuya a solucionar el problema. No guarda ninguna relación con la realidad de Cuba o con el siglo y medio de lucha de su pueblo por su autonomía. Esta es otra embestida en la implacable campaña propagandística contra Cuba que nuestro gobierno ha llevado a cabo durante años.

Muchos estadounidenses se están dando cuenta de lo poco confiable que son nuestros medios de difusión y de cómo el gobierno, haciendo uso de estos medios, nos manipulan. Después de todo, para la mayoría de nosotros, todo lo que sabemos de otros países del mundo nos llega a través de los medios de difusión. En el pasado, cuando ejercíamos nuestro derecho constitucional de viajar a otros países que estaban en paz con nosotros, podíamos ver y aprender la verdad por nosotros mismos o de las noticias divulgadas por personas honestas. Sin embargo, en el caso de Cuba, los efectos de la falsa propaganda se multiplican de manera exponencial mediante la prohibición de los viajes a la isla. Nuestro gobierno sabe que si pudiésemos conocer acerca de la realidad cubana, todo su plan de re-colonización desaparecería rápidamente en el ridículo.
      
 El plan en un contexto más amplio

Es poco común que un plan para subyugar a una nación soberana se haga público con antelación. El último ejemplo de la historia que viene a la mente es la publicación en 1924 de "Mein Kampf" de Adolfo Hitler que esbozaba los pasos a implementar cuando el partido nazi tomara el poder en Alemania .  Desafortunadamente en Europa nadie le prestó mucha atención a esto. Los estadounidenses debemos preguntarnos por qué nuestro gobierno está publicando un plan como este en estos tiempos.

Claramente el capricho es un factor importante. La  comunidad de empresarios del  sur de la Florida,  compuesta por personas de todo tipo de ascendencia, incluyendo estadounidenses, latinos, cubanos, tiende a ver a Cuba como a un competidor en su principal industria, el turismo. Esta comunidad financia a la mayoría de nuestros políticos nacionales y a los anticubanos de la Florida  y recibe a cambio de estos el brutal bloqueo, una despiadada  política anticubana   y además más dinero de los contribuyentes.

Muchas de estas personas ven al actual gobierno como su última oportunidad para retomar el poder en Cuba. En este momento el mercado inmobiliario que ya con varios edificios parece un globo de plomo y las cosas se están tornando un poco "inciertas" en las áreas  de la construcción,  las hipotecas, el sector bancario, el turismo, el mercado de valores y otras. Además, se han encontrado importantes depósitos de petróleo en la costa norte de Cuba, que explotará el actual gobierno cubano, si se mantiene en el poder , para beneficiar sólo a los cubanos que viven en la isla. Como se sugiere  en el plan, se realizan con frecuencia conferencias  de negocios en Miami para planear la rápida toma del control económico poder en Cuba. Ya se están discutiendo el  botín. La imagen que ofrecen es de una jauría con la boca echa agua mirando a través del estrecho de la Florida a una isla con importantes recursos y 11 millones de trabajadores/consumidores esperando para ser explotados.

El plan afirma que Cuba y Venezuela están "interfiriendo" en los asuntos internos de otros países latinoamericanos, algo que los Estados Unidos nunca haría. Ningún país latinoamericano se ha quejado de esta intromisión y no se han encontrado pruebas que sostengan tal acusación.  Es cierto que Cuba envía médicos, enfermeras y maestros para ayudar a los pobres en América Latina, el Caribe y África, pero sólo a petición de sus gobiernos. La verdad es que después de un siglo de explotación corporativa por parte de los Estados Unidos algunos países de América del Sur se están convirtiendo en naciones independientes. La revolución cubana es un claro ejemplo de que esto puede ser posible.

El plan dice que el mismo fue escrito y organizado por más de 100 expertos de varias agencias del gobierno, pero la CIA no se encuentra entre estas. Existen muchas razones para creer que la CIA, al menos los agentes que saben algo de Cuba, están de acuerdo con   las anteriores investigaciones in situ del Pentágono de las instalaciones militares cubanas que arrojaron que Cuba no constituye un peligro para nuestra seguridad nacional. Sin embargo, parte del plan permanece en secreto por razones de seguridad nacional.

Ahora sabemos que nuestro gobierno al menos les ha permitido a grupos de terroristas anticubanos   como Alpha 66 realizar sesiones semanales de entrenamiento militar en y cerca  del Parque Nacional de Everglades y en otros sitios. Hace pocos meses, las autoridades locales de Ft Lauderdale y Los Angeles encontraron grandes alijos de armas que se utilizarían para otra invasión a Cuba. Entre las armas había  lanza mísiles,  bazucas,  uziz, todo tipo de granadas y ametralladoras. Los dueños fueron acusados localmente pero es poco probable que sean  enjuiciados  públicamente. En el caso de Los Angeles, la defensa del miembro de  Alpha 66 que tenía más de 1500 armas de guerra en su casa es que estas habían sido suministradas por nuestro gobierno.

Existen  muchas posibles razones que podrían ser utilizadas para justificar públicamente otra intervención militar en Cuba. Uno de los aspectos más infundados,  perniciosos y peligrosos de la campaña de propaganda de los Estados Unidos es la aseveración de que la revolución cubana ha sido el resultado del trabajo de un solo hombre ("el tirano") y que las personas en la isla están desesperadas por regresar al gobierno empresarial. Tres años atrás un sondeo indicó que el 25 por ciento de miamenses de ascendencia cubana querían regresar a Cuba cuando cambiara el gobierno. Muchos de ellos, especialmente los más jóvenes, no se adaptan a la cultura comercial y no les va bien en Miami, la ciudad de mayor pobreza  per capita entre las ciudades grandes de los Estados Unidos.

  De este modo existe una posibilidad  nada desdeñable de un éxodo en botes del sur de la Florida hacia Cuba cuando cambie el liderazgo cubano, posiblemente de cientos de miles de personas. Durante el mandato de Clinton, Washington, Florida y Miami tenían un plan de contingencia para evitar que esto ocurriera utilizando guardacostas y varias agencias. Esto no aparece en el plan pero puede inferirse que estos planes de contingencia ya no existen o no serán utilizados. La mayoría de estas personas que abandonen el país en botes estarán amparadas por la ley , pero algunas de ellas serán ciudadanas estadounidenses que podrían causar problemas en Cuba  y buscarían la intervención del gobierno estadounidense para que las ayudara.

Sería inteligente si los estadounidenses, por sus propios intereses, trataran de tener más influencia en este gobierno antes de que ejecute este plan. Cualquier intervención en Cuba provocaría una guerra brutal y una larga, cruenta y sangrienta ocupación/sublevación, que sólo finalizará cuando los estadounidenses se retiren completamente.

Tom Crumpacker es miembro de la Coalición de Miami para eliminar el embargo de los Estados Unidos hacia Cuba

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Tom Crumpacker

Tom Crumpacker

Es abogado que trabaja para la Miami Coalition to End the US Embargo of Cuba. Es colaborador sistemático de Counterpunch.