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Elecciones, medios e internet

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Con fraude o no al nuevo presidente de Estados Unidos le bastará obtener alrededor de la mitad de los votos, de la mitad que vota, para ser reconocido en el cargo. Con un voto a favor de cada cuatro electores se gana la presidencia del país más poderoso. De alcanzar los votos electorales de los estados, aunque reciba menos votos directos que el adversario, garantiza su elección. Es decir, durante cuatro años, sin revocación posible, gobierna  en ese país alguien que no cuenta con el voto favorable de tres de cuatro electores registrados, sin contar el porcentaje desconocido de los que llegan a la edad para ejercer el sufragio y no se interesan en oficializar ese derecho.

 

Ningún país gasta tanto en propaganda electoral, ni hace uso  de los medios de comunicación como en Estados Unidos. Alrededor de 500 millones de dólares van a las cajas de los que prestan servicios para fabricar imágenes presidenciales atractivas, capaces de merecer el voto minoritario que permite obtener el triunfo. La industria de relaciones públicas norteamericana se encarga de los engaños y la agencia más exitosa será la que demuestre más profesionalismo en vender al candidato, como se hace inventando el pavo plástico o haciendo descender a un presidente en un portaviones donde el letrero de misión cumplida daba por terminada la guerra y nos presentaba al triunfador.

 

Así, sin los votos de la legitimidad mayoritaria de valor democrático y sin las condiciones personales de capacidad e historia, se elige al ser humano que será determinante en forma negativa sobre el destino de la humanidad, de no crearse una fuerza que lo impida, especialmente en el seno del pueblo norteamericano. Nunca antes el reto ha sido mayor, haya reelección o no. Los dos candidatos son representantes del poder dominante en Estados Unidos y cuentan con los medios de prensa convencionales, que son del mimo dueño. Estos cumplen a la perfección lo planteado por James Madison el 1809: "Proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría", como principal objetivo del sistema estadounidense. Por ejemplo, sólo cinco corporaciones dominan los canales de televisión en ese país y se asocian para controlar la pequeña pantalla hacia el exterior. Las megafusiones de los últimos veinte años se han encargado del proceso de concentración de los medios mayor en la historia.

 

Aunque los datos son abrumadores en cuanto al grado de monopolización de los medios, en Estados Unidos crece hace años todo un movimiento de prensa alternativa, de carácter comunitario, que debe influir en forma creciente. Noam Chomsky, en entrevista realizada por los corresponsales del diario mexicano  La Jornada en Estados Unidos, declaró que "el uso de Internet, además de facilitar la comunicación dentro de movimientos sociales y entre ellos, se presta para retar el control de los medios establecidos. Esos son dos de los nuevos factores más importantes que han surgido en los últimos veinte años." Prueba de ello es que tanto el New York Times como el Washington Post no han podido seguir ignorando al gran lingüista norteamericano y últimamente lo han citado en sus páginas. No obstante, Chomsky mantiene su posición firme al comentar que "hay dos candidatos, ambos impresionantemente ricos, de familias poderosas, ambos asistieron a la misma universidad y pueden concursar porque están financiados por los mismos intereses empresariales".

 

Señales constantes permiten comprobar que el alejamiento ético del sistema imperialista se refleja con fuerza en sus grandes medios de difusión y hay evidencias consecuentes del fenómeno expresadas por diversas vías. Una reciente de apenas varios días es la investigación del principal organismo de análisis de los medios - el Pew Research Center-- que acaba de dar a conocer los datos del descenso sufrido por la prensa convencional al reducirse al 38% la credibilidad que los ciudadanos le conceden, contra un 62% que disfrutaban en 1987. Es decir, en diecisiete años ha bajado en un 24% la confianza en la objetividad del periodismo estadounidense. Coinciden esos años con el surgimiento y desarrollo de Internet.

 

Grandes escándalos en los principales periódicos norteamericanos, como el New York Times y el USA Today, rechazo creciente a las estrellas en la conducción de los programas informativos en televisión, crecimiento de los medios alternativos en Internet e inclinación de los más jóvenes por los programas satíricos sobre el tema electoral, son hechos y tendencias que caracterizan hoy el escenario informativo orientado especialmente a la campaña electoral en Estados Unidos.

 

Un fenómeno actual que ha alcanzado fuerte presencia son los blogs o bloggers, periodistas aficionados dotados de computadoras portátiles, convertidos en decenas de miles de noticiarios en las páginas de Internet. Aunque de todo  hay entre ellos, lo cierto es que, como escribiera el periodista español Javier del Pino, "sea por pericia o por exceso de tiempo libre, los bloggers forman una comunicad vivaracha y perfectamente interconectada. Y tampoco esconden que uno de sus empeños es dejar en evidencia a los grandes medios convencionales: en su erosión está el espacio que los  bloggers necesitan para su crecimiento.

 

Un destacado columnista del Washington Post, David Broder, después de expresar la vergüenza que siente por la pérdida de prestigio de la prensa, afirmó: "No sabemos todavía quien ganará las elecciones de 2004, pero sabemos quienes las han perdido: los medios informativos de Estados Unidos han recibido una paliza".

 

"Son malos tiempos para la prensa…siento dejaros un mundo como éste", dijo Seymour Hersh a un grupo de estudiantes de periodismo hace unos meses. Si antes descubrió y denunció la masacre de las tropas norteamericanas en el pueblo vietnamita de My Lai, hoy reclama sin éxito que la prensa de su país critique "a una administración capaz de llevarnos a una guerra por unas armas que no existen, y me gustaría que escribieran que no hay armas de destrucción masiva en Irak".

 

Lo más importante del deterioro de los medios convencionales de Estados Unidos es que ello rebasa con mucho al proceso electoral actual y su política de engaño está siendo denunciada con éxito por las diversas expresiones alternativas en Internet. Al sistema imperial le está surgiendo una nueva manera de informar en sus propias entrañas. Es posible que con el tiempo ese movimiento  logre desarrollar una conciencia crítica profunda en la sociedad norteamericana. Sería el regalo más preciado para que otro mundo mejor sea posible.

 

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Ernesto Vera

Ernesto Vera

Periodista cubano. Presidente de honor de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).