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167 millones para fabricar en Iraq democracia a la americana

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Cádiz Rebelde

 

Una de las noticias que explican mejor cual es el verdadero meollo, la sustancia primordial del proyecto de "devolución de la soberanía e instauración de la democracia en Irak" que ha llevado a la ONU el Consejo de Gobierno iraquí por orden del virrey Paul Bremer, ha pasado casi desapercibida en los grandes medios de comunicación. La han tratado algunos, como refiriéndose a una anécdota casi simpática sobre los particularismos de la cultura democrática de los EEUU y su difícil aplicación en otros escenarios. Nada de eso tiene relación alguna con la noticia.

Los datos fundamentales y la alerta sobre su enorme importancia nos los ha proporcionado Naomi Klein(1). La información se refiere a algunos detalles relacionados con la actividad de una empresa muy especial. Se trata de la Research Triangle Institute (RTI) una entidad sin ánimo de lucro -es decir, una agencia nada encubierta del gobierno de los EEUU- que en abril del año pasado ha recibido un contrato de 167 millones de dólares para "establecer y apoyar consejos locales e instituciones de gobierno democrático en Iraq".

El proyecto se denomina "Local Gobernance Project" y puede ser financiado hasta una cantidad de 466 millones. Los gerentes de la RTI se refieren a su trabajo como "capacitar a la sociedad civil para que tome sus decisiones" o como "fortalecimiento institucional". El proyecto ha sido definido por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) con el objetivo concreto de establecer 180 consejos locales y provinciales. El encargo inicial fue difundido entre las empresas preseleccionadas el día 4 de marzo de 2003, días antes de comenzar el ataque y la ocupación de Iraq. Se trataba, como en el caso de la "reconstrucción económica", y en palabras de Naomi Klein, de "trabajar sobre las ruinas".

La empresa sin ánimo de lucro se dedica también a "asesorar y apoyar económicamente" a oficinas de empleo "independientes" que controlan una oferta considerable. Los datos publicados hablaban de 9.000 empleos distribuidos en la ciudad de Kirkut. 

La mitad de la plantilla de la RTI son expertos y agentes de seguridad, muchos de ellos ex militares. "Todo está centrado en la promoción de la democracia, en crear vínculos entre la gente y el Gobierno". En otras palabras, entre los iraquíes y el gobierno títere, entre los iraquíes y la Autoridad provisional de la Coalición, el gobierno real de los EEUU. Hind Haider, el responsable de la sede de Mosul establece claramente el trabajo: "Seleccionamos a los grupos con más respaldo, y les ayudamos a fijar sus objetivos y establecer su programa".

Todas las actividades, desde manipular la oferta de trabajo hasta la creación de esos "vínculos" de los que hablan sus directivos, además de la promoción y financiamiento de los grupos seleccionados, apuntan al establecimiento de una enorme red clientelar como instrumento para cuadrar el círculo de Paul Bremer: construir una "democracia" que maneje bien los procesos electorales bajo obediencia estricta de los EEUU.

El trabajo de la Research Triangle Institute es, de hecho, la creación e instalación de esos consejos locales en los que se apoya todo el proyecto de "democratización" de Bremer. Ellos enviarán delegados a la Asamblea Nacional que nombrará a un gobierno provisional antes del 30 de junio. "Ahora sabemos -dice Klein- que los consejos locales que la RTI ha estado instalando silenciosamente son la piedra angular del plan de Washington para entregar el poder a juntas de gobierno regionales designadas".

En realidad no es nada sorprendente. Se trata de la construcción del modelo perfecto de "democracia avanzada" tal como la proclama Bush y los demás países de occidente.

La reconstrucción económica y política de Iraq han seguido el mismo esquema de "destrucción creadora".

En la economía, destrucción de las infraestructuras básicas, las grandes empresas y los servicios estatales para realizar una privatización masiva que supone la entrega del país a las multinacionales norteamericanas. 

En relación con la estructura política el objetivo es el de levantar una "democracia domesticada" bajo el control local de una "élite" absolutamente dependiente de los EEUU. El proceso se planteó de una manera similar. La sociedad iraquí tenía que ser totalmente desestructurada, los vínculos de cooperación destruidos, la población sometida a unos niveles extremos de inseguridad económica y de pobreza. A partir de ahí, el control del sistema productivo y la miseria generalizada harían posible la creación de una red clientelar creciente que garantizase la sumisión y la obediencia.

 

NOTAS:

(1) Naomi Klein: "Una mentira que podemos usar". La Jornada, 6 de febrero.

 

 

 

 

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Antonio Maira

Antonio Maira

Dirige el diario digital InSurgente y es uno de los editores principales de la publicación Cadiz Rebelde. Vive en Cádiz.