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El Estado gendarme contra la civilización

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Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura

Tras el desplome del modelo soviético de socialismo, el sistema de confrontación internacional creado por la Guerra Fría fue rebasado. Las diferencias entre las naciones están motivadas por la desigual distribución de la riqueza.  El actual siglo  verá la creciente pérdida de influencia de Occidente.

Las civilizaciones asiáticas están  aumentando su fuerza económica, militar y política. El Islam está experimentando una explosión demográfica que va a potenciar sus capacidades. La aspiración de gendarme internacional de Estados Unidos lo hará entrar en conflicto con otras civilizaciones.  Los agrupamientos más importantes no son los bloques tradicionales que conocimos en la Guerra Fría sino las  principales culturas del mundo. China y Japón emergen como importantes fuerzas económicas. El subcontinente indio surgirá como una posible gran potencia. Rusia, aletargada e impotente, constituye una reserva de pujanza futura tan pronto abandone su actual postración.  Junto a ellos el Islam crece como una vigorosa realidad.

El incremento del  poderío de las mafias narcotraficantes, del terrorismo, de la movilidad de los capitales en los escenarios financieros, las limpiezas étnicas, las migraciones incontroladas, la intensificación de  los conflictos tribales, étnicos y religiosos,  la proliferación de armas nucleares son advertencias de que la precaria paz  puede desaparecer ante un conflicto de proporciones globales.

La expansión de la cristiandad europea se debió  al empleo de la violencia organizada. Gracias a la revolución militar: tecnología de armamentos, organización de tropas, transporte, logística, disciplina y entrenamiento, Occidente conquistó el mundo no por la superioridad de sus ideas, valores y religión sino  a la aplicación de la coerción sistematizada. Todo ello fue una consecuencia de su revolución industrial.

Muchos opinan que el atentado del once de septiembre contra las Torres Gemelas fue una oportunidad esperada para apoderarse del petróleo del Medio Oriente, sin el cual  Estados Unidos podría  pasar a ser un país de segundo orden en un lapso de un par de decenios. Es evidente que los altos cabecillas que han ocupado la Casa Blanca mediante elecciones fraudulentas son  representantes de  grandes compañías petroleras. Cheney de la Halliburton, Condoleezza de la Chevron,  Rumsfeld de la industria química Searle, Wolfowitz ligado al complejo industrial militar,  Bush padre conectado con los sauditas, Richard Perle actuando a favor del traficante de armas Adnan Kashoggi.

Las reservas de petróleo crudo, en miles de millones de barriles, son para Arabia Saudita 261.7; Irak 112.5, EUA 97.8, Kuwait 96.5, e Irán 89.7.  Como se ve Irak solamente está superado por Arabia Saudita en sus depósitos de combustible. Las empresas norteamericanas interesadas en ampliar sus posesiones en Oriente Medio son Trireme Partners LP, Exxon Mobil Corp., Chevron Texaco Corp., Conoco Phillips, Halliburton Oil Co, Schlumberger Ltd, entre otras. Esas son las verdaderas razones de la agresión a Irak que ha sido disfrazada como una lucha por la libertad, una cruzada contra el terrorismo, una campaña para eliminar las armas de destrucción masiva y otras ficciones que el público norteamericano cree,  sin analizar con autonomía.

A partir del surgimiento del marxismo y de la revolución rusa de 1917 siguió  la contradicción entre ideologías, pero  la creencia en la economía de mercado y la  democracia política se está desvaneciendo ante la irrupción de grandes movimientos de inconformidad. Es evidente que la hegemonía estadounidense está retrocediendo en todo el mundo. Las llamadas guerras preventivas practicadas por Estados Unidos por el control energético del planeta han recibido una unánime impugnación mundial.     Los rechazos masivos, ocurridos en los últimos años,  con violentas demostraciones de protesta ante  las reuniones de los  gigantes industriales, las concentraciones airadas en Seattle y Davos, en Porto Alegre y Bombay, por  mencionar  solamente unos cuantos puntos de encuentro, bastan para percatarse de que esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar. La unión de las fuerzas de avanzada en todo el orbe permitirá frenar  los desbordamientos militaristas que actualmente orientan  a la mayor potencia del mundo y preservar la paz y la armonía entre los hombres de buena voluntad.

gotli2002@yahoo.com

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.

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