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La otra Jaqueline

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Jaqueline asegura que hoy comprende mejor como enfermera lo que siente un paciente en estado grave. Foto: Cortesía de la entrevistada.

En las fotos posa feliz. Se le ve radiante con su cabello negro y liso, que le cae por los hombros hasta debajo de la cintura. Le gustaba alisarlo y cuidarlo. Ahora no está así.

Me quedan tres ‘grenchas’ —escribe a través del chat—. Me lo tuvieron que cortar en la terapia para poder maniobrar mejor conmigo durante los estados crítico y de gravedad, porque estaba muy enredado y dificultaba los procederes. Tengo que esperar a que me crezca para emparejar; pero estoy viva.

Hace poco más de un mes que Jaqueline Collado Rodríguez —la enfermera villaclareña que había regresado de Venezuela y mantuvo a casi todo el país pendiente de su evolución— volvió a pensar en el futuro. Luego de numerosas complicaciones relacionadas con la COVID-19, el 22 de mayo recibió el alta médica del hospital militar Manuel Fajardo, y hoy se recupera y rehabilita en su casa, en el municipio de Caibarién.

La gravedad

Había estado trabajando durante un año en el estado venezolano de Bolívar como parte de la Brigada Médica Cubana, pero su hijo Humberto iba a ser intervenido quirúrgicamente y regresó al país. Una semana después de su llegada, comenzó una fiebre que duró toda la tarde y la noche. Cuando amaneció, acudió al médico, quien escuchó sibilantes y estertores en la auscultación. De inmediato fue remitida al hospital militar de su provincia, donde permanecería 59 días.

“Estaba con malestar general, mucho decaimiento, disnea y fiebre alta cuando llegué al hospital, el 24 de marzo. El 25 me hicieron el PCR que dio positivo a la COVID-19 y durante la madrugada del 27 ya tenía mucho deterioro del sistema respiratorio, por lo que fui trasladada a terapia intensiva. En pocas horas me encontraba reportada de crítica y fui acoplada a un ventilador mecánico”, rememora Jaqueline, a quien indujeron al coma en su primer día en la unidad de cuidados intensivos (UCI), para practicarle la intubación.

“Entré a terapia consciente. Podía escuchar los pronósticos, que siempre fueron muy reservados porque mi estado crítico varió mucho. Conmigo se utilizaron numerosos métodos terapéuticos. Estuve seis horas de trombolisis porque tuve un sangramiento grande por la boca, por la nariz, por todas las vías… Fueron momentos muy difíciles. Luego del tercer paro cardio-respiratorio, me estaban reanimando y, cuando logré salir, el intensivista me pasó la mano por la cabeza y me dijo: Seño, ‘¿qué más pudiera hacer por ti?’”.

“Mi estado era sumamente crítico, pero yo sí escuchaba, y a lo mejor aquel médico, al que solo le veía los ojos, también me oía, porque bajo mi intubación le dije: ‘Quiero despedirme de mis hijos’. Entonces él me secó dos lágrimas que me corrían por la cara y me dijo: ‘Tranquila, que no te me vas a morir. Yo te cambio tus parámetros ventilatorios, pero hoy no te mueres’. De ese médico no conozco ni el nombre, pero se pasó la noche entera conmigo. Me lo prometió y lo cumplió”.

Muchos fueron los procederes médicos y las decisiones que el equipo multidisciplinario que la atendió se vio precisado a tomar para salvarla. Si para ellos fue complicado mantenerla con vida, vivirlo en carne propia fue, para Jaqueline, una prueba extrema.

“La intubación es difícil, pero era lo que me mantenía con vida. Lo más doloroso y triste para mí fue la traqueostomía, pero fue necesaria y definitiva para dejar el ventilador mecánico y volver a ventilar por mí misma”.

Durante los 37 días que permaneció en la terapia intensiva, mientras rozaba el finísimo límite que existe entre la vida y la muerte, Jaqueline ponía su pensamiento en sus hijos, Yanilda y Humberto: “Veía que me moría y, te soy muy sincera, creo que luché tanto por el amor tan grande que siento por ellos. Llevaba más de un año sin abrazarlos, sin besarlos, sin decirles que los amaba más que a mí misma”.

“En mi estado de gravedad también recordé a pacientes que tuve cuando trabajé en terapia intensiva. Aunque uno no se comunique con ellos, sienten, nos escuchan… Yo lo recuerdo todo mientras tuve conciencia. Hoy doy gracias al excelente colectivo que estuvo a mi lado y me cuidó tanto”.

Cuando el virus cedió ante los medicamentos, y los PCR dieron negativos, todavía Jaqueline debió permanecer en la UCI hasta que rebasó las complicaciones respiratorias. Entonces fue trasladada a una sala acondicionada solo para ella, debido a su débil sistema inmunológico. Recuerda que salió muy contenta porque “los médicos me dijeron que, después de unos días, podía hacer la rehabilitación en mi casa, pero a los tres días empecé de nuevo con fiebre alta a causa de gérmenes renales adquiridos a través de las sondas, por lo que tuve que permanecer allí hasta cumplir el tratamiento con antibióticos”.

Secuelas

Sobrevivir a la gravedad, tras la COVID-19, es una victoria. Enfrentarse a las secuelas es una batalla diaria, minuto a minuto, y en extremo difícil. Jaqueline no lo niega, lo asume.

“Me afectó físicamente, bajé 31 kilogramos, y salí del hospital sin poder moverme prácticamente. Todavía, si me agacho, necesito ayuda para pararme. A eso se suma el poco apetito, el no sentir olor, ni sabor, dormir poco y con muchas pesadillas. La única persona con la que yo soñaba era mi papá, ya fallecido. Y todavía respiratoriamente no estoy bien, pero no he tenido necesidad de vivir dependiente del oxígeno, aunque tengo todas las condiciones creadas en la casa. Es parte de las secuelas que nos deja la enfermedad”.

Rehabilitación

Las fotografías que ahora se toma Jaqueline están relacionadas, casi todas, con su rehabilitación y sus progresos diarios.

Me dieron un año para rehabilitarme. En la actualidad hago ejercicios para el fortalecimiento de los músculos, similares a los que se hacen ante una hemiplejia o a una cuadriplejia. Mi rehabilitador es mi hermano Enrique, quien tiene muchos años de experiencia. Él dice que cuando llega aquí deja de ser mi hermano para ser mi rehabilitador y yo su paciente. Me exige mucho, porque su propósito es reincorporarme a la vida activa”, explica la mujer que, a sus 53 años de edad, ha recomenzado sus proyectos, disfrutando cada triunfo e imponiéndose nuevas metas. El próximo paso que tiene a la vista es el tratamiento con células madre que le aplicarán en Santa Clara.

“Seré mi propia donante —explica la enfermera—. Me extraerán la sangre por vía parenteral, la cual se procesará y después se me administrará por vía endovenosa. Esas células se trasladan a la zona afectada, que en este caso es el sistema respiratorio, pues tengo fibrosis pulmonar. Todo eso se irá monitoreando para valorar la evolución. Los especialistas me explicaron que es muy efectiva”.

Aprendizajes

Con 33 años de experiencia, Jaqueline asegura que “si Dios y la ciencia permiten que vuelva a ser la misma enfermera que era antes, tengo la intención de incorporarme al trabajo, ahora mucho más consciente de lo que es un paciente grave”.

Haber padecido la enfermedad en su “versión” más agresiva, y tener la muerte tan cerca, sin la posibilidad de despedirse siquiera de los suyos, le cambió la vida para siempre:

No soy la misma Jaqueline después de la COVID-19. La Jaqueline que salió para Venezuela y había trabajado aquí era una enfermera alegre, humanitaria, llena de amigos, con mucho amor a su profesión y una gran pasión por su familia. La Jaqueline que hoy se rehabilita, lucha por recobrar la sonrisa, es más humana, porque ahora conoce de cerca lo que siente un paciente grave. Descubrió cuánto la quieren sus antiguos pacientes, su pueblo y su país, al igual que esta familia hermosa que tanto luchó a mi lado. Por eso todos los días les diré a mis hijos que los amo. Y también quiero agradecer a todos, sin olvidar nunca a los especialistas que estuvieron a mi lado. No tengo dudas: la Jaqueline de hoy es mucho mejor que la de antes”.

El primer equipo de la terapia intensiva que la atendió. Foto: Cortesía de la entrevistada.

(Tomado de Juventud Rebelde)

Se han publicado 43 comentarios



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  • Arelys Cabrera falcón dijo:

    Jaqueline eres nuestra flor nacional de este tiempo si vas a seguir como luchando por q todos hemos pedido por ti tus deceos serán realidad claro que sí y ese colectivo de trabajo q te salva la vida también felicidades cómo todo los médicos tú eres una prueba q ellos se merecen el premio Nobel lucha guerrera besos

  • patri dijo:

    Solo puedo desearle su total recuperación y reiterarle que su pueblo siempre estuvo a su lado. Mucho amor para ella.

  • KENCO dijo:

    HOLA JAQUELINE ES MUY LINDO SABER DE TI , SABER QUE LUCHASTE DIA Y NOCHE POR TU VIDA GRACIAS A DIOS Y ALOS EXCELENTES EQUIPOS DE MEDICOS QUE TE ATENDIERON SIN DESCANSAR MUY TRISTE TU HISTORIA PERO SEGURO ESTOY QUE TRIUNFARAS EN TU RECUPERACION CON LS AYUDA DE TODOS EN ESPECIAL DE TU FAMILIA ME ALEGRA MUCHO SABER DE USTED YO LE DECEO TODA LA FELICIDAD DEL MUNDO, MUCHA SALUD Y PA LANTE SIEMPRE QUE ES USTED UNA VERDADERA GUERRERA DIOS LA BENDIGA SIEMPRE SALUDOS

  • Dailet dijo:

    Las mujeres cubanas somos hijas de Mariana Grajales: luchadoras incansables por la vida. Jaquelín es ejemplo de luchadora, que no se rindió cuando la muerte quería ganarle. Gracias a la ciencia cubana, gracias a Cuba, gracias a la vida que aún en tiempos de Covid, nos sigue dando tanto.

  • Ktk. dijo:

    Sabes tú transito por la enfermedad lo seguimos de cerca todos los cubanos y sufrimos junto a tú familia cada complicación que ocurría. Ahora aunque aún queda el largo viaje de la rehabilitación sabemos llegarás victoriosa al final. FUERZA

  • nia dijo:

    Ecxelente trabajo, toca todas las fibras, mis respetos a la periodista.
    Mis respetos, además, para esa valiosa profesional que vivió en carne propia lo que sus pacientes y comprendió que en la vida lo esencial solo se ve con el corazón. Fuerza seño, lo hizo por 59 días y lo seguirá logrando. Decimos que los cubanos somos de una raza especial, vecemos cualquier obstáculo y nos adaptamos a cualquier situación, usted no es menos, porque es de pura cepa. Estamos orgullosos de tener personas como usted, no creo que sea otra Jaqueline; sino la Jaqueline con una experiencia extraordinaria. Salud, Amor y Paz para usted y su familia. Gracias por su testimonio.

  • Uno dijo:

    Desde Manzanillo, Granma. Aquí se le dió seguimiento a su caso, mientras se informaba por la TV, luego no se informaban los nombres para mantener la privacidad de los pacientes, pero nos preguntábamos ?Cómo continuará la enfermera de 53 años, ingresada en Villa Clara? hasta que la observamos triunfadora saliendo del alta médica. Muchos besos.

  • Girsy Mayuli Pereira González dijo:

    Colega que decir? Tu historia me sacó las lágrimas, eres una guerrera, puedes estar segura que todo el país estuvo pendiente de tu evolución y aunque yo estaba en la zona roja y a veces no podía ver el parte siempre preguntaba. Me alegro mucho que estés recuperada y ya en casa con los tuyos. Ah recuerda que aquí en la Habana está el Centro Nacional de Rehabilitación Julio Díaz si nos necesitas serás bien recibida. Millones de bendiciones para ti y los tuyos

  • Coral dijo:

    Me hizo llorar, pasó por mucho. Es verdad que estuvimos pendiente de su evolución por los partes. Le deseo una pronta recuperación..Mi felicitación para todos los que la cuidaron.

  • Pedru Luis González Domínguez dijo:

    Ahora que consigo verte
    te lo voy a confesar,
    tenía miedo de escuchar
    el parte sobre la muerte.
    Jaqueline, sin conocerte
    pendiente estuve de tí,
    no sabes cuanto sufrí
    en medio de la tensión.
    Te ofrezco de corazón
    los versos que te escribí.

    Que el pelo vuelva a cubrir
    toda tu espalda quisiera
    y que jamás enfermera
    dejaras de sonreir.
    Que te aferres a vivir,
    te llenes de voluntad,
    que recobres de verdad
    tu belleza, tu esplendor
    y sigas sembrando amor
    por toda la humanidad.

  • Ulfreidi dijo:

    Sin palabras.... te queremos guerrera.

  • Meivy Rodríguez consuegra dijo:

    Conmovedora historia sin dudas ,ella es una luchadora incansable de la vida ,y gracias a nuestros profesionales de la salud q tanto han batallado con los enfermos y ante esta dura pandemia

  • Yaima dijo:

    Yaquelín me sacaste las lágrimas con tú testimonio y te entiendo tanto. Yo pasé un estado de gravedad mientras mis niños estaban pequeños y sé que uno solo piensa en lo que no ha podido expresarle a sus seres más queridos. Es cierto que todo eso hace a uno una mejor persona. Toda Cuba estubo pendiente de usted y Dios le dió una segunda oportunidad por lo que verá que todo irá bien con el tratamiento de Células madres. Exito en su recuperación y felicidades a todo el personal que hizo posible que hoy esté entre nosotros.

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Liudmila Peña Herrera

Liudmila Peña Herrera

Periodista cubana. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Trabaja en la revista Bohemia.

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