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Ese destino llamado humanidad

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Deambulante en La Habana, en 2019. Foto: Gabriela García Estrada/ Cubadebate.

Sucio, desarrapado, barbudo, el hombre se apostó al lado de la ventanilla delantera de la camioneta, metió una mano huesuda que reveló gruesas uñas ennegrecidas y, más con los ojos que con la voz, suplicó: “Ayúdame con algo, ayúdame”.

Lo miraron, lo miramos, nadie habló. No sé qué pasará por la mente o el sentimiento de las personas cuando un ser humano se muestra en toda su vulnerabilidad, como desnudo, en plena calle, ante los ojos del mundo.

“Un día lo van a matar si se sigue metiendo delante de los carros. Un día se va a joder él y va a embarcar a un chofer”, pensé, pero no lo dije. Ninguno de los pasajeros despegamos los labios, aunque lo observábamos, como se miran los peces detrás de un cristal, con una barrera que divide a los que nadan de los que caminan, a los que pueden irse de un lugar de los que deben quedarse en la pecera. Tengo miedo de que, así como hemos terminado “acostumbrándonos” a la basura desbordada en cada barrio, o a las vendutas de artículos revendidos en decenas de portales habaneros, nos habituemos a verles, como zombis, pidiendo dinero en cada esquina, en cada semáforo, como si fuera normal.

He visto a varios sentados en las aceras de la calle Obispo, con sus santos y sus menudos, sin una pierna, o con las dos; con juventud o sin ella. A veces me ha quedado la duda de si pagarán una promesa, si en realidad estarán más o menos enfermos de lo que aparentan, si tendrán capacidad o no para trabajar. Qué difícil cuando tu hijo pregunta “¿por qué, mamá? ¿Por qué piden? ¿Qué son ellos, mamá? ¿No tienen familia?” A veces me he notado demasiado floja ante tal desamparo, y otras he sentido vergüenza de lo endurecido que puede ponerse el corazón de una persona para protegerse a sí mismo.

El semáforo cambió la luz y el conductor se dispuso a seguir rumbo al Vedado.

—Espérate, espérate —gritó la profesora sentada a mi lado, rebuscando en su monedero—. Alcánzale ahí, llámalo —pidió al muchacho que iba justo al lado de la ventanilla delantera—. Total, veinte pesos más o menos para mí no hacen la diferencia, pero a lo mejor a él le resuelven el día.

Mi profesora de locución de la Universidad de Oriente, no sabe cuántos sentimientos encontrados dejó rondándome el lunes de la semana pasada. Le dijeron que seguramente lo gastaría en un trago, que tenía cara de alcohólico, que para qué. No sé para qué le serviría al hombre aquel billete azul que no alcanza ni para un dulce de harina. Lo único que me queda claro es que la mujer que nos enseñó a no romper grupos fónicos y a pronunciar como se debe no pudo quedarse impasible ante la súplica, y me recordó a Martí cuando escribió: “Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer…”.

No es posible ir por el mundo regalando veinte pesos a un lado u otro de los contenes de las aceras. Aunque quisiéramos, no podríamos. Pero el concepto martiano de la Patria con todos y para el bien de todos no debería dejarnos mirar con indiferencia al desvalido, al necesitado, al que sufre. La indiferencia puede matar, lenta o instantáneamente, a un ciudadano y también a un país.

La vulnerabilidad no está solo en las manos, en la ropa o los ojos de un deambulante, un alcohólico o un enfermo mental que camina en medio de una fila de autos en una avenida de La Habana. Y la indiferencia, la dureza, la insensibilidad no anida solamente en quien no saca un billete para “arreglarles el día”. Hay tanto de una y de otras en nuestras comunidades, en las instituciones, en quien tiene el poder para reparar un mal, pero no le importa, o pasa de ello, porque no le afecta y porque no entiende que mañana podría ser él o ella quien necesite de un apoyo o un afecto para continuar.

Lo he visto en las colas repletas de ancianos; en las guaguas donde la gente se empuja, se ofende, se amenaza, donde, si te descuidas, también te roban; en las paradas repletas de gente agobiada con tantas preocupaciones, por donde pasan, raudos, decenas de carros estatales que no paran. Hoy no sé qué sector, qué lugar, qué escapa a ese estado de cosas en el que pareciera que lo único importante es sobrevivir. La economía en crisis, dirán. Y si, suponiendo, que la culpa fuera de la economía y de la inflación, ¿qué hacemos con la humanidad, que debería ser la esencia de la Patria?

El profesor universitario Fabio Fernández lo decía hace unos días en la Mesa Redonda con una claridad que estremeció a quienes no ven bien de lejos: “(…) ese patriotismo está impugnado por la profunda crisis que ahora mismo marca la realidad del país, porque el patriotismo no podemos conectarlo exclusivamente a la idea de la resistencia heroica (…), la patria también es construcción de futuro”.

Y el futuro se gana o se pierde en el día a día, golpeado hoy por los precios exorbitantes que estamos obligados a pagar, si podemos, por un paquete de pan, por una confitura tres veces por encima de lo que vale en el mundo (tanto en cafeterías particulares como en tiendas estatales). Lo sufrimos en la mala cara que nos pone alguien cuando solicitamos un servicio por el que le pagan un salario básico que ronda los 5 000 pesos; lo escuchamos en las frases de jóvenes que no quieren parir porque “traer hijos a pasar trabajo no es ser responsable”. Esa es la crisis y, sobre esos cimientos, ¿qué es el futuro? No pensemos que, porque tenemos escuelas, tenemos hospitales, tenemos la tierra… no es preciso seguir cuestionándonos cómo arrancar de raíz lo que se hace mal.

De niña, relacionaba el “patria es humanidad” con esa idea grandiosa de que estamos conectados con el mundo y nada que se vincule con sus habitantes nos debería ser ajeno. Qué hermoso pensar en el bienestar y los derechos universales de la gente en cualquier parte de este planeta. Pero hay algo mayor que, sin alejarnos de esa vocación solidaria, debe ocuparnos ahora mismo: la calidad de vida de la población, la felicidad, la posibilidad de desarrollo y, sobre todo, la necesidad de escardar de nuestro camino todo lo que nos aparte, como describiera el poeta holguinero Delfín Prats, de ese lugar sereno, del recobrado y dulce lugar llamado humanidad.

(Tomado del muro en Facebook de Liudmila Peña Herrera )

Se han publicado 24 comentarios



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  • Zatarra dijo:

    Conozco dos casos de "deambulantes" en La Habana. Desgraciadamente uno tenía su familia, estudió conmigo en la primaria, pero la bebida lo degradó. El otro es "oriental". Según cuentan vino a buscarcela aquí. Tiene salud y familia y casa allá, pero encontró su modo de vida así, muy fácil, de la caridad pública. Me enteré de eso por personas que lo conocen bién.

    • William dijo:

      Zatarra, no se te mueve nada en el pecho cuando ves esas personas, seres humanos, que a lo mejor no tuvieron tus fuerzas para salir adelante? El artículo es un llamado a no acostumbrarnos a que el alma mire a estos seres y pasemos de largo, o tal ves miremos para el otro lado para no ver estas "cosas desagradables ". No imagino un futuro de mayor bienestar si no hacemos algo ahora con estas personas en situaciones sean capaces de vivir con dignidad, con la ayuda y apoyo de todos los que los rodeamos hoy. Seremos todos más felices en el alma.

  • manuel vazquez arza dijo:

    Liudmila esto te apena y a mi también que le pasa al estado cubano que no enfrenta esto, esto es parte del reodenamiento que no ha ordenado nada, los presios altos, falta de medicamentos en hospitales, la agricultura no produce, todo el desastre que hay en el país, nada funciona, porque no escribe sobre las funciones estatales y los funcionaros estatales que hacen habla que te habla y no se resuelve nada todo empeora llevamos 3 años hablando de la agricultura que el mayor ciclo es de un año y ni boniato hay y que hablar del robo, sustracción, desvío habla de eso que bien nos hace falta, porque no hablas del porque los dirigentes si rinden cuenta el problema es del bloqueo o de otro menos de ellos, la critica desapareció, las indisciplinas son de otros y no de los dirigentes que no exigen y las permites hasta cuando, pero hasta cuando caballeros nuestros dirigentes deben ponerse pantalones y dejarse de tanto faldeo y coqueteo.

  • Tranquilino dijo:

    Qué manera más admirable de expresar con palabras lo que es puro sentimiento. Es así nuestra sociedad actual. Nuestro contexto. Es triste y es real. Esta mañana en una parada de una guagua que no pasaba, ni pasó, un adolescente y una mujer mayor conversaban de "lo malo que está esto" y ella le decían que "lo que habia era que irse" y él asentía a lo que yo que escuchaba rápido agregué que "lo que había era que cambiar la realidad porque los 11 millones no nos podíamos ir" y el adolescente me daba la razón y la señora con experiencia en vivir en Cuba me decía que "no se podía ser líder del.cambio en Cuba". Yo por mi parte si me siento muy orgulloso de ser de un cruce de la carretera central en el lejano oriente aunque aquello este cada vez más polvoriento y carente. Para mí no hay conexión entre amar a la Patria y sentirse orgulloso de haber nacido en ella y sus condiciones económicas. Si fuera así no hubiéramos tenido un Martí. Ahora, querer vivir o no en esa Patria así ya es otra cosa.

  • Miguelrizos dijo:

    Hola y buenas tardes lamentablemente la humanidad sea perdido ya no hay esa idiosincracia que había hace un tiempo atrás hay nesecidades y nesecitados pero duele ir por las calles y ver personas muchas de ellas que peinan canas durmiendo en los portales o donde le agarre la noche duele de verdad que si y a nadie le importa nada le pasan por al lado como si fuese un animal leproso o vaya usted a saber por eso yo digo que la humanidad esta mal parada no sabe para donde va

  • Anabel Naranjo Paz dijo:

    Excelente artículo, sin contradicciones como las palabras del profesor Fabio, nos lleva a realizar una mirada más humana a lo que pasa a nuestro alrededor, ha pensar qué me toca, cómo contribuyo a la transformación sin encasillar en "vulnerables ", cómo construyendo la Cuba soñada por Matí y realizada por Fidel "con todos y para el bien de todos", en medio de tantas necesidades y ahorros. Lo único que no podemos ahorrar es la humanidad y solidaridad y en eso los cubanos somos ejemplos en el mundo.

  • Jvg dijo:

    Mi mas sincera felicitacion a Cubadebate por publicar este post. Lamentablemente he leido articulos en varias publicaciones donde se sigue negando la realidad. Lo expuesto por el joven profesor Fabio es una verdad como una casa. Se puedr seguir en negacion, pero hasta que no se reconozca que estamos muy graves no vamos a empezar a iniciar el proceso de soluciom del problema. Como en AA hay que empezar la cura diciendo. Lss cosas que se estan haciendo no estan dando resultados y se requieren resultados ya

  • Paloma dijo:

    Muy triste, muy duro, pero muy real.
    Algo tendremos q hacer, y rápido, no podemos acostumbrarnos a esta degradación de valores y verlo como normal.
    Poco a poco se ha ido rompiendo lo q un día nos hizo sentir orgullo.

  • Luis Manuel dijo:

    A diario paso por el boulevard de San Rafael, es como si estas personas no impotaran a las autoridades. Dense una vuelta por allí

  • Lorna dijo:

    No tanto como deambulante, pero si en una situacion vulnerble, se encuentra una niña en una familia disfuncional en Playa, desde hace unos dias vengo escuchando sobre denuncias q no proceden, a pesar de haber reunido suficientes testimonios de vecinos. Una niña q se encuentra en pesimas condiciones de higiene y expuesta a escenas de violencia intrafamiliar.
    Por favor, de q valió aprobar el codigo de familia si para estos casos no se aplica, no se hace cumplir. Eso despretigia la autoridad al no hacer cumplir la ley.
    Saludos y espero me publiquen.

  • Muy interesante escrito. dijo:

    Esto escrito debe tener mayor divulgación y también este tema, pues es el reflejo de todas las sociedades. Unas más, otras menos.

  • Amlez dijo:

    Excelente! Profundo! Analítico! Provocó q las lágrimas salieran de mis ojos!Esa humanidad se ha ido perdiendo día a día en esta dura sociedad en la q vivimos en la actualidad!

  • cary dijo:

    Es duro leer artículos así, y mas duro es leer los comentarios. Considero que el periodismo es para eso. Denunciar los problemas, debatir sobre ellos. No podemos tener miedo a decir las verdades y proponer las soluciones. Somos muy paternalistas y por eso no salimos del circulo vicioso de la monotonía. Seguimos justificando nuestra falta de iniciativas, nuestra falta de compromiso, nuestra falta de ideas de hacer las cosas bien con el bloqueo. Llevamos 64 años hablando de lo mismo. Estamos con una economía en crisis, hemos llegado al punto cero. Pero debemos levantarnos y luchar todos juntos, aportar cada uno nuestro pedazo. Denunciar lo mal hecho, no hacernos cómplices de ese mal que nos afecta a todos. Hay que buscarse problemas. Vi muy bien las palabras valiente de ese profesor Universitario que fue capaz de denunciar en la TV lo que afecta al pueblo cubano a los ojos atónitos del resto de los panelistas que ya van con su discurso preelaborado. Sí es el momento de decir basta y hecha andar.

  • Migdalia Expósito Benitez dijo:

    Saludos Liudmila,recuerdo cuando te conocí en la Casa Natal de Calixto García,tu misión era escribir sobre los amores del general y yo te conté lo que pude ,luego con alegría leí tu artículo,nunca pude darte mi opinión hoy te digo q como aquella vez concuerdo con todo lo que expones,Marti vivió y trabajo para los desposeídos,piedad es una palabra olvidada en estos momentos compasión es su apellido,este nombre no es respetado,oremos y tengamos fe en el mejoramiento humano,como quería el apóstol,por lo pronto,FELICIDADES!!!

  • Delia Reyes García dijo:

    Excelente crónica. No podemos cerrar los ojos a la realidad que vive Cuba. Y recuerdo aquello que escribió Martí, lo escribo a memoria, ...le diría a los políticos yerra, pero consuela, que el que consuela nunca yerra.

  • ivan quesada dijo:

    simplemente hermoso y concreto. felicidades.

  • Juan Carlos Lavin dijo:

    Felicitaciones, buen articulo, cuestionamientos profundos y sin maquillajes.

  • d dijo:

    Qué horror!, eso en Cuba no se veía. Estamos viviendo a cómo quiera en todo los sentidos!.
    Anécdota: El domingo un vecino ACABADITO DE MUDARSE, puso música con la famosas bocinas modernas a tal decibeles que no se escuchaba lo que veíamos en el televisor con todo su volumen en el mismo. El vecino puso un micrófono y dijo: "vecino, si te molesta la música, MUDATE DE CUADRA".
    Y ahora!!???, nada, no pasa nada!!!!...

  • Lorna dijo:

    Por favor, respecto al caso de la familia disfuncional en Playa, todo se ha quedado en la burocracia, pq aparentemente los funcionarios, o desconocen la ley al punto de q el miedo de hacer mal las cosas los tiene estaticos, o simplemente no estan para hacer su trabajo. Ambas razones bastante lamentables. Mientras tanto el tiempo pasa, el dolor persiste, el trauma psicologico continua.
    Es muy triste toda esa situacion, a estas alturas, q periodico, q medio opositor/odiador debe publicar esta situacion para que se actue como establece la ley, pq llegar a esos extremos, pq seguirle dando a los odiadores contenido para sus publicaciones y comentarios.
    Saludos

  • rosita dijo:

    y yo quisiera saber donde estan esa familia x que si dejara libre a mi padre estaria en esa situación pero mi padre nos tiene a sus hijos y su familia cuidando de el.

  • MiriamS dijo:

    ¡Excelente artículo!, me llegó profundo!, Gracias Liudmila, es el primer artículo que leo de usted, pero considéreme una fiel seguidora a partir de ahora, eres una cubana digna, espero que tus palabras toquen las fibras de todos, el profesor en la mesa redonda y usted me han devuelto la fe y la esperanza de que una Cuba mejor es posible, hace rato no sentía eso, por eso las gracias.
    ¡Éxitos en su carrera, si me pregunta le diría: vas bien!

  • ALEXIS CUBANO dijo:

    Clase magistral de periodismo.lo que necesitamos ahora,sin loas ni tapujos.Felicidades Liudmila

  • Roberto dijo:

    Duele leerlo. Cuanta verdad. Cuanto valor. Coño, que necesidad de que todos, todos, lo lean. Y que necesidad de que los que ahora andan como zombies, no esos sin amparo sino esos que deben decidir y no deciden, comprenda que algo hay que hacer; que se puede, que hay que salvar el espíritu, que hay que salvar la solidaridad. Sobre esto, entres otras, deberían ser las campañas. CDR para esto también existe, FMC para esto también existe, PCC, UJC, CTC para esto tambien existen, para temblar con lo que anda tan mal, para tender una mano aunque no tengamos de nada, para hacer conciencia. Se sobra el pueblo que los seguiría en tan bella labor. Y a seguir señalando los problemas, con esa forma que lo hace esta periodista. Joven siga escribiendo así.

  • Lady dijo:

    Excelente artículo: periodismo social crítico y profundo. Conozco muchas personas en situación de vulnerabilidad. Soy católica y en mi parroquia ayudamos a los más desfavorecidos con su aseo, limpieza de su ropa, alimentos (sobre todo desayunos). Pero son ayudas ínfimas comparadas con la necesidad enorme de afecto y sostén que requieren. Hay que hacer más, hay que involucrar a muchos más, personas e instituciones para que colaboren en este tipo de atención. Creo que aún no hemos perdido (absolutamente) nuestros rasgos de solidaridad, cooperación, sensibilización con los más desposeídos, eso todavía se percibe en la mayoría de los cubanos, pero cuánto más nos durarán esos valores y sentimientos? La vida nos lleva por caminos torcidos o rectos y nos hace llegar a donde estamos, las buenas y malas decisiones, el albedrío nos hace ser quienes somos. No creo que debamos juzgar a nadie que esté en esa situación de desamparo, sino mitigar los lamentables efectos que pueda tener en la persona afectada.
    Saludos Cubadebate, ojalá me publiquen

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Liudmila Peña Herrera

Liudmila Peña Herrera

Periodista cubana. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Trabaja en la revista Bohemia.

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