Imprimir
Inicio »Especiales  »

CUANDO EL PAPA ESTUVO EN CUBA

| +

   

La Habana, 2 abr (PL) La estancia del Papa Juan Pablo II en Cuba, en enero de 1998, fue una especial oportunidad para que pudiera recibir el profundo sentimiento de respeto de creyentes y no creyentes en la isla y de sus
dirigentes, en especial del presidente Fidel Castro.

En varias ocasiones conversaron el jefe de la Iglesia Católica y el líder de
la Revolución cubana en un ambiente constructivo y de calor humano.

"Doy gracias a Dios, señor de la historia y de nuestros destinos, que me ha
permitido venir hasta esta tierra, calificada por Cristóbal Colón como la más hermosa que ojos humanos han visto", fueron una de las primeras palabras que pronunció Juan Pablo II en su discurso tras arribar a La Habana.

El Sumo Pontífice escogió para su primera misa en la ciudad de Santa Clara
el tema de la familia y habló de problemas que no sólo preocupan a la
Iglesia católica, sino a todas las instituciones y a cualquier persona consciente como la preservación y conservación de la familia.

A su vez, en la ciudad de Camagüey, a 533 kilómetros al este de La Habana,
el primado de la Iglesia dedicó la misa a la juventud, en la que trató sobre la importancia de la formación de valores y la responsabilidad ante la Patria.

Luego, en la noche del 23, después de regresar a la capital, Juan Pablo II
visitó el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde rindió homenaje
al padre Felix Varela, hijo preclaro de esta tierra y considerado como piedra fundacional de la nacionalidad cubana.

El jefe de la Iglesia Católica dijo que la antorcha encendida por el Padre
Varela fue recogida por esa personalidad revelante que fue José Martí, a
quien llamó escritor y maestro en el sentido más pleno de la palabra.
Estoy convencido que este pueblo ha heredado las virtudes humanas de ambos hombres, pues todos los cubanos participan solidariamente de su impronta cultural, agregó.

La tercera misa la ofreció en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, de
Santiago de Cuba, que contó con la presencia del primer vicepresidente Raúl
Castro.

Durante la ceremonia Juan Pablo II coronó a la Virgen de la Caridad del
Cobre, patrona de Cuba para los católicos de la Isla.

Al día siguiente, en la mañana del 25, el Santo Pontífice ofició lo que sería su última misa en la mayor de las Antillas, con una homilía y el rezo del Angelus en la Plaza de la Revolución José Martí.

Al finalizar su visita a Cuba el Papa dijo llevarse consigo el recuerdo
imborrable de esos días y una gran confianza en el futuro de la isla.
Ninguna nación puede vivir sola, y por eso el pueblo cubano no debe ser
privado de sus vínculos con otros países, que son necesarios para el
desarrollo económico y cultural, dijo en su mensaje de despedida.

Agregó que esto es más importante, cuando el aislamiento provocado por
sucesivos gobiernos de Estados Unidos repercute en la población, afectando elementos básicos como son la alimentación, la sanidad y la educación.
Juan Pablo II también se refirió al bloqueo norteamericano contra la Isla,
el cual calificó de injusto y éticamente inaceptable

Haga un comentario



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.