El paso de las generaciones
Cuando asumía sus funciones paternas, era autoritario. Me sometía a una disciplina férrea y, en ocasiones, me imponía tareas que me parecían absurdas. Desencadenaba así un sentimiento de rebeldía que se manifestaba a veces en ásperos conflictos. Y me incitaba a construir un mundo propio, con fuertes ligámenes grupales y marcado acento generacional, caracterizado por códigos de conducta y de lenguaje. Reconozco ahora —demasiado tarde— que, a pesar de todo, mi padre me preparó para afrontar los desafíos de la vida y me dejó la siembra fecunda de valores éticos fundamentales.
Los conflictos entre padres e hijos tienen antecedentes tan remotos como la propia institucionalización de la vida familiar. En tiempos ya lejanos, la comedia latina fijó el arquetipo básico de un comportamiento nacido de diferencias de intereses y proyectos de vida.
En pleno siglo XVII, en el contexto específico de la Francia de Luis XIV, el teatro de Molière ya reflejaba la voluntad paterna de asegurar ventajas económicas a través de matrimonios de conveniencia y la defensa de la libertad de elección por parte de los jóvenes que, en su batallar, encontraban aliados cómplices eficaces en criados avezados en el empleo de maniobras astutas. Estos últimos emergían del fondo del escenario para adueñarse de un papel protagónico.
En aquel entonces, se accedía a la mayoría de edad, al cabo de demorada espera, tan solo al cumplir 25 años. Desprovistas de derechos, las mujeres carentes de dote eran enviadas a terminar sus días a un convento.
En una sociedad más compleja y en el contexto de un planeta más interdependiente, las causas de las contradicciones intergeneracionales son múltiples y se inscriben en acelerados procesos de cambio. Incluyen disparidades de intereses, proyectos de vida, cosmovisión y valores.
Para los dinosaurios formados en un ayer analógico, el predominio invasivo del mundo digital introduce obstáculos difíciles de salvar, agudizados por la presencia creciente de formas inéditas de comunicación interpersonal. El examen de la compleja urdimbre que enlaza el existir compartido de varias generaciones en el conjunto de una sociedad exige el empleo de las múltiples herramientas disponibles en el almacén de las ciencias sociales.
La investigadora canadiense Naomi Kleim desmontó hace años los sofisticados mecanismos de marketing utilizados para construir el espejismo de un universo juvenil homogéneo que borra las señales de origen de clase, de tradiciones culturales, de origen nacional, urbano o campesino.
El procedimiento imantaba, bajo el imperio de apetencias similares, a los nacidos en Hong Kong, en tierras mapuches o en un empobrecido hogar de Harlem. Apremiados por el afán de pertenencia, aspiraban todos a exhibir la etiqueta de una marca prestigiosa en el pantalón o el zapato de tennis. Símbolo de insurgencia en los 60 del pasado siglo, el blue jean perdía su desafiante carácter corrosivo al producirse por millones en fábricas de un tercer mundo empobrecido, aunque se identificara en todas partes con el nombre de una marca reconocida por el establishment. De ese fenómeno comercial en gran escala se derivó la tendencia a considerar la etapa juvenil como un bloque homogéneo que trasciende las contradicciones históricas, sobrevivientes en todo conglomerado humano.
Aplicar categorías abstractas al análisis de la sociedad conduce a desconocer la complejidad latente en un cuerpo vivo, siempre mutante en el curso del torrente histórico, modelado a tenor de las circunstancias concretas.
Considerar la juventud desde una óptica distanciada como un bloque homogéneo constituye un espejismo engañoso que exhibe tan solo las naturales diferencias generacionales, forjadas, ellas también, en experiencias de vida resultantes de los procesos históricos e integradas al imaginario colectivo.
Mi generación nació bajo el impacto del golpe de Estado de Batista. De repente, un madrugonazo truncaba sueños y proyectos de vida. Creció al calor de una Revolución triunfante. Podíamos emprender la siempre postergada construcción de un país. Una plataforma común juntó a jóvenes intelectuales y a recién alfabetizados, a hijos de campesinos, de obreros y de desesperanzados buscadores de trabajo. Percibimos la posibilidad cercana del aletazo de la muerte y la convocatoria urgente a la siembra de futuro, aunque el comedor universitario ofreciera potaje de chícharos y postre de chicharillo. Compartíamos un universo sonoro similar. Y sin embargo, la marcha generacional no fue homogénea. Padecimos rupturas definitivas. El modo de hacer las cosas suscitó discrepancias, contradicciones y conflictos que no rompieron la unidad fundamental en torno al proyecto de nación.
Inmersos en un mismo ambiente sonoro, imantados por los teléfonos celulares, nacidos en circunstancias económicas difíciles, los jóvenes muestran, a la vez, una diversidad de rostros y conductas. Proceden de distintos sectores sociales, de zonas urbanas o campesinas, crecieron en la atmósfera del múltiple espectro barrial capitalino. Son estudiantes, profesionales en el despuntar de sus carreras, trabajadores manuales, artistas o deportistas. Muchos se han entregado sin reservas a la lucha contra la pandemia. Sumergirlos a todos bajo el manto de una categoría abstracta fragmenta la sociedad en compartimentos estancos, levanta barreras y prejuicios. Acercar el oído al latir de la realidad concreta y viviente, siempre compleja y contradictoria, favorece el diálogo, puente indispensable del reconocimiento mutuo, enlace necesario entre el hoy y el mañana.
(Tomado de Juventud Rebelde)
- Los Ángeles de la Noche en una nueva acción solidaria
- Accidente de tránsito en viaducto La Farola dejó cuatro lesionados
- 100 días bajo Milei: Entre el ajuste económico y la resistencia social
- Guardia Costera: Contenedores con materiales peligrosos no representan amenaza
- Envíanos una foto de tu juventud
- ir aSociedad »
Acertado articulo profesora. Apoyándolo reflexiono sobre la clave o punto crítico de este complejo asunto que usted particulariza en lo generacional, valido para todo el proceso de dirección en general. El directivo como papel determinante en guiar a otros, llámese padre, hermano mayor, director de empresa, presidente de gobierno en un territorio, un proceso que es un SISTEMA, que a su vez define lo estructural de una organización, un sistema en el que todos 100% invariablemente estamos involucrados, como dirigidos o dirigentes, y sin el cual es imposible articular orgánicamente cualquier acción con éxito, en la familia, la empresa, el territorio o la nación. Ese activo humano en la actual contemporaneidad profesora debe contar con una habilidad determinante que define el éxito de su gestión en la actual modernidad; la empatía. Sin empatía es imposible guiar a personas y mucho menos tener éxito. El éxito y logro de objetivos en cualquier gestión hoy es un club exclusivo de personas con mucha empatía, ahí está la clave. Las personas empáticas por concepto son proactivas, la empatía es la puerta para ser proactivos, un dirigente REACTIVO es un fracaso absoluto en la actual contemporaneidad.
Lo verdaderamente organizativo y estructural de cualquier sistema organizativo, bien la familia, la empresa, la escuela, todo en general, está en la DIRECCION. Su clave de éxito empieza por una aguda mirada EMPATICA de sus dirigidos, un fenómeno al que se subordina lo organizativo y estructural de ese sistema que se pretende dirigir, “un traje a su medida”. Ese proceso de organizar, exige recrear primero ese escenario organizativo con empatía, donde se asegure que todas las estructuras y activos humanos involucrados se potencian al máximo, donde aseguramos realmente que ellos se sienten reconocidos y tenidos en cuenta todo el tiempo al máximo de sus potencialidades. No es nada nuevo, el leninismo fue el creador de esta concepción, pero las grandes y globales empresas capitalistas lo copiaron y hoy lo han desarrollado con nuevos nombres comerciales, Amazon fue la pionera en este tipo de estructura organizativa que potencia EMPATICAMENTE al máximo sus activos humanos.
Ellos saben empáticamente que todo fenómeno que hoy implique al ser humano, en política, dirección, economía, ciencia, sistemas educativos, como suele suceder en la vida profesional y personal se hace obligatoriamente en un escenario de interacción y retro alimentación entre activos humanos. Un tesoro de riqueza incalculable, que aporta más mientras más se potencia a ese dirigido. Pero las causas y su solución de este fenómeno en la actualidad no están en nuevas leyes o directivas, ni siquiera en reformas, están al decir de Albert Einstein; “el ejemplo no es la cuestión más importante para influir en los demás, es la única”. Mirando solamente empáticamente al subordinado o al hijo, ya ponemos una diferencia, le generamos motivación. Ese desencadenamiento, que como cualquier otro es contagioso siempre que se inicia por el punto más alto de la cadena de dirección, el ejemplo a seguir del activo más movilizador, el directivo. En ese ejercicio de mirar empáticamente al subordinado, motiva y lo arrastra reclutándolo. Un proceso complejo para motivar a los demás.
Los últimos logros de la ciencia profesora han demostrado que aceptar que la gente no está motivada es un error. Porque todos siempre estamos motivados, el ser humano nuca deja de estar motivado. Si estás dirigiendo una reunión de equipo, es un error suponer que alguien no está motivado porque mira mensajes de texto en el móvil en lugar de prestarte atención, algo muy común al interactuar con las nuevas generaciones. Quizá la reunión no lo motiva por las mismas razones que a uno que la está dirigiendo. Esa persona ha valorado la situación y ha llegado a sus propias conclusiones, ha seguido su propia dirección motivacional, leer los mensajes de textos de su móvil. Las personas siempre están motivadas lo demuestra la ciencia, el reto, lo difícil es poner en juego nuevos e inimaginables resortes para influir en que ellos cambien esa dirección motivacional, hacia nuevos y superiores objetivos. Es eso que comúnmente llamamos “un cambio de mentalidad”, que se inicia en el campo de las emociones, una guerra entre emociones. Eso es la vida nuestra, una de batalla constante en las emociones. Por eso profesora los directivos del más alto nivel, tienen una responsabilidad histórica en cada momento, de influir con su ejemplo sobre los demás para provocar un cambio, al revolucionarlo todo. Ellos al asumir esa actitud resuelven esos problemas en su esencia, al entender que la “comida basura motivacional” no funciona, como lo sería buscar estímulos con; más dinero, premios, recompensas, castigos. Nada de eso funciona HOY demostrado por la ciencia en el campo de las emociones. Esas tácticas se centran en conseguir resultados a corto plazo que suelen perjudicar a los resultados y beneficios a largo plazo.
El error del directivo más común es creer el supuesto de que puede motivar a las personas, cuando en realidad su labor estratégica es facilitar el proceso de valoración de sus empleados o subordinados, o como usted sabiamente apuntaba sobre su padre para que cada uno mejore su actitud motivacional a futuro. Lo clásico es Interactuar con ellos, el cara a cara con ellos de forma sistemática cada vez que ellos lo quieran retroalimentándose así como un arte que motiva. Esto funciona siempre que primero que todo ese directivo este lo suficientemente motivado, como clave para poder influir en ellos, explorando de forma inimaginable, las diferentes fórmulas para reclutarlos.
Un sistema de dirección hoy exitoso, es aquel centrado y motivado hacia el DEBATE con sus subordinados, por lo tanto lo estructural y organizativo de ese sistema debe facilitar y subordinarse a ello, de forma tal que el debate se convierta en una actitud, una conducta habitual. El debate el arma más poderosa para democratizar la información, generadora de motivación y posiblemente la forma más eficaz de aproximarnos a la verdad. El debate pasa a ser un moderno sistema de dirección, se constituye en una nueva actitud, lo que motiva. Ese directivo al interactuar no solo se retroalimenta, sino que explora una nueva y moderna vía para motivar APRENDIENDO A ESCUCHAR A LOS DEMAS, QUE AL SER ESCUCHADOS Y SER TENIDOS EN CUENTA, GENERAN EN ELLOS EL SENTIMIENTO MAS GRANDE Y PROFUNDO POSIBLE PARA UN SER HUMANO, SER TENIDO EN CUENTA. Esa es una clave para dirigir, mucho más cuando eso se hace entre diferentes generaciones.
Extenso pero didáctico . Nada, que nada de impone se colegia , se concensa y se ejecuta y no se deja para luego
Tenemos que visibilizar a los millones de jóvenes q están trabajando en diferentes áreas y formas productivas o de servicio , visibilizar aún más a todos los jóvenes q han dado un paso al frente en la covid ,ha esos estudiantes , residentes de medicina que han trabajado frente a la Pandemia. Esos son los jóvenes que ha formado está revolución. No visibilizar más a los cuatro gatos q salen dando bulla y hablando m.. en las redes ,eso se opaca con la divulgación de los actos positivos
como siempre la profesora ilustra y guia con su perenne lozania intelectual
muy de acuerdo recordarle a los muchos intigantes que miren lo que pasa en regiones de america latina y por que no, en otras partes del mundo incluyendo los paises desarrollados que dicen ser democraticos *mentiras*empezando por los sinverguenzas de los norteamericanos