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¿Cuánto vale eso?

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Lineamientos. Foto: EFE/Alejandro Ernesto

Lineamientos. Foto: EFE/Alejandro Ernesto

Las medidas socioeconómicas que se están desarrollando en la sociedad cubana a partir de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución implican un espacio mucho mayor para las relaciones mercantiles como nunca antes en el más de medio siglo de experimento socialista en Cuba.

Se fundamentan en la necesidad de recuperar y fomentar en la conciencia de los cubanos el trabajo como un valor social a partir de la recuperación del valor del propio trabajo, cuya ponderación se basa en el intercambio de equivalentes entre personas y grupos diferentes, que ocupan distintas posiciones en la división social del trabajo.

La división social del trabajo representa entonces la estructura de las diferentes posiciones de las personas en el sistema de producción y reproducción de la vida, estructura que es relativamente independiente del movimiento en ella de quienes participan en los procesos de trabajo.

La división social del trabajo existente en la sociedad cubana actual, es ya radicalmente distinta de la heredada del capitalismo dependiente de la etapa prerrevolucionaria, tanto por sus contenidos como por sus formas, pero al igual que la anterior representa la estructura socioeconómica del aparato productivo de la sociedad y en el proceso de interacción de sus diferentes componentes prima también un acuerdo tácito, inercial, natural entre sus elementos referido a la aceptación práctica de las normas que rigen sus relaciones, ya que la interdependencia múltiple e integral de estos componentes es factor básico de la reproducción vital de la sociedad. Estas normas pueden estar codificadas o no, y su existencia no significa que de hecho serán cumplidas en cada circunstancia tal como exigen la ley y la moral.

Es algo elemental que el desarrollo ulterior de la división social del trabajo no hará sino reproducir y ampliar estas relaciones de interdependencia, de ahí que sea un factor esencial para el desarrollo socialista que esta ampliación mantenga el predominio decisivo de la propiedad social y el papel del plan y del control social en sus diversas vías y formas (estatal, popular participativo, mediático, político institucional, etc.) y la educación basada en los valores socialistas.

El propósito de lograr un socialismo próspero y sustentable, como sintetiza la consigna hoy generalizada, requiere promover a través de la práctica social y la educación una nueva ciudadanía capaz de valorar mejor el significado de las conquistas sociales, la importancia de cuidarlas y renovarlas y el imperativo de conservar los valores que representa la justicia social en el socialismo, de entender la importancia del aporte de cada quien a la sociedad, para que la sociedad pueda retribuirle la tranquilidad y seguridad que significan directa e indirectamente las políticas sociales del país.

La necesidad de un cambio de mentalidad hoy convertida en un reclamo generalizado no puede venir sino de la mano de cambios en la estructura y organización del sistema socioeconómico del país, pero es algo particularmente presente en la sociedad cubana desde los tiempos del proceso de rectificación de errores y tendencias negativas y luego revelada con mayor urgencia con los esfuerzos para superar el período especial.

En un trabajo publicado en el periódico Granma el 19 de marzo de 1994, titulado Firmeza de principios y cambio de mentalidad, se plantea: “Las medidas económicas que se requieren para el funcionamiento cabal de este principio (se refiere al principio socialista que reza: “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”) reclaman a su vez un cambio de mentalidad. Su aplicación hace emerger desigualdades reales, ya que las capacidades, habilidades, inteligencia y laboriosidad de la gente son objetivamente diferentes, aun cuando existan oportunidades iguales para todos.”[i]

Se trata entonces de valorar mejor las conquistas sociales de la revolución, valorar mejor el patrimonio que tiene hoy en sus manos la sociedad, valorar mejor la importancia del trabajo, y naturalmente crecer económicamente en la medida en que ese crecimiento estructuralmente respaldado cubra las necesidades de la sociedad desde una perspectiva racional, saludable y responsable, que preserve el equilibrio ecosocial, o sea, “próspero y sustentable”..

Sobre el valor

Cuando un maestro de primaria va al mercado agropecuario y pregunta al vendedor “¿Cuánto vale eso?”, la persona que está detrás del mostrador no pregunta quién es, cuáles son sus ingresos, qué problemas tiene, qué importancia social tiene la labor que realiza, preguntas que de hecho tampoco hace el maestro de primaria al vendedor. En ese acto de compra – venta entre dos personas desiguales lo que media es el intercambio de equivalentes.

Pero habitualmente cuando preguntamos así “¿Cuánto vale?” no nos estamos refiriendo al “valor”, sino al precio, y este -que juega el papel de medida- no siempre es una representación que pueda asimilarse como justa para el valor real que tiene el objeto que es portador de esa relación.[ii]

El valor de algo y el precio de las cosas son conceptos y contenidos diferentes, solo que en el mercado, en el intercambio de equivalentes, el precio aceptado o no por aquél a quien corresponde pagarlo, es lo que en ese momento y en esa relación aparece como medida del valor y obviamente, a escala de la sociedad en su conjunto para ámbitos diferentes de la economía (y del comercio) o para toda la actividad económica y comercial en su conjunto, pueden encontrarse promedios.

El término valor es polisémico. Su comprensión depende del contexto en que se revela en un momento dado el fenómeno tangible o intangible que denomina, y dentro de ello, de los diferentes esquemas de apreciación que le otorgarán sentidos diferenciados a su significado, a su valor.

Ahora bien, cuando hablamos del valor de algo, ya sea tangible o intangible, aún dentro de un mismo concepto general, por ejemplo, el valor de una mercancía o el valor cultural de una obra plástica, hay que diferenciar el valor en sí como concepto de la intensidad con que ese valor concreto (en su expresión y sentido social) existe para personas diferentes.

Significa entonces que los objetos tangibles e intangibles tienen propiedades que aportan significados diferentes a diferentes personas y grupos humanos, pero solo en el medio social es donde único esas propiedades se convierten en valores. Suele afirmarse, por ejemplo, que el agua es indispensable para la vida, pero ¿cómo se pondera el valor del agua en una zona desértica y en otra donde esta es abundante?

La seguridad ciudadana que se ha mantenido en la sociedad cubana -un importantísimo valor social que es preciso preservar y afianzar evitando que la ampliación de las relaciones mercantiles en el país lo desafíe y debilite- constituye un elemento fundamental de la calidad de vida del cubano, un valor presente en su cotidianidad.

Si se trata de una mercancía, su valor de uso es tal no solo en virtud de sus propiedades generadas a partir del carácter concreto del trabajo, sino y fundamentalmente porque media prácticamente en las relaciones entre las personas. El valor de uso se realiza al servir para satisfacer necesidades humanas.[iii]

Hay valor porque hay subjetividad humana vinculada con los objetos tangibles e intangibles, pero en ambos está presente en su propia esencia la subjetividad, la conciencia, los valores, la orientación de las personas como componente inseparable de su existencia. Los propios objetos tangibles, tanto los que hay en la naturaleza como los generados culturalmente y en los que por tanto hay presentes valores incorporados, existen en un universo complejo en el que no pueden aislarse de la subjetividad, de los valores.[iv]

La actividad humana genera también valores intangibles que son subjetivos por su contenido, pero cobran existencia material en las acciones de las personas a partir de sus decisiones, asociadas naturalmente a sus intereses, estos últimos determinados por su práctica social, por su cultura.[v]

El valor del trabajo es diferente también en dependencia del contexto en el cual tiene significado. Un experimentado cirujano, un hábil pelotero o un inspirado músico que realizan su actividad con una calidad reconocida, más allá del valor cultural y humano de su desempeño, pueden obtener diferente retribución monetaria en diferentes contextos socioeconómicos, en dependencia de cómo se valora la cultura artística, el deporte y la salud en cada uno. Cómo aprecia su trabajo ese cirujano, ese pelotero o ese músico dependerá de su escala propia de valores, de lo que consideren importante, de cuáles son sus aspiraciones personales y cómo procuran satisfacerlas, pero compete a la sociedad en su conjunto cultivar valores solidarios y humanistas, misión en la que la ideología, la política, la organización, la juridicidad y la economía deben marchar en armónica articulación.

De lo anterior se desprende la relatividad del valor de los objetos tangibles e intangibles, en dependencia de los contextos y condiciones en que existen y se manifiestan y que la racionalidad que debe acompañar el desarrollo de una sociedad de orientación socialista no puede ser igual que la racionalidad capitalista, y que, por tanto, la ley del valor no puede dejarse librada a su propia dinámica.

La cultura socialista es imprescindible

La sociedad cubana de orientación socialista no puede girar sus conceptos sobre el significado del trabajo y de los bienes y servicios que éste produce para sintonizarlos con los prevalecientes en el mundo capitalista; y tal principio implica la acción política, organizativa, jurídica normativa, cultural, revolucionaria, la educación y la defensa de los valores solidarios del socialismo. Hay que trabajar de un modo socialista y vivir de un modo socialista.

Los fundamentos de la racionalidad económica del capitalismo tardío siguen siendo los mismos: la propiedad privada y la ganancia. Esa racionalidad que impulsó el desarrollo socioeconómico y científico tecnológico ha desembocado hoy en catastróficas consecuencias  para la naturaleza y el ser humano, no solo ha mantenido y consolidado la psicología del intercambio de equivalentes instaurada por las relaciones mercantiles y vigente hoy, sino que ha incrementado el afán de lucro, la desconfianza entre los seres humanos, la intolerancia, la desigualdad y la jerarquización social en dependencia del poder económico.

El sistema capaz de superar esa racionalidad del capitalismo no puede evitar la psicología del intercambio de equivalentes por lo que no puede hacer sino procurar conciliar la persistencia de esa psicología con la acción consciente para evitar que se imponga la lógica general capitalista. En efecto, las acciones políticas, jurídicas, económicas y organizativas del sujeto de la transformación socialista de la sociedad pueden controlar la amplitud de la propiedad privada, poner límites a las ganancias, alcanzar altos niveles de igualdad social, pero no pueden en el corto plazo eliminar la psicología del intercambio de equivalentes, ni pueden lograr sus objetivos sin educación, sin la ideología revolucionaria. Lo prueba el hecho de que esa psicología no ha podido ser superada luego de más de medio siglo de transformaciones socialistas, como demuestra también la relativa rapidez con la que han surgido y siguen surgiendo los pequeños emprendimientos privados y las cooperativas y asociaciones que ahora permite la ley en correspondencia con los Lineamientos.

A la racionalidad económica sembrada en la humanidad por el capitalismo hay que enfrentarla con una racionalidad social, humanista y ecológica orientada por la ideología de la transformación revolucionaria de la sociedad cubana, cuyo concepto del valor del trabajo y del producto del trabajo humano se fundamenta en su papel para el bienestar y la felicidad de las personas, aun reconociendo que en ese proceso jugará un papel fundamental por mucho tiempo el intercambio de equivalentes.

Las relaciones mercantiles generan y reproducen inevitablemente los sujetos que les resultan funcionales, o sea, con las propiedades y características que su accionar necesita.

En el marco de las relaciones mercantiles capitalistas, el valor de uso interesa solamente en la medida en que este permite acumular más valor en forma de ganancias. La contabilidad y el dinero se convierten aquí en instrumentos de una finalidad en sí misma: incrementar el patrimonio individual; de ahí el individualismo, la discriminación, el egoísmo, el afán de lucro, la promoción ilimitada e irresponsable del consumo y otras nefastas consecuencias sociales y ecológicas.

Las relaciones mercantiles en una sociedad de orientación socialista deben funcionar a la inversa, la contabilidad y el dinero deben ser instrumentos para una más justa distribución del producto social y para generar valores de uso para satisfacer necesidades de los seres humanos a través de un consumo que debe ser saludable, responsable y racional.

Para no caer presa de la fuerza centrípeta del mercado y de sus patrones consumistas es imprescindible la educación en una vida sana, culta, humanista y solidaria que contrarreste el encantamiento perverso del modo de vida que promociona el capitalismo tardío. No se trata, naturalmente, de un rechazo a los adelantos científicos y tecnológicos que ha logrado y logra el intelecto humano, sino de no asumir sus productos mercantiles de modo acrítico, sino teniendo en cuenta su impacto en la salud humana, en la sociedad y en la naturaleza.

El desarrollo tecnológico es un elemento principal de la vida humana moderna, es una realidad insoslayable y determinante, pero eso en modo alguno significa una fe ciega en las tecnologías como panacea para todos los males, como fin en sí misma, como un demiurgo ante el cual el ser humano, que es su creador, está condenado a quedar sin defensa, sin capacidad de control.

Los mayores avances científicos y tecnológicos los tienen los países del llamado primer mundo que amasaron sus fortunas a costa de la miseria del resto del planeta y muchas veces se objeta que para alcanzar el desarrollo y la excelencia tecnológica no hay otro modo que caer en la órbita de las transnacionales, pero si bien esta es una realidad del mundo de hoy, ello no significa que no haya poder de negociación con el capital transnacional, siempre y cuando haya en la sociedad cubana, y en otras, la capacidad política para asegurar la unidad de la ciudadanía en torno a los intereses mayoritarios, es decir, mientras se preserve y fortalezca el poder del pueblo.

El crecimiento de los pequeños emprendimientos privados, de las cooperativas y asociaciones, tiene lugar en un entorno en el que persiste la protección de toda la ciudadanía por las prestaciones sociales universales en materia de educación, atención médica y hospitalaria y seguridad social, y por las diferentes formas de subsidio que persisten en el país (por ejemplo en las viviendas, la energía eléctrica, la distribución normada de alimentos, el pago de los círculos infantiles, etc.).

En el contexto de la lógica socialista, los sujetos, los emprendimientos privados, las cooperativas, las asociaciones, que generan ingresos diferenciados en condiciones de la acción de la ley del valor y cuyos integrantes reciben los beneficios universales de la solidaridad socialista institucionalizada deben tener límites razonables a su crecimiento y en esa condición formar parte del plan de toda la sociedad, en el que la columna vertebral debe seguir siendo el predominio de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción de bienes y servicios, su actividad planificada y formas socialistas de distribución del producto social.

La necesidad del plan capaz de imponer una racionalidad social y no simplemente económica, exige a la vez a la planificación un nivel de flexibilidad que nunca se ha logrado eficientemente en los países que han emprendido el experimento del socialismo, y que cuando han intentado su flexibilización han caído a la larga dentro de la fuerza centrípeta del mercado capitalista mundial. Ahí radica uno de los mayores desafíos para la política, la ideología revolucionaria y la educación ciudadana.

El plan en consecuencia no debe verse como algo “técnico”, como un asunto de “especialistas”. Sin negar que el plan necesite de esos técnicos y especialistas, la planificación tiene un lado cultural que compete a toda la sociedad, a los colectivos laborales, a las comunidades, a los diversos nodos organizativos de la división social del trabajo y sus objetivos deben ser, primero que todo, sociales. Sin esa participación real de los trabajadores, sin ese poder  y responsabilidad reales no podrán prosperar y consolidarse las convicciones socialistas, escudo y espada de la defensa de la justicia social del socialismo.

Por ello no es posible avanzar en dirección al socialismo, o lo que es lo mismo, dejar atrás en cada nuevo paso algo del capitalismo, si no se apela a la educación desde los fundamentos ideológicos y políticos del cambio revolucionario de la sociedad, para entender que ese intercambio de equivalentes no es absoluto y que la sociedad misma que lo reconoce está llamada también a imponer fórmulas consensuadas de redistribución del producto social que vayan gradualmente compensando las desigualdades en los ingresos, proceso que el sujeto de la transformación revolucionaria está llamado a sintetizar, explicar y explicarse sistemáticamente, en cada momento.

Si no se actúa con una nueva racionalidad, podremos el año entrante y los siguientes avanzar económicamente, pero ser menos socialistas, menos solidarios.

La desconfianza, la discriminación, el individualismo, el afán de lucro que vienen de la mano del mercado necesitan de la educación cívica de la ciudadanía, de construir una ciudadanía responsable con valores humanos que consideren el significado de la existencia humana de modo radicalmente diferente a como la ha deformado el capitalismo, que tenga conciencia de la importancia de su aporte a la sociedad en la cual vive y el imperativo de ser como diría el poeta: “...un poco menos egoísta”.

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Notas.

[i] Ver Darío L. Machado Rodríguez, “Firmeza de principios y cambio de mentalidad”, Periódico Granma, 19 de Marzo de 1994, p.4. En este mismo trabajo se plantea más adelante: “Todos no podemos recibir lo mismo tanto porque no habría cómo hacerlo, como porque si lo pretendiéramos ello conduciría al inmovilismo y a la ineficiencia… Debemos fijar en nuestras conciencias que las circunstancias han cambiado radicalmente y que el modo en que debemos continuar los objetivos socialistas y comunistas deben adaptarse a la nueva situación.”

[ii]El mercado, la práctica de las relaciones mercantiles a lo largo de siglos ha ido asimilando ambos términos al punto que en el uso habitual valor y precio se emplean como sinónimos. Cuando alguien dice “Eso es algo no tiene precio” está asimilando el concepto de valor al de precio; cuando se dice que una mujer es preciosa se alude a un valor estético; la primera de una larga lista de acepciones del término “valor” que da un prestigioso diccionario de la lengua castellana es “Grado de utilidad o estimación de las cosas, en cuya virtud se da por poseerlas un precio”; tal es el grado de sedimentación social de la igualación precio-valor. (Ver Martín Alonso, Diccionario del Español Moderno, Editorial Aguilar S.A., Madrid, 1982, p. 1038).

[iii]Sin embargo, un objeto puede tener un escaso valor mercantil, pero significar para alguien un importante valor sentimental, relación en la cual ese objeto es apenas su medio tangible y esa particularidad hacer que esa persona esté dispuesta a realizar un cambio nada equivalente en términos mercantiles.

[iv] Una montaña es un objeto tangible en el paisaje, cuya existencia no se debe a la existencia de la sociedad humana, pero la montaña no es solo un objeto material con propiedades, es también un accidente geográfico, un valor patrimonial, un valor estético, un valor ambiental, etc.

[v] Un litro de leche es un objeto con determinado valor de uso y valor. En Cuba se asegura a cada niño hasta los 7 años un litro diario cuyo valor mercantil es muy superior al que representa el precio de venta al por menor a la familia cubana, precio que es prácticamente simbólico. Constituye, sin embargo, un importante valor social, moral y material incomparablemente superior a su valor mercantil, tanto por su significado fisiológico para la salud y el crecimiento corporal y desarrollo mental del infante, como por la carga de justicia social que entraña como medida universal de protección a la niñez sin distinción alguna, y se sustenta en la cultura solidaria de la sociedad cubana que ha desligado por décadas de las reglas del mercado ese producto considerando su valor social por encima de su valor económico. Tal relación constituye hoy un valor cultural de la sociedad cubana, expresado en el consenso casi universal que respalda esa prestación.

Se han publicado 14 comentarios



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  • alexander dijo:

    Excelente artículo. Creo que donde no se está haciendo suficiente hincapié es en dar más participación a los ¨no especialistas¨. Como usted plantea:¨El plan en consecuencia no debe verse como algo “técnico”, como un asunto de “especialistas”. Sin negar que el plan necesite de esos técnicos y especialistas, la planificación tiene un lado cultural que compete a toda la sociedad, a los colectivos laborales, a las comunidades, a los diversos nodos organizativos de la división social del trabajo y sus objetivos deben ser, primero que todo, sociales.¨

  • pipoX dijo:

    Si todos en Cuba dominaran estos conceptos seria una felicidad... pero tristemente no es así, en la práctica no es así.....la vida en la calle, en la base es más rica que todo lo que en este artículo se expone, solo hay que chocar con los problemas de la vida práctica en la base para notar que nadie te ayuda, que los valores son lo último en que se piensa.... es triste, pero es la realidad....e igualdad entre las personas, por más que se quiera hay bien poca, pero muy poca......mi modesta opinión es que a estas alturas de la vida, el sistema socialista es muy bueno conceptualmente, pero pasa muchísimas dificultades para su aplicación práctica, estas dificultades se acentúan en sus conceptos sobre la ECONOMÍA, economía que ahora, luego de 50 años queremos rescatar.....estoy de acuerdo con el socialismo, para que ahora no me vayan a tildar como contrario a eso...Saludos

  • roberto dijo:

    Recuerdo una frase del poeta, Antonio Machado, que dice.´´el necio confunde valor y precio´´coincido con el autor, me parece excelente el articulo.

  • carlos dijo:

    Con todo respeto, pero el artículo es bastante abstracto, teórico y lleno de definiciones.
    Necesitamos cosas concretas, reales, que pasan todos los días. Necesitamos análisis críticos de la realidad actual en la economía del país.

    ¿Cuántos de los trabajadores privados socializan sus ingresos, sus cuantisoso ingresos?

    Lejos de socializarlos considero que se han emparapetado en ellos mismos, envueltos en dinero, dominando todo el mercado y disponiendo de la vida de muchos a través de los precios monopólicos que imponen a sus mercancías y servicios. El Estado no puede dar la espalda a esa realidad, que lejos de fortalecer los valores y principios socialistas de nuestra sociedad, los desgenera, los separa de esa línea tan importante y decisiva para la vida actual y futura d ela nación.

    Debemos cambiar la mentalidad, pero hasta este minuto no he sido capaz de definir que quiere decir ese slogan. O cambiar la mentalidad significa sacarnos los ojos en el mercado, o aceptar precios de monopilios privados y estatales, o sencillamente ser indiferente ala mafiosidad y la anarquía del mercado actual¿

    Reitero, el Estado debe jugar un papel más activo en los precios, debe ser regulador y no dejar ese fenómeno a la voluntad, a la especulación de los vendedores. Hablamos de oferta y demanda; ese principio realmente está presente en nuestro mercado? bajo qué condiciones se impone? creo que la oferta es insuficiente, absurda e impuesta, y la demanda insolvente, incapaz de jugar el papel regulador de los precios que por si lleva implícita esta parte de este duo de categorías económicas.

    Observo con mucha preocupación el carácter criminal que se ha generado alrededor de algunos de los trabajos privados que se han autorizado; porque en ellos se puede tectar complicidad para delinquir (robo de materia sprimas); complcidad para fijar precios independientemente de la necesidad real de consumo que tiene la población; evasión de impuestos, subdeclaración de ingresos; robo descarado y casi aceptado por todos (inculyo al Estado y sus instituciones) de combustible para mover los cientos de autos de alquileres que circulan durante todo el día por la capital cubana; entre otros factores que son muy preocupantes y peligrosos para la estabilidad social, para la sostenibilidad de nuestro país y la revolución.

    Que mentalidad debo cambiar si soy buen ciudadano, buen trabajador, buen revolucionario, buen padre de familia, buen hijo, buen esposo, buen compañero o amigo; ¿de esto que debo cambiar?

    O cambiar la mentalidad es eliminar todos esos valores inculcados y formados por la Revolución? es aceptar la mafia, el robo, la anrquía, la indolencia, la inmoralidad, la indolencia que se vienen fomentando, desgraciadamente, en una buena parte de la sociedad a partir precisamente del famoso juego al capitalismo en que considero hemos caido. Mucho cuidado porque esos que nos odian y quieren desaparecernos, nos observan con mucho cuidado y hacen muchas coss para tratar de fomentar una mentalidad egoista, fundamentada en el mercado, en el dinero en la criminalidad.

  • josé agustín dijo:

    Totalmente de acuerdo con este artículo, Por el camino que vamos, es cierto que podremos alcanzar mayor eficiencia económica, pero ello ha de ir unido a como decía Fidel "base material más educación" Yo vivo orgulloso del valor agregado con el cual me beneficia la Revolución, sobre todo la tranquilidad ciudadana, así como la soberanía nacional. Sin embargo, en esta flexibilixación, debemos ser lo suficientemente dialécticos para como se dice vulgarmente, no perdernos en la curvita. Me refiero a la flexibilixación economica del trabajo por cuenta propia, tal como usted hace alusión. Ellos podrán lograr un relativamente mayor poder económico, pero en ese sentido deberemos tener la capacidad de autorregularnos y no caer en los límites extremos, que nos definirían más como un capitalismo de corte nacionalista. Por suerte ello no ha ocurrido todavía.

  • Andrés Pedroso Fariñas dijo:

    Muy atinado este comentario del autor.
    Mucho nos hace falta a los cubanos entender no solo lo visible e inmediato en la aplicación de la linea que en la economico y social ha aprobada el Partido y la Revolución.
    Fue un proceso político de masas que se puede calificar de referendo por la aprobación de la mayoría absoluta de la población, pero su alcance es tan trascendental, que entonces no todos teníamos la suficiente comprensión de su alcance estratégico.

    Debemos continuar por todas lavías posibles extender su conocimiento a la mayor parte de la población, que es en última instqancia su ejector y beneficiario.
    La linea está trazada, corresponde a los cuadros su aplicación creador.

  • carlos dijo:

    Con todo respeto, pero el artículo es bastante abstracto, teórico y lleno de definiciones.
    Necesitamos cosas concretas, reales, que pasan todos los días; análisis realmente más aterrizados (ya con Cuba Dice tenemos). Necesitamos análisis críticos de la realidad actual de la economía del país, porque somos nosotros mismos los que estamos obligados a combatir todo lo no se ajuste a los principios de una economía socialista sustentable basada en la implementación de los lineamientos económicos y sociales aprobados en el VI Congreso.
    ¿Cuántos de los trabajadores privados socializan sus ingresos, sus cuantiosos ingresos y ganancias?
    Lejos de socializarlos considero que lo han acaparado para beneficio propio. Ganan el dinero sin importar (en la mayoría de los casos) la realidad económica en la que la inmensa mayoría del pueblo cubano vive todos los días. Envueltos en dinero andan dominando todo el mercado y disponiendo de la vida de muchos a través de los precios monopólicos que imponen a sus mercancías y servicios.
    El Estado no puede dar la espalda a esa realidad, que lejos de fortalecer los valores y principios socialistas de nuestra sociedad, los degrada, los separa de esa línea tan importante y decisiva para la vida actual y futura de la nación. Es mucho más fácil ser botero, explotar a los usuarios necesitados, que aportar honestamente al desarrollo del país.
    Debemos cambiar la mentalidad, pero hasta este minuto no he sido capaz de definir qué quiere decir ese slogan. O cambiar la mentalidad significa sacarnos los ojos en el mercado, o aceptar precios de monopolios privados y estatales, o sencillamente ser indiferente a las actuaciones mafiosas de muchos de estos ciudadanos inescrupulosos que se burlan de todos y de todo, incluso hasta de la Ley.
    Reitero, el Estado debe jugar un papel más activo en los precios, debe ser regulador y no dejar ese fenómeno a la voluntad, a la especulación de los vendedores.
    Hablamos de oferta y demanda; ese principio realmente está presente en nuestro mercado? ¿Bajo qué condiciones existe, es real?. La oferta es insuficiente, absurda e impuesta, y la demanda insolvente, incapaz de jugar el papel regulador de los precios que por sí misma lleva implícita esta parte de este dúo de categorías económicas.
    Observo con mucha preocupación el carácter criminal que se ha generado alrededor de algunos de los trabajos privados que se han autorizado; porque en ellos se puede ver a simple vista y de primera impresión, la complicidad para delinquir (robo de materias primas); para fijar precios independientemente de la necesidad real de consumo que tiene la población, incluso de los alimentos algo que se convierte en un estado de necesidad; para evadir los impuestos y la sub declaración de ingresos; robo descarado y casi aceptado por todos (incluyo al Estado y sus instituciones) de combustible para mover los cientos de autos de alquileres que circulan durante todo el día por la capital cubana; entre otros factores que son muy preocupantes y peligrosos para la estabilidad social, para la sostenibilidad de nuestro país y para el futuro de la Revolución.
    Es cierto que lo que teníamos tampoco resolvía el problema, pero hablo de temas mayores, asuntos que comprometen todo lo que se ha logrado.
    Que mentalidad debo cambiar si soy buen ciudadano, buen trabajador, buen revolucionario, buen padre de familia, buen hijo, buen esposo, buen compañero o amigo; ¿de esto, que debo cambiar?. Se supone que cambie para aceptar toda esta complicidad con lo mal hecho o con la delincuencia casi declarada que vemos todos los días y somos incapaces de combatir o denunciar.
    Cambiar la mentalidad significa eliminar todos esos valores inculcados y formados por la Revolución? es aceptar la mafia, el robo, la anarquía, la indolencia, la inmoralidad, la indiferencia, la corrupción, es jugar a ser capitalistas, a practicar el egoísmo.
    No seamos ingenuos, abramos bien los ojos, porque el futuro puede comprometerse. Esos tipos que tanto nos odian y que nos tienen asfixiados desde el mismo triunfo de la Revolución con la aplicación de medidas económicas que han convertido en crimen, con la implantación del bloqueo, que quieren que dejemos de existir, nos observan con mucha atención y trabajan solapadamente en esos sectores con poder económico con la ilusión de que más temprano que tarde puedan darnos el zarpazo e instaurar en Cuba lo que han instaurado en los países ex socialistas de Europa del Este como Bulgaria, Rumania, la antigua Yugoslavia, y otros, en los que hoy predomina el crimen, las mafias, el poder económico corrompiendo cuantas gente se para delante; obviando la Ley.
    Eso es exactamente lo que quieren para nosotros y si le hacemos el juego le facilitaremos las cosas y sus objetivos.
    Tenemos que cambiar, sobre todo en la economía, y con eso estoy plenamente de acuerdo, pero me preocupo como ciudadano cubano que soy y velo porque a mis hijos y mis nietos les dejemos una sociedad más justa y humana.

  • Anabel dijo:

    el teque es bastante largo.....però interesante,me recuerda las clases de economia y de marketing,.....

  • Fernando dijo:

    Soy extranjero y el mayor valor que tiene Cuba es la conciencia ideológica revolucionaria de su pueblo. Sin ésta ya no existiría Cuba y no exagero porque la revolución salva a la propia nación cubana.
    Después de los españoles, los cubanos son los siguientes que conozco que peor hablan de su propio país, para luego decir que no cambian su país por ningún otro.
    Lo que me da pánico es lo que se parece el "el nuevo" lenguaje cubano al de los perestroikos. ¿Socialismo de mercado? suena chino esto.

  • riveron dijo:

    Mi padre era barrendero y mi madre ama de casa y comiamos carne de vaca todas las semanas y hasta el perro la comia, pues se le compraba picadillo. Y todos los dias dejaban tres litros de leche en la madrugada en el portal de la casa y ahi amanecian, pues nadie se los llevaba.
    Esos si eran valores.

  • Eros dijo:

    Estoy totalmente de acuerdo con Carlos y Felicia D Padron cada cual desde sus puntos de vista los cuales comparto.Dentro del sistema de gestion no estatal no se concientizan valores sociales devido a interponer valores monetarios lo que nos lleva a la gran perdida que hoy notamos pero con el devido respeto el humano pone prioridad a su bienestar en cualquier sistema que se encuentre lo que si cambia es cuan alto esten sus ambiciones y esto va dependiendo de la persona.Si no logramos quitar algunas preocupaciones a la sociedad nunca lograremos que sea consiente como tal.

    Tenemos un ministerio rector de las finanzas y precios,porque los devidos profecionales no intervienen en el sistema de getion no estatal,que tanto auge a tomado por razones obvias? Dejamos que personas con unas cuantas ideas de negocios y capital para al menos emprenderlos rijan todos los valores de los que se hablan en el articulo que considero bueno pero poco realista.Necesitamos mas organizacion en el aspecto que nos lleva a la perdida de valores para entonces exigir y criticar a los que no tienen mala la economia y si carecen de muchos valores. Es perceptible en cualquier sociedad ambos casos,como tambien la diferencia porcentual de los que carecen de ambas cosas a los que carecen de solo valores sociales.

  • Elpidio Valdes dijo:

    QUE ENTENDER POR PROGRESO?????

    Antes de entrar en el tema senalado, los cubanos debemos de llevar a nuestras conciencias, deberes, obligaciones, auto-respeto y principalmente principios revolucionarios aprendidos a fuerza de fuego, sangre, muerte, victorias y reveses de nuestro actual proceso revolucionario, que no es mas que la continuacion historica de los casi 150 anos de luchas por la liberacion nacional, la independencia, la soberania, la integridad terrirtorial de nuestra Isla y nuestra dignidad patriotica, que no podemos, no debemos y no queremos cambiar lo aprendido, lo sufrido, lo carecido, nuestras necesidades y nuestro respeto a los heroes y martires a cambio de una sociedad consumista, individualista y egoista, esa sociedad es del pasado en la Isla, debe permanecer en el pasado para aprender de ella lo que no debemos y no queremos hacer y solo verla en su vivir diario en el campo del capitalismo salvaje, cruel, sanguinario, criminal y genocida que hoy representa el Gobierno de los Estados Unidos de America y sus socios del crimen y la explotacion global, la putrida y decadente Union Europea.

    Lo mencionado anteriormente es y debe ser lo que nos guie en esta lucha por el desarrollo y el progreso, no deseemos ser iguales a los paises capitalistas, los cubanos somos mucho mejores que ellos en todos los sentidos y en todas las opciones que hoy se nos ofrecen, lo hemos demostrado en nuestras luchas independentistas, en nuestras luchas por la toma del poder y en nuestras politicas internacionalista en todo el mundo actual. Cuando decimos que los cubanos somos mucho mejores que ellos, nos estamos refiriendo al capitalismo, ese que hoy trata de dividirnos, de llevarnos a sus redes de consumo, riquezas, falsa vida de lujos y pervercidad, rodeada de todo lo que puede pedir un ser humano, para no ser feliz, no ser honesto, no ser honrado, no ser digno de llamarse ser humano, no hay que demostrarlo, esta ahi mostrandosenos diariamente en sus politicas de intervencion, hegemonismo, ingerencias, ataques de todo tipo, desde los terroristas, politicas de bloqueos de todo tipo,ataques biologicos de todo tipo, es por todo ello y mas, que no queremos, no aspiramos y no deseamos ser como ellos, queremos ser como somos actualmente, capaces de sacrificarnos por nuestro pueblo, por otros pueblos de Latinoamerica, el Caribe y otros pueblos del mundo, y sin pedir algo mas que respeto y apoyo a nuestra lucha diaria y perenne contra el Imperio del Norte Revuelto y Brutal que nos desprecia con su prepotencia y arrogancia, pero que al mismo tiempo nos respeta y teme por el ejemplo que hemos y estamos dando dia a dia a otros pueblos del mundo.

    Hoy con dolor y sufrimiento extremo vemos como alguno cubanos, piensan y actuan con mentalidad de pigmeos ideologicos y politicos, pues en sus cerebros y en sus corazones solo esta el simbolo del dinero, esa mercancia que corrompe y trata de comprar conciencias a cambio de que se le sirva incondicionalmente y para todo tipo de fechorias que sus propietarios, el Imperio del Norte Revuelto y Brutal, pida que se haga en nombre de una falsa libertad, de una falsa democracia, de una falsa libertad de expresion, de un falso respeto a los derechos humanos y decimo falso en todo los sentidos, pues las acciones y hechos que hemos visto y vemos dia a dia en esas democracias capitalistas, es la negacion de su verborrea demagogica para con el mundo, pero eso no lo ver esos cubanos que viven para tener mas dinero, para tener mas lujos, para poseer no solo ya un automovil, sino dos y si es posible tres, para despreciar el pais donde nacieron y al pueblo que le dio todo para que se convirtiesen en hombres revolucionarios y dignos y no mercachifles del capitalismo que no existe ni existira nunca en Cuba.

    Progreso es bienestar para todo el pueblo dentro de una sociedad inclusivista, una sociedad de respeto hacia el ser humano con el que convivimos como familia o como ciudadanos comunes, que vemos en la honradez y la honestidad uno de nuestros mas preciados tesoros, otorgados a nosotros por los que nos precedieron en las luchas contra el capitalismo, una sociedad en la que todos los ciudadanos respetan y cuidan los medios que son de propiedad colectiva, una sociedad que lucha contra el robo, el hurto, la droga, la prostitucion, la corrupcion y el uso de las propiedades sociales para beneficio personal, una sociedad defensora de su legalidad socialista y de los principios revolucionarios, eticos y morales que nos fueron entregados por nuestros heroes y martires con la obligacion, irrenunciable, de perpetuarlos y entregarselo a las generaciones que nos relevaran en esta ardua lucha por las ideas, el socialismo, el marxismo, la teoria martiana y la nunca renunciable permanencia de sostener un pais libre, soberano, independiente y digno por encima de todo lo que materialmente pueda danarnos y retrotraernos al capitalismo del que nos liberamos el primero de Enero de 1959.

    Nuestra cultura de la liberacion, de la solidaridad internacional, del respeto al ser humano, del respeto a la lucha honrada y humilde por una sociedad mas justa, digna y libertaria como nos la ensenaron y deseaban Jose Marti, Antonio Maceo, Maximo Gomez, Ignacio Agramonte, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Jose Antonio Echevarria, Abel Santamaria, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y otros tantos heroes y martires de la patria cubana, nunca deben de ser olvidadas o postergadas por un consumismo diletante e innecesario, un amor al dinero que como mercancia puede comprar lo que necesitemos, pero nunca nuestras conciencias, nuestra ideologia y patriotismo, nuestros sagrado e irrenunciable deber con el noble y valiente pueblo cubano que nos dio la vida y sus ensenanzas con la unica peticion inviolable y al mismo tiempo sagrada, de no traicionar a nuestros heroes y martires y sus lucidos conceptos de libertad, independencia y soberania, esto es el verdadero Progreso al que todos los cubanos aspiramos y aspiraremos siempre

    Propiciar nuestro desarrollo economico, que traera el progreso del pais y el pueblo, no implica entregar nuestras riquezas de todo tipo al capital extranjero, no implica entregarnos con las manos atadas a los que en su labor diaria y constante puedan contar con recursos financieros superiores a los necesarios para sostener una vida digna, honrada y honesta de el y su familia, no significa en lo absoluto sacrificar principios sagrados para el pais y el pueblo, por un Progreso que no conlleve al mismo tiempo a un Progreso en la conciencia, en los principios, en la etica, en la moral y en la ideologica marxista y martiana. El Progreso que buscamos no puede ni debe estar en contra de el Socialismo como sociedad mas justa y equitativa, no puede ir en contra de la proteccion del pais y sus riquezas, no puede ir en contra del reforzamiento de la conciencia social, no puede ir en contra del reconocimiento de toda la sociedad para aquellos que lo han dado y lo dan todo por mantener, defender e incrementar los valores individuales y colectivos que eleven la conciencia social de respeto a nuestros ideales y principios revolucionarios, marxistas, martianos y patrioticos.

    Un saludo revolucionario, marxista y martiano con la absoluta confianza de que nuestro pueblo no cejara en su lucha contra el capitalismo y sus decadentes conceptos de Progreso.

  • EFREN dijo:

    Aunque es un poco tarde porque no conocía este artículo, si hace varios años pude intercambiar con el autor y en general coincidí con sus criterios. Además sé él siempre ha sido un cientista social de valía. Sigo pensando que artículos como este ayudan a mover el pensamiento y favorecen el diálogo tan necesario en nuestra sociedad socialista. También que no todos tenemos que coincidir en todo. Se necesita unidad enj la diversidad. lo importante es mantener los principios. Puede parecer abstracto para algunos, pero el ser debe estar por encima del tener. Eso es muy concreto.

  • tf dijo:

    qué bueno que alguien habla de marxismo en Cuba, en términos comprensibles y con el objetivo de llegar a todos. realmente creo que el uso de "técnicos y especialistas" como términos para la elaboración del plan económico puede llevar a confusiones. quienes elaboran el plan son los jefes, con el apoyo de algunos técnicos muy específicos del área administrativa. quienes lo ejecutan, son realmente la mayoría de los técnicos y especialistas, además de obreros, etc. mejor emplee el término "planificadores".

Se han publicado 14 comentarios



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Darío Machado Rodríguez

Darío Machado Rodríguez

Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Filosóficas. Preside la Cátedra de Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

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