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Obama mata flojo

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Insurgente

El admirado Ignacio Ramonet, brillante colega de Le Monde Diplomatique, enfatizaba recientemente en la citada publicación, el hecho innegable de que el presidente Obama ha dado muestras de que algunos de los cambios que USA precisaba (y que el mundo libre exigía), son una realidad incontestable. Sobre todo en lo que a talante se refiere. Nada de prepotencia, nada de la chulería barata del antecesor. Obama tiene otro estilo, tal vez similar al que luce el Nobel Saramago, que por un lado ensaya sobre la ceguera y por el otro demuestra que ha puesto en marcha su obra, practicando el doliente estado de invidente.

Nada que objetar al apunte laudatorio del autor del libro titulado Biografía a dos voces (imprescindible para cualquier persona que se precie de intelectual), ya que no pude negarse que las exquisitas maneras del primer presidente negro, resultan insólitas en los últimos mandatarios de aquella nación, exceptuando el caso de Jimmy Carter, tal vez el político más atípico que ha ocupado la Casa Blanca, principal impulsor de otra forma de analizar la problemática que surgió desde que el imperialismo ensangrentó Latinoamérica, ya suficientemente ya masacrada tras la llegada de las hordas españolas en 1492.

Quinientos años de asesinatos en progresión geométrica, parece que aún no han enseñado a los demócratas del primer mundo, que los países del centro y sur del continente que lleva el nombre del navegante Vespucio, quieren de una vez por todas quitarse de encima las botas y las bombas propias y ajenas. Pero para ello han de librarse, en primer lugar, que todo los ejércitos que sirven a los intereses de los grandes empresarios, o al menos, intentar convencerles de que las fuerzas armadas, para ser amadas y respetadas, deben cambiar muchos de sus hábitos, sirviendo ante todo como garantes de la vida de la población y de la real independencia y soberanía de su patria, situándose del lado de los débiles, de los más necesitados, de los oprimidos, como asimismo bien pudiera hacer la Iglesia (según lo que predican sus propios textos), porque desde que Colón arribara a las costas del Nuevo Mundo, los asalariados de la empresa Jesucristo S.L. no han hecho otra cosa que impulsar el genocidio de tribus y pueblos enteros, eso sí, en nombre de la cruz del Redentor, ese al que rezan los obispos y cardenales que apoyaron a Videla, Batista, Stroessner, Pinochet o Duvalier, los que hoy apoyan a Micheletti, a los gobernantes colombianos, peruanos, panameños, que jamás levantaron o alzan la voz para denunciar el cobarde y continuo asesinato de sacerdotes comprometidos con los pobres, cometidos en México, El Salvador, Guatemala, Colombia, Perú, etc., a los que la prensa oficial tacha de curas terroristas. No es descabellado imaginar al propio Jesús en la prisión de Guantánamo, o buscado como criminal al estilo de Ben Laden.

Obama es, para qué  negarlo, una persona educada, formal, al que no se le ha descubierto un pasado hippy marihuanero o belicista, que no ha desertado porque nunca ha tenido la desgracia de acudir al combate, que no ha sufrido en sus carnes el racismo visceral de millones de compatriotas. Sabe sonreír, saludar amablemente a sus potenciales enemigos (Chávez, Ortega, Morales, Correa), abrazar y besar a sus amigos (Bachelet, Zelaya, Lugo, Tavares, Fernández de Kirchner, Lula), o llenar las arcas de sus delincuentes incondicionales Uribe y García a base de bases, colocando miles de mercenarios (el ejército USA es un inmenso océano, como el español, de legionarios y esbirros), para controlar cualquier proceso futuro de bolivarianismo o independencia real. Y todo ello, como si fuera a regalarnos la retirada de Irak.

Que Obama haya bajado la guardia ante el caso de los Cinco Héroes cubanos, prisioneros condenados a penas exorbitantes, tras procesos grotescos y apelaciones no atendidas, en sesiones en las que los jueces norteamericanos parecían defecarse sobre los códigos penales y en la propia constitución USA, es algo que jamás se le podrá perdonar, porque por encima de otros considerandos, era la oportunidad de oro para comenzar esa nueva y prometida etapa de relaciones humanas, culturales, políticas y económicas con Cuba, la isla más digna, culta y soberana del continente. Que haya liberalizado en parte los viajes y dinero de los cubanos residentes en USA, es simplemente regresar a la etapa pre-Bush. Alabar sin más la medida, es como que si nos alegráramos porque una persona a la que su cónyuge o pareja maltrata a diario, ha rehecho su vida al lado de otra que sólo le propina una golpiza a la semana. Pero del bloqueo bestial, ni una palabra. Si Obama tiene algo, ese duende invisible que al parecer poseía también Felipe González, sin duda debe ser un gnomo mediocre y amilanado.

Miguel Gila, el mejor y más grande de los filósofos y humoristas de habla castellana que en el mundo han sido, nos contaba hablando de la guerra que: “A un compañero le habían echado del ejército porque mataba flojo”. Y eso es, precisamente, lo que distingue a Barak de George. De matar con odio, a seguir masacrando, eso sí, sin mucha convicción, laciamente, dejando caer las bombas con suavidad y ternura, luciendo una corbata de mil dólares y una sonrisa a lo Michael Jackson.

Lo que pasa es que a Obama no le van a echar del ejército. Lo prohíbe la industria armamentística.

Se han publicado 3 comentarios



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  • Carlos Feliz Cuello dijo:

    Simplemente, excelente. Gracias.

  • carlos tena dijo:

    Me alegro y le agradezco su comentario. Es siempre una satisfaccion saber que hay millones de personas fieles a la idea de un mundo más justo, pacífico, en el que las naciones se respeten unas a otras, luchando por ese planeta mejor, que es posible... sólo con el esfuerzo de todos.

    • Editor dijo:

      Carlos, gracias por tu comentario en Cubadebate. Satisface más descubrirte en estos predios, al tanto de quienes creen en tus palabras. Un abrazo

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Carlos Tena

Carlos Tena

Es periodista y crítico musical español, radicado en Cuba.

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