Cinco maneras de decir la verdad sobre la inmensa fortuna de Fidel
La Jiribilla
1. Cuando en enero de 1959, bajó Fidel de la Sierra Maestra al frente de aquella legión de barbudos que habían derrotado al poderoso ejército batistiano; cuando escuchó en cada rincón de la Patria recién liberada el clamor de las multitudes, y vio la ancha sonrisa del hombre común, la mirada agradecida de la mujer sencilla, la desbordada alegría de los niños para quienes iba a construirse una nueva nación donde ellos serían el centro mismo de la preocupación cotidiana, Fidel -así lo ha dicho en memorables palabras- "se pasó al lado del pueblo". Y no me quedan dudas de que, precisamente en ese instante, comenzó a amasar su inmensa, mítica fortuna. ¿Cuál es el valor de la alegría de un pueblo? ¿Cuesta mucho la esperanza? Yo no lo sé. Tal vez Forbes lo sabe.
2. Comenzó el largo camino de un pueblo que quiso hacer realidad una utopía, construyendo los cimientos de una nueva nación, tratando de "cambiar la vida" como pedían obreros y poetas. Entonces, cada nuevo año de Revolución se convirtió en un verdadero campo de batalla, donde cada combate que se ganaba se volvía una fuente de incalculable riqueza; cada ataque del enemigo respondido con firmeza, serenidad y coraje aumentaba el caudal de experiencia de ese Comandante que dirigía los destinos del pueblo, y aprendía no solo a vencer, sino a hacer de cada derrota, un punto de partida para una nueva victoria. ¿Cuál es el valor de un ataque rechazado? ¿Cuánto cuesta una derrota convertida en victoria? Yo no lo sé. Tal vez Forbes lo sabe.
3. En Playa Girón el pueblo y su Revolución se jugaron la vida por primera vez, dirigidos por aquel Comandante, que en un momento álgido de la batalla, cuando los combatientes le pidieron que no expusiera su vida, se irguió sobre un tanque y gritó: "¿Quién me va a prohibir que pelee con el pueblo?" Poco después, apuntaba desde aquel tanque a la chimenea del barco mercenario "Houston" y la destruía de un certero disparo.
La Crisis de Octubre de 1962 nos puso al borde de desaparecer bajo un ataque nuclear. Pocas veces, como dijo el Che, brilló tanto un estadista, como en esos "días luminosos y tristes" de la Crisis de Octubre. Pocas veces un pueblo se sintió más seguro de su destino, más elevado moralmente que cuando el Comandante afirmó: "Tenemos cohetes morales de largo alcance que no podrán ser desmantelados jamás".
¿Cuánto vale la victoria de Girón? La derrota humillante de un enemigo invasor, ¿cuesta mucho? ¿Cómo puede valorarse una victoria material y moral sobre el más grande imperio de la tierra? Yo no lo sé. Tal vez Forbes lo sabe.
1. Cuarenta y siete años después, la experiencia como dirigente de Fidel no es solo legendaria, sino que constituye uno de los más preciados tesoros para los pueblos del Tercer Mundo, para los humillados y vilipendiados de siempre. Cada año transcurrido es un manantial de dignidad, de decoro, de fortaleza, para los que han decidido luchar y no rendirse ante el poderío del imperio. ¿Cuál es el valor de la dignidad? ¿Cuesta mucho la experiencia como dirigente de un pueblo? ¿Cómo se valoran el coraje y la capacidad de resistencia? Yo no lo sé. Tal vez Forbes lo sabe.
2. Tal vez no tuvimos el tiempo necesario para formar el hombre nuevo. O tal vez sí. En todo caso, en estos años duros y magníficos, hemos moldeado, "con la arcilla fundamental de nuestra obra, la juventud", al hombre solidario, el que siente como propio el dolor de un semejante y ayuda a mitigarlo; el que no busca de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; el que va a cualquier oscuro rincón del mundo a llevar su mensaje de salud y educación, en una palabra, su mensaje de solidaridad "sencilla y naturalmente", como quería Martí, sin pedir a cambio nada, como no sea la satisfacción del deber cumplido, porque sabe que "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". ¿Cuál es el valor de la solidaridad? ¿Cuánto vale el deber cumplido en cualquier parte del mundo? La salud, ¿cuesta mucho? ¿Y la educación? Yo no lo sé. Tal vez Forbes lo sabe.
Por eso le atribuye a Fidel una fortuna de 900 millones.
Pero yo he hecho mis cálculos, he investigado en los pueblos agradecidos, en las naciones del Tercer Mundo que han recibido la obra bienhechora de Fidel y la Revolución Cubana; he indagado entre los hombres que han dedicado y siguen dedicando su vida a la realización de nuestros sueños; entre las mujeres que construyen y también alimentan esos sueños, y entre los niños que siguen siendo nuestra esperanza. Y cuando he sumado estos valores y unido estas riquezas, me he percatado de que Forbes se equivocó, calculó una cifra que se quedó muy lejos de la realidad: Fidel es un hombre rico, inmensamente rico en dignidad, moral, decoro y coraje.
Es el hombre más rico de la Tierra.
Junio 2006
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