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Cuba es una prioridad en la mira neoconservadora

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Progreso Semanal

"Debemos continuar apoyando al bravo pueblo cubano, que durante casi medio siglo ha soportado tiranías y represión".
-- Presidente G.W. Bush, Cumbre de las Américas, Monterrey, 12 de enero de 2004

Gracias a la bravuconería de Bush ha emergido un nuevo juego de oficina en los círculos de seguridad nacional de Washington. Los organizadores aceptan apuestas sobre cuál será el próximo país que Estados Unidos invadirá. Los inventores de este nuevo ejercicio contra el aburrimiento aún están buscando nombre para su entretenimiento. "Jeopardy" y "Survivor" ya están tomados. ¿Qué les parece "Quién es el próximo"?

En diciembre de 2003 el presidente libio Muammar el Khadafi disminuyó las posibilidades al sacar a su país de la competencia cuando abandonó sus ambiciones de poseer armas nucleares, químicas y biológicas e invitó a los inspectores de la ONU a que fueran a Trípoli. Las apuestas en las oficinas van de Siria a Irán en el Medio Oriente a Corea del Norte en el Lejano Oriente y a Cuba a noventa millas al sur de Cayo Hueso.

Estos "países delincuentes" comparten la característica de haberse negado a obedecer los dictados de Washington. Utilizar la palabra "delincuentes" para describir la desobediencia es bien aceptado en casa. Permite a la Administración convertir las mentiras en axiomas. Por ejemplo, Washington califica a La Habana de "terrorista", a pesar del hecho de que Estados Unidos ha lanzado miles de misiones terroristas contra Cuba y no tiene evidencia de que Cuba haya iniciado actos terroristas en respuesta.

Entre la primavera de 1961 y el otoño de 1962 la CIA despachó a cientos de agentes a Cuba para asesinar, hacer estallar y quemar propiedades y provocar el caos. El terrorismo contra Cuba continuó esporádicamente durante décadas -incluyendo los años 90- bajo la cobertura de que de alguna manera ayudaría a Estados Unidos a restaurar la democracia en la isla.

En 1952 EEUU apoyó al General Fulgencio Batista después de que él dio un golpe pre-electoral y eliminó la democracia de la estructura política de la isla. Pero los expertos serios de seguridad nacional raras veces se molestan con los hechos. Al repetir los clichés acerca de los motivos que son nobles y democráticos mientras los presidentes autorizan guerras ilegales para derrocar a gobiernos extranjeros, la Administración induce a los medios masivos a que sigan la línea, no importa cuál sea -al menos temporalmente.

Como Harold Innis predijo en una oportunidad, el propio imperialismo norteamericano "ha sido hecho creíble y atractivo en parte por la insistencia de que no es imperialista".

Los iraníes y los norcoreanos han aprendido de la peor manera acerca del comportamiento norteamericano. En 1953 la CIA derrocó a un gobierno democrático en Irán e impuso a un mandatario pro EEUU. Los iraníes se rebelaron en 1979 y se deshicieron del Shah, pero no de los malos recuerdos de cómo su policía secreta los había tratado. Tomaron como rehenes durante más de un año a funcionarios de la CIA y del Departamento de Estado.

Corea del Norte invadió a Corea del Sur en 1950, después de que tropas surcoreanas apoyadas por EEUU realizaran agresivas incursiones en Norcorea. La intervención de EEUU en esa guerra costó a los norcoreanos más de 2 millones de vidas.

En 2002 el Presidente Bush colocó a Irán y a Corea del Norte junto con Irak en su lista del "eje del mal". Amenazó a ambos países con ataques nucleares preventivos si la seguridad nacional de EEUU así lo exigía. Lógicamente, ambos países desarrollaron un programa de armas nucleares como única disuasión posible contra la mayor potencia nuclear del mundo.

El lobby pro Israel, que ha presionado a favor de acciones contra Irán y Siria, estuvo de fiesta cuando Bush firmó la Ley de Rendición de Cuentas de Siria en diciembre. Reformistas iraníes complicaron la situación política en ese país al diluir el poder de los mullahs fundamentalistas, quienes también se oponen fuertemente a EEUU. Y el terremoto del 26 de diciembre en Bam que devastó el área ciertamente eliminó la posibilidad de una acción militar. Debido a las bajas a las que Bush se enfrenta semanalmente en Irak, los expertos no consideran posible que por el momento haya otras invasiones en países del Medio Oriente. Cuba también aparece en la lista de "países delincuentes". La familia Bush le debe a la mafia anticastrista del Sur de La Florida por su ayuda en la elección del hermano Jeb como gobernador. El propio W recibió dinero vital y fuerte apoyo en la Florida en el 2000.

Anteriores presidentes han aceptado los estimados del Pentágono y han descontado una invasión a Cuba como demasiado costosa. Cada vez que alguien piense en atacar a Cuba, yo le recordaría que las consecuencias de un ataque militar a Cuba tendría mucho menos éxito de lo que cualquier agresor pudiera pensar.

Pero en la era de la "dominación de espectro total", la frase gancho del Plan de Seguridad Nacional de la Casa Blanca en el 2002, ciertos pesos pesados de la Administración han opinado que ha llegado el momento de sacar la espina cubana que el imperio norteamericano ha llevado en su costado por 45 años. El 6 de enero, el hombre de la oratoria de punta para esta ofensiva, Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Roger Noriega, advirtió a Cuba de que debía dejar de desestabilizar a los países democráticos de América Latina y previno a Argentina, Venezuela e incluso Brasil de que no estrecharan tanto sus relaciones con Cuba, o que se atuvieran a las consecuencias. Noriega dijo que el presidente venezolano Hugo Chávez hacía que sus vecinos se sintieran "muy nerviosos cuando se trata de defender sus democracias institucionales". No importa que Estados Unidos haya invadido o intervenido encubiertamente en casi todos los países latinoamericanos y haya derrocado a docenas de gobiernos elegidos. La voz del siempre servil Secretario de Estado Colin Powell validó los comentarios de Noriega.

"He ocupado altos cargos de seguridad nacional en un momento u otro durante los últimos 17 años. Y durante todo ese tiempo Cuba ha estado tratando de hacer todo lo posible por desestabilizar partes de esta región", dijo el 8 de enero. Este extraordinario comentario proviene de un hombre que recuerda cómo en 1965 EEUU desestabilizó la democracia en República Dominicana, desestabilizó Nicaragua en los años de 1980 por medio de una guerra encubierta que duró una década y disgustó a todo el Caribe en 1983 cuando tropas norteamericanas invadieron la pequeñísima república isleña de Granada porque podían hacerlo.

Powell ha pedido excusas por la desestabilización de Chile por parte de EEUU (1970-1973), pero durante las décadas de 1970 y 1980, Washington apoyó a las más brutales dictaduras militares en Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Guatemala y el Salvador. En 1990 tropas estadounidenses invadieron Panamá para arrestar a un hombre, el General Noriega, un agente de la CIA y la DEA.

Armado de una retórica vacía e hipócrita, los gavilanes polleros neo conservadores de Washington conforman ahora un nuevo eje del mal en América Latina (Cuba-Venezuela-Brasil). Algunos hombres de carrera de la seguridad nacional temen que los bushistas traten de provocar un conflicto con Cuba o Venezuela en este hemisferio, claro, después de las elecciones del 2004.

"Antes de Bush", me dijo confidencialmente un hombre de la Seguridad Nacional, "entendimos que la regla post Guerra de Viet Nam estaba en vigor: no pelear contra nadie que pueda defenderse. Luego los neoconservadores y sus socios soldados de Dios parecieron infestar la comunidad política. A estos personajes -que tienen poca experiencia militar, si es que tienen alguna- no les parece preocupar las consecuencias de iniciar un proceso de conflagración con Cuba".

En su nuevo libro, Richard Perle y David Frum, gavilanes polleros neoconservadores de vanguardia, discuten acerca de líderes como Fidel Castro y argumentan que "cuando esté en nuestras manos y sea de nuestro interés, debiéramos deshacernos de los dictadores sin más remordimientos que los que siente un francotirador de la policía cuando dispara a un secuestrador de rehenes".

Otro de los guerreros vocales, el Subsecretario para Control de Armamentos y Seguridad Internacional John Bolton, ha acusado a Cuba repetidas veces de suministrar "biotecnología de doble uso a otros estados delincuentes". A principios de enero Bolton calificó a Cuba de "estado delincuente" y expresó su preocupación de que Cuba compartiera "tal tecnología con otras naciones despreciables".

Las credenciales neoconservadores de Bolton incluyen el apoyo del Senador Jesse Helms en marzo del 2002 en su audiencia de confirmación como "el tipo de hombre que quisiera tener a mi lado el día del Armagedón, o lo que la Biblia describe como la batalla final entre el bien y el mal". Igual que Bush citó el potencial del régimen iraquí para desatar sus armas de destrucción masiva como razón principal para lanzar la guerra en marzo pasado, Bolton repite ahora acusaciones similares contra Cuba, a la cual la administración Bush califica de estado terrorista.

En octubre Henry Hyde (republicano por Illinois), presidente del Comité de la Cámara de Representantes para las Relaciones Internacionales, advirtió a Bush que Cuba estaba formando un "eje del mal" con Venezuela. Funcionarios de la seguridad nacional filtraron materiales a un periodista de U.S. News & World Report (6 de octubre de 2003) para "demostrar" que el amigo de Castro, el Presidente Chávez, estaba utilizando a Cuba como su modelo y que había invitado a terroristas islámicos a entrenarse en campamentos en Venezuela. Chávez rechazó la noticia como absurda.

¿Otra noticia inducida por la Seguridad Nacional?

En lo que la Casa Blanca calificó como "Entrada en la Fase Final de la Inevitable Transición de Cuba a la Democracia" -no se rían-, las temibles acusaciones de Bolton se convirtieron en peligrosas acciones. La semana pasada EEUU canceló las conversaciones migratorias con Cuba, meses después de que el Presidente estableciera una nueva Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre con el fin de acelerar una "transición pacífica a una democracia representativa y a una economía de libre mercado -finalizando décadas de una dictadura opresiva".

Además, la Casa Blanca utilizó su poder para derrotar la voluntad del Congreso, que había aprobado eliminar la prohibición de viajar a Cuba. Bush ordenó al Departamento de Seguridad Interna que hostigara a los que viajan a Cuba y multara a los que viajaran sin una licencia.

Tal grado de belicosidad va más allá de la pleitesía rendida por la Casa Blanca al lobby anti Castro. Las palabras y hechos combinados tienden a acumularse y luego descienden por la metafórica cuesta abajo en efecto de avalancha.

Como me dijo con resignación el hombre de la Seguridad Nacional. "esta gente (los bushistas) son capaces de cualquier cosa". Quizás los cubanos, como víctimas potenciales, podrían al menos contribuir al juego de apuestas de la seguridad nacional poniéndole un nombre, algo así como "No vengan sin invitación" o "Podemos llegar a un acuerdo".

El nuevo libro de Landau es El imperio preventivo: una guía al reino de Bush. Su nuevo filme Siria, entre Irak y un lugar difícil, es distribuido por The Cinema Guild (800-723-5522). Landau es profesor de la Universidad Cal Poly Pomona y es miembro del Instituto para Estudios de la Política.

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Saul Landau

Saul Landau

Saul Landau es un escritor, periodista, realizador de documentales y académico estadounidense cuyo trabajo se ha centrado en gran medida en América Latina.