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Beatriz Allende: "Euforia, emoción, angustia, eso sentí cuando mi padre fue electo Presidente"

Por: Luis Báez
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  Allende y Beatriz  

Entrevista concedida a Luis Báez por Beatriz Allende, hija de Salvador Allende, en 1971. Texto entregado por el autor especialmente para Cubadebate.

Entrevisté a Beatriz Allende en su quinta visita a Cuba, en 1971. La primera que la vi fue en el verano de  1960, durante el congreso latinoamericano   de juventudes. Cuando conversé con ella habían pasado màs de  diez años y todavía se regocijaba, evocando las peripecias del largo viaje desde Santiago de Chile, a    saltos de  avión, de país en país, sin mas recursos que  la osadía juvenil y aventurera de un  grupo de estudiantes que respondían al mensaje distante de Cuba.

En ese momento la muchacha había completado su formación revolucionaria. Paralelamente  cursó la carrera  de medicina y  la completó sin dedicarse al ejercicio  de la profesión, inmersa como   esta en  el trabajo político,  tratando de seguir  el ritmo de  un presidente que  -  ella  misma  lo  expresò-  es "una maquina de trabajo". Ocurre,  además, que ese presidente era Salvador Allende, su propio padre.

A las  ordenes  directas  del  Jefe  del  Estado, en su secretaría privada, en  esas tareas múltiples que  no se sujetan a  normas ni horarios,  muy  próximos  a  todos  los  acontecimientos,  Beatriz Allende  vivía  en  el  centro  mismo  del  proceso  revolucionario chileno.

Transcribo aquella conversación tal como fue. Nótese en sus repuesta ciertos matices.  Si  se  refiere  al  gobernante dice "Allende". Cuando habla la hija dice "mi padre".

LB: -. ¿Cuántos  hermanos son ustedes?
 BA:-. Somos   tres  hermanas.   La   mayor,   Carmen  Paz   dirige  un    parvulatorio,  y la  menor, Isabel  es socióloga  y trabaja en una población que se llama la Cisterna.
LB:-. ¿En que momento comenzó su inquietud política ?
BA:-. No  sé  explicar  a  que  edad  comencé  a  tener preocupaciones   políticas. Me críe muy cerca de mi  padre. A los siete u ocho años ya salía en gira con él. Al principio sin entender nada: hasta los 14 o  15 años, en que  él comenzaba a explicarme  muchas cosas.
Yo buscaba  la forma  de irme   del colegio  para acompañarlo  en sus   viajes por el país. Y me di cuenta de como me fui adentrando en la política.
Más  tarde como  estudiante  de  secundaria y  posteriormente como  universitaria, me fui adentrando  en actividades políticas. Estudié los primeros años en Concepción, que es una universidad politizada por excelencia. 
Playa Girón me tocó  cuando estaba allí. Teníamos una  angustia  tremenda  por  no  poder  ayudar  al pueblo cubano. Quemamos   banderas  norteamericanas,   apedreamos  edificios.  La victoria fue una fiesta.
LB: -. ¿Qué  sintió  cuando su padre fue electo Presidente?
BA: -. Es difícil definir  lo que sentimos el cuatro  de septiembre. Le venían a uno miles y miles  de imágenes,  emociones distintas a la cabeza. Era una lucha de años, un sueño que se veía venir y que de repente no podía creerse que fuera realidad.
Recordaba  al hombre  de la  pampa, el  hombre de  las minas,  del   salitre, del cobre, del carbón. A las mujeres y niños chilenos. Me venían a la mente miles y miles de rostros.
Pensaba en la  juventud chilena, que en los  últimos tiempos había sufrido mucha represión.  Uno tenia la sensación de  que todas las compuertas  se   abrían  y  al  mismo   tiempo  esa sensación  de responsabilidad que  se nos venía encima.  Era una sensación entre    euforia, emoción, angustia: todo junto.
LB: -. ¿Allende que comentaba?
 BA: -. Al  principio  estaba  tan,  tan  emocionado  que no decía nada. Inmediatamente después  dijo que había  que rendirle cuenta  al pueblo  y citarlo  a la   plaza para  comenzar el  dialogo franco.
 Incluso me parece que fue a propósito que hablara desde el edificio  de  la  federación  de  estudiantes,  para  darle un contenido más combativo al acto.
 Ya él estaba barajando la idea  de que iban a comenzar actividades    de conspiración.  Desde el primer  minuto alentó a  los compañeros  para que no se dejaran dominar por el sentimiento de euforia, sino que había que estar alerta y  organizarse. Fue un momento de mucha alegría, pero yo diría que tambien de mucha responsabilidad.
LB: -. ¿ Cómo es un día de trabajo del presidente Allende?
 BA: -. Es una maquina de trabajo. Sé  esta levantando entre las siete y   siete y treinta de la mañana. A  veces es la una de la madrugada y aun no se ha acostado. Cuando  pienso que tiene 62 anos, no se como lo hace. Pero la  verdad es que nos deja a todo atrás es el que menos descansa.  A veces le plantean  por que trabaja tanto,  y él responde  que la  responsabilidad es  de tal  magnitud, que  no se puede descansar un solo minuto. Tiene muy buena salud.
 Tan pronto  se levanta comienza  a realizar las  primeras llamadas, para citar a la gente con  las cuales quiere conversar y darse una visión general del  panorama antes de comenzar el  día de trabajo.
   Tarde en  la noche, cuando se  siente cansado, le gusta  jugar una partida de ajedrez o ver alguna película de acción.
- Le encanta  salir de  la Moneda  (sede del  gobierno). Trata
dentro de sus  posibilidades de no perder el  contacto directo con
 el pueblo: hacer giras, especialmente a  las minas. Es la única manera  de saber realmente  lo que esta  pasando, lo que  la gente  siente,  lo  que   el  pueblo  plantea.  Tener  información
proveniente de los propios protagonistas del proceso.
   Le  interesa saber  como piensa  la gente  joven. Puede discrepar, pero no deja de escuchar. Dice que el derecho a la critica hay que ganárselo. Incluso a  los compañeros de la escolta,  que son gente joven, siempre  les esta preguntando  como estuvo en  el discurso, que defectos tuvo. Eso él lo valora muy bien.
LB: -. ¿Por qué le gusta visitar las minas?
BA: -. Le gusta  ir a las minas  de carbón porque recién  pasaron a las manos  del  gobierno  chileno,  y  el  siempre  ha  dicho que esos compañeros  son un  ejemplo de  responsabilidad revolucionaria.
- Al igual que los obreros del salitre,  que han tenido una actitud buena, muy correcta.  Han mantenido todo el tiempo  una actitud de responsabilidad tremenda que es  ejemplo para muchos trabajadores.
 Se  han comprometido a  elevar la producción  con horas de trabajo  voluntario.  Se  dan  cuenta  de  que  hoy el gobierno es distinto. Esto ocurre por primera vez en la historia de Chile.
 Tambien es amante de ir y hablar con la gente del salitre para después tener una imagen fiel a la  hora de hacer los planteamientos a los obreros  que trabajan  en el  cobre.
 En  el cobre  hay muchos  que mantienen muy buena actitud, pero a su vez hay otros que están muy deformados, entregados a los norteamericanos.
LB: -. ¿A  qué se debe esa actitud?
BA: -. Los obreros del cobre tenían siempre condiciones distintas a los obreros de  otras minas. No solo  en el salario, sino  tambien una serie de  prebendas. Los norteamericanos utilizaban  un sistema de supervisores que no siempre eran gente con conocimientos técnicos, sino personas  que trabajaban para  los yanquis. Aunque  no fueran técnicos le daban  una garantía, y eso bastaba  para tener sueldos  altísimos en dólares.
 Los norteamericanos  para impedir la nacionalización  de las minas le han  inculcado a algunos obreros  la idea de que  iban a perder todo  lo  que  habían  logrado. 
 Alguna  gente,  por  falta  de conocimientos,  por falta  de  madurez  ideológica, llegó  a creer estas cuestiones y se opone a que las minas pasen al estado.
 Los yanquis han fomentado el sabotaje. Actualmente, la actitud de los  trabajadores de  este sector  es cada  vez más  favorable al gobierno. Sé  esta dialogando bastante seguido.  Los dirigentes de la unidad popular han visitado las minas.
   El presidente Allende se ha reunido dos  veces con ellos.  Siempre  con mucha honestidad y franqueza  les ha  planteado que  los mineros  del cobre no pueden hacer el  chantaje de una posible  huelga, porque perjudicarían la economía nacional. Al  mismo tiempo, les señala el  ejemplo de los obreros del carbón y el salitre.
 Cuando Allende se refiere a los obreros del carbón y el salitre lo
hace  con gran  alegría. Conversar   con ellos  tiene para  el una
significación  muy  especial.  Incluso  se  nota  en  la forma que
escucha  los planteamientos  de los  trabajadores. Comenta  que en esas visitas aprende algo, y que es  poco lo que da y mucho lo que recibe.

LB: -. ¿Cómo se expresa la oposición al gobierno de la Unidad Popular?
BA: -. La reacción interna se expresa  de distintos modos. Hay una oposición política permanente que deforma los hechos y que fundamentalmente se manifiesta  a través de diarios que se dedican a tergiversar los acontecimientos. También tratan de entorpecer todas las medidas del gobierno.
 Realizan sabotajes en la producción.  En la Industria. Intentos de inflación  para que los precios suban. Los latifundistas no producen ni quieren incorporarse, matan el ganado o lo pasan a la Argentina. Dificultan todos los planes del gobierno y tratan  de disminuir la producción agropecuaria.   
   A veces  nos reprochan cuestiones que en seis  meses  no se pueden cambiar, que son la herencia que nosotros recibimos del sistema capitalista. Como por ejemplo las cesantías.  Una falta enorme de viviendas y toda una serie de problemas que es imposible solucionar en el tiempo que lleva en el poder la Unidad Popular.
  Solamente el cambio de sistema puede y tiene que terminar con esas lacras sociales, que en el fondo heredamos de ellos, que son  en definitiva los únicos culpables. 
LB-.  Son problemas que vienen del gobierno de Frei.
BA: -. Correcto. Frei, con todo ese lenguaje y actitud reformista y con una ayuda exterior como no la tuvo nunca otro gobierno, privilegiado desde el punto de vista que el precio del Cobre estuvo mas alto que nunca,  no pudo arreglar esos problemas que ahora  a nosotros nos exigen resolver  en seis meses. En el gobierno de Frei, Chile alcanzo su tasa de desarrollo mas baja.
LB: -. El pueblo, ¿Cómo  refleja su respaldo al presidente Allende?
BA: -. En  el fondo  hemos ganado   gente, hemos  aumentado la  base de apoyo; el pueblo  comprende que este es un  gobierno distinto.
   Conocen que no  hay represión, que  hay una reforma  agraria profunda, que  las  riquezas naturales  van pasando  a manos  del estado. Incluso desde  los hechos  más simples  y cotidianos,  tan vitales para la familia chilena  como es el medio  litro de leche. Ven  que van al policlinico, al hospital, y ya no se les rechaza.

LB: -. Ese  apoyo se  demostró en   las elecciones  parciales del  4 de Abril?
 BA: -. Ese fue un día de mucho nerviosismo para nosotros. Porque era el primer examen  que pasábamos, y además  porque la reacción siempre nos reprochaba que no éramos mayoría. Y superamos un poquito el 50    por  ciento. Se  demostró que  tenemos el  apoyo mayoritario de los chilenos...
  Ese apoyo  bien canalizado, representa  coincidencias de trabajadores que entienden el proceso y que al mismo tiempo van ayudar a que la gestión de gobierno se siga radicalizando.
  La juventud tiene que incorporarse  masivamente a todas las tareas que  se  están  planteando.  Tiene  que,  al  igual  que  la clase trabajadora que es ejemplo de disciplina y organización, comprender la importancia de  todo lo que sé esta haciendo.  Es una tarea que los jóvenes tienen que tomar en sus propias manos.
LB: -. ¿Cómo recibe Allende los ataques de la prensa?
 BA: -. Con bastante sentido  del humor. Rara vez se  enoja. Él dice que una cosa es la critica constructiva  de buena fe; piensa que puede  haber personas  que desde posiciones  contrarias tengan posiciones   distintas. 
   En cambio,  le molesta  la información  de mala fe, de    cizaña,  que miente,  basada  en  hechos irreales:  una distorsión
 intencionada de los  hechos. Eso le molesta bastante  y piensa que    no  es correcto  hacerlo. Comenta   que el  pueblo, con  su lucha, demostrara que el camino emprendido es el correcto.
LB: -. ¿En qué momento le comienzan a interesar las cosas de Cuba?
BA: -. Nuestra inquietud por  Cuba nace de lo poco  que se publicaba en los diarios en la etapa final de la lucha contra Batista: yo no me hacia  imagen clara.  Si tenia   muy clara  la imagen  negativa de    Batista, pero  no me daba cuenta  de lo que iba  a significar este proceso.
  Al poco  tiempo del triunfo  de la revolución,  compañeros cubanos empiezan  a  visitar  mi  casa.  Recuerdo  muy  bien  el viaje del  comandante Raúl Castro  - agosto de 1959 -,  del comandante Manuel Piñeiro,  y ellos  nos  conversaban  mucho. Entonces  comenzamos a tener hambre de información.
  A veces se intuían las cosas, pero no muy claramente. Pensaba: tengo que hacer  todo lo posible por ir a ver esto.  Y de ahí  en adelante un  grupo de seis  compañeros nos dimos a la tarea de visitar Cuba.
LB: -.  La primera vez, ¿Le costó trabajo llegar a Cuba?
BA: -. Mucho. No teníamos  dinero, éramos estudiantes e  iniciamos la aventura consiguiendo un  pasaje liberado (gratis)  hasta buenos aires.  En cada  país que  llegábamos nos  vinculábamos a  los estudiantes de izquierda. Nos alojábamos en las universidades.
  Viajábamos  en aviones  de carga,  de correos,  sin decir  nuestro destino  final.  En  Argentina   decíamos  que  queríamos  conocer Uruguay,  en Uruguay  que queríamos  visitar Brasil.  De esa forma llegamos hasta Caracas.
  En  Venezuela había  bastante represión.  Decidimos hablar  con el gerente de la "línea Aero - Postal venezolana " pensando que, como las  relaciones  con  Cuba  ya  estaban  mal, seguramente que esos vuelos iban a la Habana vacíos. Y nunca se me olvidara la cara del gerente cuando le pedimos que nos  dejara viajar gratis a Cuba.
  El  hombre nos mira como si estuviésemos  locos. Y no sé que paso, que accedió. Demoramos dos meses en llegar.
LB: -. ¿Qué idea tenia de la revolución? 
BA: -. Yo llegué con  una idea muy confusa. Ahora, la  verdad es que el    impacto fue definitivo. Me  toco ver concentraciones publicas, oír intervenciones  de Fidel,  de Che  Guevara en  el teatro  Chaplin, escuchar sus planteamientos.
  Tuve la  suerte de asistir  al acto de  la nacionalización de  las empresas   norteamericanas   que   se   celebró   en  el  stadium latinoamericano. Cuando vi a ese pueblo tan decidido, organizado y consecuente, me  di cuenta que  es invencible. El  cariño entre el pueblo y Fidel cuando este perdió la voz por algunos minutos. Todo el mundo  estaba preocupado porque no  le fuera a pasar  nada. Esa  concentración nunca se me olvidara.
   Estuvimos dos  meses esperando como regresar.  Todos los compañeros que me acompañaron en el  viaje pertenecen a la izquierda. Algunos son  socialistas,   otros  miristas.  Yo   milito en el  partido socialista.
   Allende siempre me plantea que cuando él viene  a Cuba- ha estado alrededor de  10 veces- es como  una especie de baño  de juventud.
 Dice que  aprende tanto al ver  un pueblo que nunca  retrocede que siempre  avanza,  con  dirigentes   consecuentes.  Siempre  se  va eufórico,  reafirmando todas  sus convicciones.  Hay veces, cuando esta con nosotros, que se  pone a recordar anécdotas, entrevistas, y de  repente  comenta  que  tiene  deseos  de  volver  a Cuba. En realidad luce como si estuviera nostalgia.
LB: -. ¿Cómo se produce su primer encuentro con Fidel?
BA: -. Eso es algo que mi padre  y yo recordamos mucho. Fue en Oriente, en Holguín,  cuando la inauguración  de la brigada  "Che Guevara". Nosotros llegamos un poco  retrasados. Avanzábamos por un caminito y de pronto,  entre las matas,  vimos dentro de  un bosquecito una tienda de campaña.
  De repente divise su perfil y su mano. Me quede parada,  no   atinaba  ni  avanzar  ni   a  retroceder.  Me  quede paralizada.  No  podía  hablar,  no  podía  decir  nada:  como  si estuviera tonta. Mi padre,  que venia detrás, me empujaba  a la vez que me  decía: " ¿Qué  té pasa, muchacha?"  Pero el se  daba cuenta perfectamente de lo que me pasaba.
  Después, el comandante tiene eso que  hace perder la timidez, y de pronto uno no  se da cuenta y esta conversando  con él. Es difícil que  ustedes   se  imaginen  lo  que   representa  Fidel  para  un    latinoamericano.

Habana, 1971

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Luis Báez

Luis Báez

Periodista y escritor. Autor de cerca de 20 libros entre los que se destacan: Secretos de Generales, El mérito de estar vivo, Miami: donde el tiempo se detuvo, Preguntas Indiscretas, Más esperanza que fe, Absuelto por la Historia, Chávez nuestro, Así es Fidel y Evo espuma de plata. Premio Nacional de Periodismo José Marti en el año 2003