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Pesadilla
¿Donde diablos estoy? ¿Por qué tanta oscuridad? ¿Que es lo que pasa? De nada sirve gritar, ni siquiera me escucho a mi mismo aunque puedo hablar. Puedo moverme pero en un espacio sin fin, no hay muros ni paredes. Lo último que recuerdo es irme a dormir ¿que será de mi madre y mi hermana, que les habrá pasado? ¿Estaré muerto? Dios todopoderoso se que no fui tú más fiel seguidor, pero te pido que protejas mi alma y la de mis seres queridos i Seguro esto es el infierno! Si es así, el diablo me espera para atormentarme ¿Habré muerto de un infarto? Pero si soy joven todavía. A lo mejor son los extraterrestres que me han inducido para hacerme alguna prueba, pero hay demasiada tranquilidad.
Creo ver una luz en la infinidad- Hola ¿Hay alguien? -Por favor respondan-
La luz desapareció i Que tormento es este! ¿Qué será de mí? Todos mis planes futuros se irán a la mierda, ni siquiera pude tener hijos ¿Que será de mi madre y mi hermana? Lloro sin soltar lágrimas, que dolor en el pecho i Que vacio doloroso! Allí veo otra luz, nada me va ha parar ahora.
–Que alguien me ayude, por favor-¿A dónde fue la luz?
Ya no puedo más, me quedaré aquí, nada sirve en este mundo inútil ¿Será eso una puerta u otra ilusión para fastidiarme? Creo que ahora sí, ya me acerco, estoy a un paso, ya veo el otro lado ¿Por qué no avanzo?
-Corre rápido, más rápido, ya la toco con la mano -¿pero que es lo que hay del otro lado? Eso es…Diablos…
Al fin me desperté ¡que pesadilla más mala! Tomaré un vaso de agua para calmarme y de paso miraré el cuarto de mi mamá ¿Pero donde está? ¿Que es ese olor? Eso es… no, no puede ser.
Me gusto mucho su tema, gracias
La imagen de tu vida.
No dejes pasar la vista sin que notes
la presencia firme de la flor nacida,
no dejes ir la imagen del herrumbre,
la profundidad del charco en la avenida,
el aleteo febril del sinsonte nuevo.
No dejes notar solo lo que roce
ni la ausencia vil del animal muerto,
mira más para que veas cierto
el ropaje cruel de lo cruento
el prurito final de la imagen hueca.
No dejes brotar aquello que no duele,
ni el espinoso andar de la profecía,
la paciencia sutil de lo que te decía
o el olvido vil de tu imagen desnuda;
Mira firme la imagen de tu vida.
Creo que esta es una magnífica idea, mis saludos, envío 2 poemas, espero sean aceptados
OJOS VERDES
Estoy a punto de perderme
En el verde mar de tus ojos;
Sería un dulce desafío
A la inexistencia.
Y entonces te lloverá,
Mi amor con persistencia
Y empaparé tu alma,
De besos y caricias extendidas
Para seguir perdido,
Por toda la vida.
OSADÍA
Déjame quitar
Tu ropa suavemente,
Y poner un beso
Aquí en tu frente.
Déjame quitar
Tu ropa suavemente
Para cubrir de besos,
Tus senos y tu ombligo;
Deja todo, y ven conmigo
A recorrer el mar
Y el horizonte;
Déjame desandar
Tus curvas y tu monte,
Penetrar las entrañas
De tu alma.
Desarreglar tu pelo y tu cama
Disfrutar así como te amo;
Déjame sentir
Tu suave piel,
Y bañarme,
En las cascadas
De tu orgasmo.
Los cielos (microrrelato)
Observo el cielo, tan azul, tan pequeño. Regreso el cuadro a la mesa. Me acerco a la ventana y veo el cielo, tan gris, tan inmenso.
Chávez vive
Chávez, en la historia quedarás
Al futuro ofrecerás la luz que necesita
Es tu sonrisa bendita
La gloria a ti te rodea
Eres fuerza que bombea sangre desde el corazón
Eres esperanza, lucha, bondad, alegría
Eres, pasión
Más, como la ola que llega desvanecida a la orilla
Pareciera que la vida en silencio te dejó
Nicolás te dice no, aún seguirás viviendo
En tu pueblo que te ama
En Cristo, tu redentor
En la gloria del señor
Como espíritu invencible,
Que en Venezuela vibre, en todos tus seguidores
La espuma blanca que llega
Desvanecida a la orilla
Es sal del mismo mar
Y como tal, la hace suya
¡Crécete mi comandante!
Brilla como Chávez Frías
Lleva la sal de la orilla
A lo más hondo del mar
Y con tu fuerza inmortal
Como torbellino fuerte
Levántate hombre valiente
¡Defiende a tu Venezuela!
Aquí estamos los cubanos
Los hijos del gran Martí
Para decir hoy, sí
Continuaremos unidos
Junto a ti, junto a los tuyos
Junto a América Latina
Apartados de la orilla
En lo profundo del mar
Porque somos de tu sal
Porque tu sonrisa somos
Porque seguimos tu luz
Porque vibramos contigo
Porque somos tus amigos
Porque aquí defenderemos, la honradez de tu bandera
Y con el ejemplo digno de Caracas y Fidel
Seguiremos adelante,
Aquí estamos comandante
A la orden, Hugo Rafael
Noches
I
La noche desespera en tu ausencia, se cierra
La puerta gira sobre los goznes de tu pecho
El aldabón que se ha de tocar, en su centro
II
El techo es el detective de mi insomnio,
me interroga cada noche como un viejo alguacil
que conoce donde están todas las respuestas,
pero busca la equivocación del sospechoso
y sigue preguntando insistentemente
mientras sigo respondiendo con tu nombre.
Sobre los colores.
Todos los colores del mundo están en el árbol de guanábanas.
Desde lejos puede parecer de un simple verde oscuro; pero si te acercas verás todo un universo de matices hermosísimos, que uno nunca pensó descubrir en un árbol tan simple.
Y te digo simple para hablarte de un árbol que tiene un fruto que parece que no pudiera comerse: es de ese color verde mate hasta que madura y cae; y como si fuera poco, también tiene pequeñas espinas por fuera.
Sin embargo la blancura lechosa en su interior, y la sabrosura criolla de la champola te hacen pensar, mi niña, en que lo esencial sí es invisible a los ojos.
Con algo de surte, cuando vengas, podrás ver dos mariposas que vienen a revolotear cerca de las guanábanas más pequeñas. Son tan parecidas que parecen hermanas; aunque una es más mandarina que la otra.
El mandarina y el amarillo son mis colores favoritos, no sé si alguna vez te lo dije. Los prefiero a los colores oscuros, pero esto no quiere decir que en el violeta y el negro no haya belleza. No te fíes de mis gustos y siempre guíate por tus ojos y tu nariz.
Desenfocando la mirada puedes observar el patio del vecino, que tiene la hierba cortada tan bajita que deja ver el horizonte y el cielo. El cielo del vecino es de un azul lejano. El azul es también un color hermoso.
Puede que alguien te diga que los colores representan cosas, o sentimientos. Sin embargo no desdeñes ninguno, y prefiere y ponte el que tu alma necesite.
Hay quien solo viste de negro o de blanco; sin embargo yo preferiría que tu universo de colores fuera más rico.
Pero sólo soy yo, tu papá viejo, diciéndote lo que piensa de los colores.
Hubiera querido ser pintor; pero no lo fui.
Sin embargo, también un ingeniero puede emocionarse con los claroscuros y los violetas ciruelo.
Tú también puedes, si quieres, ser una ingeniera que se impresiona con los colores, como papá; aunque te confieso que si yo volviera a ser niño trataría de ser alguna clase de artista, pues creo que la gente que crea cosas desde la pintura, el baile o la letra, tiene una vida más exquisita.
En el hospital debe predominar el blanco y el rojo, mi niña; pero no dejes que el olor a alcohol y a medicina dejen un recuerdo malo en tu mente cuando vuelvas a ver esos colores.
El rojo y el blanco son colores limpios, ambos declarados enamorados de las rosas.
Una rosa blanca y una roja compiten, mi niña, por ser lo más bello de este mundo.
Sin embargo, por ahora, sólo tu sonrisa al leer mis líneas puede compararse con la acuarela de la naturaleza.
Ten un beso; uno azul cercano.
Te has fijado que la luna desde antaño
aunque crece, nunca cambia de tamaño
y cada noche sin que en ello sienta pena
alumbra todo con radiante luz ajena,
cuerpo brillante de superficie oscura,
que a los enamorados inspira la premura
cual cómplice mudo de sus escapatorias,
noche tras noche en fugaces historias,
pidiéndole sus deseos en una fase llena,
esperando se cumplan de una manera plena,
como si así fuera de forma llana y lisa,
diosa bienhechora o tal vez pitonisa
que emite libremente todos sus oráculos
derribando con ello inmutables obstáculos.
Ese esplendoroso astro que sale cada noche
alumbrando el camino a paseantes y coches,
personaje de cuentos de lobos y vampiros
que les quita la vida o provoca un aullido,
y aunque tal parece de inmenso resplandor
ella nada logra cuando le falta el sol,
de sus dos caras solamente una ofrece
pues la otra siempre oculta, jamás aparece,
carece de mares y sin que muchos lo crean
es causante directa de todas las mareas
y con una órbita de veintiocho días
da una vuelta a la Tierra que en nada la extravía
y como mis evidencias ya se van acabando
con veintiocho versos también yo voy cerrando.
DE CUARENTA
I
En los pechos de una mujer ruedan dos pesetas de cuarenta. Su hijo tiene hambre, la misma hambre que tiene él que paga. Ella se mueve encima de la verga, inventa gemidos que nunca ha sentido, breves gritos de aliento y de culminación. Cerca y con dificultad, oye los gritos de su prole, el rugir de su estómago…
II
El hombre gorgojea en las nalgas de ella; la misma mujer por donde ruedan dos pesetas de cuarenta entre sus pechos. La mira con codicia, mientras el ojo del ano parpadea. Un salivazo salido de la boca del hombre, cae en la intersección de sus nalgas, angustiadas y duras. Siente la cabeza penetrándola. Le roba un grito y no es de placer. Nadie se había atrevido a tanto…
III
Tanto dolor y sufrimiento por las duras embestidas del que paga; que deja caer las mismas dos pesetas de cuarenta. Ella piensa en su hijo, en el hambre y cómo hacer más placentero el dolor, las embestidas, los quejidos robados a su boca. Él se mueve, rápidamente la penetra más, pero más rápido es el vaivén de sus pechos gastados por el polvo, por donde ruedan las pesetas. Allí, en la otra esquina de la cama, resuella el niño. Ella lo mira y trata de poner una mueca distinta, de alegría, de alejamiento momentáneo del hambre. Pega lo más que puede sus nalgas hasta la pelvis del hombre que paga. Siente como va corriendo sangre entre sus muslos y no puede más. Cerca está su hijo, el rugir de su estómago, las dos pesetas de cuarenta…
IV
Su rostro tiene otra mueca, ya no es de alegría, de alejamiento del hambre, sino de dolor. Él se mueve lo más rápido posible. Ella, gime, llora, se desvanece para poner sus ojos en blanco, como si fuese una pantalla y sus gritos sobresalen más allá de las paredes, mientras, las pesetas ruedan por encima de la cama hasta caer al piso, hasta extinguirse…
La última y nos vamos.
La ciudad se va apagando mientras se prepara para dormir, algunas almas con espíritu bohemio quedamos aun desperdigados por las calles, tratando de estirar la noche, la última y nos vamos, mañana hay que trabajar, que raro suena eso todavía, y aparece alguien con una guitarra y comienza el paseo por el cancionero cubano, al menos por el que más nos gusta, nos identifica, con el que pasamos la adolescencia buscando nuestro estilo y convirtiéndonos en adultos sin darnos cuenta. ¿Te sabes esta? Y el trovador improvisado comienza a tararear hasta que comienza a rasgar la guitarra y un coro se levanta tras los acordes, y esta de Silvio y aquella de Varela, y el muelle de San Blas que es obligatoria para ser guitarrista de parque y esta de Melendi la que dice que no le llegan las cartas desde Holanda, y el blues del apagón de Frank Delgado y las de X en Habana Blues y las Natilla de Habana Abierta, y se acaba la botella y la ponina para buscar otra que a esta hora solo es por divisa y los bolsillos se exprimen y quien la busca, y sigue el concierto siempre con algún policía mirando de reojo y las novias están cansadas pero les compras un refresquito y se relajan y se olvidan de qué hora es y de que hay que trabajar dentro de poco, entre canciones una historia de aquel viaje a la playa donde fulano cogió tremenda nota o la fiesta aquella donde nadie se acuerda de lo que hizo ni qué cantidad de litros de ron se fueron, y que es de la vida de mengano que está perdido y como le va siclano por el más allá, y el niño de esperansejo ya está grandísimo, quién lo iba a decir esperansejo padre, y se acaba la botella y todos están contentos y sin un peso arriba y calabaza calabaza y en la mañana temprano suena la alarma y a trabajar con resaca y sueño, por la calle los tenues rayos de sol mañanero te queman los ojos y casi no puedes ver a la ciudad encendiéndose, media despierta, con sueño todavía porque en la noche unos locos no la dejaban dormir vociferando canciones mientras decían: la última y nos vamos.
EL Y ELLA
El olor del bosque los despertaba aún antes de que al sol le diera tiempo de asomarse por encima del horizonte, los arboles se mecían y les enviaban sus aromas de cedro, pino, sándalo, algarrobo, sus ruidos de termitas, escarabajos, orugas, telas de araña, nidos, vida.
Para ellos era la mejor hora para amarse, los cuerpos tranquilos, las almas limpias, los sentidos laxos y los olores de la existencia, a rocío, a yerba fresca, a las flores acabadas de despertar que él juntaba en un ramillete multicolor y colocaba en las manos de ella cada mañana en el paseo diario por el bosque, siguiendo el sendero de helechos. Siempre en esa curva él la tomaba del talle, siempre allí, desde donde se divisaba la pequeña casita de maderas que habían construido con sus manos de a poco, despacio, para que cada tronco pedido al bosque se pudiera seguir sintiendo vivo.
Entraron por el sendero de piedras lisas que les ofreció el río y se sentaron en el gran columpio del portal. Él descalzó sus botas y se reclinó haciendo rechinar la madera. Ella le dio a oler cada flor del ramo y cada aroma fue coronada por un beso.
La mesa estaba lista como siempre con la comida de cada mañana. Ella colocó las flores en un alto jarrón transparente, mientras él picaba un trozo de queso de sus cabras y un pedazo del pan que había quedado horneándose. Ella prefirió las frutas frescas que habían acabado de traer consigo.
Él preparó sus avíos y le anunció que traería pescado fresco para la cena. La tomó de los hombros, la abrazó y le susurró al oído su amor, le recordó que ella era su luna; ella le recordó que él era su sol.
Ella abrió las ventanas de par en par para que el sol entrara y calentara todos los maderos, para que respiraran y se sintieran a gusto, creando en la casita un festín de olores a bosque. Se sentó frente al caballete y alzó sus pinceles dejándolos suspendidos en el aire, mientras dejaba que sus ojos salieran por la ventana y se llenaran con las macetas de barro donde convivían geranios y margaritas, siguieron a las abejas zumbando y buscando su sabia, aletearon junto a mariposas amarillas y siguieron con los pájaros que trinaban rumbo a sus nidos, llegando al río que corría límpido y alborozado, vio las piedras del fondo, los peces escurriéndose asustados, la yerba fresca y salpicada de la ribera y se elevaron hacia la montaña adusta y retadora, coronada como una reina por las suaves y blancas nubes que le hacían burla a su gravedad.
Él sintió palpitar su pecho al empujar suavemente la puerta trasera, entrando en puntillas y tratando de no hacer ruido para sorprenderla, se paró justo detrás y cerró los ojos olisqueando el aroma de su pelo, inundándose de su esencia. Ella se volteó muy despacio y punteando sus pies besó sus labios y sintió, como desde el primer día, un cosquilleo detrás de las orejas. Él la rodeo en sus brazos y ella se sintió reconfortada con el olor de su hombre.
Se prepararon el baño relajante del atardecer, mientras él encendía velas de colores ella regaba fragancias. Las manos en cuatro tiempos masajeaban, acariciaban, las lenguas se contaban y las risas trinaban.
Ella quedó peinando su pelo y arreglando la alcoba del sueño. Él se retiró a la habitación de los viajes, la cual a esa hora ya comenzaba a quedar a media luz. Tomó el boleto y lo abrió en el lugar marcado, se colocó los anteojos y partió.
Con sigilo ella se deslizó en la penumbra de la habitación, confundiéndose con los centelleos y las sombras que proporcionaba el pequeño fuego del hogar, tratando de no mezclarse con el mundo donde él se encontraba. Se paró frente al fuego y suavemente se tumbó en la mullida alfombra oyendo el crepitar de los leños.
Él, por encima de sus anteojos comenzó a vislumbrar los destellos dorados de la piel desnuda de ella, el dibujo rojizo de su silueta a contraluz. Cerró el libro sin siquiera marcar su billete de regreso al otro mundo que había quedado tirado de repente en el suelo, se descalzó las pantuflas y camino hacia ella, dejando caer los anteojos, que era lo único que le quedaba en la piel. Suavemente se deslizó en la espalda de ella y acopló su cuerpo a la otra forma, o a la propia, como una sola. Las pieles se completaron y unificaron, cada órgano sintió su par, las almas comulgaron, se contaron lo no hablado por sus lenguas y vieron más allá de la noche. Él puso su mano en el vientre de ella y las respiraciones se acompasaron y fluyeron con los olores del bosque, que se mantenía alerta en sus sentidos completando el ciclo de la vida.
Lo recordé ahora y no se porque…
Recuerdo que era un fría noche de febrero del 1981, paseábamos por la orilla del rio Moscú en unión de otros amigos y amigas, era cerca de la medianoche y se celebraban las pascuas ortodoxas, fiesta de la que nunca pude escapar.
Esperábamos llegar hasta un cercano y bello puente desde donde íbamos a disfrutar de las bellezas de los fuegos artificiales que se disparaban para la ocasión, apresurábamos el paso y con miradas picardiosas nos mirábamos, hasta que decidimos de las manos cogernos para uno al otro ayudarnos a avanzar.
Entonces el brillo de su rostro era más intenso y la timidez de mis manos junto a la suya sin dudas percibió, entonces su sonrisa nerviosa apareció y su mirada con aquellos ojos grandes me inundaron con pasión.
Al paso de las horas ya bebíamos la buena champaña y jubilosos gritábamos al toque de las campanas de la iglesia cercana, nuestras manos ya no solo estaban entrelazadas, también eran testigos de las lindas caricias que ya nos intercambiábamos, y nuestra respiración la sentíamos por lo cercano de nuestros cuerpos, por la impaciente ansias de besarnos, con el deseo que brota del espíritu de personas muy jóvenes. Esa noche, bajo esas mismas campanas y celebrando con nuestros amigos nos juramos un amor eterno, yo que nunca he sido religioso, lo juré por ella y por lo lindo de ese día.
El tiempo paso y fuimos cada vez más dependientes el uno para el otro, ya no solo éramos aquellos jóvenes que sentían la necesidad del otro, fuimos también una incipiente familia, juntos íbamos a comprar nuestras ropas, las cosas para su casa, juntos fuimos al hospital la primera vez que ella lo necesitó y a su familia lo ocultó, juntos disfrutábamos del cine, del ballet, de algún concierto sinfónico o de rock, de las fiestas familiares, o de los viajes de dos horas en tren hasta su casa de campo en las afueras de la ciudad, donde me enseño a esquiar, algo que tanto disfrutaba en los paseos por el bosque o nos divertíamos lanzándonos bolas de nieve, o recolectando hongos y fresas, uvas o manzanas. Fue ella la que me enseño a confeccionar las mermeladas con esas frutas, fue de ella que probé por primera vez la carne con hongos champiñón y muchas cosas más… ella me concedió algo único y muy especial, el derecho biológico de tener mi primera hija, cuan felices fuimos, nunca lo olvidaré...
El tiempo pasaba, la vida nos impuso muchas pruebas duras, difíciles, serias, pero de ellas salimos siempre juntos y victoriosos…un día tuve que partir, y otro día, se interpuso entre nosotros la maldad, la cizaña y la mentira de otros.
Estaba lejos, solo, derrotado e infeliz por no poder demostrarle la verdad de lo que acontecía, ella no me perdonó, nunca cedió, nunca lo logré… y el secreto de su motivo con ella quedo definitivamente hasta sus últimos días.
Ahora me han llegado a la mente esas imágenes de alegría y tristezas, de las pruebas por las que pase cuando tenía menos de 25 años, de la fortuna de haberla conocido y haber disfrutado el placer de nuestras vidas, no me imagino cómo se fue, pero estoy seguro que ocurrió con esa radiante sonrisa en sus labios y su rostro alegre como la conocí.
Lo recordé hoy, ahora y no sé porque…
Sentado en una silla de hierro, fumándose un cigarro, mira el humo que sube en pequeñas volutas hacia el techo, sucio y descuidado, que aumenta la ansiedad, pues en este momento trata de definir cuál es el sentido de su vida, sin embargo, su cabeza se encuentra tan vacía como el vaso que observa encima de la mesa: El sentido de la vida. Si no se le ocurre nada es porque no existe y lo mejor sería ir hasta el buró, sacar el revólver y pegarse un tiro.
Se levanta, aplasta el cigarrillo en el cenicero, camina despacio hasta el mueble, reflexionando sobre ese acto supremo tan condenado: Qué importa lo que piense la gente; la gente siempre habla y no voy a enterarme jamás porque estaré en otra parte, otro mundo, o simplemente no estaré.
Toma el revólver, y con cierta lentitud lo lleva a la sien… El disparo resuena en lo más hondo de su alma y su eco recorre todo el cuerpo, estremeciéndolo.
Cierra la gaveta, va hasta la mesa, extrae un cigarro de la cajetilla, lo prende, se sirve un trago de esa bebida de todos los demonios, se encamina hasta la puerta de la calle y sale, pensando en lo ridículo que ha sido y se ríe de sí mismo con una amargura que nadie nunca se va a imaginar.
HEREJE
Allí se cayeron los andamios
nuestras caras las rozó un candelabro
se abrieron con despiadada razón los misterios
nada me salvó de la paz o la calumnia
fui un hereje abollado por la roca.
Se rompieron los hechizos
y sobre un pie conté estrellas
en el pecho me nacieron horcones
sobre estos, un templo bíblico esculpió un pegaso.
Me alimenté de las cabras
— rayas no palpitaron mi tránsito—
sino que fui testigo de la cruel elegía de los santos
pero,
abrí los párpados a tiempo y dejé rodar la sangre
no hasta el río
aunque el río calla su tormento.
La corneta sopla una estructura
y los peces hambrientos muerden el tótem de un seno
¡ No!— me dije.
No caeré nuevamente en la emboscada
que la noche teje a cara o cruz
y fui abriendo mi boca para gritar
“Esto ya lo había vivido”
El perro asustado.
El, ilusionado, la esperaba en el único banco del parque, detrás de la iglesia. La esperaba no obstante la inoportuna llovizna, que no perdonaba, empapara sus hombros. Ella, demoraba, tanto, que las flores que le había comprado perdieron toda su lozanía entre sus manos y desde el cantero donde una vez crecieron bellas rosas un hilillo de agua venía al encuentro de sus húmedos zapatos. Anochecía, y aún así la estuvo esperando mientras las últimas luces de la tarde se deslizaban moribundas por las veredas pobladas de arbustos. Muy cerca, un perro trataba de cobijar entre ellos su miserable existencia. Cerrada ya la noche pensó que todavía vendría. La vana luz que emitía el único farol mal parado en el centro del parque fue suficiente para dejarle ver una pareja que pasaba con prisa, como una sola figura, entre besos y susurros. No sabiendo ya como acomodar más su solitaria tristeza decidió marcharse. Sin pretenderlo, dejó caer el maltrecho ramo de flores; el perro, asustado, se incorporó, ladró a su sombra y antes de hacerlo él, se largó moviendo su cola tras las pisadas urgentes de los enamorados.
Haced Justicia!
Levantaos grandes dioses del Olimpo
mirad la injusticia que se impone
no temáis a sancionar como dispone
la sacra ley aplicada con ahínco
Apreciad la desidia que prospera
bajo el manto sutil de la impericia
timoratos colmados de avaricia
que no logran saber qué los supera
No ofrezcáis más clemencia al indolente
ni al mediocre que en el desorden medra
pasando inadvertido entre la gente
Compensad a la persona más valiente
que aferrada a la verdad como la hiedra
asume su trabajo de forma inteligente.
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS COMANDANTE!
Fue lo único que atiné a decirle a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dada la fuerte emoción que en ese momento experimenté al felicitarme y hacerme entrega de un presente, una fina billetera negra de piel que conservo como uno de mis más apreciados recuerdos.
Era la noche del 24 de junio de 1975 cuando en el salón de protocolo de Cubanacán fui condecorado con la medalla de Vanguardia del MININT, junto a otros compañeros de todas las provincias del país, como resultado del primer proceso de emulación fraternal socialista que se llevara a cabo en dicho organismo. Recuerdo que fue el entonces miembro del Buró Político del CC del PCC Comandante Pedro Miret Prieto quien me impuso la medalla, de cuyo hecho conservo una foto.
Luego de la solemne ceremonia el Comandante hizo un aparte y se reunió con todos los vanguardias sosteniendo un animado diálogo con nosotros. Era la primera vez que tenía el privilegio de estar muy cerca de él y además poder estrechar su mano derecha grande, fina, suave y tibia; no obstante, con anterioridad también estuve bastante cerca de él cuando visitó por primera vez nuestra provincia, después del triunfo de la Revolución, el 17 de enero de 1959, que tuve la responsabilidad, en mi condición de policía, de participar en su protección al encaramarse en la “cama” de una rastra que le sirvió de improvisada tribuna desde donde se dirigió al pueblo pinareño. La misma fue ubicada en la intersección de las calles José Martí y Coloma (hoy ave. Rafael Ferro), en la ciudad de Pinar del Río.
Entre los tópicos abordados aquella noche por el Comandante con nosotros estuvieron, la importancia de la labor de los miembros del MININT en la seguridad del Estado y el orden interior del país, los combates en Playa Girón, la Crisis de Octubre o de los misiles, la lucha librada contra los bandidos alzados en las montañas hasta su total eliminación, etc.
Posteriormente, todos los homenajeados nos colocamos en una escalinata del bello inmueble para ser fotografiados con el Comandante al frente y centro de nosotros. En otra foto que también conservo, además del Comandante, aparecen con los vanguardias, el General Raúl Castro entonces ministro de las FAR; el Comandante Sergio del Valle y los Capitanes José Abrahantes y Enio Leyva, ministro el primero y viceministros del MININT los dos últimos; Blas Roca, presidente de la Asamblea Nacional de Poder Popular y Vilma Espín, presidenta de la FMC, entre otros dirigentes.
Finalmente, pasamos a las espaciosas y bellas áreas verdes del lugar donde se encontraba servida una gigantesca mesa bufet con abundante, variada y sabrosa comida, así como diversas bebidas alcohólicas. Mientras disfrutábamos de estos manjares la actividad fue amenizada por varias orquestas, entre ellas la Aragón y los Van Van y un grupo de cantantes, entre los que se encontraba la musicalísima Beatriz Márquez.
Resumiendo, esta ha sido una de las noches más felices de mi vida, principalmente por haber compartido, aunque por breve tiempo, con el líder histórico de nuestra Revolución, nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
RESPLANDOR
Han cincelado las vértebras del odio
humillando a los demonios.
No bastaba que la mano cerrara los párpados sangrientos
que fuera censurada la lengua
cuando el dedo entra en penitencia.
Los cuchillos sucumben por la veracidad
de mis dientes.
Uno que otro—ángeles caídos—
pedían la paz de las cadenas
traspasar las tapias sin perdón alguno.
Pobres sombras, en las piedras hundían sus pezuñas
de mármol fue el castigo de los que siguen con la vista
el polvo del oráculo.
El estiércol invadía la garganta.
Allí se plantaron los cepos
el cuero crujió como la soledad de los andenes
no hubo salvación para el trueque de las garzas…
Alguien sublevó los hemisferios
aunque la risa se ocultara tras los quejidos
y los mastines lanzarán a la noche su breve mordedura
o pasarán sus lenguas por la fabulación de las heces.
De allí
los cráneos recibirían sus epístolas.
De acá
abrimos las puertas del infierno.
Paradoja
El escritor corría por toda la casa gritando aterrado: “¡Por favor, vete, vete!” Hacía apenas dos meses había decidido dedicarse a la literatura fantástica.
Amor,
soy como un pétalo de flor
piensa en mí,
piensa que solo seré para tí,
piensa como aquel ave encerrado que solo desea ser libre
Ahora amor,
dime, en que pienso yo?
dime que en tí,
dime que solo seré para tí,
dime que solos tu y yo
estaremos junto hasta la muerte
que solos daremos frente
a este amor eterno, que llevaremos dentro
tu y yo
Amor.
esto lo hice en el año 82, estaba en la escuela al campo y me inspiré en un muchacho de la escuela.
PROPOSICIÓN
... “La soledad es un amigo que no está…”
Tanguito, roquero argentino.
¿Cómo puede un niño desarmar a un adulto al privarle de todo poder de convencimiento? ¿De qué manera lograría que de inmediato, esa persona repudie y condene la vileza humana? ¿Cuántos y cuáles serían los argumentos que emplearía? ¿Es posible acaso semejante cosa?
Parece que sí. Y sólo con una simple oración, aunque parezca imposible. Haga uso amigo lector, de su poder de abstracción en tiempo y espacio para retrotraerse a los convulsos noventa cuando colapsaba la Unión Soviética y sombríos pronósticos se cernían sobre esta islita. Plumíferos de toda laya que desempolvaban maletas en Miami para enésimo plan de regreso. Crisis de los balseros. Un copón divino de apagones y escaseces. El espacio lo situará en un Círculo Infantil que también albergaba niños sin amparo familiar en la Avenida 51, cercano al puente de la Autopista del Mediodía. Por esos días, la grey menuda crecía debido a que algunas parejas abandonaban el país para buscar nuevos horizontes portadores de mayor bonanza económica. Dejaban tras de sí a sus pequeños sometiéndolos a una reedición de la Operación Peter Pan pero al revés. No hablo en términos políticos. No deseo artillar estas líneas con bocadillo de contundente argumento ideológico. Tampoco quiero esgrimir como arma un cliché que las convierta en panfleto. Periodismo chatarra lo llamo yo. Sólo voy a brindarle la lógica de esos locos bajitos que es áspera, derrumbante, carente de toda cosmética y que al acusar, condena. Sucedió que aquel día en horas de la tarde, llegó el esposo de una compañera de mi mujer a recoger al hijo en ese centro y mientras esperaba a que se lo trajeran, un varoncito de unos cinco o seis años se le acercó subrepticiamente y dando unos tirones al pantalón del visitante, recabó su atención. Con voz de sibila, muy quedo, le hizo una proposición. − “Oye, si tú me llevas pa´ tu casa, yo te digo Papá”― y lo miró fijo, muy fijo.
Sucedió una conmoción imperceptible entre los dos, pero el adulto supo volverse oportunamente. No dejó que sus ojos fueran vistos por el menor, que en su inocencia y confundido, nunca podría imaginarse la capacidad que tenía para hacer llorar a otro hombre.
Puedo escribir los versos más bonitos esta noche...escribir por ejemplo...OK esto es plagio!!!
Buenos los que hasta ahora he leído.
Solo puedo decir que no me has dado
del pan ardiente gustado por mi boca hace tiempo,
ni del beso dulce que creyó mas que en tí, creyó en mí y quedé solo.
te pedí, amarte cualquier día, a cualquier hora y tu me lo negaste,
mas me pides un poema, un simple poema
y aquí lo tienes.
este me lo dedicaron hace tiempo y quiero compartirlo.
Y a q direccion email se manda porq veo q hay personas envianolo aca como comentario pero después no hay modo de saber quien es la persona asociada a ese nick porq cada quien se pone el q le parezca. Saludos
lA VIDA CON SU CURSAR RAPIDO NOS LLEVA A VECES A NO APRECIAR LAS COSAS BELLAS QUE NOS RODEAN, UNA GOTA DE ROCIO EN UNA HOJA, EL PIAR DE LAS AVES, LAS FORMAS DE LAS NUBES, HASTA LOS RUIDOS COTIDIANOS DE NUESTRO BARRIO, A VECES NO NOS DAMOS CUENTA DE ESO PERO CUANDO ESTAMOS LEJOS DE NUESTRA TIERRA Y FAMILIA AÑORAMOS HASTA AL VECINO BULLANGUERO QUE NO NOS DEJA DESCANSAR EL MEDIODÍA, QUE ALEGRIA CUANDO VEMOS A ALGUIEN CONOCIDO O QUE DICE SOY DE CUBA, DISFRUTEMOS DE LAS COSAS COTIDIANAS, LA VIDA ES CORTA DISFRUTALA
Estoy seguro que ella no me recuerda. O quizá sí. Sentada en uno de los bancos del parque de la esquina. Tierna. Sencilla. Con la mirada como esperando algo. La admiro desde mi propio banco. Me ve sacarle las ropas con la mirada. Me sonríe y me le acerco. Sin palabra alguna entre nosotros le beso la mejilla. Me toma de la mano y me guía hacia un callejón por el que juegan a la pelota unos niños. Una pequeña casa de madera, cerrada con un candado. Sin palabras aún. Entramos. La sala no es solo sala, es además cuarto y cocina. Una cama bien tendida. Ella quita el cubrecama y su ropa. Queda en ropa interior y me pide que haga lo mismo. Besos, caricias y mimos. Ella hace una pausa. Me mira como si me fuera a dar una grave noticia. Traga seco luego de buscar en una de las gavetas de la cómoda. Me vuelve a mira triste y por fin dos palabras:
- ¿Tienes condón?
NO TE MARCHES SIN DECIR ADIÓS
“Sale un fantasma del inconsciente…a tantear mi espacio….”
A Saul, un día sabrá por qué.
Ana destroza todo a su paso, se encierra en el baño, sola, sintiéndose más miserable que nunca, prisionera de las palabras que no puede decir y de las que sí puede escuchar, en un hogar que no es el suyo y donde su opinión vale menos que la del perro. Se acerca al espejo, se frota molesta los ojos para impedir que broten las lágrimas, la impotencia es el peor de los castigos; piensa en su casa, en sus padres y en la ironía de haberse marchado para ser libre…allí?
Echa al suelo los frascos sobre la repisa, arranca las toallas de su soporte, desprende parte de la cortina, y, aunque sabe que no es más que una rabieta tonta, que tendrá que recoger todo luego, no puede evitar la satisfacción de haber destruido el orden imperante. Se sienta, la espalda apoyada en la pared fría, comienza a despojarse de los anillos, se arranca las pulseras; hasta que sus manos tocan el collar con su dije en forma de guitarra eléctrica, por unos segundos no sabe qué hacer, pero finalmente, también lo tira con furia al suelo, junto al revoltijo que ya ha hecho.
- Estúpida, tonta, idiota… - se insulta en murmullos, deseando tener cerca una cuchilla, un vidrio roto, algo que la ayude a hacerse todo el daño que querría hacerle a los demás.
Fija la vista en la superficie de azulejos, en las toallas…qué fácil sería…
Se pone en pie, toma una, la ata a la llave de la ducha, sabe que no se necesita más que un pequeño espacio entre sus nalgas y el suelo para que la presión de la tela sobre su cuello la sofoque hasta que todo termine. Se decide con un encogimiento de hombros, quién va a extrañarla?
Un nudo fuerte y se deja caer lentamente.
- Te marchas así, princesa? – la voz viene de su mente que comienza a obnubilarse con la falta de aire, pero es su voz
La mirada corre sola hacia la pequeña guitarra abandonada, una réplica casi perfecta de la que él siempre lleva, de su favorita, esa con la que hace maravillas, con la que la ayuda a soñar.
- Te vas sin despedirte, sin conocerme siquiera, sin decirme lo que piensas? – es ridículo escuchar a alguien de ese modo, como a un fantasma, alguien que aún no ha muerto, quiere reírse de su propia locura, pero la tela le corta cada vez más la respiración.
Puede que alucine, pero lo siente ahí, junto a ella, sujetándole el cuerpo para evitar que caiga y termine ahorcada en serio.
- De pie, Ana…ahora!!! – y ella obedece, sin fuerza apenas, pero consiente de que sus órdenes no son replicables.
Con mucho esfuerzo se levanta, desata el nudo que le oprime la garganta y comienza a toser, sujetándose del lavamanos, cuando intenta rescatar el collar el mareo la vence y acaba de rodillas, abrazada a su talismán, llorando las lágrimas que le quemaban el pecho, las que no había dejado escapar en días, las que se llevan el recuerdo de su alocado intento de dejar de existir.
- No me voy a ir, no sin agradecerte…no lo haré…lo prometo – murmura entre sollozos, sonriente
En algún lugar de la diáspora, él toma su guitarra y sale al escenario, con un torbellino de luces y sombras en la mente…con la certeza de que alguien, allá afuera, vive por su causa.
¿Amo o esclavo?
¿De que me quejo?
¿Cielo o Nube?
¿Color o nada?
¿De que me quejo?
Si vuelo del mismo modo cuando de ti e deslizo
Que cuando por ti escalo
Besar tu silencio es tan dulce como que desgarres los míos
¿Amo o esclavo?
¿Para que definir?
Perdí el hábito de diferenciar
Lo mismo me envuelve la noche
Que tus piernas al despertar
Lo que quieres tú que yo sea
Puede un suspiro argumentar
¿Amo o esclavo?
¿Versos o mar?
El naufragio se vuelve talento
Me pierdo queriendo solo a ti soñar
Fibras de viento en espacios de azar
Dime tu que es el tiempo sin tu aliento
¿Que es mi aliento si no estás?
¿Amo o esclavo?
¡Basta!
¿Para que diferenciar?
Al principio no se diferencia de sus compañeros e incluso la posición que le corresponde puede no ser significativa. Su valor relativo depende del lugar en que se encuentre, por lo que es catalogado como débil o fuerte y quedarse aislado es lo peor que pudiera sucederle. Con el tiempo su importancia crece y en determinados momentos llega a concentrar todas las miradas sobre él.
Su código genético lo induce a dirigirse siempre hacia adelante, aunque a veces se desvía, ya sea a la derecha o a la izquierda, según la oportunidad que surja. Sin embargo, la tarea que tiene ante sí es difícil, surgen en su camino diversas celadas y falsas oportunidades que tendrá que salvar con astucia para poder lograr su objetivo estratégico de alcanzar el final de su ruta y salir de su humilde anonimato.
A veces actúa con ligereza desafiando el peligro y en otras ocasiones titubea y deja pasar el valioso tiempo sin saber qué hacer. Su mayor dilema será siempre “llegar o no llegar”.
Finalmente podrá ver recompensados los sacrificios y alcanzar su clímax en el momento en que al arribar a la octava fila, de humilde Peón se transforme en Dama y logre poner al monarca enemigo en inevitable posición de Jaque Mate.