Imprimir
Inicio »Especiales, Historia  »

Julio Antonio Mella: De la reforma a la revolución

| 1 |

La década del veinte del siglo pasado supuso una aceleración del tiempo histórico en Cuba. Tras dos decenios marcados por la estructuración del modelo neocolonial, su desgaste de la mano del corrupto accionar de “generales y  doctores” y el afianzamiento de la decepción en amplias franjas de la ciudadanía ante la no solución de los graves problemas que aquejaban a la nación, el país crujió a partir del grito tronante de una nueva generación que impugnó con fuerza lo existente. Un escenario mundial definido por la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la irrupción de las Vanguardias dio sentido de época al afán de cambio gestado al calor de las fuertes contradicciones que latían en el seno de la mayor de las Antillas.

Este proceso de activación de la capacidad movilizativa y crítica de la sociedad civil insular tuvo en los predios universitarios uno de sus ejes de articulación. La Universidad de La Habana resultó epicentro del terremoto en marcha, a partir de la convergencia en ella de especiales circunstancias.

A la tradición de la Colina como espacio natural para la rebeldía juvenil se sumaba el histórico fracaso de los proyectos de reforma que, de lo docente a lo político, habían intentado modernizar a una institución que se manifestaba como reducto de un infecundo pasado.

Los ecos de la reforma universitaria gestada en Córdova y otros centros de altos estudios latinoamericanos encontraron en La Habana terreno abonado para el arraigo. El clamor por la transformación se hizo sentir con vigor en la gran capital antillana.

El proyecto de reforma que se debatía a inicios de los años veinte tenía cuatro líneas centrales. La actualización de los métodos de enseñanza, el combate a las prácticas corruptas del profesorado, la promoción del cogobierno estudiantil y la autonomía universitaria se entendían como los frentes primordiales. Desde ellos se procuraba llevar a la Universidad a un plano superior, no solo en el ámbito de su vida interna, sino también en el terreno de la interacción con la sociedad civil y los poderes públicos.

Dentro del torrente de cambios desatado en la Colina destacó con singular energía el joven Julio Antonio Mella, protagonista indiscutido del nacimiento de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana (FEU) en diciembre de 1922.

De la mano de un líder irrepetible, el estudiantado fue capaz de adoptar en pocos meses una proyección radical que desembocó en la búsqueda de salidas revolucionarias a la situación del país, tal y como quedó expresado en la declaración final del Congreso Nacional de Estudiantes celebrado en octubre de 1923.

En el fragor de la lucha por la reforma, Mella arribó a una conclusión tremendamente subversiva de cara al statu quo: los problemas de la Universidad eran, en su esencia, expresión de los problemas del país y por tanto la batalla decisiva tenía que darse en el ámbito de la transformación de la sociedad en su conjunto. Tal perspectiva explica la creciente cercanía del líder estudiantil con el universo obrero, de la cual resultan muestra la creación en el `propio 1923 de la Universidad Popular José Martí y su incorporación –en el año 1925– al Partido Comunista.

Mella fue portador de una concepción creadora dentro del universo del marxismo latinoamericano. En su pensamiento se esbozó un camino interpretativo propio, ajeno al perfil dogmático imperante en segmentos del comunismo institucionalizado. Su praxis revolucionaria resultó expresión de la búsqueda y la iconoclasia, de la comprensión cabal del contexto cubano y de la articulación necesaria entre las nuevas luchas del siglo XX y la tradición independentista decimonónica, en especial el ideario de José Martí.

La actividad revolucionaria de Mella se vio impulsada por la llegada al poder de Gerardo Machado, portador de un proyecto político de tintes autoritarios con el que los grupos dominantes pretendieron contener la crisis cubana. Ajeno a cualquier posible cooperación con el régimen, el dirigente comunista se convirtió en una obsesión para el tirano, quien no dudó en acosarlo y perseguirlo con saña.

La complejidad de la situación en Cuba obligó a Mella a exiliarse. Desde la emigración desplegó su actividad en dos grandes frentes. Se insertó en el accionar del movimiento comunista internacional, al tiempo que avanzó en las labores preparatorias del proyecto de revolución que pretendía traer a la Isla.

Fue esta una etapa de confrontación con el bloque de la derecha, de desvelo permanente por su patria y también de polémicas con fuerzas de izquierda que abjuraban de la transformación radical de la sociedad o que la entendían a partir de un puñado de inflexibles credos de escasa utilidad práctica.

En el fragor de estos años –en los que también amó y fue amado con intensidad, en los que no dejó de ser ni un instante el joven-torbellino que en su momento hiciera suspirar a la Colina en pleno– lo sorprendió la muerte en forma de bala traicionera encargada por el sátrapa que tanto lo odió.

Mas el cierre de su paso por el reino de este mundo no fue sino una ficción, pues Mella quedó tan vivo que su impronta recorrió todo el ciclo revolucionario que, justo un año después su asesinato, inició en la Isla como resultado de la agudización de las contradicciones sociales que él había identificado con meridiana claridad.

En el imaginario construido al calor de la idea de revolución en Cuba, Mella ocupa un lugar cimero como la voz más alta de una generación que supo reinterpretar, desde sus coordenadas, el nacionalismo radical del mambisado.

La obra creadora de él y sus contemporáneos se convirtió, asimismo, en referente fundamental para las nuevas hornadas que, en pos de la soberanía nacional y la justicia social, entregaron en las décadas siguientes el más puro de los esfuerzos. La desafiante mirada de Julio Antonio Mella aún nos reta.

Vea además

Mella: Mucho vivir en tan poca vida (+Fotos)

Se han publicado 1 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Francisco Rivero dijo:

    Saludar el 120 Aniversario del natalicio de Mella mas aun cuando hé recibido en calidad de portador de un libro sobre él, y que debo de entregar al destinatario en fechas venideras.
    Al lector que soy, asi me llegan curiosidades de interes como este titulo. Julio Antonio Mella y Natacha Mella "Reencuentro al final del camino" de Adys Cupull, periodista y Froilán González ex-Embajador e Historiador. Publicado por la Editorial Acana Camagüey 2020. La edición consta de 800 ejemplares.
    Atendiendo a esta modesta cifra de ejemplares me considero un preiviligiado por la razon que esta obra aborda un aspecto en mi opinión poco conocido de la vida de Julio Antonio Mella y que invita a repensar en otra dimención del individuo en otras circunstancias de su existencia y su circulo afectivo intimo.

    Un saludo cordial

Se han publicado 1 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Vea también