Imprimir
Inicio »Especiales, Economía  »

Toneladas de esfuerzo por hectárea de tierra

Por: Ortelio González Martínez
| 3 |

 

El precio de esta col se encarece infinidad de veces del surco al plato. Y no por culpa de quien la produce

Dicen que el hombre tiene en su carácter la sombra y la luz del suelo donde sujeta la vida. Allá, en la zona de La Cuba el guajiro ha encontrado la prosperidad en los terrenos ferralíticos rojos. Uno se da cuenta cuando habla con gente humilde, nativas y migrantes que llegaron desde territorios del Este del Caimán Antillano.

Y es que la zona siempre fue famosa por tener la mayor empresa productora de plátano fruta del país, —“la de Carlito Blanco” (hoy en otras funciones)—, como solían identificarla dentro y fuera de la geografía avileña—, además de que allí se asentaban tres de las mejores Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) de la provincia, gemelas por los niveles de producción y organización del trabajo: la Revolución de Octubre, la 26 de Julio y la Paquito González.

En el trayecto, paso por el lado de lo que fue la finca del viejo Yuye; la finca que entregó voluntariamente a otra Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA), la Triunfo de la Revolución Cubana. Lo único que delata el lugar es, en medio del cañaveral, un montecito de bambú con pretensiones de eternidad:  ni los arados, ni el fuego, ni el tiempo, pudieron exterminarlo. No por gusto los guajiros de la zona le llamamos “caña brava” a esa especie de largo porte que se empina hacia el cielo en los lugares húmedos de la campiña cubana.

Al frente, como a 500 metros, la arboleda donde cada mañana abría las puertas la escuelita multigrado que ya no está; la Adalberto Sifonte, fruto de la Revolución y donde unos pocos alumnos, hijos de campesinos, aprendimos las primeras letras.

Un día de este diciembre quise volver, porque los vientos actuales, más bien, las ráfagas, traían ecos de cambio en aquellas tierras fértiles. Desafortunadamente, cambios para mal: La Empresa Agropecuaria La Cuba no es la misma de tiempo atrás y hoy exhibe pérdidas por más de 70 millones de pesos, la CPA Revolución de Octubre en baja productiva y la 26 de Julio fue necesario desintegrarla por ineficiencia económica y dificultades organizativas, razón por la que una parte de su patrimonio está en proceso de traspaso a la CPA Paquito González, donde todavía queda en pie la eficiencia. Y uno cuestiona cómo unas organizaciones pueden y otras no, con las mismas tierras, los mismos hombres y la misma escasez de recursos.

La Paquito… descargar las energías en el campo

José Alberto, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y guajiro siempre dispuesto a escuchar

La Paquito González, cooperativa rentable desde su creación, con piscina, excelente taller de maquinaria, casas confortables en sustitución de bohíos, restaurante por comedor, computadoras por máquinas de escribir, amplio salón de reuniones y campo; mucho campo donde la gente del nuevo pueblo, del que hablara el escritor Onelio Jorge Cardoso, descarga las energías.

La creación de riquezas propias los ha llevado a convertirse en una CPA de futuro, con más de 40 casas construidas para los asociados y sus familiares, círculo social para el disfrute de los cooperativistas y de la comunidad, 12 casas de cultivos, 20 estaciones de bombeo, ocho máquinas de pivote central.

“Esto era un potrero con seis o siete casas. Hoy la cifra creció a más de 700 viviendas en la comunidad principal Paquito González, a lo que se agrega una tienda, un punto de venta para la gastronomía, una placita, la escuela, el consultorio del Médico de la Familia. No llegamos a satisfacer todas las necesidades, pero sí estamos cerca, se lo aseguro”, comenta José Alberto.

Es difícil contar la historia sin referirse a dos guajiros que dieron vida y pusieron el alma en la CPA: Pipo (Edelio González), el fundador que llevó las riendas de la organización por muchos años, hasta la jubilación; y su alumno José Alberto González Sánchez, un hombre de poco decir y mucho hacer; poseedor de tantos cargos y decoros que lo llevaron a ser el único presidente de una CPA en Cuba, miembro del Comité Central del Partido, nominación que lejos de almidonarle el cuello, lo hace mirar más hacia la tierra.

Fundada el 25 de abril de 1979, por el entusiasmo de 16 campesinos —de ellos, dos mujeres—, la Paquito González ha sido rentable desde su constitución y en cierto sentido ha roto esa imagen de las CPA con oficinas maltrechas, tractores viejos, poca o ninguna tecnología de riego ineficiente, y donde se conforman con trabajar dos o tres horas al día.

Y una de las razones de la eficiencia económica, de las ganancias, utilidades y todo lo bueno que aparecen en los informes de las organizaciones de vanguardia, es la unidad y el sentido de pertenencia de los 328 cooperativistas.

“Eso no lo es todo, pero es el arma fundamental. Los asociados tienen que sentirse a gusto con la creación de bienes que le beneficiarán a él y a su familia. Aquí nada se hace de espalda a ellos. Todo se colegia en la junta de asociados.

“En una CPA con más de 850 hectáreas de cultivos varios, ocho máquinas de pivote central que tienen bajo riego más de 400 hectáreas, es difícil atenderlas con bueyes. Tenemos 24 yuntas que las ocupamos en actividades como la siembra de boniato, la cosecha del plátano. Y nos ha dado resultado en el tema del ahorro, porque los bueyes no tienen problemas con la falta de combustible, el inyector que no funciona, los neumáticos que no llegan, aunque te aclaro que es difícil sostener la cooperativa sin maquinaria”.

Y señala al taller, donde existen pocos tractores. “La mayoría están para el campo”, comenta José Alberto. Y acto seguido afirma que el índice de coeficiente de explotación de la maquinaria supera el 98 % y el día de la visita estaba al 100 %; es decir, de 24 tractores, los 24 estaban de alta.

Tenemos todo el día para recorrer la cooperativa. Es temprano y no se observa un alma en este pueblito de campo: los niños en la escuela y los mayores en el trabajo, porque allí prosperan con el trabajo colectivo, de sol a sol.

José Alberto —eterno enamorado de su cooperativa, donde llegó hace 33 años— graduado de ingeniero pecuario, sabe que soy de una zona cercana; él, de un batey inexistente llamado Los Borges, en el hoy municipio Primero de Enero.

“La gente está emigrando del campo a la ciudad”, asevera, “pero en la cooperativa hay muchos brazos dispuestos porque las condiciones mejoran y la alimentación no es un problema mayor. Y habla de proyectos futuros, entre los que sobresale asfaltar las calles del poblado y la construcción de una minindustria; lo primero, un poco difícil por ahora; lo segundo, “casi en la mano. Pensamos comenzar los trabajos a inicios del próximo año. Tenemos divisas a través de las ventas que hemos hecho. Con la fábrica cerraremos el ciclo productivo. No queremos seguir vendiendo materia prima.

Y continuamos por un camino polvoriento. Sembrados de plátano, frijoles y col a un lado y a otro. “Una col en la ciudad de Ciego de Ávila cuesta 130 pesos y ustedes son los culpables”, le comento un poco en broma un poco en serio.

Ante el cuestionamiento asegura que “la cooperativa no le pone precio de comercialización en los mercados. La col la vendemos a ocho pesos la libra; es decir, una col de cinco libras, como las que ves ahí, costaría 40 pesos, pero la cogen los revendedores y le ponen el precio que ellos quieran.

“Los productos agropecuarios están excedidos de precio y eso hay que resolverlo, porque los intermediarios, los comerciantes, ganan más dinero que el que produce y eso no es correcto, pero sí hay una realidad, sin pretender justificar nada. Antes el combustible estaba a dos pesos y hoy anda por los 13 pesos y 99 centavos el litro. La corriente también subió mucho.

“El precio de los insumos ha crecido más que el precio del campo. Aun sin tener puntos de ventas, sin especular. La col la vendemos a ocho pesos la libra. Una col de cinco libras sale a 40 pesos, sin embargo, la comercializan hasta 130 pesos, increíble. Y posiblemente esa col sea de las mías.

“La papa me da la posibilidad de darle una inyección de fertilizante al suelo, 18 o 20 toneladas y eso ayuda y contribuyen a que mejoren otros indicadores. El frijol incorpora nitrógeno.

“Respecto al combustible hemos tenido meses de recibir menos del 50%. En noviembre, por ejemplo, nos llegó el 43%. ¿Imaginas? En estos momentos nosotros demandamos 43 000 litros. No nos da posibilidad de crear reserva, como sucedía antes. El poquito que nos entra es para desarrollarnos y emplearlo en lo que tenemos. Nosotros enterramos el combustible, lo convertimos en alimentos, no en humo que se lleva el viento.

“Y la gente agradece. Cuando las últimas votaciones, por ejemplo, los resultados fueron muy buenos, con casi el 99 % del voto unido».

Hace unos días, Rafael Santiesteban Pozo, presidente nacional de la ANAP, elogiaba el quehacer de los asociados de la Paquito González. «El país necesita de muchas cooperativas como ustedes», les decía en una de las reuniones de la organización.

Tan en lo cierto estaba el miembro del Consejo de Estado que la CPA se convirtió en la primera del país en cumplir las 30 medidas prioritarias, entre las 63 que en abril de 2021 el Gobierno cubano aprobó con el objetivo de incrementar la producción de alimentos y satisfacer demandas no cubiertas de productos agrícolas

¡Mil quintales por un pedacito de cable!

Tal es el sentido de pertenencia, los beneficios, que la familia participa y ayuda en la producción de alimentos

Nos detenemos ante un campo de col y camina hacia nosotros Laudelino Reina Espinosa, uno de los 325 socios de la cooperativa. Llegó hace casi una década desde el municipio de Guisa, provincia de Granma. Junto a él, Esnelsy, la esposa y Dailer, el hijo más pequeño. Ambos le traían el almuerzo a Laudelino.

“Ella me trae el almuerzo y la comida. No puedo dejar la máquina sola, mucho menos, los cultivos. Nosotros la cuidamos como niña linda. Hay mucho robo, sobre todo en la empresa estatal. A nosotros nos robaron una vez y nunca más lo han hecho, porque no dejamos de cuidarlas”, asevera Laudelino.

Y da detalles: “Si un pedacito de cable, por pequeño que sea, se pierden 1 000 quintales de frijoles y, por consiguiente, nos afecta el bolsillo de todos. Por esa razón nos pasamos la noche caminándola a todo lo largo. La máquina es como la línea del tren. El tren se siente cundo viene desde lejos, uno pone el oído pegado al raíl y siento que el tren viene; uno pega el oído en la máquina y sabe si hay intrusos en algunas de sus partes. Ella delata a quien la toque a lo largo de los 450 metros”.

A Yudismar Zaldívar Martínez se le ha visto crecer en la CPA; primero, secretario general del comité de la UJC; después, delegado de circunscripción y jefe de Seguridad Física y Protección de la cooperativa; ahora, jefe de producción.

“Tenemos nuestra propia forma de trabajar, con estimulación para los asociados. Nada aquí es el azar. El anticipo es mensual y cada tres meses se reparte, por un reglamento, y las utilidades las distribuimos al final del año.

“Nosotros somos rentables desde la fundación y de esa rentabilidad sale el fortalecimiento de la cooperativa. El 70 % es lo que hemos repartido porque lo acordamos en la asamblea de asociados, el máximo órgano de dirección. Este año cerraremos con una ganancia superior a los 20 millones de pesos y el 70 % va al bolsillo de los cooperativistas”. Hay motivos para trabajar.

Por ahora, el esfuerzo colectivo posibilitó la siembra de 473 hectáreas, la obtención de más de 70 000 litros de leche y vender al estado más de 4 000 toneladas de productos del agro, además de disponer de divisas por concepto de las ventas de carbón vegetal, ají picante, carne vacuna, por un valor de más de 300 000 dólares, un costo por peso de producción de 63 centavos, muestras de la eficiencia y fortaleza económica de la CPA.

Para el 2023, y en los años subsiguientes, cuentan con brazos y voluntad para desarrollar nuevos proyectos, como el de frutales y el incremento de áreas de cultivos con sistemas eficientes de riego, la introducción de nuevas tecnologías con participación de los centros de investigación, todo con la intención de superar el récord de 232 000 quintales de viandas, granos y hortalizas implantado en 2002. Algo así como llegar a una meta para comenzar otra, y seguir, porque los límites en la producción de alimentos en la Paquito González no lo ponen los hombres.

José Alberto, al encuentro de un desconocido en áreas de la CPA

Se han publicado 3 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Emilio Díaz dijo:

    tuve el privilegio de conocer La Cuba desde los años 70 recuerdo a Jesús director de ése emporio productivo , después el compañero Nelson Paz Fernández qué fue un gran impulsor de un grupo de medidas que permitió un despegue en la producción de el platano fruta y demás viandas, granos y hortalizas y Carlos Blancos
    Esa CPA radicaba en su territorio y fue una pionera de la provincia y el país en sus altos rendimientos y producción.
    Aprovecho para felicitarlos en este próximo año y para ti Ortelio

  • Oscar Ramos Isla dijo:

    Los productores agropecuarios de Cuba se deben encadenar con la industria nacional para incrementar sus ingresos en MLC para poder comprar los insumos, materias primas, maquinarias agrícolas que necesitan para producir más alimentos.

  • Angela León Mecías dijo:

    Francamente, los ejemplos de producción y productividad en nuestros campos son ínfimos, acabo de hacer un viaje Habana Santiago de Cuba, en tren y Santiago - Habana en guagua, y da pena, lástima y no sé qué más, la cantidad de tierras sin cultivar, la cantidad de marabú, que persiste a lo largo del camino, la cantidad de casitas de madera, me llamó la atención que se ven más reses, pero las que pude ver llegando a Santiago, dan pena, son huesos y pellejo.
    Mientras no exista una inversión de verdad en todos los sentidos en la Agricultura, seguiremos en lo mismo, dando una imagen falsa, con estos ejemplos, buenos, pero insignificantes

Se han publicado 3 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Vea también