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Más que un regalo

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Abdala en el Consultorio #17 de Río Verde, Boyeros, La Habana.

Vacunación con el candidato en fase III Abdala. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Era mi cumpleaños y desde la medianoche comencé a recibir los mejores deseos de un día feliz. Mi amiga Oidelsy, que desde el chat conversaba conmigo mientras hacía su conteo regresivo para que nadie se le adelantara, en efecto, fue la primera, pero junto con mi amado Fernando, que también esperaba el momento.

Ya en la mañana, las postales, videos y mensajes eran regalos inestimables que se me amontonaban y me robaban un suspiro, una sonrisa, una lágrima o una carcajada, así de cursi, porque no lo podría decir de otra manera, ni quiero.

Me visitó el amigo, me voceó la vecina, no resistí y llamé extrañada a una amiga, porque al no ser este año la primera en hacerlo me sembró la duda de si estaría bien; y reímos muchísimo porque mira que soy exagerada e impaciente.

Mi madre prometía una comida exquisita y mucho café. Los niños levantados eran el mejor alboroto; “mi mamá cumple 48 años”, decía Tadeo, y Tobías me hablaba desde una llamada imaginaria y me hacía su pregunta de rigor: “¿Mamá, tú estás bien?” Mientras Ana Deisy, la primera amiga que cuento desde mis tres años; se apuraba en arrancarle el hijito a aquella planta exótica porque siempre los ojos me brillan ante una matica por simple que parezca.

Llegaron Alba y Nubia (qué nombres los de ellas) con náilones de ciruelas, versos y postales. Y muchos amigos llenaban mi biografía en Facebook de verdades hermosas; Osval y Laymí me emocionaban con una llamada; mientras una crónica de José Aurelio me hacía sentir musa inspiradora.

Mas yo seguía esperando impaciente el regalo que llegó al filo de la 1:00; lo traía mi hermana Cirelda, la enfermera, que nos mantiene en vilo, porque su vocación es luchar contra la muerte, la pena y el dolor.

Escuché su voz en el pasillo, corrí y nada más pude decirle: ¡dime que sí! Su brazo izquierdo habló por ella. Lo inclinó hacia mí para que presintiera el minúsculo pinchazo debajo de la curita que lo cubría: ¿y te dolió?, le dije. Lo demás fueron brincos reales de alegría, una necesidad enorme de abrazarla con fuerza y romper la barrera que he forjado entre mis amados y yo, pero no es conveniente.

Di gracias por ver otro sueño hecho realidad, me sentí más cerca que nunca de un caro anhelo, vi en mi hermana a los miles de seres que serán protegidos en los próximos días, para que puedan seguir peleando contra el mal sin que tengan que ser víctimas de este, en sus intentos por salvarnos. Y vinieron a mi mente los versos hermosos del joven que iba presto a defender su patria, su Nubia idolatrada.

Era mi cumpleaños y yo esperaba el más grande de los regalos de estos tiempos adversos, lo traería mi hermana y así lo hizo; me trajo en su brazo la esperanza de que podamos seguir juntos en muchos cumpleaños, y que, para entonces, se rompa la barrera que con dolor me separa de todos mis amados, y que regrese el postergado abrazo.

(Tomado de Invasor)

Se han publicado 4 comentarios



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  • Fred dijo:

    Hermoso relato

  • Leya dijo:

    Gracias Cuba¡!.Yo confío

  • Isa dijo:

    Qué bonito artículo es uno de los mejores regalos que podemos recibir porque nos ayuda a preservar lo más preciado del ser humano LA VIDA.

  • JAM dijo:

    El ministro de salud expresó en la mesa redonda que a partir del 15 de junio comenzaba la vacunación a los mayores de 60 años en todo el país, ¿ cuando comienza en VC la vacunación ¿ , él PUEBLO la solicita con mucha necesidad, gracias por atendernos

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Carmen Luisa Martín

Colaboradora de Invasor.

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