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Coppelia en tremolina

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Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.

A propósito de la oferta disminuida y de mayores precios, a la verdad que la mayor heladería cubana tuvo tiempos mejores para quienes ya cruzamos a la tercera edad. Sirva esta entrevista de homenaje a Jorge Jorge, quien fuera el primer administrador del patrimonio popular de la esquina de L y 23 y activo líder sindical hasta su fallecimiento.

Ahora que pasa los ochenta, la vida  le gira en recuerdos por más que intente sumergirse en la vorágine de trabajo y reuniones. Y tiene el escape de los versos por tanta mujer bonita amada, a veces solo en los fueros del deseo insatisfecho, pero siempre con la honda sinceridad del próximo acercamiento de dos pares de ojos como fuegos. Entre tanta línea escrita, una parece el epitafio exacto: “Yo sé que tengo la dicha de que mi muerte llegará distinta a todas las muertes: ¡Llegará enamorada!”

Pero le espanto el presagio de parca anunciada, mientras él toma un largo trago de ron cual pasaporte dilatador de arterias. Jorge Jorge ha prometido que en el inicio del milenio no andará con gusto medicamentoso porque, al fin de cuenta, está derecho y sano y el corazón le funciona con cuerda de reloj fino.

Está entre los viejos más flacos que he conocido. Y entre los más cuenteros, extrovertidos y sensibles a la ternura, la belleza y el afecto. Le miro y creo que, aunque la prudencia le falte en mucho, le sobran tenacidad, lealtad y testarudez para conseguir lo que quiere y demostrar ser buen amigo. Es un romántico incorregible.

Coppelia en remolino

Jorge Jorge, dinámico, ocurrente, todo nervio. Para él era fundamental las relaciones humanas y por eso aborrecía los absolutismos. Foto: Juvenal Balan.

Los ojos de Jorge Jorge como dependiente del Hotel Nacional de Cuba, y luego administrador al triunfo revolucionario, han visto más de cuatro cosas venidas de huéspedes famosos, o raros, o simplemente excéntricos. Pero poco habla este hombre de cuando, siendo responsable de servicios en los restaurantes de lujos de la antigua provincia de La Habana, a Raúl Guzmán le dio un dolor de todos los demonios y lo ingresaron en el hospital. Lo llamaron a él para que cubriera en emergencia el puesto de administrador de Coppelia, la hermosa heladería de L y 23 a punto de ser inaugurada y fue como si le partiera en dos un rayo luminoso y aterrador.

Dice que el emblemático centro abrió el 14 de junio de 1966. Pero la memoria le traiciona. La invitación oficial registra el día 4, a las cuatro de la tarde, con multitud de pioneros en festín de helados. Y dos cosas han marcado a Coppelia: la afluencia de personas y las largas colas.

En la jornada del cinco, por ejemplo, más de 12 mil entusiastas pasaron por sus mil capacidades y no importó en absoluto la lluvia persistente que “aguó” la fecha. La esquina de La Rampa empezaba su leyenda y en medio de esa tolvanera de entradas y salidas, de griterías y colados, de listas de helados con sabores ya en olvido, el flaco parecía estar en el vórtice de un remolino atendiendo sus nuevas funciones burocráticas o delante de los fregaderos ayudando a la escasa empleomanía.

“Oficialmente debíamos trabajar hasta las cinco de la tarde, pero las colas no amainaban y era frecuente alargar el único turno hasta la madrugada. Mira, no había vida. Yo llegaba al amanecer y al amanecer me iba. Apenas dormía. Y estaba también el hecho de que era mi primera oportunidad en una labor así. La suerte es que yo me pego como una fiera y no me doy reposo cuando las cosas aprietan”.

¡Las muchachitas!

El recuerdo más grato de ese tiempo mal anidado en la memoria es la presencia de “las muchachitas”, como llama invariablemente a las compañeras que trabajaron con él.

“Las enviaba la Federación de Mujeres Cubanas. Las seleccionaba por sus condiciones y necesidades de trabajo, pero también por el aspecto. Las había blancas, negras, mulatas, chinas, rubias, pelirrojas y trigueñas. ¡El mundo colorao! Pero como en todos los sacos siempre hay un descosido, algunos ‘eruditos de cuello y corbata’ determinaron que no podían venir con trenzas y tenían que cortarse el pelo. A mí me parecía un crimen y por poco me da un ataque cuando vi algunas con el pelo bien bajito.

“Aunque el trauma mayor eran las dilatadas horas de trabajo. En los seis meses que administré Coppelia debieron pasar por lo menos doscientas mujeres, aquello no había quien lo parara. No se pensó en la enorme afluencia de público y se disponía de poco personal. Menos mal que después abrieron las entendederas y crearon más turnos y plazas.

“Imagínate cuan agotador era, que de la empresa venían a hacer horas voluntarias en los fregaderos. Pero tuve que suspender la ayuda porque todo se servía en cristal de primera calidad, canadiense, y el sal pa´fuera de pozuelos rotos no se podía soportar. Te lo digo ahora en confianza: los burócratas acabaron con la vajilla”.

-¿Qué gustaba más, la fresa o el chocolate?

“Pues mira, los que no podían faltar eran el chocolate y la almendra. Esos eran los reyes de las mesas”.

En eso llegó Inés

Coppelia estuvo bautizada dos veces en 1966. Lo único que las aguas benditas caían en profusión nada aconsejable y la cúpula  gigantesca, símbolo del edificio, parecía en ocasiones un ojo marciano pasado por alcoholes voluptuosos. Primero fue el huracán Alma, en junio, poco después de la inauguración de la heladería. Pinar del Río, Isla de la Juventud y La Habana fueron los territorios más azotados y el evento meteorológico dejó una zaga de once fallecidos.

A la altura de finales de septiembre y hasta casi medianía de octubre, se formó la gorda nuevamente. Esta vez le tocó llamarse Inés al ciclón y antes de retirarse hacia el Atlántico, le dio buena zurra a los territorios del centro y el oriente del país. En total, cuatro muertos y 32 heridos.

Y ese sí cogió a Jorge Jorge en pleno ejercicio de administración. El hombre no quiere acordarse del día 5 de octubre, cuando el huracán plantó en la capital y las lluvias torrenciales calaron hasta el mismo centro de los huesos. Las muchachitas se fueron para sus casas una por una con su anuencia. El no tenía corazón para privarlas de atender a los hijos o a lo que fuera, porque “la verdad que las mujeres son el alma cuando las cosas se ponen feas”.

“Gilberto Broche, el jefe de almacén, un pequeño grupo de trabajadores, y yo, nos quedamos en la vorágine. De la empresa nadie venía a tirar un cabo, a excepción de Alfredo Díaz Longueira que pasó un rato y siguió hacia otros centros.

“Pero mira lo que uno hace. Resulta que Gilberto y yo cogimos tremendo coraje y nos dio por vender helado en medio del maldito aguacero, hasta las diez de la noche. Recaudamos dos mil pesos. Quitaron la electricidad y el helado se fue poniendo blandito por falta de frío. Oye, yo que apenas lo pruebo, ese día me atraganté con todos los sabores y veinte flanes. No sé cómo no me mató una indigestión. Quedé curado de espanto, ahora lo veo de lejos y con respeto, aunque si es necesario lo pruebo”.

-¿Pero no tuvo miedo?

“Muchacha, en medio de la tormenta veo pasar una cosa negra por encima del edificio y los nervios me dan por pensar que se había caído la cúpula. Cuando lo dije me armaron tremendo choteo. En Coppelia no hubo daños, solo algunos gajos de árboles partidos. De todas maneras fue una experiencia espectacular”.

-Usted comentó que vino Celia Sánchez…

“Sí, cuando escampó un poco, llegó Celia vestida de verde olivo. Era la primera vez que hablaba con ella y me impresionó su sencillez y la naturalidad para darse cuenta de los detalles. Le mostré el edificio y lo comparé con un castillo por su fortaleza.

“De pronto me envalentoné y le conté lo de las muchachitas y el pelo corto. Ella solo me dijo: ‘Los extremistas en todas partes son iguales’. Estuvo como cuarenta minutos y no dejó de caminar un instante.

“Eso sí, cuando de la empresa se enteraron, entonces empezaron las llamadas y la preguntadera. Por poco hago original y copias para entregarlas con despacho rápido”.

Adiós helado

Después de más de seis meses de su entrada en Coppelia, a Jorge Jorge lo enviaron de vuelta a su anterior responsabilidad. Una pausa da para el próximo comentario porque confiesa querer ser sincero en absoluto: “De pronto sentí nostalgia, pero a decir verdad, me invadió un alivio sin comparación. Lo mío es ser dependiente, atender al público, sonreír, dar respuestas finas. No me gusta estar detrás de un buró”.

-¿Qué aprendió?

“Que esté donde uno esté, lo fundamental es la relación humana. Aborrecí como nunca antes los absolutismos”.

Jorge Jorge conserva buen average en centros de trabajo y le insto a una precisión de ellos con lo primero que acuda a su memoria.

El Patio: “Entré cuando el banquete a los participantes a la Conferencia Tricontinental”.

La Torre: “La primera vez que subí fue para administrar. Allí estaba el mejor cocinero de Cuba, el negro Lugones. Y el que sabía más del oficio, el maître Wenceslao. A mí me dio por escribir y hacerme el poeta”.

Carmelo de 23: “En una situación precaria cuando entré. Le hacía falta una reparación de urgencia”.

Lido y Caribbean: “Administrar los dos hoteles al mismo tiempo fue como para pegarme un tiro”.

Royal Palace: “Fui el último administrador. Después clausuraron el hotel”.

Victoria: “En la primera remodelación fui el inversionista”.

Packar e Isla de Cuba: “Me tenían de asesor”.

Bruzón: “Ahí vegeté”.

Rincón del Tango: “Tenía un presupuesto de tres mil pesos para gastos de representación. Todo cuanto usaba y con quien lo hacía, lo apuntaba. Fecha y hora. El dinero que no es mío me sabe a salfumán. Ahí pedí la jubilación”.

Tun-tun, paso a Jorge

En Coppelia los que no podían faltar eran el chocolate y la almendra: “Esos eran los reyes de las mesas”, afirma.

El año y pico más aburrido de su vida lo pasó Jorge Jorge cuando se jubiló, atrapado en las cuatro paredes de la pequeña casa, contando y escuchando cuentos entre “viejitos de la tercera edad” de la esquina de Ayestarán, y soñando con amores posibles e imposibles que acosó y le acosaron alguna vez.

Nada quita esa angustia de traje descolorido. No bastan los hijos ni los nietos, porque cada quien anda en lo suyo por más que se preocupen por el catarro, los dolores de huesos y la comida a tiempo.

Un día le llamaron del Poligráfico Granma y se puso a trabajar como CVP. Hasta cursó una escuela y le extendieron certificado y carné. Después, en los inicios del Sindicato de Trabajadores de la Hotelería y el Turismo, la dirección se acordó de que existía aquel abuelito como pozo de experiencia y fueron a buscarlo a la casa.

La alegría de la recta final le empezó en ese justo instante en que parecen unirse cielo y tierra por tanto ahogo, y llega algo que nos descubre, una vez más, la riqueza de la vida. No podía imaginar entonces su nuevo puesto como presidente de los jubilados y los tantos reconocimientos recibidos en este último ciclo de breves años.

-¿Y Coppelia?

“Nunca más he ido allí. No me gustan las colas. Sabes, no soy tomador de helados y el día del ciclón fue tal el atracón que quedé puesto y convidado. De todas maneras, todavía soporto el de almendra”.

La esquina más internacional

Considerada por muchos la esquina más internacional de Cuba, L y 23 con su monumental heladería Coppelia es sin duda un símbolo, más que habanero, cubano.

De allí partieron los protagonistas de una controvertida amistad de la que solo basta decir dos palabras: Fresa y Chocolate. Y le salió otro nombre con la versión teatral: La catedral del helado.

Tengo un colega que la llama “Vitrina de nuestras cremerías”.

Y no faltan amigos de otros países que en total rendimiento ante ese pasar de gente variopinta y bullanguera, la asumen como la imagen de Cuba.

Viva, pues, ese espacio de asfalto que nos convoca a largas colas, ayer y hoy. Y entonces una se da cuenta que ha dejado de ser ironía la frase: “Estuve solo dos horas esperando para entrar”.

Sucesos del 66

Si Coppelia fue el acontecimiento más popular de 1966, casi como un redimido y moderno Paseo del Prado con su invitación a citas, otros sucesos importantes tuvieron lugar en Cuba durante ese año.

Entre ellos:

  • I Conferencia Tricontinental de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina.
  • Creada la OSPAAAL.
  • Inicio del plan la escuela al campo.
  • Primera Feria Nacional del Libro.
  • Delegación cubana desfila en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Puerto Rico.
  • Anuncian que a partir de 1967 los carnavales de La Habana formarán parte de los festejos por el 26 de Julio.
  • Creado el Consejo Nacional de la Defensa Civil.
  • IV Congreso Latinoamericano de Estudiantes.
  • Creada la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE).
  • I Encuentro Nacional de Monitores.
  • XVII Olimpiada Mundial de Ajedrez.
  • Seminario Internacional de Tiempo Libre y Recreación.

Se han publicado 42 comentarios



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  • Maritza Gonzalez dijo:

    Hace cerca de una semana fui a Coppe lia con el interés de entrar en el área donde se paga con código QR . Estuve en la cola por casi 1hora esperé porque había variedad en los sabores al fin
    cuando entramos estuvimos sentados
    sin atención por 40 minutos solo había
    una dependienta y una que recogía las mesas pues en ese tiempo las otras
    dos dependientas salieron para la calle
    L y no regresaron en todo ese tiempo. A
    la hora de pagar me dijo la muchacha que podía pagar en efectivo, y entonces
    para qué tienen la propaganda depagar
    con tarjeta si no la están usando casi y
    se supone que esto agilice el servicio
    que en general fué pésimo y hasta se
    equivocaron en las bolas de sabores
    que pedí además de las horas que pasé sin poder probar el helado.
    Creo que el sisema es totalmente inoperante y más si hay tan poco personal de servicio y que al parecer no está bien capacitado para el cobro por este sistema.

    • holos dijo:

      El codigo QR no funcionará hasta que el 80% de los cobros y pagos en el sector minorista, no sea sin efectivo. Hasta que algunos establecimientos prohiban el efectivo.

      • Karmando dijo:

        Si no hay pago en efectivo no hay búsqueda con la propina y el no tener efectivo para el vuelto. Aunque con la ese mal servicio dudo haya propina alguna

  • Ruso dijo:

    ...Encuentro nacional de monitores!!!!...somos lo máximo...

  • Agapito dijo:

    Con Coppelia pasa igual que con la TV. Siempre antes fue mejor. Sin tanta tecnología teníamos teatro TV, aventuras, novelas, cómicos, etc. Hoy tenemos alta tecnología que no se usa - las cajitas se explotan a un 20 %. Sus potencialidades están sub utilizadas, etc.

    • este armando dijo:

      Participé en el IV CLAE que menciona Iraida
      Nos invitaron a Coppelia
      A pesar de los veintitantos platos en oferta, tuvieron (¿Jorge?) la cortesía de inventar uno especial para nosotros. Qué tiempos

    • Justa la justa dijo:

      Agapito, tiene toda la razón, hace un tiempo en una crónica que se le hizo a Terminar Pérez, comenté que por qué no se explotaban las potencialidades de la provincias como en los años 70, 80 cuando existió una televisión en Santiago de Cuba.
      Antes con menos recursos se hacía mucho más también en la televisión Nacional, solo ver las novelas cubanas con el amor y la calidad que se hacían.
      Creo que ya es momento que se le exija a los directores de televisión de cualquier parte de Cuba que obligatoriamente deban realizar un audiovisual al año, no un cuento de una noche: una serie, miniseries, una aventura, una telenovela y que esas producciones se paguen bien, que se utilicen actores y actrices conocidos o no.
      Pero que el pueblo de Cuba pueda ver sus productos propios, porque calidad hay en todas las esferas.
      Sobre Coppelia, qué decir, eso es algo que hay que entrarle con todo, el artículo es muy bueno pero, eran otros tiempos, otra Coppelia, otra gente.
      Ya les digo, para que vuelva a ser aquel Coppelia hay que entrarle con todo.

    • Karmando dijo:

      Al menos usted tiene cajita

  • Mercedes del Risco Cabrera dijo:

    Muy interesante e instructivala la entrevista a Jorge Jorge,coincidimos mis helados chocolate y almendra.

  • FLY dijo:

    Recordar lo que Coppelia fue, es una leyenda para nosotros que eramos muy jovenes en 1989. Como cuando un tío o un vecino nos dice: "Esa fue mi novia en la secundaria", y uno lo mira con ojos malditos y le dice con infantil sinceridad: "Qué mal gusto, mijo". Y el tío (vecino) aclara: Ahora está gorda y desaliñada, pero en mi época tenía toda la escuela "haciéndole cola". Y como el tío vecino, nosotros, los que hoy vamos a Coppelia (ex novia bella) tampoco somos los mismos. La historia se repite, como las colas, otras cosas no.

    • Vismel dijo:

      Y yo que nací en 1999 que le digo a mis nietos? Le diría...... ahhy en mis tiempos habían dos sabores de helados.!!! dos !!!! y las colas no duraban mas de tres horas. Aquellos si eran buenos tiempos!!!!

      • Vismel dijo:

        Apenas conozco 5 sabores de helado y de milagro.

  • Manolito1386 dijo:

    Magnifico artículo, me recuerda una frase q dice q todo tiempo futuro a de ser mejor pero donde esta ese tiempo en q futuro, vale la lectura q enriquece y nos da cultura ….

  • Rafael dijo:

    Coppelia la gran incognita de la Habana, historia y actualidad, realidad confundida entre el deseo de la poblacion de disfrutar Un buen rato (y Un buen helado) y las deficiencias que aun subsisten (el mal servicio, las colas, los precios, la poca variedad de helados).. Ojala mas temprano que tarde demos "pie con bola" con este problema.

  • Néstor del Prado Arza dijo:

    Estimada Iraida, gracias por este maravilloso artículo. Te diré que fui delegado al Encuentro Nacional de Monitores, vine en la Delegación de Oriente Sur para competir cómo monitor de Matemática y concurso de conocimiento de la misma asignatura. Cómo es lógico estuve en Coppelia. En ese mismo año vine a estudiar en la Escuela de Matemática de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana. Hace poco tiempo me publicaron en Cubadebate un artículo sobre mis memorias de Coppelia y sus 54 sabores. Si lo deseas te puedo enviar el enlace para que lo leas
    Ya somos amigos en Facebook.

    • Iraida Calzadilla dijo:

      Néstor, hoy podría parecer superfluo aquel encuentro, pero para quienes éramos estudiantes entonces y estábamos involucrados en el movimiento de monitores, fue una experiencia única, maravillosa, donde conocimos muchas personas y pudimos hablar de todo cuanto pensábamos. Yo fui delegada por la antigua Habana campo, entonces vivía en San Antonio de los Baños. Fui como monitora de Biología, asignatura que adoré en mis tiempos de secundaria básica. Adicioné ese evento no por nostalgia, sino porque la prensa lo siguió y destacó.

    • RARJ dijo:

      Del Coppelia en tremolina
      Hay recuerdos todavía
      Porque allí uno compartía
      En las noches sabatinas.
      El viento que arremolina
      Esos recuerdos hermosos,
      Nos hace más vigorosos
      Porque nos llegan destellos
      Del lindo ayer y de aquellos
      Helados tan deliciosos.

  • Osvely dijo:

    Nostalgias...
    Con los nuevos precios se acabarán un poco las colas.

  • Flower dijo:

    Vivimos de remembranzas del ayer....porque hoy es imposible. En mis tiempos era el paseo de los jovenes los sabados y dabamos mas vueltas que un trompo en ese Coopelia, comiamos helado (varios sabores), luego cruzabamos a degustar una rica pizza Vita Nuova y para culminar una caminata de malecón.
    Hoy.......

    • Ingrid dijo:

      ... Hoy... Ni Malecón, pq para colmo, estamos en pandemia.

  • Humberto dijo:

    Las cosas que han marcado a Coppelia: la afluencia de personas ,las largas colas y sus casquitos de helados.

  • Miguel dijo:

    Lo que es una falta de respeto al pueblo la atención de hay en ese Coppelia, producto a las medidas que se han tomado en la Habana ante el rebrote de la Covid ahora el helado es para llevar, pero resulta que en los kioskos que están fuera del coopelia lleves el vaso aunque te dan la barquilla pero no puedes comertelo allí mismo, además te cobran el vaso a 1 peso, cómo es posible que yo vaya a comprar una bola de helado con barquilla y no me la pueda comer allí, amen que quienes despachan el helado están sin guantes y no cuplen las medidas de higiene, se quiso dar la queja en ese momento pero no apareció nadie por todo los contornos , donde está en el coopelia de la Habana la famosa protección al consumidor de que tanto hablamos

    • Randol dijo:

      Helado para llevar señor, no se debe ni se puede consumir dentro del establecimiento por la contingencia de una pandemia que ya cobro más de 2 millones de vidas, ¿usted no ve TV acaso? Soy uno de los que trabaja en la heladería y si estamos tomando todas las medidas higiénicas no por temor a una multa, lo hacemos por que es nuestro deber protegernos y proteger a nuestros clientes.

  • sgomez dijo:

    "a la verdad"?..... Wow!

  • serbando dijo:

    Coppelia se volvio un lugar excluyente.

  • Estedonia Lopez, dijo:

    Copelia fue como todo lo de Cuba, a los pocos meses de inauguracion ya no tenia ni la mitad de los sabores, las frutas acompanantes desaparecieron aun antes. En resumen mas penas que glorias.

  • Mi mismo dijo:

    Coppelia fue Coppelia hasta la década de los 80, olvidando la pausa de los 90 y principios del 2000, pero ya de eso no queda NADA NADA, ni la calidad de los helados, ni la variedad de sabores, NI QUE HABLAR DEL TRATO, porque a veces, y a sabiendas de que "nuestro vino pueda ser amargo y siga siendo nuestro vino" lo pudiéramos degustar mejor si al menos "estuviera bien servido"; analizando ese solo aspecto, y si para colmo le sumáramos los demás que conocemos, creo que COPPELIA , COPPELIA, de eso sólo quedan recuerdos nada más....

    • Raoul dijo:

      Como dijo el chino; "michelia, amble y necesida"

  • Lizandra dijo:

    Coopelia fue coopelia en su momento, ya de eso solo queda el recuerdo, lo peor que tiene el coopelia de la Habana no es la falta de sabores, lo peor que hay allí es el trato y atención al cliente, pésimo en todo el sentido de la palabra

  • Néstor del Prado Arza dijo:

    Coppelia fue excelente por muchos años. Puedo dar fe de la existencia de los 54 sabores y más de 10 combinaciones.
    Yo me propuse probar los 54 sabores y lo logré en 9 semanas. Los martes y jueves tenía clases de educación fisica en la tarde. Iba para Coppelia y me sentaba en la barra. Como no tenía mucho dinero apliqué la estrategia de pedir cada vez una tres gracias con sabores diferentes. Saquen los cálculos y verán que fue suficiente las 9 semanas y 18 pesos. Cada tres gracias costaba 1 peso.
    En una agenda pequeña anotaba las características de apariencia y sabor de cada bola.
    Recuerdo que en mi Escuela de Matemática era una especie asesor sobre los 54 sabores que ya tenía documentado. De chocolate había unos cuantos. Chocolate; chocolate almendrado; chocolate menta; chocolate malteado; chocolate pranline; chocolate nuez; ...
    Mi combinación preferida era : melocotón, naranja piña y albaricoque. Con pedacitos de frutas afines.
    Y la combinación preferida La copa Lolita; con un pequeño y delicioso flan escoltado por dos bolas de helado que costaba 1.20 pesos.
    Les aseguro que he sido fiel a la verdad.

  • Xayu dijo:

    Los tiempos mjores no.son para kienes cruzan la tercera edad yo soy joven tngo 25 años.y recuerdo q los tiempos d la universidad en q el helado d coopelia era mjor q cualkier almuerzo ...eran tiempos d gloria jjjjjajajaj...ahora caprichosa vuelvo a ir...y lo uniko q.ha aumentado es el precio....xq nada d atencion ni dsabores casi q t obligan a comer mixta la ensalada aunk haya algun sabor q a uno no l guste...y tan pekeñas y huecas como siempre...es mas yo creo q ya lo q tngo es masokismo....xq nada bueno hay alli

  • Raoul dijo:

    Recuerdo que habia tremendas colas, pues ya desde entonces escaseaban los alimentos y muchos no teniamos otra cosa que comer.

  • fjglez dijo:

    En los 80 yo estudiaba Ingeniería Electrónica en Máquinas Computadoras en la CUJAE y a las 12 de la Noche después de Estudiar decíamos vámonos para Coppelia y salíamos cogiamos la Ruta 84 con 5 centavos o sea 1 medio llegamos a Coppelia Disfrutábamos de una Ensalada o lo k Quisiéramos Luego caminamos por 23 hasta O para Regresar pero antes Entrábamos al Wakamba y nos comíamos una Señorita y un Refresco y de nuevo nos Tomábamos la Ruta 84 y para la CUJAE...Comparado con hoy era Vivir en el Paraíso para no decir lo que vivimos Hoy...

  • Yamila dijo:

    En mi juventud,era los mas significativo,mi mamà me daba 5 pesos,daba para una ensalada en coppelia 1.50 despues una pizza y una malta en la piragua y sobraba para el cine,yo soy del vedado y cuando llegaban las 12 y 30 pm ibamos en piquete para el coppelia,cerraba a la 1 y 45 am,ahora solo vivimos del recuerdo,de lo q fue y ya no es ni serà.

  • Tati dijo:

    De aquel Coppelia no quedan ni las bolas...
    Deberían revisar o inspeccionar TODO en Coppelia, leer lo que la gente están poniendo aquí y que a alguien le duela lo que pasa en el Coppelia de La Habana

  • Rodo dijo:

    Somos un país q vive del pasado, no piensa en el presente y no tiene futuro. Aunque piense otra cosa es la triste realidad

  • Carlos dijo:

    Tengo muy gratos recuerdos de mi infancia y juventud en coppelia nunca mire las colas , era cosa que se olvidaba cuando salias, solo disfrutabas tus sabores favoritos y el mundo te savia a gloria....NO VISITO EN AÑOS , la última no me gusto el HELADO que no es COPPELIA

  • Lourdes Rodríguez dijo:

    !! Hermoso trabajo periodístico, ser dirigente o líder obliga a tener aptitudes humanas que la mayoría no tenemos!!

  • Eugenio dijo:

    7 horas de un Domingo a mediados de los 80 no me alcanzaron para entrar a La torre del Coppelia, muchas personas se colaban. Pero los deseos eran irresistibles y muchos formamos parte con gran paciencia de aquellas interminables colas, como reconocimiento a la calidad de aquellas bolas de helado, creo que la numero 10, bueno, las grandes.
    Un día cualquiera se me ocurrió contar los sabores: 12, (DOCE).
    Pienso que tratar de elaborar la receta original del Helado Coppelia en las condiciones actuales sería demasiado caro. Es triste, las nuevas generaciones sienten una sensación que no sé describir, al escuchar el eco y recuerdos que dejó un helado que alcanzó fama mundial.
    La misma suerte le ha tocado también a la Mayonesa Doña Delicia, de la que me sentía muy orgulloso, pues después de compararla con las importadas, siempre la preferí. Después del periodo especial nunca más fue la misma.
    Completo el triángulo con las desaparecidas laticas Taoro, de mermelada de mango o de Guayaba. Jonrón, botó la pelota y rompió el bate.
    Las mermeladas enlatadas que he probado hoy, todas están o quemadas, o acidas, o desabridas y aguadas.
    El recuerdo de la exquisita calidad de aquel helado Coppelia hoy les saca las lágrimas a los cubanos que la conocieron. Y constituye una bandera que recuerda todas las cosas bien elaboradas que logramos disfrutar en aquellos años.

  • Yo pienso dijo:

    Me parece que en el coppelia deberían hacer una limpieza de trabajadores que lo que hacen es robar al descaro delante de los ojos de los clientes,si quieren que el coppelia vuelva a tener la gloria que tenia antes ,deben buscar personas honestas,honradas y bien educadas,y ademas agrandar las bolas de helados como en los años 80 que con unos jimaguas uno se llenaba,solo asi vale la pena pagar 5 pesos por cada bola y llevar a la novia a pasar un buen rato.Yo pienso que vale la pena hacer un cambio ya,no se puede esperar mas.slds a todos y cuidense de la pandemia

  • Jose Arturo dijo:

    Hola Iraida
    En nombre de la familia de Jorge Jorge, principalmente sus hijas Raquel y Ma.Elena les damos nuestras mas expresivas gracias por ese excelente articulo, que lo refleja en su amplia trayectoria revolucionaria un tanto relegada al olvido.
    Saludos
    Jose Arturo Hernandez Yero (yerno)

  • Yamile Haber Guerra dijo:

    Aplausos Iraida Calzadilla. Ovación cerrada. De manual para jóvenes periodistas y para lectores fatigados

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Iraida Calzadilla Rodríguez

Iraida Calzadilla Rodríguez

Doctora en Ciencias de la Comunicación y profesora de Periodismo en la Universidad de La Habana.

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