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Me quedo con Mafalda

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Imagen: Quino.

Una vez, Mafalda estaba en la playa. A su lado, su papá se queda embobado, “ojiabierto”, casi babeante, contemplando a unas mujeres bañándose. La niñita rebelde de Quino se acerca a la bolsa a coger una servilleta y se la restriega en la cara: “Eh, ¿qué haces?”, pregunta el padre. “Nada, es que te había entrado un bikini en el ojo”, reprende ella. En la caricatura, el interpelado luce, al menos, avergonzado.

Imagen: Quino.

Dos titulares de prensa de ahora mismo me traen de vuelta el recuerdo de esta tira, imagen por imagen y letra por letra. La noticia del fallecimiento de Quino me ha dejado triste. El creador de Mafalda es, probablemente, uno de los muchos “culpables” de que ya desde muy niña no me convenciera la idea de quedarme en casa fregando platos y limpiando pisos.

En la antípoda, la noticia de un reciente premio de caricatura humorística me confirma el largo camino que aun nos queda en la deconstrucción de estereotipos machistas que, de tan naturalizados, se repiten y repiten, a veces sin mucho pensamiento.  Esta que hoy recibe justas críticas en las redes sociales se parece mucho a la de Mafalda y la playa; solo que sin la vergüenza y cargada de un matiz mucho más vulgar.

Una, y otra noticia, relegaron a un rincón de mi computadora lo que iban a ser las Letras de Género de hoy, ya casi terminadas. Para otra ocasión quedan. En su lugar dejo unos cortos comentarios, aún insuficientes para un tema enorme, y cedo el espacio a Mafalda. A ese humor del bueno que logró ser irreverente, divertido, rebelde... Y sobre todo, culto, inteligente, profundo y crítico, también con los estereotipos patriarcales que nos signan.

El humor es una herramienta poderosa. Puede enseñar, mostrando el lado ridículo o exagerado de un fenómeno, puede ser vehículo para catarsis sociales y críticas oportunas; pero también puede naturalizar y reproducir estereotipos discriminadores y ofensivos. Ninguna representación gráfica que porte estos mensajes resulta inocua. Al contrario, porta opiniones y juicios, legitima conductas y puede dañar, aun cuando ese propósito no esté en la intención de quienes la hacen. Urge, por eso, aprender de género.

“Nosotros somos parte de la sociedad. Por eso siempre digo que en estos temas tenemos que encontrarnos todos”, reconocía Luis Enrique Amador Quiñones (Quique Quiñones), director del Centro Promotor del Humor, a inicios de este año, durante el segundo Taller Nacional Prensa, humor e identidad.

Organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM), el Centro Promotor del Humor y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, el encuentro, no por gusto, hizo girar sus debates en torno a una interrogante cada vez más pertinente en los tiempos que corren: ¿tiene perspectiva de género el humor cubano?

En aquella instructiva sesión de trabajo, la periodista Mayra García Cardentey mostró como en muchas de las propuestas humorísticas recientes del patio persiste una visión sesgada de la diversidad sexual y la identidad de género, se reproducen estereotipos asociados a roles tradicionales de lo que es ser hombre o mujer o se naturalizan comportamientos como el acoso callejero.

Por su parte, la psicóloga Maité Díaz, especialista del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), argumentó que en la producción humorística muchas veces “se ha utilizado la burla para perpetuar roles tradicionales de las mujeres” y detalló la frecuencia con que aparecen en la caricatura o el humor audiovisual miradas lascivas a mujeres o “la representación de sus cuerpos como objeto de deseo”.

Para esta psicóloga, la burla y la imagen estereotipada pueden tener impactos negativos en las personas. A su juicio, la risa que nace de legitimar el sexismo hace que muchas personas puedan sentirse agredidas y ofendidas.

“Esto hay que revisarlo desde los propios creadores y apostar por su preparación para que puedan llevar en sus propuestas un mensaje que no sea discriminador ni devalúe”, dijo Díaz durante su intervención en el taller celebrado en el IIPJM.

Sergio Morlán, artista del catálogo del Centro Promotor del Humor, coincidió entonces en esa necesidad de prepararse, de buscar referentes, de aprender a desmontar lo que siglos de dominación patriarcal han depositado en nuestro ADN.

“El contexto está demandando una mayor preparación y esto lo tenemos que incentivar. No podemos vivir de espaldas a lo que sucede. Somos referentes para muchas personas y esas construcciones que estamos dando en nuestros personajes, de cómo se es hombre y mujer y de cómo es la relación entre los géneros, a veces, sin darnos cuenta, es una réplica cómplice de algo que no queremos” dijo Morlán.

En ese camino, una apuesta posible sería volver los ojos a Mafalda. No para enredarse en el debate de si su creador era o no era feminista; de si dijo esto o aquello, meros dimes y diretes que abundan y no enriquecen. Tampoco para copiarlo. La clave, creo, estaría en identificar qué resortes movieron a este hombre a construir un personaje que trascendió épocas, culturas y fronteras geográficas para liderar, desde la risa, un debate social humanista, defensor de derechos, cuestionador de injusticias.

Eso también es periodismo. El humor gráfico que se precie de ser bueno no puede estar de espaldas a los debates que conmueven a las sociedades donde nace. Mafalda, cuando nació en los sesenta, puso voz a la demanda de las mujeres de su época que batallaban por ser más que madres y esposas. Narró desde la risa los encontronazos múltiples en torno a los mandatos de género y cuestionó con su pluma la “norma” aceptada: las mujeres son de casa y destacan por su debilidad, ternura, paciencia y pasividad. Mafalda fue defensora del derecho femenino al espacio público.

Para la  la periodista y escritora argentina Patricia Kolesnicov, el aspecto más explícitamente feminista de la pequeña “hereje” es haber puesto en caricaturas que lo familiar -lo personal- es político. Una “vieja y poderosa consigna, que no arranca en esta década ni en estas pampas”, escribió.

Pero en este nuevo siglo de redes y comunicaciones vertiginosas, Mafalda no se quedó en la página amarilla de un diario impreso. En 2018, cuando en Argentina se batallaba por la legalización el aborto, su creador salió al espacio público a desmentir una fake news que involucraba a su personaje. Miembros de la campaña anti-aborto “Salvemos las dos vidas” habían publicado un dibujo de Mafalda usando el pañuelo celeste, símbolo en contra de la legalización y opuesto al pañuelo verde. Un texto, supuestamente escrito por Quino, acompañaba el dibujo: "Mafalda siempre estará a favor de la vida, por lo tanto no le pongan el pañuelo verde, porque su color es el celeste”.

La respuesta del dibujante no se hizo esperar: “Se han difundido imágenes de Mafalda con el pañuelo azul que simboliza la oposición a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. No la he autorizado, no refleja mi posición y solicito sea removida”. Y agregó: “Siempre he acompañado las causas de derechos humanos en general, y la de los derechos humanos de las mujeres en particular, a quienes les deseo suerte en sus reivindicaciones”.

Estas Letras…, que sustituyeron a otras que iban justamente sobre el aborto, porque el 28 de septiembre es el Día de Acción Global por su legalización, van en homenaje a Quino. También en defensa del humor profundo, consecuente y reivindicador que necesitamos en un proyecto social de igualdad y derechos como el nuestro. Yo me quedo con Mafalda.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Imagen: Quino.

Se han publicado 8 comentarios



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  • olga sánchez guevara dijo:

    gracias, dixie, excelente artículo, digno saludo al gran quino y su mafalda!
    ojalá que más humoristas se ocuparan de los temas de género como lo hizo él.

  • Unica dijo:

    Me encantan los cómics y caricaturas de cualquier tipo."Mafalda" no está entre mis favoritos pero admito q es muy educativa esa niñita inteligente
    Espero q pronto le demos la bienvenida en nuestras pantallas de televisión a nuestra amiga humorística Mafalda.

  • kal dijo:

    Uno de los pocos personajes que han sacado lágrimas de mis ojos de tanto reír. Que me ha puesto a pensar... Mi ídolo

  • Silvana dijo:

    Muy buen artículo y excelentes reflexiones ... Leí en estos días que no era nada menor que en los años 60, el personaje de una personita cuestionadora, crítica, inteligente y sagaz haya sido una NIÑA y no un NIÑO...esa visión de Mafalda ha nutrido varias generaciones de mujeres y de seguro muchas nos hicimos feministas (quizás sin saberlo aún) cuando en edades tempranas comenzamos a leerla.
    Por lo tanto comparto lo que aquí se dice...en la Cuba de hoy hace falta un humor que eduque a todos para una sociedad más justa , solidaria y respetuosa. Yo también me quedo con Mafalda, siempre.

  • Alberto dijo:

    Perdimos un grande de la historieta y la critica social. EPD

  • CARLOS GOMEZ VAZQUEZ dijo:

    YO TAMBIEN ME QUEDO CON MAFALDA, AUNQUE NO LE GUSTE LA SOPA.

  • Miguel Angel dijo:

    Gracias Dixie, justo homenaje y reflexión.
    Viva Mafalda!

  • Liliana dijo:

    Me encantó el artículo y ciertamente Mafalda es un ejemplo que la perspectiva de género y la lucha contra los estereotipos y desigualdades de género deben estar presente en todos los escenarios. El humor, la televisión, el teatro y demás manifestaciones no pueden estar exentas de modernizar sus discursos y sumarse a la batalla morada!!

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Dixie Edith

Dixie Edith

Periodista cubana y profesora del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), de la Universidad de La Habana.
En Twitter @Dixiedith

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