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Un estado en destierro, el Saharaui, donde el desierto es el gran mar desaguado (III)

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“Con una sola mano no se puede aplaudir”.

Proverbio Saharaui

Massimiliano Caligara y Claudio Cantù. Foto: idagarberi.blogia.com

Continúo mi reportaje de la “Misión 2020” en los campos de refugiados saharauis en Argelia, en particular Auserd y Rabuni, pero también en los territorios liberados. Mi voz en los campos, Federica Cresci, entrevistó a Massimiliano Caligara, presidente del Circolo Legambiente “GliAmici del Lago-APS” y socio fundador y consejero de CittàVisibili- ARCI, y a Claudio Cantù del CISP (Comitato italiano per lo Sviluppo dei Popoli) y coordinador de proyectos en los territorios liberados por la Red de Solidaridad italiana por el Pueblo Saharaui, quienes ilustraron las iniciativas que continúan y amplían el proyecto “Agua en el Desierto 2020”.

Desde hace años, los proyectos de solidaridad y cooperación internacional que se desarrollan en los campos de refugiados saharauis, situados en el desierto argelino, incluyen Tifariti también, una de las siete “ciudades” de los territorios liberados en el Sáhara occidental. Allí se activó un plan muy articulado, focalizado –como los proyectos de los años anteriores– en la recolección y gestión del agua en territorios desérticos.

Tifariti es una de las principales aldeas de los territorios del Sáhara Occidental, habitada por poblaciones nómadas y refugiados saharauis y es un punto de referencia (por la presencia de una escuela, de un hospital y de cuatro pozos), además un cruce de las pistas que atraviesan el desierto.

El objetivo principal de este proyecto es el restablecimiento de algunos enlaces hídricos, con instalaciones de bombeo y distribución del agua para regar un huerto que se implementará con ayuda y colaboración de “Reseda Onlus”, destinado a la producción de hortalizas y vegetales. Esto permitirá abastecer al comedor escolar, mediante un proyecto de Red Tifariti, con productos cultivados in situ.

Los beneficiarios serán principalmente los alumnos de la escuela que disfrutan del servicio comedor y toda la población local. El presupuesto necesario para la realización de este proyecto asciende a unos 7 mil 500 euros, se recolecta con la contribución de los ayuntamientos que desde hace tiempo sustentan la iniciativa, además con las nuevas adhesiones de Oleggio Castello, Briga Novarese e Pisano; gracias también a los financiamientos concedidos por asociaciones y empresas del territorio, como Auser Borgomanero, las Hermanas de la caridad del mundo onlus, Avis Arona, el grupo Alpini di Dormelletto, la Parroquia de Cesara y Novacoop, Comité Selma 2.0, etcétera.

“El único proyecto fuera de los confines italianos, del cual se ocupa nuestro Círculo de Legambiente, es con los amigos saharauis. Nació hace unos 15 años, de la voluntad de poder interaccionar con los proyectos de acogida de los niños, pero antes de ponernos completamente a disposición, fui a los campos prófugos para hablar directamente con el pueblo saharaui, los médicos y los padres de los niños.

“Una vez entendido que era el proyecto más justo, como Círculo, nos pusimos enseguida a disposición. En todo caso, cada año, estamos físicamente presentes en los campos de refugiados para ayudar con proyectos in situ, estudiados con el Frente Polisario y las autoridades de la R.A.S.D. (República Árabe Saharaui Demócrata), para mejorar las condiciones de la vida cotidiana de este pueblo”, afirma Massimiliano.

Según él, en cambio, el aspecto más importante es el político: crear dinámicas para hacer emerger la causa y la lucha del pueblo saharaui, implicándonos en primera persona y, sobre todo, involucrar estructuras como los ayuntamientos, las regiones u otras asociaciones, significa dar visibilidad a un pueblo que reclama desde el 1975 su autodeterminación.

“El hecho más vergonzoso es que desde la mitad de los años 1970, como europeos, simulamos desconocer que estábamos robando los recursos de un pueblo que nunca fue libre. Por ejemplo, la zona de pesca frente a las Islas Canarias, que es una de las más productivas del mundo, es explotada descaradamente por muchos países, comprando las licencias a Marruecos, Italia incluida; robamos los fosfatos, todavía base principal de la química mundial, nos apoderamos del petróleo, nos adueñamos de la arena. Las potencias europeas, con Francia dirigiendo el tema en la Unión Europea, están muy interesadas en que el pueblo saharaui no tenga su independencia para seguir haciendo negocios muy convenientes con Marruecos, que considera los territorios ocupados como propios y libres.

“Quiero precisar que el Frente Polisario protagonizó una guerra de liberación desde el 1975 hasta el 1991, y se detuvo, incluso tras conquistar un cuarto del territorio, mientras estaban ganando la guerra, para llegar a ser emisarios de paz y como instrumento de liberación, no utilizar más las armas, sino la cultura. Su pueblo se convirtió en el más alfabetizado de África.

Nueina Djil, con un AK-47 al hombro y su hijo en brazo. Foto: idagarberi.blogia.com

“Todo esto tuve la suerte de averiguarlo conociendo a figuras claves del Frente Polisario como Nueina Djil, directora de la escuela militar para mujeres saharauis, que creí fuera una mártir, puesto que la vi en una ampliación fotográfica en el Museo de la Guerra, con un AK-47 al hombro y su hijo en brazo, mientras combatía la ocupación marroquí en el 1975. Tuve el honor y el gusto de encontrarla y de estar algunas horas con ella en 2018, en los campos de refugiados en un wilaya de El Aaiun. Es una mujer excepcional.

“El largo diálogo me hizo entender completamente el tamaño del pueblo saharaui, la capacidad de levantarse de una guerra de liberación, de encomendarse a las Naciones Unidas y empezar un recorrido de ‘liberación y crecimiento cultural’. La cultura como arma. La mujer al centro de la sociedad, la cultura como herramienta”.

Desde el 1991, Nueina enseña idiomas a los niños del wilaya. “Es decir, la cultura como instrumento de integración, cohesión, inclusión, crecimiento, liberación”.

Según Massimiliano fue muy arriesgado creer en la ONU, apostar al referendo, hasta hoy las Naciones Unidas no hicieron nada por el pueblo saharaui, pero indudablemente fue la elección correcta.

“Veo, cada vez que voy a los campos prófugos, una vida llena de valores y dignidad, bases fundamentales para poder convivir en armonía con el mundo, que nosotros en Occidente hemos perdido. Una vez más no somos nosotros los que ayudamos al pueblo saharaui, es él quien nos da grandes lecciones de vida. Con todo esto, claramente están cansados de esperar, ¡en octubre de este año serán 45 años de espera por un referendo que todavía no se ve ni de lejos!”.

Massimiliano Caligara, junto a Nueina Djil. Foto: idagarberi.blogia.com

Massimiliano, luego, nos ilustra sobre los proyectos de que se ocupa Legambiente-los Amigos del Lago, que tratan el enorme problema del agua para los campos de refugiados, donde tienen a disposición menos que el cuantitativo mínimo aconsejado por el Organización Mundial de la Salud y que además está muy contaminada.

“Este año también trabajamos en los territorios liberados, donde también las condiciones del agua, sobre todo potable, son dramáticas. Tengo que explicar que los saharauis que deciden abandonar los campos de refugios para viajar 500 kilómetros en el desierto e ir a vivir en los territorios liberados pierden la condición de refugiados y todas las ayudas, ya muy escasas, que los saharauis reciben a nivel internacional. Por esta razón, el proyecto ‘Agua en el Desierto 2020’ comprende también los territorios liberados, en Tifariti, y se trata de ayudar en el cultivo de los productos de la tierra.

“En estos proyectos que llevamos adelante recibimos las ayudas de muchas asociaciones, con las cuales fundamos hace pocos meses la Red de Solidaridad Italiana por el Pueblo Saharaui, a pesar de que ya desde hace años trabajáramos por este pueblo. Estoy convencido que sólo uniendo fuerzas podemos vencer esta guerra, con la paz y la solidaridad contra una enorme injusticia que por demasiados años fingimos que no existía”.

Claudio Cantù. Foto: idagarberi.blogia.com

Claudio, en cambio, quiere recordar la ubicación de los territorios liberados, que delimita al este con el desierto del Sáhara y al oeste con el muro construido por Marruecos: 2720 kilómetros (sembrados con un alto número de minas antipersonales, entre 7 millones y 10 millones, que continúan activas hoy día), que impide a las poblaciones saharauis acceder a los recursos naturales de sus tierras legítimas del Sáhara Occidental. Además, a estos territorios liberados por el Frente Polisario no llegan las ayudas internacionales.

“Trabajamos en los territorios liberados desde hace años, el proyecto ‘Agua en el Desierto 2020’ viene a acompañar el sostén de la frecuencia escolar que llevamos adelante en los territorios liberados del 2013. El Frente Polisario creó escuelas en el desierto, garantizando el acceso a la instrucción y a la cultura para las poblaciones nómadas, y nosotros intervenimos respaldando a los niños que las frecuentan con la organización de comedores escolares (proveemos unos 12000 comidas completas al año y 24000 meriendas al año en las escuelas de la zona), transporte para los niños que viven lejos, creaciones de huertos cercanos a las escuelas, búsqueda y gestión del agua. Esa es nuestra contribución a la lucha de liberación del pueblo saharaui. Es complicado y difícil, pero no podemos concebir que este pueblo deba sólo vivir en los campos de refugiados, necesita su libertad, pasando por la reconquista de los territorios liberados”.

“Quiero subrayar”, añade Claudio, “la importancia de las ayudas a las poblaciones de los territorios liberados por el Frente Polisario, que no provienen de las ayudas internacionales oficiales, que una población nómada, que vive en un territorio minado sin poder acceder a sus recursos debido al muro construido por Marruecos, aprovechando la tregua firmada para organizar un referendo que la ONU, tendría que haber tenido garantizada.

“Es una cuestión política, ética y moral sustentar la lucha de este pueblo que quiere la demolición de este muro y la conquista de la libertad. Somos conscientes y deseamos que nuestra ayuda pueda ser funcional a la conquista de la independencia para la recuperación de todo el territorio. Esperamos de corazón que esté cerca el día en que los campos de refugiados prófugos se puedan vaciar, poniendo victoriosamente punto final a la última lucha de liberación del continente africano”.

Concluyo esta serie de artículos deseando a este pueblo maravilloso del desierto toda la libertad que siempre le robaron, recordando las palabras de Jadiya Hamdi, que fue ministra de Cultura y hoy es ministra asesora de la presidencia de la República Saharaui, que al hablar de su pueblo afirma:

“La Revolución es nuestro mar, dónde vivimos como peces en sus aguas, porque no servimos para otra cuestión que no sea la Revolución”.

(Tomado del blog Tigridia y los indios Piccaninny)

Lea además:

Un Estado en destierro, el Saharaui, donde el desierto es el gran mar árido (I)

Un estado en destierro, el Saharaui, donde el desierto es el gran mar desaguado (II)

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Ida Garberi

Ida Garberi

Periodista italiana con corazón cubano. Editora de la página en italiano de Prensa Latina y Cubadebate. Veterinaria en el pasado.

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