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Fidel Castro: “MNOAL, la lucha por la paz y por un orden económico justo”

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Fidel Castro habla en la Cumbre del Movimiento De Países No Alineados. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la sesión inaugural de la VI Conferencia Cumbre del Movimiento De Países No Alineados, celebrada en el Palacio de las Convenciones de La Habana, el 3 de septiembre de 1979.

Excelencias:

Invitados:

Compañeros:

Permítaseme que el primer recuerdo en este solemne acto sea para el amigo admirado y querido de todos nosotros, héroe de la liberación y la revolución de su patria, que tan brillantemente dirigió la Conferencia Cumbre de Argel en 1973, y tanto hizo por el prestigio y fortalecimiento de los No Alineados, el fallecido presidente de Argelia, Houari Boumedienne. ¡Cómo nos duele que no pueda compartir con nosotros en Cuba este momento histórico de nuestro Movimiento! A su memoria pido a esta digna conferencia un minuto de silencio.

Gracias.

Señor Presidente Junius Jayawardene, deseamos expresar nuestro sincero reconocimiento por su preocupación permanente por el destino de nuestro Movimiento, el respeto democrático hacia los componentes disímiles de esta poderosa asociación de países, y la sabia prudencia que ha sabido mostrar en cada uno de los momentos difíciles que los Países No Alineados hemos tenido que enfrentar estos últimos tres años. No fueron tiempos fáciles. Su pequeño país, a pesar de las distancias y las dificultades económicas, ha realizado un noble y meritorio esfuerzo por estar a la altura de las honrosas responsabilidades que le asignaron en Colombo.

A todos los aquí reunidos agradezco el inmenso honor que nos hacen con su presencia. A todos los saludo cálidamente y les doy la bienvenida en nombre de nuestro pueblo.

Nos complace también expresar nuestros sentimientos fraternales a los nuevos países que se incorporan en esta conferencia a nuestro pujante Movimiento: Irán y Pakistán, que llegan a su seno sobre los restos del trono destrozado del Sha y las ruinas de la alianza militar reaccionaria y agresiva de la CENTO; Surinam, Bolivia, la pequeña y valerosa Granada y el indomable pueblo de Nicaragua donde están frescas todavía las huellas heroicas de sus abnegados combatientes, en la marcha histórica que trajo libertad a la patria de Sandino y dignidad a nuestra América.

Etiopía y Afganistán nos acompañan ahora en su nuevo carácter revolucionario y el Frente Patriótico de Zimbabwe como miembro pleno.

Crece la familia y crece en calidad, que es como debe crecerse.

Se encuentran también como nuevos observadores: Filipinas, Santa Lucía, Dominica y Costa Rica. Nos acompañan numerosos invitados, entre ellos por primera vez España, en cuyo gesto de enviar una representación a esta conferencia, vemos una esperanza de relaciones amistosas y útiles con todos los pueblos del mundo, sin dejarse arrastrar al bloque militar agresivo de la OTAN, que solo serviría para comprometer y enajenar el brillante futuro de ese pueblo abnegado que tan sólidos vínculos de historia, cultura y sangre tiene con las naciones de nuestra América. En la Europa occidental industrializada también necesitamos amigos que no marchen atados al carro imperialista.

La representación de 94 Estados y movimientos de liberación se encuentran presentes como miembros plenos en esta Sexta Cumbre. Es la más numerosa y a la que ha acudido el mayor número de dirigentes de Países No Alineados y movimientos de liberación que se haya reunido nunca; no como algo de lo cual deba ufanarse nuestro modesto país, sino como una prueba inequívoca del vigor, la fuerza y el prestigio del Movimiento de los No Alineados.

Fueron inútiles los esfuerzos por sabotear la Sexta Cumbre de La Habana. Fueron inútiles las presiones, los trajines diplomáticos, las intrigas para impedir que la conferencia tuviera lugar en nuestro país.

Los imperialistas yankis, sus viejos y nuevos aliados —me refiero en este caso al gobierno chino—, no deseaban esta conferencia en Cuba.

Ellos elaboraron además la repugnante intriga de que Cuba convertiría el Movimiento de Países No Alineados en instrumento de la política soviética. Sabemos de sobra, que incluso el Gobierno de Estados Unidos obtuvo copia del proyecto del documento final elaborado por Cuba y realizó febriles contactos diplomáticos para tratar de modificarlo. Sobre esto tenemos irrefutables pruebas.

El proyecto elaborado, que por cierto fue remitido a todos los países miembros con más antelación que en ninguna otra conferencia y vuelto a reelaborar para incluir numerosas sugerencias recibidas, es a nuestro juicio bueno, aunque susceptible de ser mejorado. Mejorarlo es hacerlo más fuerte y no más débil. Pero en todo caso, ¿desde cuándo Estados Unidos tiene derecho a involucrarse en los No Alineados y pretender decidir cómo deben ser redactados nuestros documentos?

¿Por qué la oposición reaccionaria contra Cuba?

Cuba no es precisamente un país que tenga veleidades de ningún tipo con los imperialistas; Cuba no ha dejado jamás de practicar una política de estrecha solidaridad con los movimientos de liberación nacional y todas las causas justas de nuestra época; Cuba no ha vacilado nunca en defender con firmeza, energía, dignidad, honradez y valor sus principios políticos, ni ha cesado de luchar un solo minuto durante más de 20 años contra la agresión y el bloqueo del país imperialista más poderoso de la tierra, por haber llevado a cabo una genuina revolución política y social a sólo 90 millas de sus costas.

Es de sobra conocido, y ha sido admitido y publicado oficialmente en Estados Unidos, que las autoridades de ese país no cesaron durante años de organizar e intentar metódicamente el asesinato de los líderes de la Revolución cubana, empleando los más sofisticados medios de conspiración y crimen. Todavía, sin embargo, y a pesar de que los hechos fueron investigados y divulgados por el Senado norteamericano, el Gobierno de Estados Unidos no se ha dignado a pedir la menor excusa por tan vituperables e incivilizados actos.

La verdadera medida de un pueblo revolucionario y la intachable conducta de un país que no puede ser sobornado, comprado ni intimidado la da el odio de los imperialistas.

En las relaciones internacionales practicamos nuestra solidaridad con hechos, no con bellas palabras. Técnicos cubanos trabajan actualmente en 28 países integrantes de nuestro Movimiento. En la inmensa mayoría de ellos, considerando sus limitaciones económicas, esa colaboración se lleva a cabo gratuitamente, a pesar de nuestras propias dificultades. Cuba tiene en estos momentos prestando servicio en el exterior, el doble del número de médicos que el total de los que trabajan en distintos países a través de la Organización Mundial de Salud de las Naciones Unidas. Nobles y abnegados hijos de Cuba han caído a miles de millas de su patria apoyando al movimiento de liberación, defendiendo causas justas de otros pueblos, combatiendo contra la expansión de los racistas sudafricanos y otras formas de agresión imperialista a la dignidad humana y a la integridad e independencia de naciones hermanas. Ellos expresan la pureza, el desinterés, el espíritu de solidaridad y la conciencia internacionalista, que la revolución ha forjado en nuestro pueblo.

¿Qué se le puede impugnar a Cuba? ¿Qué es un país socialista? Sí, somos un país socialista, pero a nadie ni dentro ni fuera del Movimiento pretendemos imponer nuestra ideología y nuestro sistema. ¡Y no tenemos nada de qué avergonzarnos por ser socialistas! ¿Que hicimos una revolución radical en Cuba? Sí, somos revolucionarios radicales, pero no pretendemos imponer a nadie, y mucho menos al Movimiento de los No Alineados, nuestro radicalismo.

¿Que mantenemos relaciones fraternales con la comunidad socialista y la Unión Soviética? Sí, somos amigos de la Unión Soviética. Estamos profundamente agradecidos al pueblo soviético, porque su colaboración generosa nos ayudó a sobrevivir y a vencer en momentos muy difíciles y decisivos de la vida de nuestro pueblo, cuando incluso corríamos peligro de ser exterminados. Y ningún pueblo tiene derecho a ser ingrato. Estamos agradecidos a la gloriosa Revolución de Octubre, porque inició una nueva era en la historia humana, hizo posible la derrota del fascismo y creó condiciones en el mundo que, unidas a la lucha abnegada de los pueblos, condujo al desplome del odioso sistema colonial. Ignorarlo es ignorar la historia misma.

No solo Cuba; Viet Nam, los países árabes agredidos, los pueblos de las antiguas colonias portuguesas, los procesos revolucionarios en muchos países del mundo, el movimiento de liberación que lucha contra la opresión, el racismo, el sionismo, el fascismo, en Sudáfrica, en Namibia, en Zimbabwe, en Palestina, y en otras partes tienen mucho que agradecer a la solidaridad socialista. Me pregunto si Estados Unidos o algún país de la OTAN ayudaron alguna vez a un solo movimiento de liberación en nuestro mundo. Estoy incluso convencido, y lo he dicho otras veces, de que sin el poder y el peso que hoy ejerce en el mundo la comunidad socialista, el imperialismo, acosado por la crisis económica y la escasez de materias primas fundamentales, no vacilaría en repartirse de nuevo el planeta. Ya lo hizo más de una vez. Incluso amenaza con hacerlo una vez más y crea fuerzas especiales de intervención, que por cierto apuntan peligrosamente hacia los países exportadores de petróleo. Para citar un ejemplo, Estados Unidos ha decidido unilateralmente no respetar ningún límite más allá de tres millas de soberanía marítima.

¡Si para pertenecer al Movimiento de los No Alineados fuera preciso traicionar las ideas y las convicciones más profundas, no sería honroso para mí pertenecer a él; ni lo sería tampoco para ninguno de ustedes! ¡Ningún revolucionario tiene derecho a ser cobarde!

Algunos en el mundo han hecho del oportunismo un arte. Los revolucionarios cubanos no somos ni seremos jamás oportunistas. Nuestros propios intereses económicos y nacionales sabemos sacrificarlos cuantas veces sea necesario defender un principio justo, una línea política honorable. Los cubanos no haremos hoy lo contrario de lo que dijimos ayer, ni haremos mañana lo contrario de lo que decimos hoy.

Somos decididamente antimperialistas, anticolonialistas, antineocolonialistas, antirracistas, antisionistas, antifascistas, porque esos principios forman parte de nuestras concepciones y están en la esencia, el origen, la vida y la historia del Movimiento de los Países No Alineados desde su fundación. Están también muy frescos en la vida y la historia de los pueblos que aquí representamos.

¿Cuál de los países que hoy integran nuestro Movimiento era realmente independiente más allá de hace 35 años? ¿Cuál no conoció el colonialismo, o el neocolonialismo, o el fascismo, o el desprecio racial o la agresión imperialista, la dependencia económica, la pobreza, la insalubridad, el analfabetismo y la explotación más brutal de sus recursos naturales y humanos? ¿Cuál no soporta hoy el peso del abismo tecnológico, las diferencias de niveles de vida con las antiguas metrópolis, el intercambio desigual, la crisis económica, la inflación y el subdesarrollo impuesto a nuestros pueblos por siglos de explotación colonial y el dominio imperialista?

Si se trata de defender esos principios, si se trata de defender la independencia y el papel propio, prestigioso, solidario y cada vez más constructivo e influyente en la vida internacional de los no alineados, para que se escuche la voz enérgica y justa de nuestros pueblos, Cuba estará en la primera línea de la defensa de estos principios.

Por otro lado, pienso que si ustedes creyeran que Cuba es un país sin criterio propio, sin absoluta independencia, sin la lealtad y honestidad que debe al Movimiento dentro de los propósitos y fines para los que fue concebido y organizado, no habrían prestado la generosa cooperación, la confianza, el interés y el entusiasmo brindados a esta Sexta Cumbre.

Nadie ha pretendido nunca en nuestra vida revolucionaria decirnos lo que debemos hacer. Nadie ha intentado jamás decirnos cuál debe ser nuestro papel en el Movimiento de los No Alineados. Nadie nos dijo cuándo y cómo hacer la revolución en nuestra patria. Nadie habría podido pretenderlo. Nadie, por tanto, excepto el propio Movimiento puede determinar qué es lo que debe hacerse, cuándo y cómo hacerlo.

Hemos trabajado sin descanso en la creación de las condiciones, tanto materiales como políticas, para la celebración exitosa de este evento. Hemos respetado y respetaremos de forma absoluta los derechos de todos los integrantes del Movimiento. Hemos cumplido y cumpliremos cabal y escrupulosamente nuestros deberes como país sede. Nuestras opiniones no siempre coincidirán con las opiniones de todos y cada uno de ustedes. Tenemos muchos y entrañables amigos en esta conferencia y ni siquiera coincidimos siempre con los mejores amigos. Nuestro deseo es que cada cual pueda expresarse con el máximo de libertad y franqueza, y sienta que se le escucha con interés, respeto y consideración. La experiencia unida de todos los hombres que aquí se congregan puede producir extraordinarios frutos. Algunos temas son polémicos, algunas palabras pueden parecer fuertes. Si algo de nuestros pronunciamientos desagrada a alguno o algunos de los aquí presentes, sépase que no es nuestro propósito herir o lastimar a nadie. Trabajaremos con todos los países miembros sin excepción para alcanzar nuestros objetivos y cumplir los acuerdos que se adopten. Seremos pacientes, seremos prudentes, seremos flexibles, seremos serenos. A estas normas se atendrá Cuba en los años que presida el Movimiento y lo declaro categóricamente.

Hemos crecido y avanzado. Afortunadamente Mozambique, Angola, Sao Tomé y Príncipe, Guinea-Bissau y las Islas Cabo Verde, son ya países plenamente independientes, después de heroica y desigual lucha. Hoy forman parte prestigiosa e influyente en el seno de nuestro Movimiento como Estados soberanos. Hace apenas 6 años, en la Cumbre de Argel, eran solo movimientos de liberación.

Viet Nam está unido y libre después de 30 años de extraordinaria y admirable lucha.

El Sha ya no es Sha. La CENTO ya no es CENTO. Somoza ya no es Somoza. Y en la pequeña y heroica Granada el fascista Gairy ya no es Gairy. Son victorias incuestionables de la independencia, el progreso y la libertad. ¡Nuestras causas triunfan porque son justas!

Los pueblos, en número creciente, se suman a nuestras filas a medida que rompen las ataduras del colonialismo, el neocolonialismo, el fascismo o cualquier forma de opresión y dependencia. Todas estas luchas fueron apoyadas, de una forma u otra, por el Movimiento de los No Alineados. Sus victorias son también nuestras victorias.

No cesa el imperialismo, sin embargo, en su tenaz esfuerzo por mantener sojuzgados, oprimidos u ocupados otros pueblos y países cuyas causas demandan nuestro resuelto apoyo.

Cito en primer término al sufrido y valeroso pueblo palestino. Ningún despojo más brutal de los derechos a la paz y existencia de un pueblo se ha cometido en este siglo. Entiéndase bien que no somos fanáticos. El movimiento revolucionario se educó siempre en el odio a la discriminación racial y los pogromes de cualquier tipo, y desde el fondo de nuestras almas, repudiamos con todas nuestras fuerzas la despiadada persecución y el genocidio que en su tiempo desató el nazismo contra el pueblo hebreo. Pero no puedo recordar nada más parecido en nuestra historia contemporánea que el desalojo, persecución y genocidio que hoy realizan el imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino. Despojados de sus tierras, expulsados de su propia patria, dispersados por el mundo, perseguidos y asesinados, los heroicos palestinos constituyen un ejemplo impresionante de abnegación y patriotismo, y son el símbolo vivo del crimen más grande de nuestra época.

Pedazo a pedazo las tierras palestinas y territorios de los países árabes vecinos: Siria, Jordania y Egipto, han sido arrebatados por los agresores, armados hasta los dientes con los más sofisticados medios del arsenal de Estados Unidos.

La justa causa palestina y árabe suscitó el apoyo de la opinión progresista del mundo y de nuestro Movimiento a lo largo de casi 20 años. Nasser fue precisamente uno de los prestigiosos fundadores del mismo. Sin embargo, todas las resoluciones de las Naciones Unidas fueron despectivamente ignoradas y rechazadas por los agresores y sus aliados imperialistas.

Mediante la traición y la división el imperialismo ha querido imponer su propia paz. Una paz armada, sucia, injusta, sangrienta, que no será jamás paz.

Los acuerdos de Camp David constituyen una flagrante traición a la causa árabe: al pueblo palestino, al pueblo libanés, al pueblo sirio, al pueblo jordano, a todos los pueblos árabes sin excepción incluyendo al propio pueblo egipcio; una traición a todos los pueblos progresistas del mundo que en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales apoyaron siempre una solución justa al problema del Medio Oriente, aceptable y decorosa para todos, garantizada por todos.

Sobre tamaña injusticia, sobre tan maquiavélica política, sobre semejante traición, sobre tan endebles cimientos no se puede edificar jamás la verdadera paz en el Medio Oriente.

En lugar de uno el imperialismo quiere tener ahora dos gendarmes: Israel y Egipto, para el Medio Oriente, para el mundo árabe y para Africa. Si ya realmente existe la paz entre Egipto e Israel, ¿para qué se necesitan las cuantiosas armas que hoy está suministrando a Egipto, aunque no tan sofisticadas y modernas como las que reciben los israelitas? ¿Para qué servirán sino para emplearlas contra otros pueblos de la región, incluso el pueblo egipcio?

Fidel Castro en la Cumbre del Movimiento De Países No Alineados. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.

Hace falta ética en la política internacional. El Movimiento de los No Alineados debe cuando menos condenar enérgicamente el acuerdo de Camp David. Un mínimo de sanción moral es indispensable.

Hemos sido testigos de 10 años de maniobras, engaños y crímenes imperialistas en Zimbabwe. Seis millones de africanos viven allí oprimidos por una exigua minoría racista, fascista, arrogante, genocida. Debemos hacernos el más firme propósito de condenar y rechazar el llamado arreglo interno y al régimen títere de Muzorewa, que es una burla a la conciencia de Africa, y brindar al Frente Patriótico, único representante legítimo del pueblo de Zimbabwe, el máximo de apoyo y solidaridad del Movimiento de los No Alineados.

El pueblo de Namibia soporta igualmente el desprecio, la burla y el desacato a las órdenes y resoluciones de las Naciones Unidas por parte de Sudáfrica con el pleno apoyo de las potencias de la OTAN y Estados Unidos. Sin ningún derecho permanecen allí las tropas racistas sudafricanas, desafiando a la comunidad internacional y a la opinión del mundo, para escamotear la independencia del pueblo namibio e imponer a ese sufrido país un régimen de bantustanes.

Sudáfrica misma constituye el más bochornoso baldón para los pueblos de Africa y el mundo. La dignidad humana se tiene que sentir ofendida por ese repugnante reducto del espíritu nazifascista que subsiste en el Cono Sur de Africa, donde 20 millones de africanos son oprimidos, explotados, discriminados y reprimidos por un puñado de racistas. ¿Quién engendró semejante régimen? ¿Quiénes lo apoyan? Se dice que los racistas sudafricanos pueden incluso construir bombas atómicas. ¿Contra quién podrán usarlas?, ¿contra los ghetos negros de Pretoria? ¿Acaso servirán para impedir la justa e inevitable liberación del pueblo?

¿Por qué los racistas rhodesianos y sudafricanos pueden bombardear casi a diario impunemente a Mozambique, Zambia, Angola, Botswana, asesinando miles y miles de refugiados y a los propios ciudadanos de esos países? ¿Por qué los agresores sionistas pueden igualmente bombardear a diario los campamentos de refugiados palestinos y las poblaciones del Líbano? ¿Quién les ha dado ese derecho? ¿Quién les ha dado ese poder? ¿Por qué pueden usar las armas más sofisticadas de destrucción y muerte? ¿Quiénes las suministran? ¿No vemos acaso en ello una prueba irrefutable del papel agresivo del imperialismo y el tipo de orden y paz que desean para nuestros pueblos? ¿O es que cuando se mata un niño, un anciano, una mujer, un adulto negro, un palestino, un libanés, no se comete un crimen? ¿Se pueden diferenciar estos métodos y estas concepciones de la concepción y los métodos que practicó en su tiempo la Alemania fascista? Sin embargo, día a día, las noticias de actos genocidas de este tipo nos llegan en los cables, incluso a través de las agencias de prensa imperialistas, como si quisieran acostumbrarnos a la aceptación resignada y mansa de los hechos.

Otro problema que ocupa a la opinión africana y mundial es el del Sahara Occidental. Cuba, que no tiene ningún diferendo particular con Marruecos, cuyo gobierno mantuvo relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros, incluso en los días más agudos del bloqueo de Estados Unidos a nuestro país, enfocando el problema como una cuestión de principio expresa su total apoyo a la independencia del pueblo saharauí, por considerar absolutamente infundada la ocupación de su territorio e incuestionablemente justa su aspiración a la libre autodeterminación. Cuba formó parte de la comisión que por Naciones Unidas investigó los deseos del pueblo saharauí antes del conflicto y pudo comprobar que el 99% de los habitantes deseaban la independencia. Felicitamos la valiente decisión de Mauritania renunciando a toda pretensión territorial. Esperamos que Marruecos reconsidere su política en el Sahara Occidental, que lo aísla y debilita en la esfera internacional, lo agota y empobrece económicamente.

El derecho a la independencia del valeroso pueblo saharauí y su representación legítima, el Frente Polisario, deben ser reconocidos por todos.

Apoyamos al pueblo de Chipre en su lucha contra la ocupación extranjera de una parte de su territorio y por el desarrollo de la paz y la convivencia fraternal entre todos los componentes de la población de ese país hermano.

La posición de Cuba en relación con los problemas del sudeste asiático es clara y diáfana. Viet Nam para nuestro pueblo es sagrado. Por Viet Nam, dijimos un día que estábamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre.

Ningún pueblo pagó tal cuota de sacrificio, sufrimiento y vidas por la libertad en nuestra época; ningún pueblo hizo mayor aporte a la lucha por la liberación nacional; ningún pueblo contribuyó tanto en nuestros tiempos a crear una conciencia universal contra el imperialismo. Sobre Viet Nam se lanzaron cuatro veces más toneladas de bombas que todas las empleadas en la Segunda Guerra Mundial; en Viet Nam se estrellaron las garras del país imperialista más poderoso; Viet Nam enseñó a todas las naciones oprimidas que no hay fuerza capaz de vencer a un pueblo decidido a luchar por su libertad. En Viet Nam se luchó también por el respeto y la dignidad de todos nuestros pueblos.

Hoy, que Viet Nam es víctima de las intrigas, las calumnias y el cerco de los imperialistas yankis, y de la traición, la conspiración y la agresión del Gobierno de China, Cuba le brinda su más resuelto apoyo.

¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos y sus aliados, que ahora hablan tanto del problema de los refugiados vietnamitas, fruto directo del colonialismo, el subdesarrollo y 30 años de guerra de agresión, no dicen en cambio una sola palabra de los millones de palestinos dispersos por el mundo y los cientos de miles de refugiados zimbawanos, namibios y sudafricanos dispersos, perseguidos y asesinados en Africa?

¿Qué derecho tiene China a dar lecciones a Viet Nam, invadir su territorio, destruir sus modestas riquezas y asesinar a miles de sus hijos? La camarilla gobernante de China, que apoyó a Pinochet contra Allende; que apoyó la agresión de Sudáfrica contra Angola; que apoyó al Sha; que apoyó a Somoza; que apoya y suministra armas a Sadat; que justifica el bloqueo yanki contra Cuba y la permanencia de la Base Naval de Guantánamo; que defiende a la OTAN; que se une a Estados Unidos y a las fuerzas más reaccionarias de Europa y de todo el mundo, no tiene prestigio ni tiene moral para darle lecciones a nadie .

Apoyamos igualmente a la República Popular de Lao contra las amenazas de agresión y el expansionismo del gobierno chino.

Es conocida la posición de Cuba con relación al problema de Kampuchea. Reconocemos al único gobierno real y legítimo de Kampuchea, constituido por el Consejo Popular Revolucionario de la República Popular de Kampuchea y respaldamos la solidaridad brindada por Viet Nam a ese hermano país. Se pone énfasis en que Viet Nam envió combatientes en apoyo de los revolucionarios kampucheanos. ¿Por qué no se dice que la camarilla sangrienta que se había apoderado del país, en complicidad con China y el imperialismo, provocó y agredió primero a Viet Nam y que hay pruebas documentales irrebatibles de las matanzas masivas perpetradas contra hombres, mujeres, ancianos y niños vietnamitas?

Condenamos con todas nuestras fuerzas al gobierno genocida de PoI Pot e Ieng Sary. Tres millones de muertos los acusan. Hasta el propio Sihanouk confiesa que una parte de su familia fue asesinada. Es una vergüenza para las fuerzas progresistas del mundo que alguna vez en nombre de la revolución y el socialismo se hayan podido cometer semejantes crímenes.

No obstante, Cuba, respetuosa de sus obligaciones como país sede, brindó facilidades a ambas partes para estar presentes en La Habana, en tanto el Movimiento tomara una decisión al respecto. No se explica que mientras algunos se oponen a la expulsión de Egipto, que se alió a Estados Unidos e Israel, traicionando abiertamente la noble causa árabe y al pueblo palestino, se pretenda condenar a Viet Nam por sus actos de legítima defensa contra la agresión y se mantenga la ficción de que todavía existe el gobierno sanguinario de PoI Pot, baldón de la humanidad.

El Movimiento debe preservar la unidad y buscar siempre la solución pacífica de cualquier diferendo que surja entre sus miembros, pero está igualmente en el deber de mantener equidad, realismo y lógica política en sus decisiones. Tanzania se vio también obligada a defenderse de la agresión de Uganda y apoyar a los patriotas de ese país contra el régimen represivo. Hoy, el gobierno revolucionario y legítimo de Uganda está sentado en esta conferencia. ¿Por qué negar ese derecho a Kampuchea Popular?

Apoyamos firmemente la lucha del pueblo coreano por la reunificación de su país. Condenamos la injusta división y la virtual ocupación de una parte de su territorio por tropas norteamericanas. Denunciamos la inconsistencia y la falsedad de las promesas del gobierno de Estados Unidos, que lejos de reducir dichas tropas las refuerza e incrementa su potencial agresivo.

En el ámbito de nuestra América reiteramos nuestra firme e inclaudicable solidaridad con el pueblo hermano de Puerto Rico, cuyo derecho a la autodeterminación e independencia le niega empecinadamente la potencia colonizadora. Puerto Rico, al igual que los pueblos de Zimbabwe, Namibia, Sudáfrica, Palestina y otros, requiere nuestro apoyo sin vacilación ni tibieza, a pesar de las fuertes presiones que Estados Unidos ejerce constantemente sobre esta cuestión en todos los países.

Apoyamos los derechos de Panamá a la plena soberanía sobre el canal y condenamos las maniobras reaccionarias para obstaculizar las leyes de implementación del nuevo Tratado.

Apoyamos el derecho de Belice a la independencia, hoy obstaculizada fundamentalmente por la oposición y las amenazas de la satrapía sangrienta y proyanki que oprime a Guatemala. La población de Belice, desde el punto de vista étnico, cultural e histórico nada tiene que ver con la de Guatemala y ambas están igualmente necesitadas de libertad.

La nueva Nicaragua requiere de la comunidad internacional su máxima cooperación para la reconstrucción del país, destruido por casi medio siglo de dinastía somocista, hija de los infantes de marina yankis. Es justo que le brindemos nuestra solidaridad.

La aspiración de Bolivia, cuyos territorios fueron mutilados hace un siglo en una guerra suscitada por intereses imperialistas, a una salida al mar es absolutamente justificada y vital. Por tanto, consideramos nuestro deber apoyarla.

Somos opuestos a la permanencia de cualquier tipo de enclave colonial en este hemisferio, donde aún subsisten.

Cuba también necesita solidaridad. Nuestro país sufre un criminal y feroz bloqueo económico impuesto por Estados Unidos que incluye hasta los medicamentos y un pedazo de nuestro territorio nacional permanece ocupado por la fuerza.

¿Tiene derecho Estados Unidos a tratar de impedir a toda costa nuestro desarrollo? ¿Tiene derecho a poseer bases militares en otro país contra la voluntad de su pueblo?

Hay en todos estos temas y luchas, que suscitan nuestra preocupación y requieren nuestra solidaridad, un elemento constante e invariable: la acción del imperialismo. ¿Puede nuestro Movimiento ignorarlo? ¿Es acaso un extremismo de nuestra parte exponer claramente los hechos?

Aunque los países subdesarrollados, con mucha pobreza, un nivel y promedio de vida muy reducidos, son los que menos tienen que perder en una guerra, no podemos ser insensibles a la necesidad de paz en nuestro planeta. Eso sería como renunciar a las esperanzas de un futuro mejor para los pueblos. No compartimos la tesis de que una guerra nuclear mundial es inevitable. Tal actitud fatalista e irresponsable es el camino más seguro de que la humanidad pueda ser aniquilada por un holocausto universal. Nunca antes en la vida del hombre existió tal posibilidad tecnológica real. No es posible que seamos tan insensatos que lo ignoremos. Correspondió a nuestra generación por primera vez en la historia, enfrentar semejantes riesgos.

En nuestro mundo de hoy montañas de armas cada vez más mortíferas se acumulan junto a montañas de problemas de subdesarrollo, pobreza, escasez de alimentos, insalubridad, contaminación ambiental, falta de escuelas, de viviendas, de empleo y explosivos crecimientos de la población. Comienzan a escasear en diversas áreas del mundo recursos naturales de tierra, agua, energía y materias primas.

Las sociedades capitalistas desarrolladas no solo engendraron patrones de nivel de vida y de consumo despilfarradores y ya insostenibles, sino que por desgracia los han extendido a una gran parte del mundo. Muchos países de nuestra área no conciben el desarrollo sino como la aspiración de llegar a ser y vivir como Nueva York, Londres o París.

La crisis económica mundial, la crisis energética, la inflación, la depresión, el desempleo, de una forma u otra, agobian a los pueblos y a los gobiernos de una gran parte de la tierra. Muy pocos de los integrantes de nuestro Movimiento, si hay alguno, se ven libres de estas dificultades, porque sobre nosotros precisamente recae el peso fundamental de estas calamidades.

La lucha por la paz y por un orden económico justo, por una solución adecuada a los agobiantes problemas que afectan a nuestros pueblos se convierte, a nuestro juicio, cada vez más, en la cuestión fundamental del Movimiento de Países No Alineados.

La paz, con los inmensos riesgos que la amenazan no es asunto que debe quedar exclusivamente en manos de las grandes potencias militares. La paz es posible, pero la paz mundial solo podría asegurarse en la medida que todos los países tengamos la conciencia y la decisión de luchar por ella. Paz, no solo para una parte del mundo. Paz, para todos los pueblos. Paz, también, para Viet Nam. Paz, para los palestinos, para los patriotas de Zimbabwe y Namibia, para las mayorías oprimidas de Sudáfrica, para Angola, para Zambia, para Mozambique, para Botswana, para Etiopía, para Siria, para El Líbano, para el pueblo saharauí. Paz con justicia, paz con independencia, paz con libertad. Paz, para los países poderosos y los países pequeños. Paz, para todos los continentes y para todos los pueblos. Comprendemos perfectamente que sin lucha tesonera y resuelta no lo lograremos y debemos creer en la posibilidad de lograrlo a pesar del imperialismo, el neocolonialismo, el racismo, el sionismo, el expansionismo y los factores regresivos que aún subsisten en el mundo. La fuerza de nuestros países unidos es muy poderosa. Nunca antes las fuerzas del progreso y la conciencia política avanzada de los pueblos alcanzó tales niveles. En el seno de los propios países imperialistas y reaccionarios se mueven importantes sectores progresistas decididos a luchar por los mismos fines. No podrá olvidarse jamás el importante papel que jugó el pueblo de Estados Unidos y la opinión mundial en el cese de la criminal guerra imperialista contra Viet Nam.

La paz, la distensión, la coexistencia pacífica, el desarme hay que demandarlos, hay que exigirlos, hay que conquistarlos, puesto que no surgirán por generación espontánea y en el mundo de hoy no existe otra alternativa, si es que queremos preservar la vida de la humanidad.

Hay que estimular igualmente todo paso de avance en ese camino. Por ello debemos saludar con satisfacción los acuerdos Salt II, entre la Unión Soviética y Estados Unidos, así como los futuros pasos que se prometen en ese terreno. Debemos denunciar a la vez a las fuerzas reaccionarias partidarias de la guerra fría, que comprometidas con el sucio negocio de las armas, la destrucción y la muerte, se oponen en el Senado de Estados Unidos a la ratificación de dichos acuerdos.

Reconozcamos, sin embargo, que estos pasos, aunque positivos e importantes, están lejos todavía del ideal de la desnuclearización progresiva hasta la desaparición total de las armas nucleares, que sería al final lo único equitativo y justo para todas las naciones, y el cese de la carrera armamentista. Debe llegar el día en que la humanidad condene resueltamente la producción y el comercio de armas.

Según publicaciones estadísticas el mundo invierte anualmente más de 300 000 millones de dólares en armas y gastos militares, y esta cifra posiblemente es conservadora. Solo las fuerzas militares de Estados Unidos gastan, por ejemplo, 30 millones de toneladas de petróleo en estos menesteres, más que el gasto total de energía de todos los países de América Central y el Caribe juntos.

Con 300 000 millones de dólares se podrían construir en un año 600 000 escuelas con capacidad para 400 millones de niños; ó 60 millones de viviendas confortables con capacidad para 300 millones de personas; ó 30 000 hospitales con 18 millones de camas; ó 20 000 fábricas capaces de generar empleo a más de 20 millones de trabajadores; o habilitar para el regadío 150 millones de hectáreas de tierra, que con un nivel técnico adecuado pueden alimentar a 1 000 millones de personas. Esto despilfarra la humanidad cada año en la esfera militar. Considérese, además, la enorme cantidad de recursos humanos en plena juventud, recursos científicos, técnicos, combustible, materias primas y otros bienes. Este es el precio fabuloso de que no exista un verdadero clima de confianza y de paz en el mundo.

Para nosotros los marxistas, la guerra y las armas están indisolublemente asociadas en la historia al sistema de explotación del hombre por el hombre y a la sed insaciable que tal sistema entraña de apoderarse de los recursos naturales de otros pueblos. Un día expresamos en las Naciones Unidas: "Cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra".

El socialismo no necesita como sistema la producción de armas para su economía; no necesita ejércitos para apoderarse de los recursos de otros pueblos. Si se hubiese cumplido ya la consigna de unidad y fraternidad entre todos los pueblos y hombres, no harían falta armas para atacar ni oprimir a nadie, ni armas para conquistar la libertad y defenderla.

Por largo y utópico que parezca el camino, por duros que sean los reveses e incluso las traiciones en el seno del movimiento progresista, no debemos jamás desalentarnos ni dejar de perseverar en la lucha por estos objetivos. Es preciso exigir en todas las tribunas y los organismos internacionales que se pase de la retórica a los hechos.

Estas cuestiones nos llevan de la mano al tema económico. Es creciente el número de estadistas y dirigentes en el seno de nuestro Movimiento, que plantean la necesidad de que esta cuestión ocupe el lugar adecuado en el centro de nuestras preocupaciones. Ustedes son hombres de Estado que se enfrentan diariamente a las duras tareas de la economía en sus países. Saben bien cuáles son las enormes dificultades: el aumento constante de la deuda externa, la escasez de divisas, el creciente precio de la energía y los productos de importación, el intercambio desigual, el robo incesante y progresivo mediante los bajos precios en el mercado exterior de los productos que son el fruto del sudor de nuestros pueblos, la inflación, el alza de precios internos y la secuela de conflictos sociales de todo tipo que esto origina.

Gobiernos progresistas, que realizan un noble esfuerzo por el desarrollo y bienestar del país, se ven abrumados e incluso barridos a veces por las dificultades económicas y las condiciones leoninas e impopulares impuestas por los organismos internacionales de crédito. ¿Cuál no ha sido el precio político que han tenido que pagar muchos de ustedes por las normas del Fondo Monetario Internacional? Nosotros, los cubanos, que hemos sido excluidos de esa institución por voluntad imperialista, no sabemos ya con mucha certidumbre si constituye un castigo o un privilegio.

Hay gobiernos que acceden al poder mediante la lucha popular o revolucionaria y encuentran de repente las espantosas condiciones de pobreza, endeudamiento y subdesarrollo que les impiden dar respuesta a las esperanzas más modestas de sus pueblos.

No pretendo decir verdades a medias, y no voy a ocultar que las dificultades sociales son mucho mayores cuando en cualquiera de nuestros países una exigua minoría ostenta en sus manos las riquezas fundamentales y una gran parte del pueblo se ve desposeída de todo. En dos palabras, si el sistema es socialmente justo las posibilidades de supervivencia y desarrollo económico y social son incomparablemente mayores. Hay países en que la economía crece, pero a la vez crece la pobreza, el analfabetismo, los niños sin escuela, la desnutrición, las enfermedades, la mendicidad, el desempleo, demostrando inequívocamente que algo anda mal.

Los países subdesarrollados —algunos prefieren llamarlos optimistamente países en desarrollo, cuando en realidad es cada vez mayor la distancia de ingresos per cápita y niveles de vida con los desarrollados— con un 65% de la población mundial, disponen solo del 15% del producto mundial producido y únicamente el 8% de la producción industrial. El conjunto de países de esta categoría, desprovistos de fuentes naturales de energía, tiene en la actualidad una deuda externa superior a 300 000 millones de dólares. Se calcula que el pago total por concepto de servicios de la deuda externa asciende ya aproximadamente a 40 000 millones de dólares por año, que representa más del 20% de sus exportaciones de cada año. El ingreso per cápita promedio de los países desarrollados es ahora catorce veces superior al de los subdesarrollados. Tenemos, además, en el área subdesarrollada más de 900 millones de adultos analfabetos. Esta situación es ya insostenible.

Uno de los más agudos problemas de los países subdesarrollados no petroleros, que constituyen la inmensa mayoría de nuestro Movimiento, es la crisis energética. Los países exportadores de petróleo, que son todos del mundo subdesarrollado, y casi sin excepción ocupan un lugar en el Movimiento de los No Alineados, encontraron en todo instante el apoyo del resto de nuestros países en sus justas demandas por la revalorización de su producto y el cese del intercambio desigual y el despilfarro de energéticos. Estos países cuentan hoy con mucho mayor potencial económico y capacidad de negociación con el mundo capitalista desarrollado. No es esta la situación de los países subdesarrollados no petroleros. El azúcar, la bauxita, el cobre y los demás minerales sólidos; el maní, la copra, el henequén, el té, la semilla de marañón y los productos agrícolas en general, están terriblemente desvalorizados en el mercado mundial. Los países capitalistas desarrollados elevan egoístamente las tarifas arancelarias de los pocos productos manufacturados por nuestros pueblos e incluso subsidian mercancías que compiten con las nuestras, siempre que ello es posible. Tal hacen, por ejemplo, la Comunidad Europea y Estados Unidos con el azúcar. Los precios de los equipos, maquinarias, artículos industriales y productos semielaborados que importamos, crecen constantemente. Los privilegiados exportadores de estas mercancías las cobran cada vez más caras. Ellos soportan mejor que los países subdesarrollados el precio de la energía. Incluso exportan armas por decenas de miles de millones de dólares anualmente y con ellas muchas veces adquieren petróleo. El Sha de Irán fue uno de sus clientes multimillonarios predilectos hasta su justo derrocamiento hace muy poco. Los excedentes financieros provenientes del petróleo exportado se depositan fundamentalmente y se invierten en los países capitalistas más ricos y desarrollados. Estos fondos también les sirven para suministrarse energía. ¿Qué recursos en cambio les quedan a los países subdesarrollados no petroleros?

Es preciso tomar conciencia de esta realidad, puesto que la situación de muchos países, gran parte de ellos miembros de este Movimiento, es ya verdaderamente desesperada. Es preciso meditar y discutir sobre esto. Es preciso hallarle solución. El imperialismo maniobra ya para dividirnos, tratar de aislar a los países petroleros del resto del mundo subdesarrollado, culpándolos de la crisis económica cuya causa exclusiva está en el orden injusto establecido en el mundo por el sistema imperialista y, lo que es más peligroso, buscar pretextos y encubrir sus planes agresivos contra los países exportadores de petróleo.

Cuba no aborda este tema para defender intereses que le afecten directamente. Sufrimos, desde luego, los efectos indirectos de la crisis económica internacional y los bajos precios de nuestros productos en el mercado de occidente, pero tiene asegurados los suministros de petróleo que paga con azúcar, cuyos precios son correspondientes con el del petróleo y otros artículos de importación que adquiere del área socialista.

Sin embargo, debemos señalar que si toda la producción de azúcar del país, que en esta cosecha de 1979 alcanzó casi 8 millones de toneladas, la más alta del mundo entre los países productores de azúcar de caña, hubiese tenido mercado en el mundo occidental, al precio que hoy se paga en el llamado mercado mundial de aproximadamente ocho centavos de dólar la libra, no habría alcanzado para pagar la energía que el país consume, a su actual precio.

Hay que buscar soluciones energéticas pero no solo para los países desarrollados que hoy consumen ya la inmensa mayoría de la que se produce en el mundo, sino también y fundamentalmente para los países subdesarrollados.

Nosotros apelamos al sentido de responsabilidad de los países que son grandes exportadores de petróleo en el seno de nuestro Movimiento para abordar con valentía, decisión y audacia una sabia y previsora política de cooperación económica, suministro e inversiones en el área de nuestro mundo subdesarrollado, porque de la suerte nuestra dependerá su propia suerte.

No pido que sacrifiquen intereses legítimos; no pido que dejen de luchar al máximo por el desarrollo y bienestar de sus propios pueblos; no pido que dejen de asegurar su futuro. Los invito a unirnos, los invito a estrechar filas con nosotros, a luchar juntos por un verdadero nuevo orden económico internacional, cuyos beneficios alcancen a todos.

Ningún dinero podrá comprar el porvenir, porque el porvenir está en la justicia, está en nuestras conciencias y en la solidaridad honesta y fraternal de nuestros pueblos.

La solución de los problemas económicos de nuestros países requiere un esfuerzo extraordinario, responsable, consciente y serio de carácter mundial.

Los aquí reunidos representamos la inmensa mayoría de los pueblos del mundo. ¡Unámonos todos estrechamente; concertemos las crecientes fuerzas de nuestro vigoroso Movimiento en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales, para exigir justicia económica para nuestros pueblos, para que cese el dominio sobre nuestros recursos y el robo de nuestro sudor! ¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo, nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir! ¡Cese ya de edificarse una economía mundial basada en la opulencia de los que nos explotaron y empobrecieron ayer y nos explotan y empobrecen hoy, y en la miseria y el subdesarrollo económico y social de la inmensa mayoría de la humanidad! Que de esta Sexta Cumbre salga la voluntad firme de lucha y planes concretos de acción. ¡Hechos y no solo discursos!

Tal vez mis palabras, al inaugurar esta conferencia, no hayan sido demasiado diplomáticas, tal vez tampoco demasiado protocolares, pero espero que nadie dude que les he hablado con absoluta lealtad.

Muchas gracias.

Fidel Castro en la Cumbre del Movimiento De Países No Alineados. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.

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Fidel Castro Ruz

Fidel Castro Ruz

Líder histórico de la Revolución Cubana. Nació en Birán el 13 de agosto de 1926 y murió en La Habana, el 25 de noviembre de 2016. Ha escrito numerosos artículos, reflexiones y libros sobre la situación mundial, la historia de Cuba y su actualidad.

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