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ICAIC, sesenta años de industria y arte en el cine cubano

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Sergio Corrieri en Memorias del Subdesarrollo. Foto: Archivo CD.

“El cine es un arte”, establecía en su línea introductoria la Ley 169, la primera que en el ámbito cultural promulgó la Revolución que había triunfado en Cuba menos de tres meses antes. Aquella ley del 24 de marzo de 1959 reconocía, sin embargo, que la producción cinematográfica abarcaba mucho más y por eso creaba el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

Desde entonces, una política cultural articulada y centrada en la identidad nacional acompañaría al cine, poniendo en primer lugar su condición primordial de arte que, “liberado de ataduras mezquinas e inútiles servidumbres”, contribuyera a “plantear, dramática y contemporáneamente, los grandes conflictos del hombre y la humanidad”, que circunscritos a la experiencia social cubana serían centro de no pocos filmes.

La creación del ICAIC, al que poco después seguiría la Casa de las Américas -otra institución de mirada integracionista y descolonizadora desde la cultura cubana a la cultura latinoamericana-, concretó en los primeros meses de la década de los sesenta el anhelo de una industria cinematográfica nacional, el mismo que tenían en 1955 hombres como Julio García Espinosa y Tomás Gutiérrez Alea, Alfredo Guevara y Jorge Haydú mientras realizaban El Mégano.

Del ICAIC salieron, en su primera década, también la primera de la Revolución, varias de las películas más logradas en la historia del cine cubano, algunas de ellas incluidas en listas internacionales de los mejores filmes del siglo XX.

En un reciente taller organizado por el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y el ICAIC, la doctora Graziella Pogolotti afirmó que esa institución no solo diseñó una política cultural cinematográfica, sino que contribuyó a conformar la política cultural de ese primer decenio de la Revolución.

Humberto Solás, director de filmes como Lucía, Miel para Oshùn, Manuela, Cecilia y Barrio Cuba. Foto: Archivo CD.

Los sesenta -aquel tiempo de vanguardias artísticas revolucionarias, de defensa de la función social del arte, del Salón de Mayo y el Congreso Cultural de La Habana- fueron los años en que el cine cubano produjo filmes como Historias de la Revolución, Memorias del subdesarrollo, Lucía, Soy Cuba (coproducción con la URSS), Now! y La muerte de un burócrata. Nunca el cine nacional había alcanzado tales niveles de producción y de búsquedas estéticas y conceptuales.

El ICAIC producía y estimulaba la creación, pero también distribuía. Esa fue una de las grandes ganancias sociales y culturales desde aquellos años iniciales: la creación de nuevos públicos, la producción de un cine nacional que tenía como premisa el compromiso artístico y social de quienes lo hacían y la vocación -sin hacer concesiones en el discurso artístico- de llevarlo a los públicos más amplios, al pueblo.

Todavía muchos recuerdan los cines móviles (una experiencia recogida en Por primera vez, 1967) que “desperdigaron” o sembraron el cine por montañas y zonas rurales. Muchos vieron cine por primera vez. Buen cine. Más allá de los números, es válido imaginar cuántos nuevos horizontes culturales, cuántas nuevas inquietudes se abrieron en comunidades que de otra forma no hubieran accedido a las mismas cintas que se proyectaban en las salas de las ciudades.

Carteles de filmes cubanos.

Con el fomento del cine vino el de otras manifestaciones artísticas afines. De los Estudios de Animación salieron cortos y largometrajes que crearon personajes clásicos y han acompañado a quienes hoy son abuelos y padres, que los ven junto a hijos y nietos. El cartel de cine -decir cartel de cine cubano se elevó a categoría, a escuela- superó el marco de lo promocional y se hizo arte en las manos de artistas y diseñadores gráficos, entre ellos Raúl Martínez, René Portocarrero, Servando Cabrera, Alfredo Rostgaard y Eduardo Muñoz Bachs.

Los Estudios de Animación trajeron animados y personajes que han entretenido a generaciones de cubanos.

En 1969 surgió el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), que hasta 1977, partiendo de la idea fundacional de hacer música para el nuevo cine cubano, generó un núcleo de exploraciones y creatividad cuya fuerza y repercusión superaron las fronteras de la propia institución y del cine, y cuyos ecos resuenan aún hoy en la música cubana.

Inicialmente bajo el liderazgo y maestría de Leo Brouwer -también de Juan Elósegui, Federico Smith y Gerónimo Labrada-, en los talleres de creación, las grabaciones y sesiones académicas del GESI confluyeron personalidades musicales como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Sergio Vitier y Eduardo Ramos. Además, se les unieron luego Leoginaldo Pimentel, Leonardo Acosta, Emiliano Salvador, Pablo Menéndez, Armando Guerra y, finalmente, Sara González, Amaury Pérez y otros jóvenes músicos.

Búsquedas, fusiones, experimentación colectiva con sonidos que venían lo mismo de Europa que de Estados Unidos y Brasil, la música de concierto y géneros cubanos como el son o el guaguancó… En el GESI se hizo música para el cine y también para la historia musical cubana: Cuba va (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola), Los caminos (Pablo), Para una imaginaria María del Carmen (Noel), Danzón (Sergio Vitier), América tu distancia (Pablo), Un hombre se levanta (Silvio) y Canción de los CDR (Eduardo Ramos).

Han sido sesenta años de filmes y mucho más, porque en el camino, si miramos a la historia del ICAIC, habrá que mencionar el Noticiero ICAIC, la revista Cine Cubano, la Cinemateca de Cuba y su archivo, que han conservado y puesto al alcance de generaciones de cubanos lo mejor del cine nacional y mundial, y, en los últimos años, la Muestra Joven, una puerta a lo que está creando la nueva generación de cineastas.

Del 5 al 15 de diciembre de 2019, el Festival de Cine estará dedicado a Santiago Álvarez, a 100 años de su nacimiento. Foto: Archivo CD.

Desde 1979, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ha sido punto de encuentro y promoción para cineastas del continente, modo de acercar el cine de la región al público cubano y para intercambiar y teorizar sobre tendencias y nuevos escenarios de la creación cinematográfica en Latinoamérica.

Durante la ceremonia de premiación en la más reciente edición del Festival, en diciembre de 2018, su presidente, Iván Giroud, afirmó que “urge que las nuevas generaciones tomen su lugar en nuestro festival y lo ayuden a redimensionar con sus obras, inquietudes y obsesiones. Solo así podremos continuar llamándole Nuevo”.

Creo que una de las grandes virtudes del Festival ha sido mantener una línea coherente desde su concepción, un propósito bien claro de qué se proponía, lo cual era, en primer lugar, crear un espacio de confluencia para los cineastas y el cine de América Latina, un espacio de encuentro, pero también crear nuevos públicos para ese cine. Es una de las grandes obras del Festival, el público que ha formado durante estos cuarenta años viendo y apreciando cine latinoamericano. Creo que Cuba es el único país de América Latina que hoy tiene, a nivel de público, masivo, ese conocimiento de una cinematografía como la latinoamericana. (Iván Giroud, presidente del Festival de La Habana, en entrevista con Cubadebate)

Sesenta años de filmes y mucho más. En la historia del ICAIC han quedado cintas como Now!, que algunos consideran el precursor del videoclip, y clásicos del siglo XX como Memorias del subdesarrollo. Cientos de películas de ficción y documentales, miles de escenas y rostros, una inmensa obra coral.

A la hora de recordar en imágenes puede ser el Sergio que deambula por la ciudad, Rachel en La isla de las cotorras sobre el escenario del Alhambra, la monumental reyerta frente al cementerio en La muerte de un burócrata, el abrazo de Diego y David en Fresa y chocolate, la carrera final en la salina de Lucía, las tribulaciones de Concha en Plaff! o la barbacoa que se viene abajo mientras dos jóvenes se aman en Amor vertical; finales intensos e inolvidables como el de Clandestinos o la meditación, el sentimiento de pérdida y la incomunicación en filmes como Madagascar, la profundidad aún vigente de otros como Memorias…

Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío durante la filmación de Fresa y chocolate. Foto: Archivo CD.

Cada quien tendrá su imagen, o sus imágenes. Hay de todo en el cine cubano de los últimos sesenta años, mayormente producido y creado bajo la sombrilla del ICAIC: un cine con una fuerte impronta del documental, en el que no faltan recreaciones históricas, comedias hilarantes y otras en que las risas se turnan con la tragedia, vidas difíciles, introspecciones y herejías, y en cuyo devenir se reflejan -en temas, en abordajes, tonos- los momentos históricos, las bonanzas y crisis, incluso los estados de ánimo que ha vivido en estas décadas la nación cubana.

No es fácil la herejía. Sin embargo, practicarla es fuente de una profunda y alentadora satisfacción, y esta es mayor cuanto más auténtica es la ruptura o la ignorancia de los dogmas comúnmente aceptados. En este sentido, la herejía es un riesgo por cuanto importa el abandono de los senderos, y el rechazo de su sustitución. No hay vida adulta sin herejía sistemática, sin el compromiso de correr todos los riesgos. Y es por eso que esta actitud ante la vida, ante el mundo, supone una aventura y la posibilidad del fracaso. Pero es también la única verdadera oportunidad de acercarse a la verdad en cualquiera de sus aristas. (Alfredo Guevara, “Cine cubano 1963”, en revista Cine Cubano).

Alfredo Guevara junto a Santiago Álvarez. Foto: Archivo CD.

Los últimos años han sido los de la emergencia de las nuevas tecnologías en la realización y distribución de películas, nuevas vías de financiación y promoción; los del cine independiente y las polémicas y debates sobre el papel de la institución y la necesidad de nuevas formas legales en un paisaje cinematográfico que, como el social y económico del país, ha cambiado y requiere de actualizaciones.

Un paisaje cinematográfico en el que conviven formas estatales y no estatales de producción; en el que hay un contexto externo al hecho artístico que genera confrontación, y en el que, como reconocen muchas voces en la industria, lo independiente no tiene por qué estar reñido con lo institucional, como ha mostrado la práctica en años recientes. Es parte de la lógica de un país que cambia, aun sin renunciar a sus esencias.

Se han publicado 13 comentarios



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  • Victor Álvarez dijo:

    Magnífica mirada a estos 60 años del icaic.
    Seria importante trasladar a kas nuevas generaciones toda esa obra no solo cinematográfica sino musical plástica y hasta literaria que lo ha acompañado en aras de fomentar el buen gusto a ver si salimos de la ordinariez y las malas formas que despuntan ultimamente en nuestras manifestaciones artisticas.

  • Marcos Drass dijo:

    El Icaic es fruto del ingenio y de la sabiduría de Alfredo Guevara aunque muchas angustias le costó por la incomprensión de la época sobre el medio y las constantes censuras a sus obras.

    • Sergio dijo:

      Y censuras de él mismo,,,, ha habido de TODO.

      Felicidades ICAIC.

  • Arturo dijo:

    Sobre uno de los fundadores del Departamento de Dibujos animados del Icaic, lea: http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/03/19/gugulandia-parodia-de-la-humanidad/#.XJT90ba72CM

  • Claudia dijo:

    Felicidades ICAIC!!!!

  • rafael g dijo:

    estoy de acuerdo con lo que dice victor se debe dar mas publicidad a la bella historia del noticiero del icai ya que tiene muchos ejemplos de como la revolucion encontro a el pais a su trinfo para recordarselo a los olvidadizos

    • EL NINJA dijo:

      Muchas gracias al ICAIC y a tanta gente buena que dejaron su huella en tantas películas , documentales ,noticieros y muchas cosas más son muchos en realidad los que vemos los que reconocemos y los que están detrás de las cámaras y aseguran hasta algunos efectos especules con el ingenio del cubano ,gracias a GUEVARA a TITON y a la escuela de cine latinoamericana

  • Graciela María Hernández Agüero dijo:

    Del ICAIC tengo muchísimos recuerdos de niña, pues vivía en un lugar intrincado y al triunfar la Revolución, los carros móviles de este Instituto llevaba las películas para el disfrute del campesinado. No faltaba nunca el noticiero ICAIC que tan magistralmente realizaba Santiago Álvarez.. A este grupo de talentosos realizadores mis felicitaciones.

  • Mirtha dijo:

    Añoro los documentales y los noticiers Icaic, que se exhibían antes de cada proyección! retrataban nuestra realidad
    También recuerdo los cines móviles en los períodos de escuelas al campo! La película La vida sigue igual se transmitió en lo que otrora fue el Círculo Social, hoy Casa de Cultura, en mi municipio, con esta modalidad. Suerte la nuestra de contar con ese patrimonio fílmico.

  • Cypruz dijo:

    Dos cosas Desearía decir, La Primera, ¡¡¡ Felicitar al ICAIC, por su Aniversario !!!. Gracias a una Institución cómo está Todos los Cubanos y los que no lo son, Vemos Filmes y Videos que fuera de Aquí, son Muyy Costoso Verlos, Además de los Festivales Varios que Programan y la Selección que hacen por mantener la Calidad de sus Propuestas de Cine.
    La Otra Opinión que deseo dar, es que Sigo Sin Entender el Porqué la Programación en los Cines Continua Tan Desfavorable al Público, en sus Horarios de Exhibición (5 y 6 p.m. o Cuando Más 8 p.m.) Esperamos que Pronto Regresen los Horarios Normales de Exhibición (1, 3, 6, 9, y 12 p.m. los Fines de Semana).

  • Manuel DL dijo:

    No olviden restaurar bacalao con PAN esa encantó a todos .

  • Francisco Ruiz dijo:

    La dialéctica demuestra que todo cambia, pero no siempre es para bien. Y tanto estalló como cuentapropista, el cine cubano va de mal hacia peor.

  • victor casaus dijo:

    A propósito del documental RETRATO DE UN ARTISTA SIEMPRE ADOLESCENTE, de manuel herrera, se publicaron estos dos comentarios en el blog SEGUNDA CITA.

    PUBLICADO EN EL BLOG SEGUNDA CITA
    (sobre el documental de manolo herrera estrenado esta noche en el cine Chaplin)
    silvio dijo...
    Acabo de llegar de ver “Retrato de un artista siempre adolescente (una historia de cine en Cuba)”, largometraje documental de Manuel Herrera sobre Julio García Espinosa. Creo que es una gran película y que hay que rescatar ese cine que no rehúye las complejidades de nuestra vida. Empieza por la historia personal de Julio, la que pronto confluye con otros protagonistas del cine cubano, como Tomás Gutiérrez Alea y Alfredo Guevara. Estos fueron jóvenes con inquietudes artísticas, pasión que les llevó a útiles aventuras como lanzarse hasta Roma prácticamente sin un centavo, buscando estudiar con los autores del neorrealismo, y después a hacer películas como El Mégano, que la policía de la época prohibió.
    En cierta medida también es la historia del ICAIC, del Nuevo Cine Latinoamericano y de la Escuela Internacional de Cine. Una y otra vez aflora el conflicto o una dicotomía entre artistas y dirigentes, siempre desde la necesidad de la crítica, del derecho a diversidad y del pensamiento antidogmático. La película cuenta como desde los primeros años el ICAIC fue un bastión de permisibilidad dialogante, a veces asediado por ideas extremistoides que maniobraron con campañas y pretextos para tratar de controlarlo.
    Doy fe de que a principios de los 70, años en los que comenzó a verse en Cuba una diversidad de cine internacional, una vez Fidel, en un discurso que no se publicó, salió en defensa de Alfredo y del ICAIC por acusaciones de que se traían películas de la Europa burguesa. Hay un pedazo de aquel discurso en “Retrato de un artista siempre adolescente”, donde Fidel habla de ciertas contradicciones y dice que hay que estar preparados para el debate de ideas.
    Felicidades a Manuel Herrera por este cine necesario. Traten de no perdérsela.
    22 de marzo de 2019, 23:43
    victor dijo...
    querida gente /
    me pasó como a silviano. acabo de llegar a mi casa después de ver el documental de manolito herrera sobre julio garcía espinosa --que va más allá de la simple crónica biográfica, para narrar, mostrar (y opinar sobre) los acontecimientos de la cultura cubana por los que pasó julio.
    felicité en el chaplin --y ahora aquí-- con entusiasmo y emoción a manolito herrera por este ejemplo de documental que une la calidad estética de su realización a la profundidad y el compromiso de sus planteamientos críticos, directos, valientes: como debe ser.
    el filme comienza con el tema de las desventuras que sufrió el filme ALICIA EN EL PUEBLO DE LAS MARAVILLAS --y la cultura cubana en general-- en aquellos momentos aciagos, cuando se llegó a proponer --y a decidir-- el exterminio de la institución fundada por la revolución en 1959 para crear y desarrollar la industria cinematográfica --el ICAIC--, al unirla a los estudios de cine de las far y al instituto cubano de radiodifusión: sueño dorado de los insomnes cavernícolas culturales de la época --de cualquier época.
    al escribir ahora el párrafo anterior recordé que julio garcía espinosa, al regreso de una de las reuniones con autoridades gubernamentales y políticas en la que se anunciaba aquella fusión castradora, nos comentó a un grupo de cineastas: "sentí el vaho de las cavernas".
    excelentes estos festejos del ICAIC por su 60 cumpleaños. felicidades a la dirección y los trabajadores del instituto por el esfuerzo y los resultados.
    nos alegra adelantar la noticia de que el presidente del icaic, ramón samada, propuso al centro pablo celebrar, de conjunto, los 50 años del nacimiento del GRUPO DE EXPERIMENTACION SONORA DEL ICAIC --tan pronto como se realicen las reparaciones en el inmueble de muralla 63, prometidas y aprobadas en noviembre de 2017 y nunca comenzadas durante el 2018. será un momento para relanzar (sería bueno que en dvd) el documental HAY UN GRUPO QUE DICE... de nuestra amiga la realizadora lourdes prieto y coproducido por el centro pablo y el icaic.
    las celebraciones por los 100 años de santiago álvarez que se vienen realizando durante este año suman las imágenes y la memoria de ese maestro del documental a los festejos de y por el cine cubano.
    mañana traeré algunos textos de alfredo para incorporar a esta justa y justiciera entrada de marta rojas en SC.

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Deny Extremera San Martín

Deny Extremera San Martín

Periodista de Cubadebate. Ha trabajado en Radio Reloj, Casa de las Américas y otras instituciones y proyectos periodísticos.

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