Fotorreportajes  »

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"Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva. Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo." Dijo Fidel ante casi un millón de personas congregadas frente al antiguo Palacio Presidencial, el 27 de septiembre de 1960, en un acto en el que quedaron constituidos los Comité de Defensa de la Revolución. El fotógrafo Liborio Noval estaba ahí y capturó esta imagen inolvidable »

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Como Liborio Noval es un artífice que juega con el paso del tiempo y la luz para crear sus imágenes, ha preferido detenerse y hacer, con la maestría de su lente, un homenaje a esas notas permanentes de nuestra arquitectura, para recordarnos que, si el frescor y la cobija existen en una urbe donde el sol y las torrenciales lluvias caen sin piedad, es porque ahí están ellas, las columnas, conformando un universo que no por sobrio y medio dormido entre telones de polvo, deja de ser imponente. Caminemos con él La Habana, "una ciudad que es emporio de columnas, »

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Cada ornamento se parece a los anfitriones que aguardan o alguna vez aguardaron tras las puertas. Tal vez por esa verdad, o por otras que él conoce y asume, el maestro Liborio Noval tuvo la idea de retratar más de una aldaba encontrada en sus alucinantes expediciones en pos de la imagen. Y así es que, gracias a sus estampas, uno repara en el sentido que parecen encerrar algunas hojas de madera de las cuales cuelgan aldabas o aldabones que, o incitan a tocar con dureza, o más bien con suavidad.

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Solo una mirada curiosa, que busca combinaciones insospechadas de la imagen, puede tropezarse con la fiesta de lo insólito, de lo que no se había imaginado y de pronto se desprende de la realidad como el pañuelo que el mago extrae de su sombrero de copa. El mago es Liborio Noval. Y su vara mágica es la lente. Él cree, como aquellos artífices del surrealismo francés cuya escuela floreció en el siglo XX recién nacido, en el asombro que puede despertar el fortuito encuentro de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección.

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Si la buena fotografía no fuera pensada antes de hacerse como si fuera una estampa bordada a mano, entonces no podríamos distinguir entre quien sabe mirar y crear, y quien no; entre aprendices, y consumados creadores como Liborio Noval, quien ahora nos regala paisajes cubanos a los que solo falta el enmarcado más fino. Atrapó Liborio, en más de una ocasión, la salida del sol: el color del aire nos da esa sensación de frialdad y pureza que nos invade cuando el día es nuevo. Y atrapó también un arco iris en Holguín, que parece una cinta para princesas.

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Presentamos una selección de la serie fotográfica de Liborio Noval, "Reflejos", cedida a Cubadebate. Como escribe Alina Perera en el texto que acompaña el fotorreportaje: "Todos los cuerpos atrapados por la lente podrían desaparecer con el simple toque de un dedo sobre las aguas, o sobre superficies que son como el agua. Liborio no ha retratado los cuerpos originales, sino las réplicas nacidas por obra y gracia de la luz y de soportes acristalados o muy pulidos". De verdad, una maravilla para este sábado.

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Disparando el obturador de su cámara, Liborio Noval se ha visto a sí mismo convertido en un reflejo. Armado de su máquina nos devuelve un universo paralelo al real: es el de los edificios curvos como seres vivos —arquitectura comestible, diría un genio— reflejados en los cristales; es el de las nubes, las cumbres y el follaje condensados como esencia fina sobre una hoja vertical; es el cielo de Madrid colado en la coraza de plata de un centinela; o nuestra palma real, como protagonista de una foto en sepia, mostrando sus penachos desde el parabrisas de un automóvil.

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Hay un sinnúmero de guiños, de insinuaciones y señales que están ahí, físicamente al alcance de todos los viajeros de La Habana, y que sin embargo permanecen invisibles —como piezas de un rompecabezas a la espera de otras para develar la gran combinación— hasta que la sutileza de un cazador de secretos como Liborio Noval los pone al descubierto.

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La Plaza de San Francisco de Asís y su Basílica, en el corazón de La Habana Vieja, es uno de entornos de más intensa vida cultural en Cuba. Este mes, la Basílica muestra desde una exposición de lujo de la pintora Belkis Ayón, hasta Festivales de música y conciertos de cámara para los públicos más exigentes. Nuevamente las fotos de Liborio Noval se adentran "en el misterio como manto invisible que nos protege de la desmemoria". Y en todo su esplendor, reina en la noche habanera nuestra Basílica.

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Frente a la estética de los carros viejos y los edificios en ruinas que pretende presentarse como la Cuba de hoy en el mercado de los prejuicios, Liborio Noval ha desenterrado "detalles" de La Habana que usualmente se miran sin ver y en los que habita no solo la Isla y lo cubano que fuimos, sino lo que somos. Es que "el alma de La Habana también palpita allí donde no suele advertirse con facilidad", nos advierte Alina Perera en el texto introductorio de esta galería de lujo que Liborio le ha regalado a Cubadebate y que hoy compartimos con »

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