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Piropos habaneros

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En este artículo: Cuba, Vida cotidiana
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Sin pedir permiso en el ajetreo diario, irrumpe el piropo unas veces como guiño, otras como tímido susurro, y otras como gesto desbordado que asusta.

Se da en la Isla como ritual silvestre, casi siempre protagonizado por los representantes del sexo "fuerte", herederos de una ascendencia ibérica en la cual danzan al unísono la galantería, el arrojo varonil y una imaginación que termina desarmando a las féminas.

Cierta vez me contó una cubana que mientras caminaba su ciudad, un joven reparó en su vestido negro. "¿Está usted de luto?", preguntó el zalamero. Y en un acto de audacia que las mujeres no suelen protagonizar cuando son piropeadas, lanzó ella su respuesta: "Sí, ando de luto".

El provocador, para rematar, sacó su mejor espada: "Ya sabía yo que lo habías matado de tan linda...", dijo; y se llevó su mejor premio: la sonrisa de una mujer tocada por la ternura.

Piropos tales son dignos de aparecer en el libro infinito de las buenas ocurrencias. Aunque en honor a la verdad es justo reconocer que a no pocos caballeros andantes se les va la mano, por no decir la lengua, y caen por falta de imaginación en una chapucería que asusta y que hace sentir a las muchachas como ninfas perseguidas por un fauno.

El cubano, que gesticula como si estuviera todo el tiempo sobre las tablas de un escenario, provoca la risa y hasta el desconcierto de los suyos cuando se lanza a piropear: algunos chiflan; otros se llevan las manos a la cabeza como quien ha visto una aparición o la caída de un meteorito. Y los hay que pueden caminar decenas de metros, en una carrera impertinente y desesperada, tras la presa deslumbrante.

Sigue siendo todo un suceso ese rejuego que no pasará de moda y que hará sentir al cubano como un señor de bombín y bastón, así ande en atuendos ligeros por los sofocos del trópico y los apuros de la modernidad.

El piropo, combinación que abre las cajas fuertes más insospechadas del espíritu, seguirá dando luces a la suerte de este mundo nuestro donde las ilusiones, los sentimientos y lo sensitivo se mezclan hasta dar un tono de vivacidad único, inconfundible, estallante y hasta salvador.

Piropos en La Habana (Foto: Kaloian)

Piropos en La Habana (Foto: Kaloian)

Piropos en La Habana (Foto: Kaloian)

Piropos en La Habana (Foto: Kaloian)

Piropos en La Habana (Foto: Kaloian)

Piropos en La Habana (Fotos: Kaloian)

Se han publicado 34 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Yárico dijo:

    A las mujeres siempre hay que elogiarlas porque son las que nos dan fuerzas cada dia

  • yeni dijo:

    un piropo atrevido
    hagamos un trato
    me besas
    te beso
    o nos besamos
    tu eliges

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Alina Perera Robbio

Alina Perera Robbio

Es periodista cubana, columnista de Juventud Rebelde y colaboradora de Cubadebate. Ha ganado múltiples premios de periodismo en los certámenes anuales del país. Es autora del libro "Buscándote, Julio", y coautora de "Voces del milagro", "Niños del milagro", "La maldición del avetruz" y "La cuadratura del círculo".

Kaloian Santos Cabrera

Kaloian Santos Cabrera

Kaloian Santos Cabrera es fotorreportero, colaborador de Cubadebate. Trabaja en Juventud Rebelde.

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