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José Martí, la “supremacía cuántica” y un socialismo competente

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José Martí. Foto: Enrique Smith Soto (Kike)/ Cubadebate.

El siglo XX nació con una revolución del conocimiento científico. Lo que se suponía inmutable por filósofos, teólogos y brujos acerca de la materia no lo era. Antes se creía que la luz era una cosa y las piedras otra. La luz es impalpable, solo detectable con nuestros ojos, y las piedras las podemos tocar y pesar, para comparar sus cantidades de masa con respecto a la gravedad de la tierra. La ciencia nos demostró que la masa puede comportarse como la luz y que la luz tiene masa, pero de tamaño muchísimo menor que el de nuestros propios cuerpos humanos.

Una cosa es como vemos el universo con nuestros sentidos y desde nuestras individualidades y otra como es realmente. No somos sus dueños, solo parte de él. Habitamos nuestras propias escalas de espacio y tiempo en este grandioso escenario. Martí se asombraba de las similitudes y diferencias en los procesos naturales y sociales en 1884 y escribía: “Universo es palabra admirable, suma de toda filosofía: lo uno en lo diverso, lo diverso en Io uno”.[1]

El razonamiento matemático fue el que nos permitió entender el asunto. Esa ciencia que había nacido y crecido contando estrellas y ovejas, se convirtió en nuestra principal herramienta lógica. Permite pensar más allá de nuestra limitada habitación en el cosmos para comprender mucho de lo que no está directamente al alcance de nuestros sentidos.

Un éxito particular se tuvo con la llamada Mecánica Cuántica. Nació sin intención alguna de resultados económicos y gracias al Álgebra y a la Estadística que se habían desarrollado antes y tampoco habían creado valor material notable. Los que las desarrollaron no trabajaban para aplicaciones inmediatas, sino por lo más característico y singular del género humano: la sabiduría. La Mecánica Cuántica se usó entonces para comprender, modelar y calcular fenómenos físicos originados en las dimensiones atómicas. Tuvo un éxito extraordinario gracias a que con ella pudo predecirse de forma muy precisa algunas magnitudes de esas escalas que antes solo podían medirse con extraños experimentos.

Dentro de las herramientas algébricas que se usan en la Mecánica Cuántica está la “combinación lineal”. Se trata del nombre matemático de una suerte de suma donde varios términos independientes contribuyen de alguna forma a un valor resultante. El peso de cada una de sus contribuciones en la combinación lineal está dado por ciertos “coeficientes”, que multiplican a tales términos de referencia[2]. Es como si intentáramos describir la biología de cada uno de nosotros como una suma de términos basada en la biología de cada uno de nuestros tatarabuelos. De esa forma, nuestro ADN sería aproximadamente el resultado de la combinación lineal de los 16 tatarabuelos que todo ser humano tiene. La diferencia entre hermanos vendría dada por la forma (o el “coeficiente”) con que cada uno de esos ADN tatarabuelos participa en la suma. Tenemos el mismo árbol genealógico de ADN que una hermana de padre y madre. Nos diferenciamos de ella porque los “coeficientes” que aportan cada uno de los ancestros no tiene que ser igual: una tatarabuela española pudo influir más en la hermana y un tatarabuelo africano más en su hermano.

La mayor parte de los éxitos recientes en las aplicaciones de la Mecánica Cuántica se deben precisamente a la combinación lineal. El estado o la forma en que se encuentra un sistema en un momento dado siempre se puede representar así en términos de otros estados asociados.

En una muy reciente noticia, y aparte del tufo sensacionalista que tiene este término, el consorcio de “Google” anunció que ha logrado la “supremacía cuántica”. Resulta que construyeron e hicieron funcionar una de las llamadas “computadoras cuánticas” con más capacidad que su competidora de la “IBM”. Expresaron las posibles combinaciones de los estados activos o no, cambiantes, de un sistema de objetos en un tiempo ínfimo en comparación a como lo haría una computadora clásica. Se logra gracias a que trabajan combinando todos los posibles estados casi simultáneamente. Usan intensivamente la lógica del Álgebra y la Mecánica Cuántica.

Es en este punto en el que nuestras necesidades de “destrabar”, como suele expresar nuestro presidente, las formas socialistas de producción pueden encontrar una referencia útil siguiendo el ideario martiano de que el universo es único y también diverso. El socialismo y el capitalismo están en el mismo universo. Se diferencian esencialmente por la forma de propiedad y consecuentemente por la utilidad final de la plusvalía. Este es el valor que los trabajadores crean y que no va directamente sus bolsillos como salario. En el capitalismo es para unos pocos dueños y en el socialismo es para todos. La competencia con IBM y otras muchas organizaciones llevó a Google a producir ese resultado científico en una carrera sin freno por la innovación y el progreso. El proceso competitivo e innovador que lo impulsa es parte del mismo universo común al capitalismo y al socialismo, donde es la forma de propiedad y no los métodos de gestión son los que dan la diversidad.

Siguiendo patrones de intentos socialistas dolorosamente fracasados, nuestro muchas veces “trabado” sistema económico es hoy ajeno a la competencia entre las entidades que son de todo el pueblo. Nos privamos así de un motor que bien administrado podría hacer que se maximicen la innovación, el progreso y la eficiencia en la gestión. Experimentar con la competencia podría propulsarnos sin trabas gracias a la diversidad, en este universo que Martí nos ayudó a entender. Podemos hacer un ejercicio mental con nuestras realidades diarias y seguramente se nos ocurrirán muchos escenarios económicos y sociales donde la diversidad y la competencia podrían transformar y “destrabarlo” todo. ¿No es de revolucionarios experimentar con la competencia para cambiar esto que debe ser cambiado?

Notas:
[1] José Martí, crítica del libro “MANUAL DEL VEGUERO VENEZOLANO” por el Sr. Lino López Méndez, aparecida en La América, Nueva York, en enero de 1884.
[2] Esto nada tiene que ver con un dispositivo burocrático que tenemos en nuestra administración pública que se denomina igualmente como “términos de referencia”, pero que solo sirve en este caso para complicar y “trabar” a los científicos cubanos la gestión de sus proyectos internacionales.

Se han publicado 63 comentarios



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  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Magnifico articulo profesor Montero, lo felicito. Así como lo expresa, la competencia en cualquier ámbito de la vida, como puede ser en lo económico, no está reñida con el socialismo, al contrario lo complementa, la competencia es una exigencia de la naturaleza, valido para un animal, un ser humano, un proceso o cualquier ecosistema, sin la cual no existiría el desarrollo, la competencia es clave para desarrollarnos.
    La cultura del concepto profesor nos ayudaría a ver el error más común que distorsiona este tipo de análisis en nuestras condiciones, y que lamentablemente nos ha confundido al evaluar la competencia dentro del contexto socialista, bien en lo económico, lo social, o como nos viene sucediendo actualmente reiteradamente en los análisis sobre el deporte cubano, donde nos mostramos como prisioneros de ese síndrome mediático al explicar el fenómeno de la competencia siempre a partir de triunfo. Primero el triunfo. Una ideología sembrada por lo mediático del capitalismo que nos invade el análisis al estudiar la competencia, primero triunfo, el resto es consecuencia de ello. Algo pegajoso, mediático que todos aceptamos con facilidad como brújula de las emociones, confundiéndonos y apartándonos de la esencia del fenómeno. El pollo del arroz con pollo en el análisis de la competencia es el proceso, no el resultado como nos hacen creer, el resultado es consecuencia. Pero ideológicamente nos venden la idea de primero identificar el triunfo, el resultado, mediáticamente no conviene vender lo contrario, todo al revés, primero triunfo, el resto es consecuencia de ello, dejando huérfano lo más importante, lo que más necesitamos estudiar y requiere más análisis; el proceso en sí.
    El contexto para la desarrollar la competencia ha sido hostil en nuestras condiciones, en particular en lo económico. El proceso de construcción socialista cubano desde sus inicios ha estado marcado determinantemente por el bloqueo de los Estados Unidos, impidiendo desarrollar diferentes alterativas, variantes e innovaciones en el desarrollo de una economía socialista. La agresividad de nuestros vecinos y la falta de financiamientos para cubrir lo mínimo en lo básico para la población han hecho que nos concentremos más en apagar fuegos, remendar urgencias que desarrollar libremente un proyecto económico-social novedoso y competitivo como tal. Talento existe, las circunstancias, el contexto en gran medida nos limitan.
    El financiamiento y los recursos materiales seguirán siendo en el mediano plazo una limitante para que se exprese libremente la competencia entre empresas en el actual contexto, una realidad objetiva que debemos tener en cuenta a la hora de un proyecto. Sugiero siempre partiendo de este contexto enfocarnos más en dos direcciones estratégicas en lo economico, que como entrenamiento complementaran las bases para la competencia, que nos permitan avanzar, sorteando estas circunstancias hostiles que provoca el bloqueo; primero, enfocarnos más en la organización del trabajo y los salarios en busca de maximizar las motivaciones y movilizar más las fuerzas productivas, segundo, continuar potenciando al máximo las bases del diseño en lo económico de nuestro futuro mercado, donde precisamente competirán en el futuro nuestras empresas, concentrándonos como prioridad potenciando al máximo la mayor fortaleza de un sistema socialista, SU UNIDAD. Eso nos permitiría avanzar con mayor rapidez siendo modernos y competitivos por definición, al enfocarnos en la actual etapa, marcada por contexto hostil, más enfocados en “crear el mercado” que poner a nuestras empresas a “competir en el mercado”, cuando aún no tenemos asegurados al 100% los recursos materiales y financieros que necesitan esas empresas, mientras que al concentrarnos en las locomotoras de la economía, optimizamos los pocos recursos que tenemos, multiplicándolos y muy importante desarrollamos una forma superior de competir en el mercado, “creando el mercado” para de esta forma posicionarnos en el futuro en el concierto internacional del mercado.
    Voy a ilustrar con un ejemplo la idea para que se entienda mejor lo que en las actuales condiciones de bloqueo podemos hacer para “crear un mercado” enfocados en las locomotoras de la economía y generar por ahí fuertes ingresos, desarrollando las bases de futuro al “crear un mercado”, que nos permita ser competitivo, evitando que otras empresas no los roben.
    Si uniéramos las acciones de dos locomotoras de nuestra economía, potenciando LA UNIDAD que facilita el socialismo sobre el capitalismo para “crear el mercado”, como pueden ser biotecnología y el sistema del turismo, creando la mayor cadena de establecimientos turísticos de salud contra el cáncer del mundo, a solo 90 millas del país más desarrollado, que precisamente tiene el mayor índice de cáncer en el mundo, donde no solo sigamos vendiendo algunos fármacos de alta calidad contra el cáncer, sino también como valor agregado, desarrollemos muchas clínicas para ese tratamiento, así como otros centros turísticos no propios del sistema de salud, pero si enfocados en ese turismo de salud para su recuperación donde participa la familia.
    Lo más destacado del desarrollo de esta modalidad estratégicamente es que por ahí construimos las bases para una forma superior de competencia en el mercado; “creamos el mercado”, la fase superior en la competencia al potenciar las fortalezas del socialismo. Tenemos todo lo necesario para crearlo y ser la empresa más grande de este mercado, de dimensión global. Apoyado y unido a nuestra legislación podamos poner en práctica no solo aquellos medicamentos ya aprobados internacionalmente, sino también otros que aun duermen en ese largo proceso como es el caso de aprobación en los Estado Unidos, pero que ya aprobados por nuestro sistema viabiliza, en nuestras condiciones ese proceso y lo hace más expedito a tono con nuestra legislación, dándole una primicia a nuestro producto turístico en ese mercado con un nuevo y esperanzador medicamento lo que nos da mayor competitividad. La unidad dentro del socialismo, tanto empresarial como jurídica permitiría, a diferencia del capitalismo, poner con un valor agrado nuevos productos con inmediatez, ante un gran mercado ávido de soluciones. He calculado teniendo como referencia los similares en los Estados Unidos, que entre 30mil, 50mil y hasta 70mil dólares por turista para quince días de tratamiento. Téngase en cuenta que estas clínicas en los Estados Unidos están saturadas y que ya tienen vendido sus capacidades hasta el año 2021, un mercado amplio, que influiría de carambola notablemente en que se elimine el bloqueo de nuestro vecino sobre nuestro país. Algo parecido viene sucediendo con las clínicas, o centros turísticos de recuperación de opioides en los Estados Unidos. “Crear un mercado” turístico, con una poderosa cadena de centros, que como valor agregado se enfocaría en una de las epidemias más terribles que hoy vive ese país, al crear una cadena de clínicas y centros de recuperación opioides, máxime que en los Estados Unidos todas son privadas a partir del gobierno de Clinton, un gran negocio donde todos ganan mucho dinero, las farmacéuticas que propician el opioide, y por otro lado los centros “diseñados” para sanar a estos adictos, también privados, con un muy bajo y dudoso índice de recuperación, un círculo vicioso de jugosos negocios que ha provocado que las muertes de jóvenes blancos por esta causa supere el 600%, un país y un mercado que necesitan una respuesta contundente ante tal desastre. Ellos no podrán resolverlo, sus problemas son estructurales, son de fondo, ahí aparece una gran e infinita oportunidad de negocio para nuestras locomotoras de la economía a solo a 90 millas, nosotros podemos vender como valor agregado a ese mercado turístico mejores y competitivos estándares de tratamiento de salud, escalando nuestra empresa una dimensión global, donde se aplica lo último de la ciencia en tratamientos vinculados al turismo, apoyado por nuestra legislación, “construimos así un mercado” como fase superior de la competencia en el mercado aprovechando las oportunidades que genera el capitalismo por concepción, soluciones que ellos son incapaces de resolver desde sus causas.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Magnifico articulo profesor Montero, lo felicito. Así como usted lo expresa, la competencia en cualquier ámbito de la vida, como puede ser en lo económico, no está reñida con el socialismo, al contrario lo complementa, la competencia es una exigencia de la naturaleza, valido para un animal, un ser humano, un proceso o cualquier ecosistema, sin la cual no existiría el desarrollo, la competencia es clave para desarrollarnos.
    La cultura del concepto profesor nos ayudaría a ver el error más común que distorsiona este tipo de análisis en nuestras condiciones, y que lamentablemente nos ha confundido al evaluar la competencia dentro del contexto socialista, bien en lo económico, lo social, o como nos viene sucediendo actualmente reiteradamente en los análisis sobre el deporte cubano, donde nos mostramos como prisioneros de ese síndrome mediático al explicar el fenómeno de la competencia siempre a partir de triunfo. Primero el triunfo. Una ideología sembrada por lo mediático del capitalismo que nos invade el análisis al estudiar la competencia, primero triunfo, el resto es consecuencia de ello. Algo pegajoso, mediático que todos aceptamos con facilidad como una brújula en las emociones para penetrar en su estudio, confundiéndonos y apartándonos de la esencia del fenómeno. El pollo del arroz con pollo en el análisis de la competencia es el proceso, no el resultado como nos hacen creer, el resultado es consecuencia. Pero ideológicamente nos venden la idea de creer lo contrario, todo al revés, primero triunfo, el resto es consecuencia de ello, dejando huérfano lo más importante, lo que más necesitamos estudiar y requiere más análisis; el proceso en sí.
    En nuestras condiciones, y en particular en lo económico, el proceso de construcción socialista cubano desde sus inicios ha estado marcado determinantemente por el bloqueo de los Estados Unidos, impidiendo desarrollar diferentes alterativas, variantes e innovaciones en el desarrollo de una economía socialista. La agresividad de nuestros vecinos y la falta de financiamientos para cubrir lo mínimo en lo básico para la población han hecho que nos concentremos más en apagar fuegos, remendar urgencias que desarrollar libremente un proyecto económico-social novedoso y competitivo como tal. Talento existe, las circunstancias, el contexto en gran medida nos limitan.
    El financiamiento y los recursos materiales seguirán siendo en el mediano plazo una limitante para que se exprese libremente la competencia entre empresas en el actual contexto, una realidad objetiva que debemos tener en cuenta a la hora de un proyecto. Sugiero enfocarnos más en dos direcciones estratégicas, que como entrenamiento complementaran la competencia, que nos permitan avanzar, sorteando estas circunstancias hostiles que provoca el bloqueo; primero, enfocarnos más en la organización del trabajo y los salarios en busca de maximizar las motivaciones y movilizar más las fuerzas productivas, y segundo, potenciar al máximo las bases en lo económico, donde competirán en el futuro nuestras empresas, concentrándonos como prioridad potenciando al máximo la mayor fortaleza de un sistema socialista, su unidad. Eso nos permitiría ser modernos y competitivos por definición, al enfocarnos más en “crear el mercado” que poner a nuestras empresas a “competir en el mercado”, una forma superior de competir en el mercado, “creando el mercado”.
    Voy a ilustrar con un ejemplo la idea para que se entienda mejor lo que en las actuales condiciones de bloqueo podemos hacer para “crear un mercado” y generar fuertes ingresos, y desarrollar las bases de futuro al “crear un mercado”, que nos permita ser competitivo, evitando que otras empresas no nos absorban.
    Si uniéramos las acciones de dos locomotoras de nuestra economía, potenciando la unidad para “crear el mercado”, como pueden ser biotecnología y el turismo, creando la mayor cadena de establecimientos turísticos de salud contra el cáncer, a 90 millas del país más desarrollado que tiene el mayor índice de cáncer en el mundo, donde no solo vendamos algunos fármacos de alta calidad contra el cáncer, sino desarrolláramos muchas clínicas para ese tratamiento, así como otros centros turísticos no propios del sistema de salud, pero que se enfoquen en ese turismo de salud para su recuperación donde participa la familia. Lo más destacado del desarrollo de esta modalidad estratégicamente es que así “creamos el mercado”, una fase superior en la competencia. Tenemos todo lo necesario para crearlo y ser la empresa más grande de este mercado, de dimensión global. Apoyado y unido a nuestra legislación podamos poner en práctica no solo aquellos medicamentos ya aprobados internacionalmente, sino también otros que aun duermen en ese largo proceso como es el caso de aprobación en los Estado Unidos, pero que ya aprobados por nuestro sistema viabiliza, en nuestras condiciones ese proceso y lo hace más expedito a tono con nuestra legislación, dándole una primicia a nuestro producto turístico en ese mercado con un nuevo y esperanzador medicamento lo que nos da mayor competitividad. La unidad dentro del socialismo, tanto empresarial como jurídica permitiría, a diferencia del capitalismo, poner con un valor agrado nuevos productos con inmediatez, ante un gran mercado ávido de soluciones. He calculado teniendo como referencia los similares en los Estados Unidos, que entre 30mil, 50mil y hasta 70mil dólares por turista para quince días de tratamiento. Téngase en cuenta que estas clínicas en los Estados Unidos están saturadas y que ya tienen vendido hasta el año 2021, un mercado amplio, que influiría notablemente en que se elimine el bloqueo de nuestro vecino sobre nuestro país. Algo parecido viene sucediendo con las clínicas, o centros turísticos de recuperación de opioides. “Crear un mercado” turístico, con una poderosa cadena de centros, con un valor agregado, las clínicas y centros de recuperación opioides en los Estados Unidos todas son privadas desde el gobierno de Clinton, con un muy bajo y dudoso índice de recuperación, lo que ha provocado que las muertes de jóvenes blancos por esta causa supere el 600%, un país y un mercado que necesitan una respuesta contundente ante tal desastre, solo a 90 millas, nosotros podemos vender con mejores estándares ese producto a los propios Estado unidos, su sistema social es por concepto incapaz de resolverlo..

  • MP dijo:

    Gracias a la teoría de la relatividad se puede decir a grosso modo que la luz ciertamente no tiene masa pero su forma es energía. Esta última es atraida por la gravedad al ser masa y energía equivalentes. Se podría aseverar,atendiendo a lo anterior, que la luz "pesa" por así decirlo...

  • Cubano realistas 100% dijo:

    Al final todos cojen a nuestro APOSTUL JOSE MARTÍ ,lo que le conviene , y lo que dijo en el momento que ,cada cual este viviendo ,MARTÍ es muy grande y escribió para todos

Se han publicado 63 comentarios



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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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