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Ir al fondo de los desafíos

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No es causal que cuando la sociedad cubana y sus instituciones avanzan en el propósito de construir un nuevo consenso en torno al socialismo y el desarrollo económico con justicia social incentivando la participación de todos y fortaleciendo la confianza mutua en nuestras propias fuerzas, arrecian las campañas propagandísticas dirigidas a debilitar esa confianza y el proceso de construcción de ese consenso.

El debate actual es decisivo, pero no es sino un momento muy importante en una cadena de transformaciones del metabolismo socioeconómico y de la mentalidad de la sociedad, en particular de los trabajadores, que tiene en la elaboración, discusión y puesta en práctica de los Lineamientos un referente válido de partida.

Los Lineamientos comenzaron a cobrar vida en la práctica social, pero la imperiosa necesidad de lograr una articulación eficiente de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política, exigía a su vez, que pudiéramos contar con una proyección conceptual acerca de la imagen de sociedad deseada que constituyera la argumentación del porqué de las medidas en curso, en tanto función de la voluntad nacional de construir una sociedad de orientación socialista.

El documento referido al modelo económico y social al que podemos aspirar es el punto de partida para esa argumentación, será enriquecido durante los debates y también después que finalmente quede aprobado en diciembre como referente ideológico y político y para el desarrollo de una teoría acerca de la construcción de una sociedad de orientación socialista en nuestro país.

El desafío del mercado

Sería pretender descubrir el agua tibia afirmar que con el incremento del papel de las relaciones mercantiles en la sociedad cubana se confirmará la psicología del intercambio de equivalentes y habrá más espacio para el individualismo consustancial a la lógica del mercado. Ambas realidades deberán ser compensadas por las políticas sociales, por la planificación, por la juridicidad socialista, por la educación moral y cívica, pero es insoslayable aceptar el desafío para el propósito de encontrar un equilibrio relativo que permita aprovechar el lado positivo de las relaciones mercantiles.

¿En qué consiste ese lado positivo?

Partiendo de las realidades estructurales de la sociedad cubana, del grado de desarrollo actual de las fuerzas productivas y de la división social del trabajo, así como de la persistencia en la conciencia de la sociedad de la psicología del intercambio de equivalentes, hay que reconocer que las relaciones mercantiles tienen un espacio en ese contexto y pueden ejercer una función dinamizadora de la economía y hasta cierto punto ordenadora del metabolismo socioeconómico del país.

El mercado no es un invento de la sociedad capitalista, pero el capitalismo lo ha desarrollado de modo exponencial y deformado hasta convertirlo en una amenaza para la existencia de la vida en el planeta; sin embargo, la superación del capitalismo como modo de producción y de vida, no pasa hoy por la eliminación del mercado sino por su regulación y control socialista, por su subordinación a los intereses de la sociedad y por su gradual reducción en un proceso cargado de intencionalidad política, crecimiento ético y desarrollo cultural integral, para el cual no hay plazos conocidos.

La psicología del intercambio de equivalentes, realidad cultural condicionada por la práctica mercantil, está precisamente en la base de la acción dinamizadora y ordenadora que puede realizar el mercado en la sociedad cubana. A su vez, de lo que se trata en Cuba ahora es de avanzar económicamente y a la vez blindarnos contra el lado negativo, contra la acción depredadora del mercado que amenaza con acabar con la naturaleza y con la humanidad.

Corresponderá al Estado y al Gobierno revolucionarios adoptar todas las medidas que sean necesarias para proteger a la sociedad cubana de los efectos negativos del papel del capital, en particular del que viene en forma de inversión extranjera directa. De ahí lo que se afirma en el documento: “Como parte de estas transformaciones se destaca el papel de las formas de propiedad vinculadas a la inversión extranjera directa, bajo condiciones que preservan los principios que sustentan el modelo, a la vez que se garantiza el uso racional de los recursos, la salvaguarda del patrimonio de la nación y del medio ambiente”. La necesidad de superar los prejuicios contra la inversión de capitales del exterior, en modo alguno significa bajar la guardia.

Hace falta hurgar en la historia

Para entender importantes contenidos del documento sobre la conceptualización del modelo económico y social al que podemos aspirar, es necesario repasar la historia, en especial la más reciente, la vinculada al Período Especial. Sus efectos en la sociedad cubana deben ser todavía cuidadosamente estudiados.

Ciertamente, hace rato que la vida demostró el error de quienes eran partidarios de la teoría del “paréntesis”, o sea, que el Período Especial era una suerte de anomalía que una vez superada se podría retomar el desarrollo del país donde quedó al abrirse el paréntesis. La realidad social nunca regresa igual a un punto de partida. La vida comprobó que comenzamos a salir del Período Especial desde que entramos, porque en ningún momento, ni en las más difíciles condiciones hubo inercia en la sociedad cubana.

El Período Especial sobrevino en los momentos en que el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas -entonces en curso en la sociedad cubana desde mediados de la década de 1980 como reacción ante los problemas que presentó la copia del sistema de dirección de la economía de los países socialistas- había alcanzado su momento de maduración y se comenzaba a desplegar con vigor una serie de medidas rectificadoras en las principales direcciones de la actividad social, medidas que habían sido socialmente consensuadas.

Ese proceso había logrado movilizar a la sociedad en torno a la recuperación del enfoque socialista de la economía que había desviado en parte su rumbo por la aplicación errada de medidas económicas adoptadas en el sistema de dirección y planificación de la economía (SDPE), que se estaba desarrollando según las pautas de la experiencia soviética y de otros países socialistas.

Junto con la adopción de medidas organizativas y económicas encaminadas a la eficiencia, el ahorro y la productividad, la sociedad se volcó a la construcción de viviendas, casas del médico y la enfermera de la familia, círculos infantiles, escuelas especiales y otros objetivos sociales, enriqueciendo y reforzando los valores de solidaridad cultivados por la revolución.

No es equivocado recordar que el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, sin proponérselo, preparó al país para la defensa del socialismo, de la independencia y de la soberanía nacional que se verían seriamente amenazados por el Período Especial, que -secundado por el recrudecimiento del bloqueo económico de los EEUU- se prolongaría por largos años.

La aguda crisis económica recesiva de origen externo tuvo efectos económicos, comerciales, financieros, psicológicos, ideológicos y políticos, sin que se produjera como consecuencia una crisis política en el país. Precisamente fueron las reservas ideológicas y políticas de la sociedad cubana las que permitieron enfrentarlo sin que se generara una crisis, aunque no sin efectos negativos también en esos planos.

Luego del brusco impacto económico, ideológico y emocional de la rápida desaparición del socialismo en Europa y con ello del equilibrio bipolar en cuyo contexto había tenido lugar el desarrollo de Cuba, la sociedad reaccionó buscando salidas como quedó inequívocamente demostrado con los debates en torno al Llamamiento al IV Congreso del Partido y más tarde los parlamentos obreros, cuando la política de distribución de los efectos de la crisis generó un peligroso incremento de la liquidez monetaria que amenazaba el esfuerzo productivo imprescindible para resistir y avanzar.

El respaldo de las grandes mayorías al propósito de resistir y preservar las conquistas de la revolución, significó también el apoyo a medidas igualitarias de distribución de los escasos recursos disponibles en la sociedad, revitalizando el igualitarismo de los primeros años del proceso revolucionario.

Cuando comenzó la lenta y difícil recuperación de la economía nacional en la segunda mitad de la década de 1990 esa tendencia se enfrentaría cara a cara con la necesidad de incentivar el desarrollo de los resortes impulsores de la economía nacional: una parte de la sociedad mejoraría su situación, la otra debería esperar. La sociedad se vio ante la exigencia de bruscos cambios en la mentalidad que desembocó en no pocas incoherencias y desviaciones.

Las políticas inclusivas de redistribución de las riquezas que llevó adelante el proceso revolucionario, si bien han transitado de un simplismo igualitarista al reconocimiento de la realidad del papel social de la desigualdad, reforzaron también el prejuicio que justificaba ver al Estado, al Gobierno revolucionario, como proveedores y en consecuencia los principales responsables, cuando no los únicos, de asegurar el bienestar de todos. Y eso es en parte cierto, pero solo en parte.

De hecho, cuando el país entró en los duros años del período especial, en el trasfondo de las numerosas formas de desvío de recursos estaba presente ese prejuicio, ese sobreentendido previo.

En la necesidad de sincerar realidades, cabe preguntarse, sabiéndose que entonces el país no tenía más entradas que lo que escasamente podía producir, que no disponía de más recursos que esos para distribuir, y que pasaron años sin que aparecieran las medidas para reencauzar la economía, si aquellos desvíos de recursos no jugaron también como formas de distribución de lo que teníamos y en ese tenor paliaron necesidades primarias y contribuyeron a evitar que la aguda crisis económica recesiva derivara en crisis política.

La moderación del poder del Estado en el enfrentamiento a aquellas contravenciones era en un sentido expresión de la identificación entre los intereses del Estado y de la sociedad y también la comprensión de que su superación definitiva tendría que venir de la mano de soluciones económicas y organizativas que entonces no se tenían suficientemente claras.

De hecho, aun con lo difíciles y dramáticos que fueron aquellos años de la primera mitad de la década de 1990, la sociedad salió adelante sin que se produjera una crisis política.

Entre los factores condicionantes de tales resultados cabe mencionar ante todo la preparación ideopolítica y ética que significó el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, las políticas de redistribución de los efectos de la crisis recesiva, la confianza de las mayorías en el camino socialista, el prestigio y el empeño de las instituciones políticas y del liderazgo histórico de la revolución, pero también coadyuvaron las formas “no ortodoxas”, irregulares de apropiación para aliviar las perentorias necesidades primarias.

Lo que sí queda como algo claramente inobjetable es que los recursos disponibles para satisfacer las demandas de la sociedad no solo no crecieron en esos años, sino que disminuyeron en caída libre, mientras no aparecían soluciones de peso para reencaminar el metabolismo socioeconómico del país.

Aquellas formas irregulares de distribución del producto social fueron también una reacción ante la inexistencia de soluciones estructurales. En la sociedad cubana apareció la tendencia a justificar ese “picoteo” que en su momento califiqué de “corrosión” para diferenciarlo de la especulación y la corrupción, las que –como demostraron los oportunos y decisivos parlamentos obreros en 1994- denunció el pueblo trabajador con fuerza, al exigir castigo para quienes se habían enriquecido a costa de la crisis, los entonces llamados “macetas” y que el pueblo trabajador percibió como una inaceptable desigualdad y un criminal oportunismo, y lo hacía mientras justificaba aquello de “resolver”.

Cabe entonces preguntarse ¿A qué mentalidades se enfrenta hoy la sociedad cubana para encauzar los cambios estructurales y funcionales que demandan el desarrollo económico y el necesario equilibrio positivo del la vida social?

Sin pretender una respuesta acabada, sino apenas una riesgosa descripción de la problemática que hoy enfrentamos, creo que en la mentalidad de las grandes mayorías, para las que el socialismo sigue teniendo una fuerza simbólica fundamental, no hay espacio para nada que no sea concreto y palpable, que no hay un “cheque en blanco” para la confianza en las instituciones políticas, gubernamentales y estatales, que cualquier objetivo social pasa por su acoplamiento con los individuales y familiares de forma sustantiva, real, que la disposición al esfuerzo individual pasa por su justa retribución y que cualquier posposición de las finalidades individuales y grupales de la gente pasa no solo por su sincera y directa argumentación, sino por su decisiva participación al decidir cómo se enfrentará. Por eso es imprescindible este debate.

¿En que consiste lo fundamental hoy en el trabajo político ideológico?

Las acciones en materia económica y organizativa que se están adoptando y se adoptarán están de hecho involucrando a toda la población, incluso aquella parte que no las entiende o que no las comparte. No es que las personas se incorporarán al proceso una vez que lo entiendan, ya están ahí. Parece una verdad de Perogrullo, pero vale recordarlo, porque de ello depende un adecuado enfoque de la labor ideopolítica.

Esa labor consiste precisamente en promover el entendimiento y la asimilación consciente de la política, a la par que servir de canal para captar y viabilizar en todas direcciones las críticas, las valoraciones, los criterios, las propuestas de la población, garantizando que esas ideas enriquezcan los objetivos, los planes y su ejecución y que la asimilación consciente sea un camino de doble vía que realice un propósito fundamental del empoderamiento de las bases: el reconocimiento del derecho a ser escuchadas, a ser respetadas, a ser tenidas en cuenta y el derecho a tener la razón. Esa es la verdadera importancia, más incluso que la aprobación final del documento cuyo contenido se identifica plenamente con los intereses de la sociedad cubana.

Un aspecto fundamental es tener conciencia de las limitaciones económicas y financieras reales que tiene hoy el país y que no puede esperarse una suerte de “Plan Marshall” que venga de ninguna parte dirigido hipotéticamente a financiar nuestros propósitos socialistas; y junto con ello, la conciencia de que renunciar a la orientación socialista de nuestra construcción socioeconómica equivaldría a perderlo todo. En otras palabras los cambios económicos sin valores socialistas nos conducirán a la derrota. Alguien saldría ganando, pero no seríamos nosotros.

En la conducción de este proceso de debate corresponde al partido, en su papel de coordinación, promoción y organización de esta consulta alejarse de simplificaciones que solo contribuirían a formalizar y anular la calidad del proceso y en tal sentido, lo primero es tener presente que no puede esperarse la uniformidad en la percepción de los contenidos puestos en discusión.

Las percepciones y reacciones serán obligadamente diversas porque dependerán de las representaciones de cada quien acerca de la realidad del país y estas representaciones, a su vez, dependerán de la situación de cada quien en la sociedad, de su experiencia individual, de su historia.

Sin embargo, hay también en reserva un importante capital simbólico en la conciencia social de los cubanos que nos identifica con los propósitos esenciales de la política cuyo consenso está en construcción, y que deviene fundamento para esperar una activa participación en su enriquecimiento.

De ahí que sea preciso abordar estos análisis con la convicción de que ese capital simbólico es superior a los errores, a las desigualdades injustas, a los casos de nepotismo, de corrupción o de abuso de autoridad, a los problemas y necesidades que pueden estar pesando en la conciencia de los participantes.

Pero eso que podría verse como una debilidad en el proceso de debate puede ser una oportunidad para fundamentar el modo de superar tales situaciones negativas, o sea, estas políticas consensuadas como instrumentos para desplegar la acción revolucionaria inteligente, firme, ordenada, disciplinada, continua y sistemática para superar los problemas.

Se trata también de la necesidad de imprimir gradualmente un ritmo mayor a los cambios, para lo cual su comprensión es decisiva y no solo la capacidad organizativa de las instituciones económicas, políticas y sociales del país.

Una vez consensuadas las políticas, el compromiso con su aplicación no será sola ni simplemente un compromiso “del partido”, o de “los militantes” o “del Estado y del Gobierno” sino de todo el pueblo. Solo si comprendemos a fondo los desafíos podremos salir adelante.

Se han publicado 21 comentarios



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  • ANGEL dijo:

    MUY BUEN ARTICULO, PERO CREO QUE EN OTRO ARTICULO SE DEBE PROFUNDIZAR EN COMO SERIA EL ANALISIS PARA EL DEBATE EN UN CENTRO DE TRABJO; EN LO PERSONAL, PIENSO QUE DEBE SOLICITARSE LA OPINION DE LOS COLECTIVOS, SOBRE LA PREMISA DE QUE OPERACIONES SE PUEDEN MEJORAR Y EN QUE OPERACIONES SE PUEDE AHORRAR SIN QUE ELLO VAYA EN DETRIMENTO DE LA CALIDAD Y/O DE PARAMETROS TECNICOS. SALUDOS.

    • qbaneando.cubava.cu dijo:

      1ro en mi opinión todos estos temas deberían o al menos podría valorarse la necesidad de que seand ebatidos por todos y no por un sector de la sociedad...
      2do los casos de nepotismo, de corrupción o de abuso de autoridad etc etc etc estan mayoritariamente propiciados por las deficiencias administrativas del propio sistema económico.
      3ro afirmar que; realmente se están de hecho involucrando a toda la población es complejo y debatible pues en mi opinión las personas estan recibiendo lo que otros creen y aprueban como lo mejor, puesto que bastaría recordr las propias deficiencias del proceso en si mismo...

      • Modesta dijo:

        señor mío, usted dice y se contradice, que no se debate con todos, pero si se debate con todos es "complejo y debatible". Sea más coherente.

  • qbaneando.cubava.cu dijo:

    por ejemplo el Doc expuesto solo nos expone lo que todos sabemos y necesitamos "necesitamos ser eficientes" eso no requiere proceso de aprovación pues cualquier cubano debe coincidir... pero lo que no nos expone al menos con claridad ni mucho menos a profundidad es el; como vamos a conseguirlo!

    • el_joe dijo:

      Sería muy bueno que este espacio que brinda Cubadebate sirva también para el análisis de los documentos, y que nuestros comentarios se tengan en cuenta. Creo que un tema esencial que debe discutirse y analisarse, porque influye directamente en el desarrollo económico de nuestro país, es el de la motivación de nuestros profesionales. Es conocido que actualmente existe una gran migración de estos hacia el sector no estatal y en muchas ocaciones hacia el extranjero, provocado por los bajos salarios que perciben. Actualmente el salario básico de un Ingeniero es de 385 pesos. Valdría la pena preguntarse si no es más factible subir cuanto antes el salario básico a este importante sector como vía de motivar la permanencia, ya que el país está perdiendo más recursos con el exodo de profesionales.

      • qbaneando.cubava.cu dijo:

        revisar y mejorar el sistema de remuneración es urgente si pretendemos cambiar la realidad que obliga a no pocos a intregarse al fenomeno migratorio profecioanl y regional...
        Modesta; creo que urge someter a debate de todos y no de un unico sector, creo que lo merecemos y por supuesto habrían criterios totalmente opuestos... lo que es complejo y debatible es afirmar que; "se están de hecho involucrando a toda la población" pues dicha afirmación corre el riesgo de caer o ser comprendida como un parcial equivoco

  • Arturo Menéndez dijo:

    Interesante enfoque, con la debida profundidad y argumentación. Una vez mas argumentos sólidos de la necesidad imperiosa de una verdadera consulta popular. El asunto está en que los cuadros y funcionarios partidistas encargados de su organización y conducción tengan verdadera conciencia de su importancia y trascendencia y no caigan en el formalismo y en "matar" las discusiones. Muchos, lamentablemente, no han desarrollado suficientemente la capacidad de escuchar y de argumentar sin caer en la imposición y en ataque verbal contra los que expresen criterios, denuncias y argumentos "no cómodos" o que disientan de alguna manera de lo que generalmente se ha manejado u orientado. Los que abierta o solapadamente apostan por un nuevo anexionismo o por la vuelta al brutal capitalismo, no son ciertamente muchos, pero sí pueden manifestarse en el marco de estos análisis preocupaciones, inquietudes, denuncias y hasta propuestas valientes de cambios sustanciales en algunas políticas que pueden denominarse tradicionales y que para algunos pueden considerarse inamovibles. Escuchemos, analicemos, seamos capaces de participar en el debate enriquecedor, democrático, amplio ... Lo necesitamos, eso es parte de nuestra unidad en la diversidad, esencial para avanzar en el logro de los anhelos y propósitos que tanto merecemos.

    • Elio Antonio dijo:

      Hola Arturo:-)

      Creo que no es necesario que sean especialmente militantes los que conduzcan los debates; más bien deben personas con habilidades didácticas, bien preparados en política para este acontecimiento. No hay nada que obligue a la militancia ser los únicos "profesores".

      Saludos;-)
      desdeguantanamo.cubava.cu

  • Lorenzo dijo:

    En el presente artículo el Profesor Darío Machado expresa: La aguda crisis económica recesiva de origen externo tuvo efectos económicos, comerciales, financieros, psicológicos, ideológicos y políticos, sin que se produjera como consecuencia una crisis política en el país.
    Sin ánimo de insertar una polémica adicional al asunto tratado por el profesor en este párrafo ya que la historia del Periodo Especial es de todos los cubanos que la padecimos y como la gran mayoría del pueblo intervenimos de manera activa o pasiva en la misma, no quisiera que se soslayaran detalles en aras de reconocer y darle la justa medida a los actores y acontecimientos históricos que vivimos.
    Para ser preciso en el renglón donde se escribió “sin que se produjera como consecuencia una crisis política en el país”, cabría que haberle agregado “grave crisis política”. Porque si hubo una crisis política que desencadeno los hechos del 5 de agosto de 1994 y con posterioridad el éxodo masivo de los balseros; que fueron brillantemente enfrentados, por el quien no cabe dudas uno de los políticos más competentes, inteligentes y capacitado de la segunda mitad del siglo XX y principio del XXI, que es nuestro glorioso Comandante en Jefe. Sin que a nadie le quepa dudas, solo fue su visión táctica y estratégica del momento que se estaba viviendo, el nivel de convocatoria, el prestigio personal, el sentido de la urgencia y su decisiva dirección lo que evitó la gravedad de esa crisis política.

  • el socialismo real dijo:

    El Socialismo.

    Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.

    El socialismo constituye una etapa dentro de la Formación Económica Social Comunista, caracterizado por la transición de formas y actuaciones propias del capitalismo a otras propias de una sociedad socialista, donde el factor subjetivo y las prácticas políticas, con reconocimiento del papel de la ética y la educación constituyen puntos esenciales en la formación de la base técnica y material necesaria para el surgimiento de una sociedad nueva, sin clases.

    El socialismo, como régimen social, surge como resultado de la supresión del modo burgués (capitalista) de producción y de la instauración de la dictadura del proletariado. Está basado en la propiedad social sobre los medios de producción (estatal: de todo el pueblo). La propiedad social determina la inexistencia de clases explotadoras, de la explotación del hombre por el hombre, que las relaciones entre los trabajadores sean de colaboración amistosa y de ayuda mutua.

    Bajo el socialismo, se acaba con toda opresión social y toda desigualdad nacional, con la oposición entre la ciudad y el campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo físico.

    Sobre la base de la propiedad social, bajo el socialismo se desarrolla de manera planificada la economía nacional. El desarrollo y el perfeccionamiento de la producción social sirven para satisfacer, de manera cada vez más completa, las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo.

    La vida de la sociedad socialista se asienta sobre una amplia democracia; la incorporación de todos los trabajadores a la participación activa en la dirección de los asuntos estatales. El democratismo socialista garantiza tanto los derechos sociales –derecho al trabajo, al descanso, a la instrucción (educación) y al servicio médico (sanidad, atención médica) gratuitos, a disponer de lo necesario en la vejez, igualdad de derechos para la mujer y el hombre, para los ciudadanos de todas las razas y nacionalidades –así como las libertades políticas- las libertades de palabra, de prensa y de reunión, el derecho a elegir y ser elegido, en el marco de los fundamentos socialistas.

    Ley económica del movimiento de la producción socialista. El contenido de la ley económica fundamental del socialismo consiste en satisfacer de manera cada vez más plena las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo por medio del desarrollo y del perfeccionamiento incesante de la producción social.

    Bajo el socialismo, los trabajadores trabajan para si, para su sociedad; su interés colectivo y personal estriba en desarrollar por todos los medios la economía nacional, en incrementar constante y rápidamente la riqueza social del país con el fin de satisfacer las necesidades crecientes de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros. La conciencia de que cada individuo, bajo el socialismo, en vez de trabajar para los explotadores trabaja para sí, para el bien del pueblo, y construye la sociedad comunista.

    Estado de la sociedad socialista, parte política de la superestructura sobre la base económica del socialismo. El Estado socialista es un nuevo tipo de Estado que adviene en sustitución del Estado burgués y como resultado de la revolución socialista. El proceso de formación de la superestructura socialista ocurre en el transcurso de todo el período de transición del capitalismo al socialismo. El Estado del período de transición es la dictadura del proletariado. Es socialista por sus fines y objetivos, pues sirve de medio para la construcción del socialismo.

    La amistad de los pueblos constituye un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en la economía y en la democracia socialistas, en la ideología marxista-leninista del internacionalismo.

    El Partido Comunista representa, apegado a los principios del marxismo-leninismo y el ejemplo, la vanguardia rectora de la sociedad socialista hacia la construcción del comunismo.

  • rccc dijo:

    Yo, que soy un cubano que ya va para viejo con casi mis 67 años, estoy convencido “de hecho y de derecho” que “la gente piensa como vive”. Y resulta ser que los cubanos todos, tenemos resueltos desde hace muchísimo tiempo, muchísimos problemas básicos para la vida, dado por la interpretación y voluntad política del gobierno revolucionario cubano, como concepto de derecho humano a recibirlo por los cubanos, sin distinción, y garantizarlo por el gobierno. Recibir educación y atención médica universales y gratuitas se ha convertido en algo tan rutinario que pareciera que muchos cubanos no aprecian en su justo valor tales garantías y es como si se ignorara deliberadamente, por un segmento poblacional, la cuestión de que “se brinda gratis, pero cuesta” y no poco. Que en definitiva podrían incrementarse y perfeccionarse, pero ¿Cómo? La respuesta es fácil: ¡Creando riquezas! Claro que para eso hay que trabajar y no suave, sino trabajar duro todos los cubanos. No podemos soñar con un país próspero con gente que no pincha, y que solo hace hablar y quejarse y criticar y hablar porquerías. Los logros que exhibimos son resultado del trabajo de duro de mucha gente que se esforzó. No podemos ahora permitir el lujo de otorgarle espacios a los lumpen que solo hablan de internet para el ocio y el entretenimiento, creyéndose que tiene que producirle sus alimentos y vestuario sin aportar nada. Hay que preguntarse cada uno: ¿Cuánto es mi PIB; o sea, el que aporto a mi país? Y si tiene duda, pues preguntarle a alguna persona cercana que pueda ayudarle en esa determinación. Hay suficiente “taller” para todo el que quiera aportar. Lo que no se justifica es la inactividad o la inercia. ¡ Hay que producir coño!
    Los que soñamos con una Cuba mejor tenemos como principal desafío actuar en consecuencia al concepto de “que solo del trabajo emana la riqueza” y persuadir a todos esos que su PIB es solo hablar y hablar y muchas veces habla porquería a que se cambien el chucho y produzcan riquezas con su trabajo y esfuerzos para su pueblo. Eso es un concepto práctico, muy claro de socialismo. El que yo quisiera y por el que entregué lo mejor de mí durante mi desempeño laboral de 47 años en técnica de la caña de azúcar
    Gracias profesor Machado por sus siempre puntuales observaciones. Me es costumbre leer sus artículos de los cuales no me pierdo alguno.

  • PTPR dijo:

    Magnífico artículo de Dario Machado. Coincido al 100% con el comentario de Arturo Menendez y con la precisión que hace Lorenzo. Ya comenzó en proceso de consulta y analisis de los documentos del Congreso, En mi centro de trabajo se hizo la reunión con los militantes del nucleo del Partido y unos pocos trabajadores invitados; lo que me hace pensar que se mantiene la directiva de discutir los documentos solo con los militantes del PCC, la UJC y representantes de las organizaciones de masa. Parece que finalmente no se esta cumpliendo con el acuerdo de extender este analisis a "amplios sectores de la población", a pesar de que muchos delegados del Congreso incluso plantearon la necesidad de darle participación a TODO EL PUEBLO. Por favor, que alguien nos aclare al respecto. OTRA ACLARACION: en el documento de la Conceptualizacion no se hace ninguna explicación clara sobre el Periodo Especial; aunque a veces, al leer algunos parrafos, da la sensación de que se refieren a esa etapa como algo YA superado, que quedó en el pasado. Si es asi, debían aclararlo en el texto o precisar la fecha en que se terminó el Periodo Especial. Solo sabemos que su fecha oficial del inicio fue el 29 de agosto de 1990.

  • mabuya dijo:

    Ante todo felicito al autor de este artículo. Coincido en muchas cosas con él y es primera vez a mi juicio que alguien expone de esta forma, mucho más sincera y concreta, una parte de los desafíos y tendencias actuales en la sociedad cubana. Es verdad que resulta imprescindible un análisis más objetivo y menos cínico (para mí el triunfalismo y alabanza desmedida es cinismo) si se quiere realmente construir una Cuba mejor.
    Existen algunas partes del artículo que quiero comentar, coincida con ellas o no, en varios comentarios:
    1- “No es causal que cuando la sociedad cubana y sus instituciones avanzan en el propósito de construir un nuevo consenso en torno al socialismo y el desarrollo económico con justicia social incentivando la participación de todos y fortaleciendo la confianza mutua en nuestras propias fuerzas, arrecian las campañas propagandísticas dirigidas a debilitar esa confianza y el proceso de construcción de ese consenso.”
    No tengo claro que esa idílica etapa de consenso y desarrollo sea en la que estamos. En qué indicadores sociales, encuestas de opinión o resultados económicos (aclaro: microeconómicos, de poder adquisitivo familiar) basa el autor su afirmación? Tampoco tengo claro hayan arreciado campañas de ningún tipo, lo que considero es que han aumentado su efectividad o mejorado su enfoque, al dejar atrás rezagos de la guerra fría. Las campañas siempre han estado, de hecho más fuertes, compárese hoy con las campañas de cuando Girón o la operación Peter Pan o 1994, lo que ha aumentado es nuestra sensibilidad al efecto de las mismas, debido a una mayor cantidad de fuentes de información y una deficiente contra-propaganda oficial, que sigue con métodos de la guerra fría y lenguajes agotados en lo comunicativo. Continuaré…

  • Elio Antonio dijo:

    Hola:-)

    Mi preocupación radica en lo que ya introduje más arriba: La calidad del proceso de discusión o análisis de la Conceptualización y el Plan de Desarrollo.

    Pienso que en cada lugar debe desarrollarse ese proceso tal como si fuera una asignatura en la Universidad y llevado a cabo por individuos que solo se necesita, que tengan experticia en lo hacen. Que se creen las condiciones materiales para el estudio: nada de reuniones antes del medio día o antes de salir del trabajo. Nada de grandes auditorios; que se trabaje teniendo en cuentas las diferencias individuales. Que se repita el proceso donde sea necesario para eso hay tiempo de aquí a septiembre. Que se utilice la televisión profusamente en tal empeño. Que re obsequien el tabloide a las personas que menos ganan y menos cultura política puedan tener.

    La calidad de este proceso, deberá servir como estímulo, aliciente del pueblo para seguir confiando en su Revolución y Partido.

    Finalmente agregar: que se explicite, que la sociedad que debemos construir estará basada en una economía de los servicios, de los servicios profesionales; por tanto, el desarrollo de sistemas de gestión de información y conocimientos en una intranet, será decisivo para la sostenibilidad de la conciencia social.

    Saludos;-)
    desdeguantanamo.cubava.cu

  • juan carlos corcho vergara dijo:

    El articulo me parece interesante, nos recuerda con una visión crítica sucesos de nuestra historia reciente, pero a pesar de leerlo y releerlo, hay algunos aspecto que no me quedan claro y que me resultan contradictorio , primero la referencia que hace el autor al ´´igualitarismo´´ del inicio de la revolución, y al igualitarismo de los noventa ,el ´´igualitarismo´´ ,como lo llama el autor, de los inicios de la revolución ,yo lo interpreto y lo asumo como la utopía revolucionaria y necesaria para tratar de saldar la deuda histórica con la gran mayoría de nuestro pueblo negro , mulato y de blancos pobres , que no estaban en igualdad de condiciones sociales para aprovechar conscientemente todas las nuevas oportunidades que el triunfo revolucionario brindaba a todos los cubanos por igual, y el ´´igualitarismo´´ de los noventa, me queda más claro todavía, la marginalidad y la exclusión de siglos y que por demás se hereda, no se resuelve en unos pocos años y mucho menos sometidos a un férreo bloqueo, y agresiones constantes y la perdida de todo nuestro mercado internacional. El segundo aspecto que no me queda claro es cuando usted refiere ´´La moderación del poder del Estado en el enfrentamiento a aquellas contravenciones era en un sentido expresión de la identificación entre los intereses del Estado y de la sociedad y también la comprensión de que su superación definitiva tendría que venir de la mano de soluciones económicas y organizativas que entonces no se tenían suficientemente claras´´. Estas reflexiones a mí me sugieren que hubo complicidad del estado y las manifestaciones corruptas y las considero injustas,, porque al menos Fidel, que era el que más se dirigía al pueblo en aquel momento, las crítico y las repudio severamente, y nadie mejor que el, alertaba al pueblo de el daño moral y casi irreversible que esta orgia de corrupción y traidora de cuello blanco podría traer para nuestro proceso revolucionario en construcción. Y considero que si logramos salir de ese periodo especial sin la ocurrencia de una crisis política de mayor envergadura, fue gracias a la estatura moral, y a la sabiduría profética del comandante FIDEL y a la fidelidad de Raul y todos los lideres histórico de la revolución que se mantuvieron firmes y leales al lado del Comandante.

  • juan carlos corcho vergara dijo:

    En mi modesta opinión, el análisis crítico, equilibrado, pero justo y responsable de la historia del periodo revolucionario, es condición indispensable para asumir este proceso de conceptualización, con todo el realismo crítico revolucionario, y verdaderamente innovador , pero sobre todo patriótico e inclusivo.

  • Corona dijo:

    Hay algo que me preocupa en los futuros DEBATES sobre los documentos del VII Congreso del PCC.

    No es lo mismo decir: Se realizó el debate de estos documentos com la ASISTENCIA de 100 trabajadores, a decir se discutieron los documentos con la PARTICIPACIÓN de 100 trabajadores. O sea, el Pueblo debe opinar, participar activamente en los debates, no es permitir que quien dirija el debate lo encarrile por el camino que, según su critério, es el que debe prevalecer. Tampoco permitir que algunos critérios, diferentes a la falsa unanimidad a la que estamos acostumbrados, no sean escuchados y tomados em cuenta. La democracia socialista debe funcionar así, por critério del Pueblo, no por capricho ideológico de un supuesto cuadro político.

  • Guglielmo Tell dijo:

    Ir al fondo de los desafíos es llamar las cosas por su nombre, o como el propio Fidel lo había definido, decir la verdad es el primer deber de cada revolucionario. Y el mayor desafío es este: decir que la burocracia se convirtió en una oligarquía contra-revolucionaria y discutir cómo revertir el daño que ya le hizo a la Revolución.

  • juan carlos corcho vergara dijo:

    Las consecuencias de un desfalco por un burócrata a una empresa socialista no deben pagarlas los obreros, y los gobiernos tienen que ayudar con todo a recuperar esta empresa, y no hacerlo, implica dejarla a merced de las consecuencias políticas nefastas para la construcción del modelo socialista al que aspiramos los cubanos.

  • juan carlos corcho vergara dijo:

    ´´Esa labor consiste precisamente en promover el entendimiento y la asimilación consciente de la política, a la par que servir de canal para captar y viabilizar en todas direcciones las críticas, las valoraciones, los criterios, las propuestas de la población, garantizando que esas ideas enriquezcan los objetivos, los planes y su ejecución y que la asimilación consciente sea un camino de doble vía que realice un propósito fundamental del empoderamiento de las bases: el reconocimiento del derecho a ser escuchadas, a ser respetadas, a ser tenidas en cuenta y el derecho a tener la razón.´´ Reconocer críticamente que hasta el momento constituyen asignaturas pendientes y que no admiten espera por el bien de nuestro perfeccionamiento democrático y participativo, es decir socialismo próspero y sostenible o la conceptualización final que resulte de este proceso , pero está claro que debe otorgarse un mayor empoderamiento real y directo a las bases.

  • juan carlos corcho vergara dijo:

    Guglielmo Tell a propósito de tu comentario y con el que coincido totalmente
    Combatividad, vehemencia, acometividad, entusiasmo, energía, hoy en nuestra sociedad pareciera que estos términos son utilizables solo cuando nos referimos para exigirles y en no pocas ocasiones sobre exigirles a nuestros gloriosos deportistas la victoria a como dé lugar, hoy en día es muy común asociar este termino con empachao, atravesao,incomodo y peor aún y muy peligroso con el calificativo de chiva o chivato, chiva o chivato fueron , los traidores de nuestras gestas revolucionaria que se dedicaban a denunciar o chivatear a nuestros combatientes con los enemigos españoles y después con los esbirros de las diferentes dictaduras de turnos que sufrimos el pueblo cubano hasta el triunfo revolucionario del cincuenta y nueve ,apatía, indiferencia, indolencia, desidia, son términos que antagonizan con la combatividad y en esencia son desmovilizadores grupales y sociales,¿ y a quien o a quienes benefician estas actitudes?, en primer lugar a nuestro vecino y eterno beligerante del norte, por supuesto a nuestros enemigos domésticos declarados y confesos, y lo más vergonzoso a la burocracia simuladora y corrupta que finalmente son tan enemigos como el propio vecino norteño. Y adjunto, burocracia en si es un término no revolucionario porque obstaculiza, dificulta, complejiza cualquier empeño o proyecto desarrollador y si esta se alía al termino corrupta se convierte en una fuerza más devastadora que un cáncer en fase terminal.

Se han publicado 21 comentarios



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Darío Machado Rodríguez

Darío Machado Rodríguez

Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Filosóficas. Preside la Cátedra de Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

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