EEUU se afinca más en Colombia
Para Estados Unidos, ya sea con George Bush, Barack Obama o cualquier presidente, Venezuela con Hugo Chávez siempre será considerada una piedra en su camino para tener un absoluto control sobre América Latina y sus vastos recursos naturales.
El Consejo de Inteligencia Nacional ya la incluyó, junto con Bolivia y Ecuador, en su informe "Las Tendencias Globales: 2025" como integrante del "Arca de Inestabilidad" en el mundo, debido a la ola de contagio por la simpatía que produce el populismo de Chávez entre los desposeídos del continente, incluyendo en los Estados Unidos. En el mismo Nueva York los trabajadores de Stella D'Oro de Bronx pidieron al presidente Chávez durante su reciente visita a Naciones Unidas, comprar esta compañía.
El fenómeno Chávez produce miedo porque su personalidad, ideas, palabras y acciones hace que la gente pierda miedo a los que pretenden ser dueños del mundo.
Fracasado su intento del golpe de estado en el 2002, los servicios de inteligencia de Estados Unidos decidieron involucrar a Colombia, con su fiel aliado y servidor incondicional Álvaro Uribe, quien la semana pasada entregó a Norteamérica sus siete bases militares empeñando con este gesto la soberanía de su país. Se cumplió así la profecía de Jorge E. Gaitán: "en este país el gobierno tiene para el colombiano la metralla homicida, y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro norteamericano".
Los pretextos de la lucha contra el tráfico de droga y las FARC son puras ilusiones. Un documento del Departamento de Defensa norteamericano señala que las bases colombianas ofrecen un "completo espectro de operaciones en una región bajo amenaza de gobiernos anti Estados Unidos".
La participación de Colombia en la lucha encubierta contra su vecino Venezuela facilita enormemente los planes de Washington de romper el ALBA, aislar a Chávez y finalmente poner fin a su gobierno. Con una mano, EE.UU. dirige una tenaz y despiadada campaña mediática mundial contra Chávez acusándolo de todo, inclusive de cercanía a bin-Laden, Hezbolla, las FARC etc, etc, y con la otra mano manipula a Colombia para realizar el sucio trabajo de espionaje y terrorismo paramilitar en el territorio venezolano, y con miras a Ecuador, Cuba y Bolivia.
De acuerdo a documentos divulgados del Departamento Administrativo de Seguridad del Servicio de Inteligencia Colombiano (DAS), este país estaría desde el 2002 participando en operaciones de espionaje diseñadas por el jefe de la CIA en Bogotá, Michael Steere y codificadas como "Falcón" y "Las Tenazas" contra Venezuela, "Salomón" contra Ecuador y "Fénix" contra Cuba.
Se ha denunciado que no escatiman recursos para tratar de asesinar a Chávez, utilizando paramilitares colombianos o para comprar a militares venezolanos, empleando agentes de la DAS. Esto lo confirma el arresto de varios de sus agentes en Venezuela en las pasadas semanas. Con el nombramiento del expulsado de Bolivia embajador Philip Goldberg, como Jefe de Inteligencia del Departamento de Estado, se incrementó el terror de paramilitares colombianos en los estados fronterizos, como la reciente masacre de nueve jóvenes colombianos, un venezolano y un peruano en Venezuela, en Táchira y, por supuesto atribuida por la prensa globalizada, al gobierno venezolano.
Como Chávez no es tonto, desde el anuncio de las bases empezó a formar las milicias y armar a su pueblo, no le queda otra.
OBAMA ES OTRO ESLABÓN DE LA MISMA PERFIDIA
Se agotan todas las indulgencias y, también, las esperanzas.
La revalidación de las bases militares en Colombia por parte del Presidente yanqui, no hace más que confirmar lo acertado de las sospechas en todo el hemisferio hacia su persona.
No hay una medida en su gestión que permita suponer el “progresismo” que se le había asignado. Obama es una figura del establishment yanqui, una carta escondida en el mazo de barajas que logró disolver por un tiempo todas las brutalidades de su antecesor con una cortina de humo hábilmente pergeñada.
Pero la mascarada ha llegado rápidamente a su fin. Obama es la continuidad de Bush con otra apariencia. Nada debemos esperar con respecto a Cuba. Él no va a dar un paso en la dirección ansiada. De haber sorpresas, seguramente no serán halagüeñas. La colonia mafiosa de Miami le tiene el ojo puesto sobre la nuca y, de ninguna manera, él los va a defraudar rediseñando políticas que abran paso al fin del bloqueo infame a la isla del socialismo.
Seguirá alimentando guerras, confabulaciones siniestras en la América latina y apostando a favor de los Uribe y cualquier otra variante de derechas que pueda surgir, como en Honduras.
Debemos mirar con sumo recelo lo que están haciendo. Seguramente, en los corredores secretos del Pentágono, ya está diagramada la invasión militar paulatina en todos aquellos lugares que el otro sátrapa había designado como “oscuros rincones del planeta”.
Por lo visto, la ilusión logró instalarse en mucha gente. La creencia que el Presidente negro significaría un cambio integral en las actitudes del imperio se está desmantelando día a día. Los “halcones” son los que mandan y Obama un peón obediente en el tablero imperial.
Cualquier gobierno decente -ante la reciente votación en la ONU con respecto a Cuba y el bloqueo-, hubiera realizado un mea culpa y habría modificado de inmediato su posición.
Por lo visto, los “dueños de la democracia y la libertad” hacen caso omiso al mundo entero. Su diplomacia se basa en la prepotencia de las armas y el dinero. Todo para respaldar los intereses de sus pulpos económicos. El imperio es ciego, sordo y mudo con respecto a los anhelos pacifistas de la Humanidad. La guerra es su bandera, el saqueo y la esclavitud, sus propósitos. Obama, un gran farsante. A los hechos debemos remitirnos.
Y, además, prepararnos para ponerle una pared a lo que están planeando. No va a ser con bonitas palabras que se frenarán las agresiones que se vienen.
Todo cierra en el panorama de los próximos años para poder vaticinar la proyección militar de los yankees en la América del Sur. Ellos están diseñando un plan para dentro de 20 años. Lo van a llevar a cabo minuciosamente e irán avanzando tratando de voltear gobiernos verdaderamente progresistas por medio de su arma predilecta: los golpes de Estado, los crímenes selectivos y la penetración de su dominio económico.