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La democracia de la macana

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No puedo quitarme de la cabeza a la joven estudiante de la escuela secundaria de Canóvanas, ensangrentada luego de haber sido macaneada por uno de los canallas de la llamada Fuerza de Operaciones Tácticas de la Policía.

No se precisa mucha técnica para golpear por la espalda a una joven estudiante desarmada.  En los noticiarios vimos otros jóvenes  ensangrentados.  ¡Quieren creerme que había policías con armas largas!  Ni que estuvieran confrontando a un ejército armado, y no a unos adolescentes que protestaban por el despido injusto del empleo de sus padres. Viendo lo que vi recordé el crimen en el Cerro Maravilla donde esa misma policía asesinó cobardemente a dos jóvenes independentistas, y recordé la Masacre de Ponce, de la cual mis padres fueron sobrevivientes y en la cual una niña fue ametrallada por la espalda por esa misma policía, bajo las órdenes del nefasto general Blanton Winship, gobernador colonial en ese entonces.  También recordé el asesinato de la joven universitaria Antonia Martínez cometido por otro policía durante una huelga estudiantil (creo que el alcalde Chemo Soto sabe del caso pues se dice que él era uno de esos policías, al igual que aquel otro alcalde llamado El amolao).

Son esos abusos los que llevan a los pueblos a buscar armas para defenderse. En días pasados la policía no solo atropelló salvajemente a los jóvenes estudiantes de la escuela secundaria de Canóvanas, sino que también los acusaron y los llevaron a los tribunales -en un intento por convertirlos de víctimas en victimarios-  cuando quienes deben ser acusados y llevados a los tribunales por lo crímenes cometidos son los policías.  Para colmo, dicen los agentes policíacos que seis de ellos resultaron heridos, cuando los únicos que aparecían ensangrentados eran los estudiantes.  ¿Cuándo llegará  el día en que la policía deje de servir de gatilleros de los adinerados, de los banqueros y los politiqueros y se ponga de lado del pueblo? ¿Es que no saben que quien les pone el arroz y las habichuelas en la mesa -a ellos y a sus hijos-  es el pueblo? No son los políticos ni los banqueros quienes les pagan su sueldo, sino ese mismo pueblo que ellos atropellan. Si los trabajadores no pagaran contribuciones, ¿de qué vivirían los políticos y los mismos policías?

Vuelve a pasar por mi mente la imagen de la niña ensangrentada.  Creo que el Colegio de Abogados y la Comisión de Derechos Civiles deben presentar acusaciones contra los canallas que cometieron esos abusos criminales contra los estudiantes de Canóvanas para que, por lo menos, el pueblo vea la cara de los abusadores y, si estos tienen hijos, que esos hijos también les vean la cara.

Me es duro pensar que existen seres humanos capaces de tanta maldad, de tanta cobardía.   Me pregunto, ¿no sería que esos policías estaban desquiciados?  Por supuesto, la responsabilidad de lo sucedido en la escuela secundaria de Canóvanas va mucho más allá de los policías.  Estos fueron únicamente los gatilleros.

Más culpables que los policías son los individuos que componen la nefasta Junta de Reconstrucción Económica y Fiscal (JREF) -que ha echado a la calle a miles de trabajadores-, la legislatura colonial que pasa leyes antiobreras, Fortuño, Rodríguez Ema-Pujadas y el agente Figueroa Sancha; y más arriba de estos, los llamados desarrollistas y especuladores de adentro y de afuera del país; y, por sobre todos ellos, los bonistas de Wall Street y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los pueblos deben conocer los verdaderos culpables de sus crisis para así poder encontrar las soluciones.

Por supuesto, nuestro problema principal es el coloniaje. Desde 1898, en Puerto Rico ha habido un solo gobierno: el gobierno estadounidense.  A fin de cuentas, es el mayor responsable de nuestra situación.  Sus intereses económicos han destruido nuestra economía nacional.  Cada año son miles las quiebras de negocios puertorriqueños.  Esos negocios eran los que mantenían la economía boricua pues el dinero se quedaba en Puerto Rico.  Ahora el dinero se va para los Estados Unidos (se llevan alrededor de 33 mil millones de dólares anualmente) a través de los negocios gringos establecidos en Puerto Rico.  También ayudó a provocar esta crisis la venta de empresas nacionales tales como la compañía telefónica, las navieras, hoteles, la empresa productora de jugos Lotus, entre otras (durante la administración del gobernador colonial Pedro Roselló y su zar de las privatizaciones, Rodríguez Ema-Pujada), perdiendo así el pueblo recursos millonarios.  Este esquema de privatizaciones es lo que el FMI, a través del gobierno colonial de turno, intenta implantar en la actualidad, dejando así al pueblo puertorriqueño cada vez más pobre y con menos recursos e empujándolo aún más a la dependencia y el limosneo.

Con más que razón el pueblo se tira a las calles a defender su trabajo y sus derechos.  Los trabajadores son los que producen la riqueza que los adinerados acaparan. Para seguir quedándose con esa riqueza producto del esfuerzo de los trabajadores los encopetados usan las fuerzas de represión hasta cualquier extremo, como vimos recientemente cuando se tomó por asalto una escuela secundaria y se atacó a los hijos de los trabajadores con armas largas, gases lacrimógenos, gas pimienta y, por supuesto, la macana.

Las amenazas a Fortuño son de mentira, como bien lo sabe el FBI, pero no así las amenazas a los trabajadores.  Con los ojos abiertos, ¡pa´lante siempre!

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Rafael Cancel Miranda

Rafael Cancel Miranda

Es un independentista puertorriqueño, sentenciado en 1954 a una cadena perpetua en los Estados Unidos por atacar, acompañado por Lolita Lebrón, Andrés Figueroa e Irvin Flores Rodriguez, el Congreso de EEUU para llamar la atención internacional sobre el caso colonial de Puerto Rico. Bajo presión internacional, el Presidente Jimmy Carter les concedió la amnistía en 1979, después de 25 años en prisión. Andrés Fiqueroa Cordero había fallecido en prisión antes del indulto presidencial.

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