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El imperio convierte en marcars a Simón Bolívar y la Revolución Cubana

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 "Muchas personas en el mundo carecen no solo de libertad de pensamiento sino también de la capacidad de pensar, porque ha sido destruida. A miles de millones de seres humanos, incluido un gran porcentaje de aquellos que viven en sociedades desarrolladas, se les dice qué marca de soda deben tomar, qué cigarros deben fumar, qué ropa y zapatos deben usar, qué deben comer y qué marca de comida deben comprar. Las ideas políticas se las suministran de la misma forma". 
Fidel Castro, 1 de junio de 2000

"... tal vez sea el mayor triunfo del mercado el haber corrompido nuestros más preciados discursos acerca de nosotros mismos con el vocabulario del mercado". 
Leon Wieseltier, 12 de marzo de 2008

En 2007, antes de partir para América Latina, George W. Bush habló a un público de gente de negocios de habla hispana en la ciudad de Nueva York donde alegó que él era "Bolivariano" e hijo de Simón Bolívar. [1] Algunas personas sencillamente no entienden al gobierno de los Estados Unidos y su política exterior, por lo que quedaron desconcertados y preguntaron : ¿Cómo puede George llamarse a sí mismo 'hijo de Bolívar'?

La respuesta es sencilla: convirtiéndolo en una marca. Convertir las cosas en marcas se ha hecho global y es el arma fundamental del marketing norteamericano. Antiguamente se convertían en marcas los bienes de consumo tangibles. Hoy las marcas no conocen fronteras. Las marcas se aplican ahora a personas, instituciones y organizaciones políticas hasta llegar a los gobiernos nacionales.

Ahora las naciones son marcas, según la lógica del capitalismo del siglo XXI. Uno puede comprar o vender la nación como marca. Simón Bolívar, José Martí, Che Guevara y Fidel Castro son sólo personalidades históricas implicadas en luchas anticoloniales. Existen ahora como marcas, marcas registradas y logos. En otras palabras, como formas de recordar productos. Emular o despreciar a estas personalidades históricas es una cuestión de marketing. Las marcas, nos dicen, venden la identidad, el conocimiento de uno mismo manufacturado. También son cascarones vacíos que podrían usar referencias históricas carentes de contenido histórico.

Ya en 1883 Andrés de la Morena, de Venezuela, patentó una bebida para mejorar el apetito; la llamaron Bolívar. Diez años más tarde un empresario francés registró los derechos de un perfume con el nombre de "Agua del Libertador". No obstante, los nombres de marca se mantuvieron como un fenómeno de menor importancia entre algunos productores de tabaco de América del Sur. Eso ha cambiado.

Según la lógica del marketing, si Hugo Chávez o Fidel Castro venden sus productos revolucionarios al invocar con éxito el nombre de personalidades históricas en su marketing político, entonces el capitalismo norteamericano puede apropiarse del nombre de marca y sacarle dinero además. Después de todo, ya se hizo con Radio Martí y TV Martí. Martí es también el verdadero súper ron de primera "mojito licor", que con "lima natural y menta" se convierte en "libertador de Cuba", por supuesto propiedad de la Compañía de Bebidas GFY de Nueva York. [2]

El libertador venezolano era un perfume; el de Cuba resultó un ron. En ambos casos, historia y símbolo utilizados para ganar dinero.

En Foggy Bottom, Capitol Hill y el 1600 de la Avenida Pennsylvania, la política exterior es meramente una cuestión de marketing y marcas apropiadas y si se trata de algo actual, mucho mejor.

El 11 de marzo de 2008, el Wall Street Journal publicó de Michael Casey, jefe de la agencia Dow Jones Newswires en Buenos Aires, un artículo titulado "Brand Cuba" (Marca Cuba) En el que el autor escribió: "Cuando el reinado de Fidel Castro en Cuba se acerca a su largamente demorado final, nos preguntamos cómo un líder con tan pésimos registros económico pudo conservar el poder durante medio siglo." [3]

¿La respuesta? El periodista de economía devenido deconstructionista postmoderno afirmó: "si miramos la maquinaria política de Castro a través del prisma apolítico del mercado, podemos atribuir su permanencia a un concepto que es ajeno a su retórica socialista y profundamente arraigado en el sistema capitalista norteamericano que él alega despreciar: las marcas. El "éxito" político de Castro es un caso de estudio del manejo de la economía de la información mundial".

Pero, ¿cómo es posible? La respuesta: "Se trata, por supuesto, de una "Cuba" construida, que apenas guarda relación con la Cuba real y su estructura social y económica cada vez más injusta y disfuncional. Pero a los administradores de marcas habilidosos casi nunca los detiene una divergencia de la realidad". Verán, todo el planeta se encuentra habitado por tontos e idiotas mientras que las únicas personas que comprenden la realidad del mundo son aquellas que manipulan las imágenes Según el artículo del WSJ, el régimen revolucionario ha sobrevivido porque "Castro ha gozado durante largo tiempo de una gran habilidad para manipular la información y las imágenes en interés de su autopromoción."

Existen numerosas empresas capitalistas en el mundo hoy involucradas en "convertir en estados naciones en marcas". De hecho hay una publicación que se dedica a la "ciencia" llamada "Place Branding and Public Diplomacy" (Conversión de Lugares en Marcas y Diplomacia Pública). La publicación se describe a sí misma de la siguiente manera: "Place Branding and Public Diplomacy es una publicación nueva, la primera en concentrarse en la práctica de aplicar la estrategia de marcas y otras técnicas y disciplinas de marketing al desarrollo económico, social, político y cultural de ciudades, regiones y países". [4]

La política exterior de un país se puede comercializar como si se tratara de un paquete de tortillas o de hojuelas de maíz. Lo único que hace falta es el reconocimiento del nombre de marca. [5] Por el momento, se han clasificado 35 países y los EUA bajo George W. no encabeza la lista.

Simon Anholt, el gurú ideológico de convertir las naciones en marcas, nos dice lo siguiente: "Yo siempre he sostenido que la visión del mundo basada en el mercado, a la que es mayormente atribuida la teoría de convertir los lugares en marcas, es un modelo intrínsecamente pacífico y humanístico para las relaciones entre las naciones. Se basa en la competencia, en opciones de consumo y en poder de consumo; y estos conceptos se hallan íntimamente relacionados con la libertad y el poder del individuo. Por este motivo, parece mucho más probable que conlleve a una paz mundial duradera que un arte de gobernar basado en el territorio, el potencial económico, las ideologías, la política o la religión". [6]

La verdadera política exterior de un país o sus consecuencias no interesan a estas personas; lo que cuenta es lo que perciben las personas y eso es simplemente una función de marketing. Si Bolívar vende al sur de la frontera, pues entonces aprópiese de su memoria e imagen, alegue ser Bolivariano y siga cobrando las ganancias. Si la United Fruit pudo apoderarse de un país centroamericano entero, ¿por qué no hacer lo mismo con la historia de un país? Para parafrasear a Earl Shorris en the Age of Information (la Era de la Información), esta última no es "la precursora del conocimiento; [es] la herramienta de los vendedores". [7]

Eso es lo que los colonialistas e imperialistas suponen, creen y esperan que sea verdad, más los latinoamericanos actúan en base a sus propia historia y sus propias necesidades. Caveat venditor [Tenga cuidado el vendedor].

Quisiera expresarle mi agradecimiento a mi amigo Ned Sublette, que me brindó sugerencias y comentarios muy útiles.

Traducción al español para Cubarte de René Cruz Fernández .

 Notas.

[1] 03/06/078 - Washington Post - Bush Prepares for Trip to Latin America As Counter to Chávez (Bush se prepara para un viaje por América Latina como opositor de Chávez) A11.

[2]http://www.findownersearch.com/brand/4207579/

[3] 03/11/08 - Wall Street Journal - Brand Cuba, A21.

[4] http://www.placebranding.com/

[5] http://www.nationsbrandindex.com

[6] "Is Place Branding A Capitalist Tool?" [¿Convertir los lugares en marcas es una herramienta capitalista?], Place Branding (2006) 2, 1-4]. Del mismo autor: Competitive Identity: The New Brand Management for Nations, Cities and Regions [Identidad Competitiva: La nueva administración de marcas para naciones, ciudades y regiones], Palgrave Macmillan, 2006. Hay muchos otros: de Eugene D. Jaffe, National Image & Competitive Advantage: The Theory and Practice of Place Branding [Imagen nacional y ventaja competitiva: La teoría y la práctica de convertir lugares en marcas], Copenhagen Business School Press, 2006; de Keith Dinnie, Nation Branding: Concepts, Issues, Practices [Convertir naciones en marcas: conceptos, problemas, prácticas], Butterworth Heinemann, 2007

[7] Citada por Thomas Frank en "The New Gilded Age" [La nueva edad de oro] en The Business of Culture in the New Gilded Age: Commodify Your Dissent [El negocio de la cultura en la nueva edad de oro: comodifica tu desacuerdo], de Thomas Frank y Matt Weiland, Nueva York, W. W. Norton, 1997, p. 23.
 
Fuente: Cuba-L Direct (Albuquerque)

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Nelson P Valdés

Nelson P Valdés

Profesor Emérito de la Universidad de Nuevo México. Es el director del Cuba-L Project.