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Estados Unidos, gran derrotado en Consejo Derechos Humanos

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Ginebra, 1 abr (PL) Un balance del recién finalizado IV Período Ordinario de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos, celebrado en esta ciudad, demuestra que Estados Unidos y sus aliados fueron los grandes derrotados en esta cita internacional.

Aunque el Consejo deberá continuar hasta el mes de junio las negociaciones indispensables para determinar la definitiva construcción institucional de la instancia, un análisis del resultado de las plenarias y las resoluciones aprobadas confirman lo anterior.

Sin ser miembro del órgano por ni siquiera reunir el pasado año los sufragios necesarios para ello, Washington usó repetidamente el derecho de palabra durante las plenarias y fue representado a la hora de las votaciones fundamentalmente por la Unión Europea.

Pero la política trazada desde la Casa Blanca para influir en las decisiones a adoptarse en Ginebra sufrió, desde el primer momento, importantes reveses.

El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, denunció, en el segmento de Alto Nivel, planes norteamericanos para retrasar definiciones sobre métodos y formas de funcionamiento del Consejo que deben diferenciarse de los utilizados por su predecesora, la Comisión de Derechos Humanos.

Esa instancia desapareció en medio de la falta de credibilidad acumulada por permitir su utilización en las campañas contra países del Sur, basadas en el uso del doble rasero y la selectividad a la hora de analizar la situación de derechos humanos.

Ahora se pretendía- y aún no ha cesado ese peligro- impedir un acuerdo sobre la construcción institucional del novel Consejo que, por instrucción de la Asamblea General de la ONU, debe culminar antes del próximo 18 de junio.

La denuncia de Pérez Roque puso el tema sobre la mesa, por sus argumentos de la imposibilidad de aceptar que la nueva entidad naciera afectada por los mismos vicios de la defenestrada Comisión, sólo para complacer los deseos de control por Estados Unidos.

Posteriormente, los debates realizados golpearon seriamente las posiciones de ese país y sus aliados en temas importantes como la situación en la región de Darfur, asunto en el cual se pretendió lanzar todas las inculpaciones al gobierno de Sudán.

Era tal el interés en ese sentido que el informe que ellos apoyaron de la comisión designada, disminuida en dos de sus miembros por diferencias de enfoque y sin visitar Darfur, sugería hasta la participación de una fuerza militar ajena a la de la Unión Africana.

En definitiva, la Unión Europea, que compartía las posiciones norteamericanas, debió llegar a consenso con la propia Unión Africana y los países árabes, para lograr una resolución en la cual participaran todas las partes a favor de una solución al problema.

En este tema también intervino Cuba, por boca del embajador ante los organismos de la ONU en Ginebra, Juan Antonio Fernández, para subrayar que, entre las razones fundamentales de la crisis, debía colocarse la herencia de siglos de coloniaje y explotación.

En los informes sobre la desaparición forzada de personas y las torturas, violaciones flagrantes de los derechos humanos, se reflejaron las denuncias sobre las prácticas estadounidenses en ese sentido.

Las detenciones ilegales en distintos países y los vuelos secretos de la CIA con esos prisioneros al denunciado centro de reclusión y torturas en la base naval de Guantánamo, se repitieron ante el plenario y fueron base para aprobar también una resolución.

Por 32 votos a favor y 12 en contra, el plenario adoptó un proyecto cubano pidiendo al Alto Comisi onado de la ONU para los Derechos Humanos, prestar atención al acuerdo sobre la violación de esas prerrogativas mediante medidas coercitivas unilaterales.

Otro tanto sucedió con la propuesta relativa a la lucha contra la difamación de las religiones, al parecer nada del gusto de las potencias occidentales, y sancionada positivamente en definitiva.

El documento expresó preocupación del Consejo por manifestaciones de intolerancia y discriminación en cuestiones de religión o creencias y la campaña de difamación contra las religiones y minorías musulmanas después del atentado en Nueva York, el 11 de septiembre del 2001.

A esos traspiés de la política diseñada por Estados Unidos para esta reunión deben agregarse las menciones contrarias al bloqueo norteamericano a Cuba y su derrota en la votación de una propuesta china sobre perjuicios de la mundialización en países pobres.

Finalmente, en el propio plenario, se escuchó la voz de familiares de los cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas, que subrayó lo injusto de sus condenas y de las negativas de visados para las visitas de sus esposas, madres e hijos.

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Javier Rodríguez

Javier Rodríguez

Periodista cubano. Es el corresponsal de Prensa Latina en Madrid.

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